10
Pov Yoongi
Algo no estaba bien con Jimin. Sabía que su personalidad original era ser agresivo conmigo y no un sumiso que al pegarle cuatro gritos se calmaba. Pese a cualquier amenaza, él puede que se mantuviera fuerte pero bajó la cabeza. Le miré dudoso y bufé. No le creía ni un poco. Tenía que probarlo, y lastimosamente su cumpleaños sería el día. No pensé que sucedería de esta forma pero si lo hacía, quizá confiaría en sus pocas y dudosas palabras.
— Jimin. — Lo llamé para que me viera, lo hizo algo temeroso. — Si en serio lo sientes tienes que aceptar tu castigo por hablarme así.
— Lo acepto. — Habló inmediatamente asintiendo con la cabeza.
— Que bueno, porque no será el mismo castigo de la otra vez. — Respondo con una sonrisa en el rostro mientras suelto sus muñecas. Me miró asustado. De seguro pensó que sería tan fácil 'castigarlo' con sexo oral. Pero no, puede ser su cumpleaños, sin embargo, tiene que abstenerse a las consecuencias de sus actos.
— ¿Entonces? — Pregunta cruzándose de brazos con el ceño fruncido.
— ¿Molesto por no obtener tu placentero castigo? — Me acerco a sus labios viéndolo con burla. Se vió descubierto bajando sus brazos y desviando el rostro a otro lado para evitar mi mirada. Aproveché su silencio para continuar hablando. — Te voy a joder. — Comento mientras sujeto su mentón entre mi pulgar e índice obligandolo a verme. Alzó una ceja y me miró con curiosidad e indignación. — No te preocupes. No me refiero exactamente a tu culo. — Aclaro acariciando su belfo inferior con la yema de mi dedo pulgar.
Separó los labios ante el toque. Casi pude jurar que le brillaban los ojos y su mirada se obscurecía de deseo. Me empujó sonrojandose a más no poder. Se puso tan nervioso que me hizo reír un poco.
— ¿Estás insinuando que tengo que meter tu asqueroso y gran pene en mi boca? Estás demente. — Se quejó frunciendo el ceño y relamiendo sus labios.
¿Cómo pretendía que no se lo pidiera si su lengua era tan provocativa a la vista? Podía ponerme duro nada más con pensar en esos gruesos y rosados labios envolviendo mi grosor.
— ¿En serio acabas de decir que es grande? Me sorprende. Pensé que no te llamaba tanto la atención mi tamaño. — Me burlo ladeando la cabeza. — Y sí. Estoy insinuando eso. — Me acerco poco a poco viendo como retrocede hasta quedar acorralado contra una pared cercana. — De hecho, si me das la mejor mamada, prometo darte la mejor noche de cumpleaños. — Susurro sobre sus labios mientras lo tomo de la cadera con ambas manos.
Bajo de a poco las manos a su redondo trasero. Sus manos estaban en mi pecho. Me empujaba un poco pero no lo suficiente como para separarme. Él no quería apartarme, eso era obvio. Podía hacerlo, sin embargo, no lo hizo. Miró mis labios embelesado y separó los suyos amenazando con dejar salir alguna palabra amenazante, sin embargo, no lo hizo. Juntó los labios, enrojeció más de lo que estaba. Apretó sus manos en puños y resopló cerrando los ojos.
No habló. Se mantuvo así durante unos largos minutos hasta que por fin abrió los ojos. Me miró entreabriendo los labios.
Sus manos se deslizaron desde mi pecho pasando por mi clavícula y llegando a mi cuello, donde se sujetaron de mi nuca. Me acercó más a él y se mordió el labio.
Una de sus manos se mantuvo firme en mi nuca y la otra fue bajando por mi pecho. Me quemaba cada parte que tocaba. Solté un gruñido y relamí mi labio ansioso cuando comenzó a desabrochar mi pantalón con lentitud. Bajó tortuosamente la cremallera sin quitarme la mirada de encima.
Gruño cuando su mano acaricia por encima de mi bóxer. Trago saliva y sigo viendo sus labios así como él ve los míos. Parecía divertirse, una sonrisa maliciosa delineaba sus labios.
Jadeo ronco cuando agarra mi miembro por debajo de mi bóxer. Era magnifica la manera en la que su mano comenzó a moverse de arriba hacia abajo. Acariciaba mi glande y jugaba con toda la extensión como si se tratara de un entretenido juguete.
Se acercó a mi oído. Su aliento rozando en mi oreja me estremeció. — Yoongi ¿Te gusta lo que hago?
No me dió tiempo para contestar. Su boca estaba besando mi cuello mientras con su mano libre desabotonaba mi camisa. Los vellos de mi piel se erizaron. Quería tomarlo ahí mismo, sin esperar a más nada, pero tenía que ser paciente, ir a su ritmo.
Sus labios marcaron un recorrido lento, pasando primero por mi clavícula. Se detiene en mi pecho, lo muerde lentamente, desliza su lengua por mi blanca piel. Un jadeo salió inevitablemente de mis labios, por lo que mordí mis nudillos apoyando mi codo de la pared. Lo vi bajar entre mordiscos que me desboronaba la compostura. Palidecí, cuando bajó mis pantalones y bóxer de un solo jalón.
Seguía con esa sonrisa desvergonzada y burlona en el rostro. Me provocaba arrebatársela, pero a la misma vez lo disfrutaba. Sus manos más pequeñas que las mías sujetarin mi miembro, rozando con el aliento en el glande.
No pidió permiso. Ingresó toda mi longitud en su boca absorbiendo hasta la mitad. Lo vi, sujetándolo con una mano mientras con la otra acariciaba mis testículos. De no ser porque me mantenía firme, ya le hubiera manchado su infantil rostro de semen. Aunque no le bastó toda la anticipación que se tomó para llegar a estar arrodillado al frente de mí envolviendo mi pene con sus gruesos labios. Succionó más a fondo soltando gemidos y jadeos. Pude jurar sentir el inicio de su garganta cuando dejó el vaivén de lado para acariciar mis bolas.
Al volver con el vaivén, provocó un sonido ensalivado y húmedo el cual se hacía más frenético mediante pasaban los minutos. Con mi mano libre agarré su cabellera naranja y moví mis caderas contra su boca. Ya no aguantaba, tenía que follarle hasta dar con el fondo de su garganta.
Levantó su mirada y rasguñó mi abdomen separándome de él. Me detuvo. Apreté la mandíbula con molestia por su abrupto gesto. Sacó mi falo de su boca lentamente hasta desenvolver la punta. Me mostró la lengua y lamió con mi glande, saboreando mi líquido pre-seminal.
Murmuro su nombre preso de la excitación al ver sus gestos, propios de una buena película porno. Sonrió volviendo a ingresarlo por completo hasta su garganta al parecer sin importarle si moría ahogado o no con mi verga. Lo hizo repetidas veces, con fuerza.
Tiemblo en mi lugar por cómo se lo traga. Ya no sabía que era más bueno, si su culo o su garganta. Mi lengua desesperada humedece mis labios viéndolo muy a gusto gemir con mi pene en su boca. Lo saboreaba como si fuera el mejor manjar del mundo, incluso parecía sediento.
Ignoré el sonido de llaves abriendo la puerta. Aferrándome a su cabellera marqué un vaivén más certero y rápido. Alguien entró a la casa pero no me molesté en verlo. Concentrado en como mis caderas se movían arremetiendo, me corrí un par de minutos después en su boca, bombeando mi miembro varias veces hasta expulsar todo el semen acumulado en sus labios y parte de sus mejillas.
Me reincorporo subiendo mi bóxer y pantalón y volteo a la puerta de entrada donde ya había ingresado Taehyung. Estaba viéndonos perplejo. Chasqueo la lengua y le miro con fastidio.
— Que ¿Nunca has visto una mamada? — Le pregunto caminando hacia él.
No entendía porque no apartaba su mirada de Jimin. Me molestaba hasta ponerme los celos a flor de piel. Me cruzo de brazos barriendo su cuerpo con una ceja alzada.
— Lo siento. — Se disculpa bajando la mirada. — ¿Él es el chico? — Preguntó viéndome ya con su expresión neutra.
— Si. Él es Park Jimin. Confío en que harás tu trabajo. Los dejo, tengo que arreglar algunas cosas. — Hablo mirando el reloj en mi mano. — Jimin. Estaré en la cocina preparando tu regalo de cumpleaños, no tardo. — Hablo acercándome a él.
Sonrío viendo como relame sus labios mientras asiente con la cabeza. Me acerco y lo beso acariciando su mejilla. — Yoongi. Quiero una paleta de dulce. — Susurró temeroso, bajando la mirada.
— De acuerdo. Yoongi te comprará una paleta de dulce. — Digo acurrucando su rostro entre mis manos para abultar sus cachetes. — Ahora sube a la habitación con Taehyung. Hablarás con él, te hará preguntas y tendrás que contestarle con la verdad. — Vuelvo a besarlo esta vez devorando sus labios. Jimin correspondió de inmediato. Chasquidos resonaban y sus manos me tomaban de la nuca.
No me importaba en lo absoluto que estuviera Taehyung viéndonos. Nos comíamos sin pudor alguno hasta perder aire. Poco después nos separamos. Volteo a ver a Taehyung soltando a Jimin quien salió corriendo escaleras arriba.
— ¿Cómo ese niño va a estar tan loco como dices? — Susurra a mi oído relamiendo sus labios como mala maña suya.
— Te lo dije. Está perdiendo la cabeza. Imaginó o inventó con su mente, qué se yo, que yo le había hecho un oral en la cocina y luego en el baño. Eso solo pasó en la habitación. Por dios, necesito que me ayudes a entrañar en lo profundo de su mente. — Explico viéndolo serio.
— Debió gustarle mucho como para imaginar que volvió a suceder. — Se burló soltando una risita mientras se separaba de mí metiendo las manos en sus bolsillos. Gruñí apretando mis puños. — De acuerdo. Soy psicólogo, Yoongi. No un arregla tuercas. Espero y Jimin no esté tan loco como suponemos, porque no hago milagros. — Habla subiendo las escaleras.
Me encaminé a la cocina a preparar el regalo de Jimin.
Realmente estaba preocupado. Pude haber jugado con la mente de Jimin y me pude haber sobrepasado con su cuerpo, pero valía por completo la pena si se enamoraba u obsesionaba.
Por otra parte, tenían a Mark bajo custodia, tenía que ayudarlo. No podía dejarlo así. Su reputación estaba en peligro, aunque estaba seguro de que Mark no me traicionaría.
En fin.
Terminé de hacer el pastel de Jimin y guardé en el refrigerador los demás dulces que ya le tenía preparados. Agarro las llaves y salgo de la casa para ir a comprar las paletas de dulce que tanto quería Jimin. Suspiro mandando un mensaje a Taehyung avisando que los dejaba solos por un rato.
Contestó que estaba bien y que no tardaría mucho de todas formas. Guardando las llaves en mi bolsillo me fuí en el auto. Mientras conducía, marqué el número de Lucas <<mi abogado y amigo>> explicándole que debía sacar a Mark de donde estaba.
Maldito niñato cometiendo errores en algo tan delicado como un asesinato.
Gruñí un poco y seguí escuchando de parte de Lucas lo que haríamos.
— De acuerdo. Nos vemos mañana en la tarde, Lucas. Gracias, hasta mañana. Te lo encargo. — Finalizo llamada guardando el celular. Me estaciono al frente de la tienda que estaba en conjunto con una gasolinera y entro a comprar las paletas.
Había variedad de colores y sabores. No me importaba. Compraría de todo un poco. Ya había visto a Jimin comer paletas de dulce antes, cada uno de esos días pasados, la paleta era de un color diferente. No era tan importante como para llamarlo y preguntarle qué sabor deseaba. Después de todo estaba en medio de una sesión psicológica muy importante.
Por otra parte. No podía dejar de pensar en él aún mientras pagaba por los dulces en la caja registradora.
Salgo de la tienda con la bolsa en mano y al subir la mirada, detuve mi andar. Aquel sujeto estaba recostado en la puerta de mi auto, fumando un cigarrillo.
— Hola, Jungkook. Tanto tiempo. No pensé que me extrañarías tan pronto. — Comento divertido caminando hacia él.
— Hola, Min. Agradecería que mantuviera la compostura. Vengo a preguntarle sobre algo delicado. No he sido mandado por el tribunal ya que creen absurdo que seas un sospechoso, pero quería saber por qué tu teléfono está bloqueado y no puede rastrearse. Según sé, si no tuvieras algo que ocultar, no tendrías ese tipo de bloqueo a nivel de satélite.
— Vaya. Vienes a interrogarme con respecto a ¿qué cosa, dices? — Pregunto dando la vuelta a mi auto para abrir la puerta del copiloto y dejar allí la bolsa con los dulces.
— Hoseok. Sé que no es culpable, y sé que tú también lo sabes. Tampoco pudimos rastrear el teléfono celular de Mark. Mientras lo perseguíamos antes de atraparlo, se deshizo del aparato. Muy astuto, pero tengo el leve presentimiento de que tiene algo que ver contigo ¿No es cierto? — Interrogó viéndome fijo.
Vuelvo a dar la vuelta al vehículo para encontrarme con él y abrir la puerta de la cual antes se apoyaba. — Yo no sé de qué hablas, Jungkook. — Me acerco a sus labios y sonrío. — Así que ve mentalizándote para quedarte con tus preguntas metidas muy en donde las tienes guardadas. No sé a qué te refieres con eso. — Murmuro empujándolo a un lado con fuerza para poder ingresar en mi auto, una vez dentro, bajé el vidrio para seguir escuchándolo.
— Min. Tú sabías que ese frasco de pastillas estaba en la gaveta de la habitación de Hoseok. Me lo dijiste. Nadie más que los policías que lo arrestaron manejaban esa información. Mentiste al decir que la policía te había notificado sobre ello ¿Cómo es que estabas enterado de eso? — Insistió, viéndome fijamente.
— Como ya lo dije, detective Jeon. No sé a qué se refiere. Según tengo entendido, en el hospital me espió intimando con mi novio. Al yo salir, le tuve que arrastrar lejos de la habitación para que lo dejara descansar, y aun así, inventa tales cosas. — Alzo los hombros asomándome por la ventana.
Sabía que estaba grabando la conversación. No soy tonto, bien es cierto que sospecha de mí pero no le daré más pruebas de las necesarias. Mi plan era volverlo loco, o que se viera demente antes los jueces del tribunal.
— ¿Es en serio, Min? — Me miró incrédulo. Reí. Realmente se veía gracioso con esa expresión en su rostro.
— Esa es la cuestión, Jeon. No puedes culparnos ni a mí, ni a mi novio de cosas en las que no tenemos nada que ver, encima sin una orden judicial. Suerte con defender a Hoseok, la vas a necesitar. — Le guiño un ojo y tomando el volante, arranco de inmediato, dejándolo con la palabra en la boca.
Solté una carcajada tras otra, me estaba divirtiendo más que nunca, y esto era apenas el comienzo.
~o~
¡Gracias por leer!
Muchos besos y abrazos
[ Capítulo Corregido ✓ ]
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