Capítulo 2
Habían pasado dos semanas desde lo sucedido y ya quedaban solamente diez días para la vuelta a Hogwarts. Era noche cerrada y Eijirou se encontraba en su cama mirando al techo sin poder dormir. Ya daba por hecho que no podría volver ese año al colegio y que lo mantendrían allí bastante tiempo. Al menos hasta que algo se estampó contra los barrotes de su ventana.
Se asomó y vio un coche que estaba flotando justo delante suya. La ventanilla se bajó y la cara sonriente de Touya al volante fue lo primero que vio. A su lado se encontraba Natsuo, que le guiñó un ojo.
-¿Qué hacéis aquí?
-¿No es obvio? Venimos a rescatarte de su prisión señorita princesa-Le dijo Touya.
-No soy chica.
-Bueno, da lo mismo. La cosa es que venimos a sacarte los cuatro de aquí.
-¿Cuatro? Si sois dos.
-De eso nada pelos de mierda.
De la parte de atrás surgió la cabeza de Katsuki, pero fue empujado por otra mano y la cabeza de Denki apareció con su típica sonrisa.
-Nos preocupaba que no nos contestases a nuestras cartas. Así que hemos hecho esta expedición para venir a por ti. Recoge tus cosas, te vienes con nosotros Eiji.
-Pero mis cosas están bajo llave. No puedo sacarlas de ninguna manera.
-Eso no es un problema pequeño Kiri.-Dijo Natsuo.
-Exacto. Mi hermano y yo somos expertos en cosas imposibles.
-Aun así, no podéis entrar en la casa.
-¿Quién dice que no?-Le preguntó Katsuki. El chico sacó una cuerda con un gancho al final y la ató a los barrotes de la ventana.
Touya aceleró el coche y con un ruido sordo arrancaron los barrotes, que por suerte cayeron en unos setos que había bajo su ventana. Eijirou temía que eso hubiese despertado a sus tíos, pero no se escuchaba ningún ruido proveniente de la casa, lo que indicaba que seguían durmiendo.
Volvieron a acercar el coche y los gemelos se metieron en su cuarto por la ventana. Touya sacó una horquilla del pelo y forzó la cerradura.
-Todos dicen que es una tontería aprender trucos muggles, pero al final siempre es útil tener este tipo de recursos.
Se escuchó un «click» y la puerta se abrió. Los tres chicos bajaron dejando a Katsuki y a Denki en el coche. Forzaron la cerradura y sacaron con cuidado todas las cosas de Eijirou.
Las subieron y con cuidado fueron pasándolas a través de la ventana mientras los otros dos las cogían y las acomodaban como podían. Justo cuando ya habían terminado, Hedwig pegó un chillido y se escuchó un golpe en otro cuarto seguido de un gritó por parte de Hisashi.
-¡ESTÚPIDA LECHUZA!
Todos se asustaron. Eijirou corrió a por la jaula de Hedwig y se la pasó a Touya que ya se encontraba subido en el coche al igual que Natsuo.
Justo cuando el chico ya tenía a la lechuza, Hisashi apareció por la puerta. Por una fracción de segundo, se quedó congelado en su sitio. Pero reaccionó al ver a su sobrino saltar la ventana para subirse al coche. Corrió y alcanzó a agarrarle el tobillo mientras que Denki y Katsuki agarraban sus brazos.
Touya arrancó y eso provocó que Hisashi quedase una fracción de segundo en el aire agarrado todavía al tobillo de Eijirou, que le dio una patada en la cara mandándolo al suelo. Aterrizó encima de las plantas de Inko mientras los maldecía a la vez que ellos se iban rápidamente de allí.
Pasaron varias horas volando. En ese tiempo Eijirou les explicó por qué estaba encerrado, pero sin mencionar del todo que supuestamente algo malo iba a pasar en Hogwarts ese año.
Para cuando amanecía, llegaron a una precaria casa que parecía no sostenerse del todo. Aparcaron el coche en el garaje y entraron con sigilo por la puerta de la cocina.
Eijirou observó maravillado todo. Esa casa sin duda era impresionante. Había un cazo fregando y unas pinzas de costura tejiendo una preciosa bufanda. En una esquina había un reloj en el que se podían observar los rostros de todos y dónde estaban exactamente.
(Sería así, este es el original)
Iban a subir a la habitación de Katsuki y Denki para que Eijirou dejase sus cosas, pero un gritó les detuvo.
-¡Vosotros quietos ahí! ¡Las camas vacías, ni una nota! ¡Os voy a poner cascabeles para teneros controlados!
Mitsuki apareció hecha una furia, pero al ver a Eijirou también con cara de pánico se acercó a él y cambió su semblante a uno más tranquilizador.
-Esto no va por ti, cariño. No te preocupes.
-Estúpida bruja, lo tenían encerrado y hasta habían puesto barrotes en su ventana.
-¡Espera que yo no ponga unos en la tuya Katsuki Bakugo! Y ahora tienes que desayunar Eijirou, sígueme.
La mujer desapareció en la cocina para comenzar a preparar el desayuno. Eijirou se quedó un poco conmocionado pero la siguió y se sentó en la mesa. Los cuatro chicos le siguieron y tomaron las tostadas tranquilamente.
Mientras Eijirou se acababa la tercera tostada con mermelada, un hombre de aspecto tranquilo, gafas y pelo marrón entró por la puerta principal.
-Vaya noche, ha habido nueve redadas. Más de las que hemos tenido en bastante tiempo.
Se acercó a Mitsuki y le dio un tierno beso en la mejilla.
-¿Redadas?-Preguntó Eijirou.
-El viejo trabaja en el departamento contra el uso indebido de artefactos muggles.
El hombre se sentó a la mesa a un lado de Eijirou, y justo entonces se dio cuenta de que había alguien que no había visto antes.
-¿Y quién eres tú?
-Oh, discúlpeme. Soy Eijirou señor, Eijirou Kirishima.
-¡No me digas! Katsuki nos ha hablado mucho de ti. ¿Y cuándo has llegado?
-Esta mañana querido. Los chicos han hecho un viajecito de ida y vuelta a Sarley esta noche.
-Ah, bueno. ¿Y qué tal ha ido?
Mitsuki le dio una colleja mientras que le gritaba que no podía ser tan despreocupado. Los chicos empezaron a reír alegremente. De repente, algo chocó contra la ventana del salón, y Yuga, que acababa de levantarse, fue a ver qué era.
-Es Errol, tiene las cartas de Hogwarts. También está la de Eijirou.
Las pasó a su tía, que comenzó a leerlas.
-Toshinori debe de saber que estás aquí. A ese hombre no se le escapa una.
-Bien, terminad de desayunar y vamos. Sólo hay un sitio en el que encontrar todo esto: el callejón Diagón.
Los tres amigos terminaron y subieron las escaleras. Había diferentes cuartos, pero ellos fueron al ático directamente. Abrieron la trampilla encontrando un gran cuarto con tres camas. En una de ellas estaba Shoto profundamente dormido, con un pequeño hilo de saliva que se escurría de su boca.
-Bien, es hora de despertarlo. Kacchan, tú agarra el colchón por el final. Eiji tú en medio, y yo lo cogeré por la parte de arriba.
Se acercaron hacia donde se encontraba el bicolor, pero de un momento a otro estaban llenos de algo blanco. Shoto tenía al otro lado de la cama un cubo lleno de harina para echárselo cuando quisieran tirarle de su cama. Ahora los tres parecían fantasmas.
Después de limpiarse la harina y de vestirse, bajaron al salón donde los esperaban ya todos con las túnicas de Hogwarts. Estaban preparados para salir cuando sonó el timbre de la casa. Por la puerta entró Mina alegremente acompañada por Tetsu, que había llegado junto a ella.
-¡Ah, por fin estamos todos! Creía que no os llegaría a tiempo la nota.-Dijo Mitsuki.-Bien, ahora sí nos podemos ir.
Mitsuki cogió un pequeño bite lleno de cenizas y se acercó a la chimenea.
-Vamos Eijirou, tú irás primero.
-Vieja bruja, el idiota nunca ha viajado por polvos flu.
-Pues entonces ve tú, hijo idiota.
Katsuki iba a reclamar de nuevo, pero la mirada furibunda de su madre lo detuvo. Se acercó y tomó un puñado de ceniza. Se metió dentro de la chimenea y, arrojando los polvos exclamó:
-¡Callejón Diagón!
Al momento unas llamas verdes le envolvieron consumiéndolo en el acto. Eijirou no podía estar más sorprendido.
-Bien Eijirou ahora tú. Sólo tienes que coger los polvos flu y meterte dentro. Los tiras xon fuerza y dices a dónde quieres ir alto y claro.
El chico tomó un puñado considerable de polvos y se introdujo en el mismo lugar que Katsuki había estado hace unos momentos. Lanzó los polvos con fuerza al suelo y exclamó:
-¡Callejondigón!
Una explosión resonó en la casa mientras que un fuego negro envolvía al pelirrojo haciéndolo desaparecer. Mitsuki y su esposo se acercaron a la chimenea.
-¿Qué ha dicho, Masaru?
-Callejón digón.
-Eso me pareció.
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