—Akagami. Akagami... ¡Señorita!

—¡Waaaaaaaa!—gritó la nombrada—¿Qué sucede?

El castaño la miró extrañado.

—Señorita, le he estado hablando por mucho tiempo.

—Yo... ¿qué?—contestó nerviosa.

—Shirayuki, Obi trató de llamar tu atención desde hace un rato, pero tú has continuado mirando a la nada.

Ryuu, Obi y ella habían ido a almorzar en su rato libre, habían terminado su alimento hacía un buen rato y su atención había desaparecido mientras sus pensamientos comenzaron a divagar.

Aunque se concentraba en una sola cosa, o mejor dicho, persona. Cuando Zen partió a Wistal le había dicho algo que la dejó confundida.

«—La próxima vez que nos veamos, tú y yo vamos a hablar sobre nuestro futuro.»

Nuestro futuro.

...

Nuestro.

Futuro.

¡NUESTRO FUTURO!

Shirayuki odiaba estar confundida, y esa frase, en específico esas dos palabras, tenían el poder suficiente para volverla loca y captar toda su atención.

Y por si fuera poco, la había besado. Aunque no tenía porque quejarse ya que ella también lo había hecho. ¡Lo había besado! Y fue el mejor beso que jamás había dado. La adrenalina y el amor que sentía por él, la habían orillado a tal acción. Y Zen pareció complacido ante su comportamiento.

Sin embargo, como en ocasiones anteriores, la partida de el príncipe siempre la dejada distraída y en ésta vez, más de lo normal. Aunque como siempre, Shirayuki creía que las palabras del peliblanco tenían un doble sentido. Como podía ser buena esa charla, como que podría romperle el corazón.

El fallido compromiso con la princesa Aleida aún estaba reciente, y aunque había sucedido solo una semana antes, la gente del palacio y del pueblo seguían cotilleando acerca del rompimiento de la "feliz" pareja. Shirayuki seguía sintiendo náuseas al recordar cómo la princesa había abrazado al ojiazul.

—Shirayuki, ¿estás bien?—la voz de Ryuu la sacó de sus pensamientos.

—Eh...—, dudó.— Sí.

Y por primera vez, no sabía si estaba diciendo la verdad.

Lo prometido es deuda. ;)

Annie.~✨