04
Pov Suga
Luego de ver a mi pequeño llorar, se durmió casi inmediatamente a medida que regulaba su llanto. Le coloqué una de sus pijamas favoritas (según había observado los días en los que analizaba su día a día) y le cubrí con una sábana limpia.
Me tomé unos buenos minutos para ducharme y luego limpiar la cocina. Toda la casa quedó impecable poco esfuerzo de mi parte, no era nada complicado para mí hacer este tipo de oficio.
Escuché a Jimin despertar. Me estaba llamando. Su voz temblorosa me buscaba con desesperación desde el segundo piso, no dudé en subir las escaleras y ver como miraba el suelo con pesar. ¿Hasta cuándo tendría esa expresión tan triste? ¿Tan mala era mi compañía para él?
— ¿Qué sucede? — Pregunté acariciando su rostro. — Te ves tan mal.
Sus ojos húmedos, sus manos que se tocaban entre sí, le hacían ver tan malditamente tierno. No pude evitar relamer mis labios pensando en lo más morboso de la situación (situación no muy adecuada para mi reciente acción) en la que ya no me importaba su estado de ánimo.
Bien, es cierto que lo amaba más que a nada. Mi mente y cuerpo estaban más que obsesionados con embriagarse de su esencia tal y como el adicto con las drogas. Me enfurecía ver que no mirara mi rostro, que no levantara su mirada al hablarme.
¿Qué tan mal educado era para tratarme así? Aquella vez en la tienda no era así, fue todo lo contrario. Era amable, simpático y extrovertido.
— Jimin. — Mi voz se proyectó de manera áspera. Brincó hipando mientras ahogaba un chillido y poco a poco volvía su vista asustadiza a mí. — ¿Puedes dejar esa actitud tan infantil? Según recuerdo en el campamento no fuiste exactamente un niño.
Su sien se arrugó y entreabrió los labios queriendo decir algo apretando sus puños. No emitió palabra y retrocedió un paso mientras apretaba su mandíbula.
— ¿Te molesta? Soy quien debería molestarse, te comportas como un maldito virgen y en realidad eres todo lo contrario. — Regañé cruzándome de brazos.
No me gustaba tener que hablarle de esa manera, pero necesitaba carácter, alguien que le aplicara un poco de disciplina, esa que ninguno de sus padres se molestó dar.
Bufé y me aproximé a él ahora teniendo la misma expresión molesta que me reflejaba.
— Sí, me molesta que asesinaras a mis padres, que me acosaras como un loco psicópata, que te apoderaras de mi casa, de mi vida y de mi cuerpo. Joder ¿Qué más quieres, Yoongi?
Su tono de voz había subido, su actitud era altiva y su expresión era una que jamás había visto utilizar. No iba a permitir que me tratara de esa forma ¿Por qué no lo veía? ¿Era tan difícil hacerle entender que yo lo amaba y qué tenía que corresponderme?
Jimin era un malagradecido.
— Que aceptes que me amas. Porque lo haces. Me amas. — Me acerco, e infringiendo mi fuerza en su cuello con una mano lo empujé contra la pared viendo como sujetó mi brazo con sus dos manos entreabriendo sus labios, ahogándose un poco por la presión que ejercía. — ¿O me vas a decir que no disfrutaste lo que te hice en la cama?
Aflojo su agarre y sé que no pudo evitar jadear. La profunda excitación que su mirada reflejaba solo me descontrolaba. Muerdo mi labio inferior y lo beso apegando mi cuerpo al suyo mientras me dedico a desvestirlo. No me sorprendió cuando sus manos se pasearon por mi espalda a medida que su lengua se funcionaba con la mía como si quisiera probar mi garganta. Era un hecho, si lo maltrataba, más lo disfrutaba. Sin embargo, no estaba dentro de mis posibilidades torturarlo para que se aferrara a mí ¿De qué sirve que ame la manera en la que lo daño? No, tenía que amarme de manera sincera, mi pequeño Jimin estaba tan enamorado de mí que preferiría que lo golpeara antes que aceptar esa realidad. No lo iba a permitir, debía ser como yo deseara.
Nos interrumpió el toque del timbre en la puerta. Me separé y sonreí viendo los labios rosados de Jimin. — Adivina quién es. — Le dije pasando mi mano por su nuca jalando los cabellos de su nuca. — Adivina quién pasará a estar en el mismo lugar que tú. — Susurro en su oído.
— Jimin, ya volví. Te traje algunos dulces para que compartas con tu novio.
Mi plan iba a la perfección, eso hizo que mi sonrisa se agrandara y que soltara a Jimin.
Bajo las escaleras con lentitud. No logré llegar a abrir la puerta, Jimin se abalanzó sobre mi espalda haciendo que cayera al suelo. Me quejé sujetándome de mis palmas para no golpearme el rostro.
Sus pasos se apresuraron a la cocina. Aún me dolía algo el cuerpo por la fuerza que ejerció al tumbarme al suelo.
— No aguanto más. — Le escuché decir desde la cocina.
Sabía exactamente a lo que se refería. Cada pieza se amoldaba a su lugar según lo planeado. Volteé a verle y sonreí con burla. — ¿Y qué vas a hacer? — Reté levantándome y tomando la perilla de la puerta.
— Voy a matarme. No aguanto más. No puedo.
Me acerqué a él y tomé sus muñecas, sus manos, que sujetaban el filo de un cuchillo sobre su abdomen, estaban temblando con nerviosismo. — Déjame ayudarte. — Empujé y clavé el cuchillo a un costado de su torso con fuerza. No esperé a que Jimin hablara para comenzar a gritar. — ¡No Jimin! ¡No lo hagas! ¡Basta!
Chilló cayendo de rodillas con una expresión en su rostro la cual supuse era de incredulidad. Sacó el arma blanca de su blando abdomen retorciéndose de dolor mientras presionaba la herida que no dejaba de sangrar. Estaba preocupado, no lo iba a negar, pero si esto no sucedía de esta forma, luego nuestro futuro no estaría asegurado.
— ¡Jimin! ¡¿Qué sucede?! ¡¿Están bien?! — Se alteró su amigo que había escuchado con claridad mi grito.
Corrí a abrir la puerta y vi que Hoseok me miró preocupado y luego casi se desmaya al ver a Jimin sangrando en el suelo. — ¡Pide una ambulancia! ¡Rápido! — Lo sacudí para que desviara su atención de Jimin.
Hoseok sacó su celular con las manos temblorosas llamando al número de emergencia correspondiente.
Pidió la ambulancia dando la dirección exacta y al colgar corrió hacia Jimin. Le ayudé a levantarlo. Estaba casi inconsciente, pálido y con la piel fría. Lo recostamos boca arriba y levanté su camisa viendo su herida. No era muy profunda gracias al tamaño del cuchillo, pero igual había perdido mucha sangre.
Le pedí a Hoseok que buscara el botiquín de primeros auxilios mientras hacía presión en la herida. Corrió al piso de arriba y suspiré viendo a Jimin, con sus ojos entreabiertos me miraba, dejando salir algunas lágrimas.
— No te preocupes, cariño. Todo va a estar bien. Te lo prometo, estaremos juntos luego de que todo esto pase. — Besé su frente y sonreí. — Esto apenas es el comienzo.
Su respiración se aceleró y cerró sus ojos. Se había desmayado. Una sensación de angustia ocupó la parte hueca de mi diafragma. Hoseok bajó golpeando los escalones con los pies de manera rápida y me entregó el botiquín.
Desinfecté la herida, limpié la zona afectada y lo vendé como mejor sabía hacer. Suspiré y me levanté del suelo.
— Quédate con él. Traeré ropa limpia y unos pañuelos húmedos para que te limpie. — Dije caminando hacia las escaleras.
No soportaba ver a Hoseok sucio, luego ensuciaría la casa y yo no deseaba tener más cosas que limpiar.
Subí y lavé mis manos en el lavabo. Busqué unos pantalones holgados oscuros, una camiseta mía de color blanco y el paquete de pañuelos húmedos. Bajé y le entregué el paquete a Hoseok para que se limpiara. Mientras tanto, me ocupé de cambiar la ropa de Jimin. Su respiración era débil al igual que su pulso.
Terminé de cambiarle y casi inmediatamente llegó la ambulancia. Les insistí en dejarnos ir con Jimin en el vehículo pero se negaron. Hoseok y yo tuvimos que seguirles en mi auto.
Ya me encontraba conduciendo, concentrado en el camino.
— ¿Por qué Jimin tomó una decisión tan extrema? — Preguntó asustado sin mirarme.
— Creo que no soportó más el hecho de que sus padres lo abandonaran. Fue difícil para él, simplemente desaparecieron dejándolo con nada más que su ausencia. — Expliqué con pesar. — Él y yo nos conocimos hace un par de años, en la gasolinera en dónde solía trabajar... — Volteó a verme interesado. — Desde entonces nos veíamos a escondidas hasta que cayó en depresión por la repentina desaparición de sus padres. Debió ser duro para él, no me lo imagino.
— Si. Pobre Jimin. No tenía ni idea. Debe ser difícil estar en esa situación. Sólo te tiene a ti que por lo que veo le has apoyado. Ya me parecía raro que hace tiempo no había podido ver a su madre. Él me hablaba de sus padres y me decía que estaban trabajando. — Comentó. Era claro que eran preguntas para probar mi credibilidad, y eso lo comprendía, pues es completamente normal que desconfíe de mí si no conoce ni mi nombre.
— Lo amo como no tienes idea. — Fue lo que salió de mis labios con total sinceridad. — Haría lo que fuera por él. Lo adoro, y estoy dispuesto a apoyarlo en lo que sea. Aunque creo que debería buscar ayuda psicológica para él. Últimamente ha estado alucinando. Hace poco descubrí que estaba tomando antidepresivos.
El chico a mi lado se sorprendió y tartamudeó diciendo incoherencias. — ¿E-En serio? — Logró hablar. — No creí que eso lo volvería de esa forma. Aunque lo comprendo, desde niño fue muy dependiente al amor de sus padres, cuando nació su hermana menor le tomaron un poco más de atención a ella. Sin embargo, él también la adoraba. Jimin es tan humilde. — Suspiré y le vi de reojo. — Me apena hablar esto contigo, pero sé que Jimin confía mucho en ti, y si él lo hace, significa que yo también debo hacerlo. — Sonreí de lado y volví mi vista a la ambulancia siguiéndola lo más cerca posible.
— Espero y no esté en un estado muy crítico, sino deberé buscar algún hospital psiquiátrico. Si llega a empeorar no sabría que más hacer. — Su voz era tan débil como su apariencia de vulnerabilidad.
Hoseok se veía completamente vulnerable, débil.
— No te preocupes, en ese caso, yo conozco uno muy bueno y privado. Pagaría lo que fuera para que Jimin se sane. Su estado de salud bien sea mental o físico me importa como no tienes idea — Dije deteniendo el auto justo a un lado de la ambulancia que se detuvo al frente del área de emergencia del hospital.
Bajamos rápidamente del auto siguiendo la camilla que era llevada por enfermeras y un par de doctores verificando sus signos vitales. En la recepción, uno de los doctores me pidió llenar un formulario. Luego de eso, el médico encargado nos interrogó a Hoseok y a mí sobre lo que había ocurrido. Le explicamos con detalles (que eran casi del todo falsos) y se retiró agitado porque le llamaban de la sala de urgencias.
Me senté en la sala de espera junto a su amigo que temblaba como si él mismo fuera a esperar algún mal resultado. Le vi de reojo. Noté su preocupación. Estaba alterado pero eso no era nada comparado a lo que se le venía a continuación.
Era gracioso que se encontrara todavía dentro de esa burbuja sin saber lo que se le esperaba. Sin saber a lo que se enfrentaría. Sin saber que estaría pisando muy pronto el mismo sendero que Jimin y terminaría hasta peor que él.
El doctor llegó unas horas después soltando un suspiro aliviado. Nos dió la buena noticia de que Jimin se encontraba estable. Sin embargo, nos especificó que solamente quería ver a Hoseok. No me iba a molestar, después de todo, cada cosa que pasaba había sido minuciosamente planificada y tenía un fin en cuestión.
Apoderarme de la mente de Jimin.
Ya me había apoderado de su cuerpo, pero ahora me tocaba la tarea más difícil. Su mente y voluntad dependiendo de mí. Aunque, por cómo iban las cosas, muy pronto estaría más enamorado él de mí, que yo de él.
Porque ese era el verdadero Jimin, un chico que estaba realmente atraído por mí y que comprimía sus ganas de desearme, bloqueando su mente con la excusa de yo ser mala persona para él. Por dios, Jimin, si supieras que fuiste tú el que me convirtió en esto, el que me hizo desearte sin parar, el que me obligó a asesinar y a amarte sin pensar en otra cosa que no fueras tú.
Me convertiste en un enfermo, un enfermo que estaba dispuesto a todo por arrastrarte a mi enfermizo juego.
~o~
¿Qué hará Yoongi con Hoseok?
No, no lo matará, no quiero amenazas de muerte por adelantado...
¡Gracias por leer!
Besos
[ Capítulo Corregido ✓ ]
Próximamente...
Pov Hoseok
¿Por qué Jimin fue capaz de hacer esto?
¿Qué le hice yo para que me odiara de esta manera?
¿Estaría bien si llamaba a la policía?
No, Jimin es mi amigo a pesar de todo, a pesar de ser un asesino. Tenía quizá razones para hacerlo, podría hasta comprender la razón por la cual fue capaz de ello. Sin embargo ¿Quién pensaba en mi bienestar?
Definitivamente, Jimin estaba enfermo y necesitaba un psiquiátrico urgentemente.
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