━𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕
Glosario del capítulo
Skjaldmö: también llamadas doncella escudera. Eran una mujer guerrera en la mitología nórdica.
Jouhikko: es un instrumento musical. Es un tipo de lira violín de 3 cuerdas. Su origen se remonta entre los siglos XV y XVI, De origen escandinavo, y mas específicamente Vikingo.
skeggöx: era uno de los varios tipos de hachas utilizados por los vikingos.
Tagmata: era un tipo de unidad militar. Fueron unidades de élite creadas por el emperador Constantino V , y comprendieron la columna vertebral del ejército del entre los siglos VIII y XI. Se confiaba a los Tagmata la seguridad del emperador y del palacio imperial, pero formaban también el núcleo de las expediciones de campaña. Eran las tropas más preparadas y mejor pagadas del ejército bizantino.
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EL VIENTO GOLPEA MI ROSTRO CON SUAVIDAD, CASI COMO UNA CARICIA. El olor, y el sonido del mar llegan de la misma forma. Mi cuerpo se sorprende al percatarse en el lugar que me encuentro. Mis pies están rodeados de arena.
El sol quema mi piel, y el calor insoportable del mediterráneo me invade.
Reconozco el lugar, y la playa que está delante de mis pies. Giro mi cuerpo para observar mi casa donde viví con Alessio. La pequeña choza llega a mi campo de visión, como una bella alucinación. No es real. No estoy en Constantinopla. Sé que es un sueño, pero aun así, mis pies corren a la pequeña choza.
Quiero verlo. Debo verlo una vez más, aunque sea en sueños.
Entró a la casa abriendo la puerta con fuerza, pero no estaba allí. Inhalo el olor a hierbas de la pequeña choza y mis ojos observan que todo está de la misma forma que estuve por última vez. Estoy tentada a llorar.
No tengo la fuerza para dar un paso más en la casa. Mis pies se alejan del lugar que alguna vez fue mi hogar.
—Eira. —Y la voz de mi amado llega a mi oído como una dulce melodía.
No me atrevo a dar vuelta mi figura. Tengo miedo...
—Eira. —Su voz se alza acompañada con el tacto de su mano en mi hombro.
Por Freyja.
El sueño se siente real.
Su mano baja por mi brazo. Acariciando con las yemas de sus dedos la piel de mi brazo desnudo.
—Mírame.
No dude.
Giro mi cuerpo para conectar mis ojos en su rostro. Aquel rostro perfecto, que admiraba cada vez que tenía la oportunidad. Levanto mi mano para acariciar la piel de su mejilla. Su piel morena brillaba a la luz del sol. Observó que su cabello se torna del color de la miel, y sus ojos son más azules de la última vez que los vi.
Luce perfecto.
La belleza mediterránea perfecta.
—¿Aún sigo aquí? —La mano de Alessio se mueve para posicionarla en mi torso. Allí donde late mi corazón. Un corazón inquieto desde que él apareció en mi sueño.
—Siempre —contesto borrando cualquier distancia que existe entre nosotros. Mi figura se estampa en el suyo buscando aquel anhelado abrazo.
Soy capaz de oler el mar a través de sus mechones rubios.
Desconozco el tiempo que permanecemos abrazados, pero sé que no es suficiente. No quiero separarme y alejarme de su calidez. Allí, junto a su cuerpo me siento a salvo. Estuve equivocada todo ese tiempo. Kaupang no es mi cobijo, es él.
—Algún día los hilos de tus nornas unirán nuevamente nuestros caminos...—Me aferro con fuerza a su cuerpo sintiendo como el sueño se está desvaneciendo.
Escucho la voz de Eivor y las órdenes de Lambert, tan cerca que maldigo sus presencias.
—No. No te vayas —musito al notar como la fuerza de mi agarre se debilita. Nuestras figuras se separan, aunque mis dedos traten de evitar la lejanía. Observó el brillo de sus ojos azules, tan similares al esplendor del mar en la mañana.
—No me iré. Estoy aquí, y aquí —señala Alessio alzando su mano para tocar el collar y en el lugar donde late mi corazón—. Siempre.
—Siempre —repito sus palabras cuando su voz se convirtió en un susurro.
La visión de Alessio en la playa de Constantinopla desaparece de un momento a otro. Y la imagen del techo de mi hogar en Kaupang aparece para devolverme la realidad.
Las lágrimas empiezan a caer por mi rostro. Una tras otra sin detenerse. Un llanto silencioso se presenta mientras el sonido del traslado del pueblo a Kattegat acompaña mi dolor.
Mi figura se levanta aunque no quiero hacerlo. Aunque el deseo de mi cuerpo es quedarse acostada en aquel rincón de la casa y seguir llorando al hombre que perdí en mis sueños.
Los golpes en mi puerta distraen la tristeza de mis pensamientos. Se que es Eivor, siempre es la primera en golpear mi puerta.
—Entra, Eivor —murmuró con desgana tratando que las lágrimas se detengan.
—No es Eivor.
Oh. Por supuesto que no lo era.
La imagen del hijo primogénito de la reina Aslaug aparece en el umbral de mi hogar con una sonrisa. Un gesto que solo dura unos momentos.
—No llores. Kaupang no es un asentamiento, es el pueblo que han creado. Todos ustedes son Kaupang. No debe entristecerse.
Las dulces palabras de Ubbe Ragnarsson logran que mis ojos se inunden de lágrimas, y aquel silencioso llanto realiza ruido. Pero el sonido de mi llanto llega con el abrazo del príncipe. Logró sentir como las manos del príncipe acarician mi cabello con suavidad y me atraen para apoyar mi cabeza en su torso.
Quizás en algún momento me hubiera negado aquel tacto, quizás. No estoy segura. La presencia de Ubbe me perturba al punto que mi cuerpo y mi mente actúan diferente. Como en este momento, que me dejó consolar por el príncipe. Sus brazos rodean mi cuerpo con calidez.
El tiempo transcurre con mi cabeza apoyada en el torso del príncipe. Y el llanto se calma al sentir los dedos de él por mi cabello. Una caricia leve, pero lo suficiente para que mi pena desaparezca al sentir una extraña calidez de su cercanía.
Estoy cómoda a su lado.
—Gracias —agradezco cuando mi cuerpo se alejó dos pasos del suyo. Una de sus manos bajó por mi brazo acariciando con las yemas de sus dedos el tejido del vestido. Su gesto tan similar al de Alessio en mis sueños logra que suelte las últimas lágrimas.
—¿Por qué? Al parecer mis palabras no han tenido el efecto que deseaba —señala el príncipe subiendo nuevamente su mano para limpiar las lágrimas que caen por mis mejillas—. Ha provocado lo contrario.
Niego con mi cabeza.
—He tenido un sueño que me ha... —abatido, quise mencionar, pero mi boca tembló ante la pena de la imagen de Alessio de mi sueño.
—¿Sus padres? —Me alejo del cuerpo del príncipe y de sus cálidas manos cuando escuchó su pregunta. Vuelvo a negar con mi cabeza.
—No. Del hombre que ame.
¿Por qué lo mencione en pasado? ¿Por qué me interesa que aquel comentario no disminuya el interés del príncipe en mi? No lo quiero entre mis piernas, pero deseo que sus ojos aún estén en mi, removiendo cosas que imaginaba que estaban muertas.
—Al parecer le interesas al príncipe —añadió Eivor cuando se sentó a mi lado. A pesar del ruido y de la música del banquete de despedida soy capaz de escuchar la dura voz de la antigua Skjaldmö.
—Ha venido ayudar al pueblo, no a mi —aclaro frunciendo mi ceño molesta por las palabras de Eivor.
—El príncipe ayuda al pueblo por ti —añadió Seren al momento que su viejo cuerpo se posiciona al lado mío. Ambas se sientan a mis costados, clavando sus codos en mis costillas acompañado aquel gesto con una sonrisa—. No lo puedes negar. Sus ojos te buscan.
Las tres buscamos al causante de aquella extraña conversación. La figura de Ubbe está a una corta distancia de nosotras. Él está reunido con su hermano Hvitserk y Lambert alrededor del fuego. Su cuerpo está girado hacia ellos, pero sus ojos están en mi. Sus penetrantes ojos azules ni siquiera pestañean cuando nuestras miradas se conectan. Si él tiene algún interés en mí, no lo oculta.
—Él perderá el interés en algún momento —musitó para las mujeres que están a mi lado—. Todos los hombres pierden el interés hasta que llega una más hermosa y joven.
Giro mi cuerpo para volver a posar mis ojos en el vaso de hidromiel que están en mis manos.
—El hombre que te dio el collar, ¿perdió el interés? —La pregunta de Eivor provocó que mi cuerpo girara con violencia a su dirección—. No lo perdió, ¿no es así?
—¿Qué hombre? —pregunta Seren con interés.
—Un hombre de Constantinopla. Aquel que tiene el corazón de nuestra curandera —señala Eivor.
—¿Estás casada? —pregunta Seren. No la veo, pero sé que está sorprendida por la nueva información que obtiene de mí.
Negué con mi cabeza.
—No quiero hablar de él, Eivor —pido—. Prefiero hablar del príncipe, si lo que deseas es hablar de hombre.
—Eira. —La mirada de la antigua escudera del ejército de Ragnar se suaviza al igual que su voz—. Diviértete. La atención del príncipe está en ti, ¿Por qué no lo disfrutas? No engañas a nadie. No lo engañas a él.
Se refiere a Alessio.
—Él está a una gran distancia de ti. Y estoy segura que él está gozando la compañía de una mujer.
Eivor, está segura de esas palabras, y yo también. Alessio sin la compañía de alguna mujer es algo impensable. Su bella figura atrae la atención de todas las mujeres que estaban a su alrededor.
—No debes negarte nada. No te olvides de que eres una mujer libre.
Sus palabras se quedan rondando en mi cabeza, una y otra vez. Mi libertad que Alessio me había regalado años atrás. Todo lo que tengo, y todo lo que soy se relaciona con él.
—Basta, Eivor. —Seren alza su voz—. Es su libertad. Ella decidirá si caer en los brazos del príncipe o no. No nos incumbe.
—No quiero caer en los brazos del príncipe.
—¿Por qué no? Yo quiero —añadió Eivor con rapidez.
—Yo también. —Las palabras de Seren provoca que una risa salga de mi boca. Una risa tras otra. Eivor acompaña mi diversión. Ambas reímos olvidando por unos momentos aquella tensa conversación.
—Soy vieja, pero no estoy muerta —continúa Seren hablando—. Cuando veo un hombre apuesto mi cuerpo aun reacciona.
—Basta —murmuró entre las carcajadas que salen de mi boca—. Basta, Seren.
—Si no quieres la atención del príncipe, puedes decirle que estoy disponible. Abriré mis piern...
—Basta, Seren —chillo ante las últimas palabras que quieren salir de su boca. No quiero oír aquello.
—¿Qué causa tanta risa? —pregunta Lambert cuando su cuerpo llega a nuestro lado. La figura del jefe del pueblo se ubica delante de mí. Observó el cabello pelirrojo, y los ojos verdes de mi líder.
—Nada —contestó tratando de controlar las risas que aún salen de mi boca—. Nada importante.
—¿Qué sucede? ¿Se acabó la entretención con la realeza? —pregunta Eivor con desprecio.
—Eivor... —murmuro incómoda ante el desprecio que tiene la antigua escudera con el líder de nuestro. Después de una tormentosa relación ambos no podían estar juntos en una habitación.
—¿Cantarías para nosotros? —Lambert ignora las palabras de Eivor, y dicta la pregunta hacia mi. Sus ojos se quedan en mi rostro esperando una respuesta.
—¿Qué? No. Por Odin, están los príncipes... —murmuró mirando de reojo a los cuerpos del príncipe los que se habían alejado del fuego. Hvitserk ríe de algo mientras observa a su hermano mayor, pero Ubbe no está atento a lo que sale de la boca de su hermano. Sus ojos están en mi.
—Quieren escucharte.
—Lambert, no tengo buena voz —apuntó negando con mi cabeza.
—Pero tienes buenas canciones. Vamos, es nuestra última noche aquí. Debería finalizar el banquete con una de tus canciones.
—Si el príncipe te escucha cantar, de seguro se alejara —susurra Eivor en mi oído—. Tienes una voz horrible.
Volteo mis ojos en blanco al escuchar las palabras de Eivor. Escucho su risa mientras mi mente trabaja para tomar una decisión. Se que las hirientes palabras de la Skjaldmo son ciertas, pero aun así una parte de mi no quiere que la atención del príncipe se esfume
—No quieres que la atención de él desaparezca —murmura Eivor sorprendida comprendiendo mi duda.
—¿Atención de quien? —pregunta Lambert interesado—. ¿De qué hablan? ¿De los príncipes?
—¿Qué? No —añado con rapidez incómoda por la idea de que el líder de mi pueblo comprenda las palabras de su antigua amante—. Cantare —indico para distraer a Lamber.
Mis palabras funcionan.
Lambert aplaude de alegría.
—¡Einar! —grita el líder de nuestro pueblo en busca del pequeño hijo de Eivor. Aunque su relación tuvo un mal término, Lambert y Einar son cercanos. Casi como un padre e hijo—. Trae el jouhikko.
It's been a long time travelling
(Ha sido mucho tiempo viajando)
On roads that lead to nowhere,
(Por caminos que no llevan a ninguna parte)
With hopes and dreams that always rot.
(Con esperanzas y sueños que siempre se pudren)
Sometimes it takes a prison cell, the tricks and tales the traitors tell
(A veces se necesita una celda en prisión, los trucos y cuentos que cuentan los traidores)
To help you see that freedom is all you've got.
(Para ayudarte a ver, que la libertad es todo lo que tienes)
So lock me up and sock me up, and throw away the key.
(Así que enciérrenme y golpéenme, y tiren la llave)
Go fuck yourself, you whoreson,
(Jodete, hijo de puta)
'Cause you're through fuckin' with me.
(porque has terminado de joderme)
You learn the more you live, they say
(Aprendes cuando mas vives, ellos dicen)
Don't settle for your lot
(No te conformes con tu suerte)
Opinions are like arseholes which еverybody's got.
(Las opiniones son como los culos, los cuales el mundo tiene)
Oh lock me up and sock me up; and throw away thе key,
(Así que enciérrenme y golpéenme, y tiren la llave.
Go fuck yourself, you whoreson,
(Jodete, hijo de puta)
'Cause you're through fuckin' with me.
(Porque ya has terminado de joderme.)
Los aplausos se presentan al momento que mi horrible voz finaliza la canción. Busco con mi mirada el rostro del príncipe. No sé por qué, pero debo verlo. Una sonrisa está posada en su rostro. Al igual que su hermano menor.
—¿Otra? —preguntó sin esperar la respuesta. Mis dedos se mueven por el instrumento para tocar la siguiente canción.
The sun is fast fallin' beneath trees of stone
(El sol cae rápidamente debajo de los árboles de piedra)
The light in the tower, no longer my home
(La luz en la torre, ya no es mi hogar)
Past eyes of pale fire, black sand for my bed
(Más allá de los ojos de fuego pálido, arena negra por mi cama)
I trade all I've known for the unknown ahead.
(Cambio todo lo que he conocido por lo desconocido que me espera)
Of drink I have little, and food I have less
(De bebida tengo poco, y de comida menos.)
My strength tells me, "No", but the path demands, "Yes"
(Mis fuerzas me dicen "No", pero el camino exige "Sí".)
My legs are so short and the way is so long
(Mis piernas son tan cortas y el camino es tan largo)
I've no rest nor comfort, no comfort but song.
(No tengo descanso ni consuelo, no tengo consuelo excepto esta canción)
Sing to me, sing to me lands far away
(Cántame, cántame tierras lejanas)
Oh, rise up and guide me this wandering day
(Oh, levántate y guíame en este día errante)
Please, promise to find me this wandering day.
(Por favor, promete encontrarme en este día errante)
At last comes their answer through cold and through frost
(Por fin llega su respuesta a través del frío y la escarcha)
That not all who wonder or wander are lost
(Que no todos los que se preguntan o deambulan están perdidos)
No matter the sorrow, no matter the cost
(No importa el dolor, no importa el costo)
That not all who wonder or wander are lost.
(Que no todos los que se preguntan o deambulan están perdidos)
La canción es totalmente distinta a la anterior. No había insultos en ella. Mi mente viajó al lugar donde la escuche por primera vez. Después de tanto aun soy capaz de recordar el cuerpo del amigo de Alessio. Georgius Attaliates, era el segundo al mando de su ejército de Tagmata. Su amigo y confidente. Aquella canción la cantaba al momento que tenía su pequeño hijo en brazos. Él tenía una voz perfecta. De él aprendí todas las canciones.
—Otra canción —pidió Lambert cuando llegó a mi lado con una gran sonrisa en su rostro. Una de sus manos pasa por mis hombros.
—No —contestó—. Basta de esta tortura para ustedes. Es tiempo de descansar para mañana.
—Es momento de cambiar todo lo que he conocido por lo desconocido —susurra Lambert en mi oído las palabras que dije en la canción.
Es momento de cambiar lo que he conocido por lo desconocido. Nunca había comprendido aquellas palabras de la canción como en este momento.
La noche es tranquila después de la música y de las risas en el salón principal. Algunos optan por volver a casa y otros simplemente han decidido dormir en el lugar del banquete.
—Gracias, Eira... —murmura soñoliento el viejo Erik, uno de los habitantes de nuestro pueblo cuando le entregó un edredón de piel para abrigar su cuerpo.
Reparto edredones entre los hombres que, en su borrachera, no pueden en buscar sus hogares.
—Los príncipes dormirán en la habitación de Lambert —murmura Eivor cuando llega a mi lado—, pero al parecer Ubbe ha decidido... ahí va. ¡Eira! —el susurro de la antigua escudera del ejército de Ragnar se alzó, y sus manos detienen mi acción.
—¿Qué quieres?
—Ve —susurra Eivor mientras la puerta de la casa comunal se cierra cuando Ubbe sale de ella—. Ve acompañarlo. Es tu oportunidad.
—¿Oportunidad de que? —pregunto frunciendo mi ceño.
—De acercarte a él. Vamos, Eira, ¿no quieres saber qué sabor tiene un príncipe?
—No —contestó con seguridad en mi voz—. Debe tener el mismo sabor que todos los hombres. El que sea de la realeza no significa que sea especial.
El cuerpo de Eivor se congela, y su mirada se posa en mi con su ceño fruncido. No logra entender mis palabras. No logra entender mi rechazo.
—Eira, ¿no extrañas el tacto de un hombre? —pregunta soltando cada palabra con lentitud.
Suelto un suspiro. Las preguntas de Eivor son cada vez más difíciles de responder.
—Si voy, ¿me dejaras en paz? —pregunto cansada, frunciendo mis brazos a la altura de mis senos. Eivor me entrega una amplia sonrisa antes de asentir con su cabeza.
Le entregó los últimos edredones a Eivor, y me retiró de la casa comunal con paso seguro. Aunque, en cuanto el viento del exterior golpea mi rostro, aquella seguridad desaparece. La figura del príncipe de Kattegat está en medio del pueblo, observando a su alrededor.
Dudo caminar a su dirección, pero entre quedarme con la belleza de príncipe o la persistencia de la Skjaldmö, prefiero lo primero.
—¿No puede dormir? —pregunto al momento que me posiciono a su lado. El gira su cabeza para observar mi rostro. Una sonrisa aparece en él—. Tengo algunas hierbas que pueden ayudarlo a conciliar el sueño.
Niega con su cabeza.
—Me gustó su canción. ¿Usted la escribió?
—No. Todas las canciones las aprendí de un amigo. Aunque él tenía una bella voz.
El príncipe rio.
—Tengo una horrible voz —admito, bajando mi mirada para fijarla en el barro del bosque.
—Es cierto... —Mi boca suelta una risa ante las carcajadas del príncipe. Su diversión me contagia —. Pero aquello no disminuye su encanto.
Y nuestras risas cesan.
Un carraspeo sale de mi garganta ante el extraño ambiente que se creó por las palabras del príncipe.
—¿Estás seguro que no quiere las hierbas? —pregunto nuevamente para detener el silencio que se ha creado. Solo el sonido de algunos animales nos acompaña.
—Prefiero estar despierto.
—¿Por qué? —pregunto interesada por su comportamiento.
—Creo que nunca... He dormido en un lugar sin murallas —añade, observando la oscuridad del bosque de nuestro alrededor. Aunque la luz de las estrellas y la luna nos ilumina, solo nos ayuda a observar el rostro del otro. Más allá, la oscuridad es profunda. Ni siquiera somos capaces de observar los árboles de alrededor.
—Se siente desprotegido. En peligro —apuntó, comprendiendo sus palabras.
Él asiente con su cabeza.
—Nunca imagine lo desprotegido que están. —La mirada de Ubbe aún está en la oscuridad del bosque—. ¿Por qué ha decidido esta vida? ¿Por qué arriesgarse? Sé que el campo es una vida tranquila, pero...
—La vida no es perfecta. La ciudad y el campo tienen su magia y su peligro —añado, encogiéndome de hombros—. Simplemente estamos acostumbrados.
—Espero que encuentre la magia en Kattegat.
Sus ojos ya no están mirando el paisaje oscuro; están fijos en mí.
—Espero lo mismo...—susurro cuando el rostro del príncipe empieza acercarse a mi. Sus labios se dirigen a los míos. Logró respirar su fragancia. Esa mezcla entre el bosque y el dulzor del hidromiel. Tan leve, pero tan atrayente.
Sus labios rosados, y su mirada azul acortan la distancia que nos separa.
No retrocedo. No tengo la fuerza.
¿No extrañas el tacto de un hombre? La pregunta de Eivor resuena en mi cabeza, y la respuesta llega sola.
Si.
Pero antes de que sus labios toquen los míos, el movimiento por parte del príncipe se detiene. Frunzo el ceño casi molesta por su accionar.
—¿Estás jugando con... .
—Shh... —No logró terminar la pregunta porque los dedos de Ubbe se posan en mis labios callándome—. Escucha.
Pisadas. Ramas quebrándose debajo de los pies de una persona. No, de una, sino de varias personas.
—Ladrones... —susurra el príncipe sacando el skeggöx de su funda dirigiendo su mirada al bosque—. Busca a Hvitserk. Despierta a quien pueda levantar un arma.
No respondo.
Mis pies retroceden con rapidez en busca de ayuda.
Por favor, Freyja, protege al príncipe.
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Nota de la autora:
¡Hola vikingas! Aquí he llegado con un nuevo capitulo, cada vez alejándome de la historia original (La mía, y la de la serie vikings), pero bueno, mi mente me ha dado nuevas escenas para crear una historia completamente distinta. Espero que les guste.
No se olviden de votar y/o comentar.
Gracias a los antiguos y nuevos lectores.
A continuación les dejare los nombres de las canciones de este capítulo.
Primera canción: Whoreson Prison Blues • The Witcher: Season 2
Segunda canción: Megan Richards - This Wandering Day (The Rings of Power Soundtrack)
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