Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

03

Pov Jimin

Tenía que vivir de esta manera hasta descubrir cómo escapar de aquí. Seguirle el juego o lo que sea a ese psicópata. No era muy sano, pero eran mis únicos recursos.

Habían pasado unos tres meses, y no encontré alguna debilidad o alguna salida, era tan impecable su manera de encerrarme, de actuar, de convivir, como si se tratase de una máquina.

Se hizo costumbre que durmiera en la misma cama con él, o al revés, me daba completamente igual. Se colaba en medio de la noche para besar mi cuello y luego abrazarme por la cintura. A veces notaba que me escapaba cuando se dormía, y al darse cuenta, me castigaba.

No me golpeaba, no me insultaba ni maltrataba. Hacía algo mucho peor desde aquella primera vez. Me tocaba, me lamía, y a veces sus manos se sobrepasaban con los toques y acariciaban mi cuerpo por debajo de mi ropa. Por miedo a que en realidad se enojara, me quedaba quieto, con ganas de llorar, ahogando cada una de mis lágrimas en silencio.

No me había preguntado porque seguía huyendo de sus brazos si sabía cuál era el castigo que me esperaba. Quizás era porque no soportaba tenerlo cerca.

Hoy, me escapé de su abrazo pensando que estaba dormido, me di cuenta de que no era así cuando se levantó al yo hacerlo. Mi corazón comenzó a latir con fuerza y mi piel comenzó a sudar frío cuando vi su mirada neutra y algo sombría observarme con detenimiento de arriba abajo.

— ¿Qué haces, Jimin? — Su voz rasposa erizó mi piel.

Tragué grueso y subí la mirada. Mi labio temblaba con ademán de decir algo, pero bajé mi mirada callado. No iba a refutarle, aunque sabía que si no le respondía, se enojaría conmigo.

Me confundía su actitud, a veces era tan dulce y amigable, hasta me hacía olvidar que era un loco psicópata que había asesinado a mi familia, pero en otras ocasiones, me miraba de mala manera, gruñía y llegaba a halar mi cabello cuando no le hacía caso, sin embargo, nunca se atrevió a pegarme ni agredirme de la manera más esperada para un caso en el que un asesino a sangre fría invadía mi casa y me secuestraba.

— ¿Entonces? ¿No piensas responderme? Seguro ya sabes cuál es tu castigo por alejarte de mí al pensar que estaba dormido. — Dijo quitándose la camisa dejando ver sus hombros musculosos, descubriendo por completo su torso. Fue lo que noté, ya que alcé la mirada rápido con curiosidad, pero la bajé de inmediato cuando me vió con una sonrisa.

— Lo siento. — Me disculpé acostándome boca arriba suspirando, esperando de nuevo a que sus manos de adentraran a mi pantalón y me tocaran allí abajo.

Se acostó a mi lado de costado viéndome mientras pasaba uno de sus dedos por mi clavícula. — Me molesta cuando pones esa cara de sufrimiento. Como si no te gustara lo que te hago, si cuando te corres haces un sonido tan encantador. — Susurra en mi oído a medida que desabrocha mi camisa blanca manga larga. Yo tan solo pude hacer una mueca con los labios en respuesta. — Sabes que no debes molestarme ¿Cierto?

Asentí con la cabeza viendo con la respiración agitada su mano bajar por mi abdomen ahora descubierto. Cerré los ojos y mis labios temblaron.

— Recuerda que debes pensar en mi bienestar, así como pienso en el tuyo ¿De acuerdo? — Seguía hablando en mi oído con su grave y envolvente voz grave mientras bajaba mi pantalón de pijama hasta quitármelo y lanzarlo a un lado de la cama en el suelo. Asentí de nuevo a su pregunta y solté un suspiro tembloroso. De nuevo quería llorar.

Mi mano tomó su ante brazo como reflejo cuando acarició por encima de mi bóxer. Mi otra mano cubrió mi boca mientras miraba nervioso hacía mi entrepierna.

— Está bien, tócame mientras te castigo — Comentó con una risa burlona acariciando una y otra vez ignorando mi agarre que bajaba a su muñeca suavemente. Comencé a jadear cerrando mis ojos deseando que acabara de una buena vez.

No pensé que su castigo empeoraría, nunca se me vino a la cabeza que su mano laboraría a compañía con su lengua en uno de mis pezones, humedeciéndolo sin dejar de estimularme. Me retorcí en mi lugar cubriendo con más fuerza mi boca, no quería soltar algún vergonzoso gemido.

— Te está gustando, bebé. Tanto que estas ahogándote en tus propios gemidos por el placer que te otorgo. Aunque creo que no es suficiente lamer tus bellos y rosados botones. — Habló colocándose entre mis piernas, seguido de su agarre en mis muñecas.

Abrí los ojos sorprendido, no esperaba a que esto pasara. ¿Acaso iba a violarme? Era lo más probable, sobre todo si ya estaba entre mis piernas sujetándome de esa forma.

Su boca se paseaba por mi cuello mordiéndome fuerte pero sin intenciones de lastimarme. Su lengua me recorrió desde el lóbulo de mi oreja hasta mi clavícula y de nuevo a mis pezones. Ya me había rendido, no iba a forcejear, sabía que me iba a violar, estaba seguro, éste hombre no era tan bueno como parecía ser conmigo, sabía que en cualquier momento se aprovecharía de mí.

No podía cubrir mis chillidos y gemidos provocados por sus acciones. Me seguía sujetando de las muñecas impidiendo que me moviera demasiado. Me removía como podía por las corrientes eléctricas que me atacaban cuando volvía a humedecer mi piel con su lengua.

— Hoy tu castigo será diferente. Te gustará, no te preocupes. — Advirtió con una sonrisa.

Estaba asustado, sabía a qué se refería, sabía que me iba a violar de cualquier forma. No importaba si era suave o brutal, lo que importaba era que iba a abusar de mi cuerpo y eso no me agradaba para nada. Intenté detener a duras penas lo que me hacía, pero no pude. Me sujetaba tan fuerte que fue imposible para mí. Se puso serio cuando hice el ademán de empujarlo. Me miró fijamente unos segundos y luego suspiró. — Jimin, cálmate.

¿Calmarme? ¿Cómo pensaba que me calmaría si me había dicho que el castigo era diferente? Y más si era evidente que me iba a violar.

En un parpadeo me soltó y bajó más acariciando mi erección con su nariz mientras sujetaba mis muslos y abría mis piernas. Mi rostro se colocó lo más rojo posible al verlo. Estaba confundido, no sabía que pretendía al estar a esa altura de mi entrepierna. Estaba paralizado intentando razonar.

Antes había tenido relaciones sexuales con un solo chico unas cuantas veces. Éramos jóvenes e inexpertos. Él sólo me lo metía y yo disfrutaba de ello, pero no hacíamos más que eso. Desconocía la razón por la cual el chico rubio se encontraba entre mis piernas viéndome con una sonrisa, no entendía.

— Pareces confundido ¿Nunca habías hecho esto? — Preguntó bajando mi bóxer lentamente hasta quitarlo y lanzarlo al suelo. Tomó mi miembro moviendo su mano de arriba abajo lentamente como en ocasiones solía hacerlo.

Maldito pervertido.

Temblé cerrando los ojos y apretando las sábanas con ambas manos. ¿Qué planeaba hacer? Yo no quería, no quería que me castigara.

— Quiero que chilles. Que me toques y tus labios pronuncien "Yoongi", que digan mi nombre con esa voz tan hermosa que tienes. — Pidió o prácticamente me ordenó. Porque no parecía estar dándome la opción de elegir.

No pensaba hacerlo, no tenía la más mínima intención de hablar de esa manera, como si lo disfrutara. Claro que no lo hacía, era desagradable sólo ver su rostro extasiado o verlo disfrutar como me retorcía. Fruncí el ceño y desvié de nuevo el rostro sintiendo un par de lágrimas escapar de mis ojos.

No esperaba que ingresara mi erección en su boca. Solté un agudo gemido y por inercia tomé con una mano su cabellera, jalando su cabello para que se detuviera, intentando empujar. Gruñó y aceleró sus movimientos con la lengua y sus labios succionando. Parecía enojado y negado a detenerse.

Que asqueroso este tipo.

No dejé de pensar en que yo orinaba por ahí, y él solo estaba chupando como un esquizo.

Mis dos manos terminaron por colarse en su cabellera mientras jadeaba y gemía a cada succión que me otorgaba con dedicación. No podía contenerme más, se sentía tan bien esta nueva sensación que nunca antes se me había ocurrido probar. Tras rendirme incluso había olvidado por completo quién era la persona que me estaba haciendo sentir así.

Mis piernas se abrían más con ayuda de sus manos y por inercia a necesitar más de aquello, yo empujaba mi cadera hacia arriba con los ojos cerrados y la respiración agitada.

Un momento

Abrí los ojos y bajé la mirada a ver lo que hacía. Mi boca se mantenía entre abierta viendo como su boca se lo tragaba por completo.

Cierto, es Yoongi. Ese imbécil.

Lo sacó y me miró sacando su lengua, pasándola por la extensión de mi miembro, estimulando mi glande con su dedo pulgar lentamente. Solté un chillido sin dejar de verle. Sonrió y envolviendo la punta con sus labios lo introdujo por completo. Temblé, me estremecí cuando aceleró su vaivén. Definitivamente ese tipo no iba a rendirse.

¿Debería orinarle la boca alguna vez?

Lo más probable era que el enfermo mental lo disfrutaría, así que descarté rápidamente esa opción.

Era tan rápido que no me daba tiempo de pensar en lo que hacía. Mis manos rasguñaron lo que pudieron de sus hombros y nuca. Extendiendo mí cabeza hacia atrás expulsando cada vez más gemidos.

Apreté la mandíbula mientras cerraba los ojos y atraje con mis manos su cabeza hacía mí, corriéndome, liberando mi esencia en su boca y soltando gemidos entrecortados. Mi respirar era irregular, agitado. Abrí los ojos viendo el techo blanco. Mi pecho bajaba y subía errático, mis piernas que se habían tensado, se dejaron caer segundos después.

Mi mano suavizó mi agarre y se deslizó desde su cabello hasta estar encima de mi muslo. Tragué y solté un suspiro ahogado. Por fin recuperaba el oxigenó que fue escaso por segundos.

Escuché el sonido ensalivado del contrario al sacar mi pene de su boca luego de tragar todo lo que solté al venirme.

— Jimin. — Me llamó para que le viera. Eso hice automatizado a su voz. Ahora estaba en trance, en blanco, sin poder analizar que sucedía. — Me alegra que te gustara.

— Si. — Inconscientemente respondí.

Un momento ¿Gustar? ¿Me gustó? No. No me pudo haber gustado ¿O sí?

Me sobre salté cuando mi mente comenzó a funcionar. Me senté y me cubrí con la sábana hasta el pecho. — Yo quise decir. No, no me gustó. — Rebatí nervioso bajando la mirada preocupado de mí mismo.

Él me estaba volviendo loco.

— Parece ser que vuelves a mentirte. — Sonrió casi tan macabramente. Algo estaba mal conmigo, estaba mal dejar que alguien como él me tocara de la forma en la que lo hizo. Estaba mal dejarme llevar, estaba mal todo, todo en mí estaba mal.

Cubrí mi rostro sollozando, soltando el nudo en mi garganta. No aguantaba la frustración de estar solo, de que un desconocido me arrebatara la felicidad, de que me mantuviera en constante convivencia con él y se comportara lo más bipolar posible. No soportaba que sus manos al tocarme quemaran mi piel, y la erizaran al más mínimo roce.

Él era desagradable, tanto que no podía negar lo asqueado que me sentía al permitir que me tocara e hiciese lo que quisiera con mi cuerpo ¿Por qué tenía que ser así? ¿Por qué mi cuerpo no lo rechazaba y mi mente sí? Joder, me estaba volviendo loco, y era de esperarse si vivía con uno.

Me abrazó y besó mi rostro. Me sentía tan mal que no me ocupé en apartarlo. Sólo quería llorar, desahogar todo esto que me aturdía día a día y que trataba de ignorar. Pero ya no podía ignorarlo, no podía ignorar a ese chico que me estaba abrazando de la manera más dulce que tenía permitida, no podía ignorar que ese chico que había matado a mi familia ante mis ojos, que había profanado mi hogar y mi vida, que había invadido mi espacio y mi mente con su presencia, me estaba consolando tanto como justo lo necesitaba en este momento. No podía ignorar lo que sentía, lo que me provocaba, lo que me decía, lo que hacía.

Todo.

Era un hecho, Yoongi me estaba destruyendo de a poco, devorando mi alma, mi mente, confundiéndome. Quería desaparecer, no quería que siguiera pasando, pero su voz en mi oído, buscando tranquilizarme, y sus abrazos envolviendome, no ayudaban.

— Te odio. — Sollocé sin dejar de soltar las lágrimas.

Me sentía sucio. No quería estar aquí, no quería que se me acercara. Quería gritar basta, correr, huir, pero no podía, y eso me desesperaba aún más. Me sentía como un ave encerrada en una jaula, que comía a diario de una manzana envenenada, ese veneno era Yoongi, y yo era tan vulnerable ante su voz, su mirada y sus caricias. Todo en él me hacía sentir inferior, débil, y hasta sumiso a sus órdenes. Con la necesidad de obedecer.

Por supervivencia ¿no es así?

Porque así era Yoongi, un veneno que me hacía desmayar, que me atontaba, enloquecía, embriagaba y enfermaba.

¿Acaso yo no pararía de morder aquella manzana envenenada? ¿Dejaría de sentir hambre con sólo verla?

Eso era lo que me preocupaba. Volverme adicto al veneno

~o~

¡Gracias por leer!

¿Qué pasará en el próximo capítulo?

Daré una pista.

Volverá Hoseok

Besos 

[ Capítulo Corregido ✓ ]

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro