01
Pov Jimin
Al despertar asustado y de un brinco siento mi corazón latir rápidamente. La vena en mi cuello doliendo por la presión de la sangre bombeando tan rápido es lo primero que siento al parpadear asustado y con la frente sudorosa. — Era sólo un sueño,... — Me repito acariciando el lado izquierdo de mi pecho seguido de un suspiro de alivio intentando calmar mi cuerpo. — ...un sueño muy aterrador.
Estaba convencido de que así era, pues me encontraba en mi cama, en mi habitación. Todo estaba tal cual como lo dejé, en orden, como si nada hubiera pasado. Suspiré aliviado, incluso sonreí pensando en lo estúpido que había sido al pensar que una pesadilla iba a ser real.
— Me asusté... Pensé que aquel chico era real — Murmuré para mí mismo sentándome en la orilla de la cama poniendo mis pies en el suelo. Veo el calendario suspirando de alivio ante mi día libre. Hacía frío. Era normal, puesto a que nuestra casa estaba en el medio del bosque, a unas cuantas horas de la ciudad.
Mis padres, desde que era muy pequeño, habían insistido en vivir en medio de la naturaleza. Les gustaba la paz, sin ruidos de autos o contaminación. Mediante fui creciendo me acostumbré a ello y pude crecer siendo amante de la naturaleza.
Finalmente, me levanté y caminé fuera de mi habitación. Miré la hora del reloj de pared que siempre estaba colgado en el pasillo que daba a las escaleras, eran las siete y treinta y siete de la mañana. Mi hermana se encontraba de seguro en su guardería, mi mamá y mi padre, trabajando, cada quien por su lado haciendo lo suyo, y yo, no tenía algún tipo de responsabilidad, los viernes era un día libre para mí.
Bajando las escaleras hacia el primer piso, como de costumbre, veo los cuadros colgados y sonrío contemplando las fotos que nos tomamos a los alrededores de nuestra casa de la montaña.
Llego a la cocina y me sorprendo al verla completamente limpia y organizada. Me pareció extraño ya que mi madre no acostumbra a limpiar antes de irse a trabajar, normalmente espera a que yo llegue de ayudar a Hoseok en su cabaña.
Un sonido se hizo presente, la puerta trasera siendo cerrada con fuerza, como si alguien acabara de entrar por allí. Seguido de unos pasos y la madera rechinando, me pongo algo nervioso sin alguna razón en especial. Quizás seguía tenso por la reciente pesadilla. ¿Mi padre habrá olvidado algo?
Salgo de la cocina y volteo sobre mis pies. La tensión de mi cuerpo comenzó a bajarse, el sudar frío era lo que menos me estaba preocupando en ese momento al ver a aquel chico del reciente sueño justo frente a mí con una sonrisa arrogante dibujada en su rostro.
— Hola, precioso. — Me sonrió acercándose mientras hablaba retirando unos guantes sucios de sus blancas, grandes y venosas manos. — Ya me deshice de la suciedad para no tener ese olor putrefacto inundando nuestras narices. — Acarició mi rostro con sus fríos nudillos, viéndome con una expresión que no supe descifrar.
Estaba más que paralizado. Mi cuerpo no se movía.
¿Acaso no había sido un sueño?
¿Sigo aún dentro de una pesadilla en bucle con el mismo villano?
— Te ves pálido... Te prepararé algo de comer, anoche te desmayaste sólo porque te besé. — Soltó una risa como si se tratara de algo cotidianamente gracioso ¿Qué acababa de decir?
Lo vi cerca, pasando a mi lado como si se tratara de su propia casa. Parecía tener demasiada confianza en si mismo.
De inmediato, corrí por las escaleras, subiendo al segundo piso, buscando en las diferentes habitaciones a mis padres o a mi pequeña hermana, pero no había nada, vacío fue lo que encontré, ni siquiera sus cosas, nada, absolutamente nada.
— Mierda... — Pronuncié lentamente agarrando mi cabeza mientras me agachaba en mi lugar, frustrado. Mi cerebro no lograba analizar toda la información, no podía creer lo que me estaba pasando. Realmente estaba solo, en medio de la nada, con un loco psicópata dentro de mi casa.
Me pongo de pie sintiendo la necesidad de buscar un poco de oxígeno, mi pecho se sentía cada vez más pesado y mi pulso comenzaba a doler. Salgo de la habitación siguiendo del pasillo, corriendo bajo las escaleras, aproximándome rápido hacia la salida pero, al agarrar la perilla entre mis manos, no se giró. Por más que empujé de un lado a otro, estaba trabada. ¿Eso estaba pasando justo ahora que quería huir de esta pesadilla?
— No te molestes, pequeño. Cambié las cerraduras y me deshice de todos los teléfonos, celulares, antenas de televisión, radios, etc. — Habló como si del clima se tratase, como si nada, calmado, asomándose desde el marco de la puerta de la cocina, recostando todo el peso de su cuerpo en uno de los lados apoyándose con uno de sus hombros en este.
La puerta trasera — Pensé
La puerta trasera era por la cual él mismo había ingresado a la casa. Corrí con miedo a que me siguiera, ignorando su comentario. Al llegar a la puerta con una sonrisa sujeté la perilla y al girar mi muñeca, esta tampoco giró. No giró, ninguna de las perillas que intenté abrir desesperadamente giró. Estaba en aprietos.
Desgraciadamente también había asegurado las ventanas con cerraduras nuevas, y esto lo podía notar por las nuevas bisagras que se veían en los seguros de éstas, ya que las anteriores estaban ligeramente oxidadas.
Gruñí, me desplomé sentado en el suelo , cubriendo mi rostro mientras intentaba no sollozar deseando un abrazo de mi madre. No sabía qué hacer.
— No llores, precioso. Ahora estás solamente conmigo, nadie más tendrá el privilegio de disfrutar de ti más que yo. — Intentó consolarme desde su retorcida perspectiva, agachándose a mi altura para abrazarme, pero lo empujé, me daba asco que ese psicópata intentara tocarme.
— Me repugnas — Susurro viéndole con furia limpiando mis lágrimas con las mangas de mi suéter. No sé de dónde había salido la valentía de mis palabras, pero ahí estaba.
— Ya veo. — Sonrió ladeando su cabeza y se levantó. — ¿Tienes hambre? Te preparé un sándwich con mermelada, tu favorito.
Fruncí el ceño confundido ¿qué acababa de decir? Si antes creí que él estaba loco, ahora estaba seguro de que ese tipo era un completo demente.
Grité harto de la situación, me levanté y me alejé subiendo a mi habitación nuevamente. Ahora que era su rehén, no quería ni ver su rostro, ni escuchar su voz, y mucho menos sentir su toque sobre mí.
No sé cuántos minutos u horas pasaron en las que solo estuve acostado boca arriba viendo el techo, asimilando la muerte de mi familia. Se mis padres, intentando pensar en cosas buenas, pero cualquier pensamiento o recuerdo solo me llevaban al mismo sitio. A los mismos momentos traumáticos de la imágen en carne viva de sus cuerpos.
A lo lejos, una voz peculiar llamó mi atención, incluso me asustó, esta venía de abajo, justo al frente de mi casa. Al prestar más atención lo pude reconocer, era Hoseok llamándome y tocando mi puerta a sabiendas de que yo me encontraba en la casa.
Bajé rápidamente, casi que volando, y no sé cómo, pero aquel chico de cabello amarillo casi blanco ya se encontraba abriendo la puerta, encontrándose con mi amigo, que estaba algo confundido al ver un extraño conmigo en la misma casa. Le escudriñó con la mirada cruzándose de brazos con el celo fruncido.
— ¿Quién eres? ¿Y Jimin? — Preguntó buscándome con la mirada por encima del hombro de aquel hombre.
Ésta era mi oportunidad para escapar. — Pensé.
Pero las probabilidades eran pocas. Hoseok siempre venía a pie, y la probabilidad de salir ambos heridos y/o muertos era más alta de lo que me imaginaba.
Quería abrazar a Hoseok, decirle todo lo que me había pasado y la situación en la que me encontraba. Mientras tenía estos pensamientos me fuí acercando a paso lento intentando disimular las inmensas ganas de llorar. El brazo fuerte del desconocido me apretó de la cintura, interrumpiendo de inmediato mis pensamientos. Pude sentir como pegaba mi cuerpo al suyo, estuve a punto de gritar, pero algo afilado estaba rozando mi espalda baja y eso era una clara señal de peligro. No deseaba que él le hiciera daño a mi mejor amigo, por lo que tuve que verme obligado a corresponder aquel abrazo.
— Soy el novio de Jimin, sus padres se fueron con su pequeña hermana a vivir a la ciudad para dejarnos la casa. Ya que llevamos un buen tiempo juntos, no tienen problema con que esté aquí con él. ¿Verdad, mi pequeño Jimin? — Mintió deliberadamente, sonriendo como todo un cínico ¿de dónde había sacado esa historia tan poco elaborada? ¿Acaso estaba improvisando?
Apenas sentí la necesidad de voltear mi mirada hacia él para expresarle mi molestia, sentí presionando un poco el objeto punzante y afilado en mi espalda baja, señal que me estaba dando para que le siguiera la corriente.
— ¿Novio? Jimin, no me habías contado. — Me miró con desconfianza, entrecerrando sus ojos. Esperando algún tipo de respuesta afirmativa o quizás una explicación ante una posible y pesada broma.
Con mis mejillas calientes por la vergüenza, forcé una sonrisa nerviosa viendo de reojo a quien me sujetaba seguido de posar mi mirada en Hoseok nuevamente. — Si, es mi novio, pero no lo había mencionado hasta que fuera completamente serio. Ya sabes que no me gusta ser tan expuesto con este tipo de cosas personales y amorosas, Hoseok — Expliqué para que el tipo este no me presionara más con esa cosa afilada y así, evitarme la pesada mirada de Hoseok sobre mí.
Los segundos en ese instante parecían ser eternos, solo deseaba encerrarme en mi habitación y llorar hasta dormir.
— ¿Y ya tuvieron sexo? — Siguió interrogando mi amigo, ésta vez con una sonrisa y mirada sugerente, lo cual no me daba tanta gracia, aunque me daba cierto alivio, porque significaba que había creído por completo en esa estúpida versión de mi vida.
Negué con la cabeza dispuesto a responder, pero la voz ronca del sujeto me interrumpió.
— Aún no, hasta que mi Jimin se sienta preparado ¿Cierto, cariño? — Me habló apretando aún más mi cuerpo contra el suyo, seguido de un beso suyo en mi mejilla. En ese momento quise vomitar lo inexistente que tenía en el estómago, me contuve de hacerlo, aguantando las náuseas sonriéndole de igual forma, achinando mis ojos para que no se notara la irritación.
— Bueno. Los voy a dejar solos, no quiero molestar. De todos modos, venía a decirte Jimin, que me voy de viaje por unos tres meses, pero volveré, y lo primero que haré será venir a visitarlos. — Comentó feliz dando pequeños aplausos con sus manos. Verlo tan felíz me hizo suspirar y sonreír de forma genuina hacia él. — Adiós, Jiminnie~ — Se despidió dándose la vuelta agitando su mano en señal de despedida. El hombre me soltó cerrando la puerta luego de asegurarse de que estábamos solos de nuevo.
Suspiré.
El oxígeno parecía faltarme. No tenía idea de si era algo psicológico, pero si estaba seguro de que iba a pasarla muy mal con este tipo.
— Que más quieres de mí, maldito enfermo. — Me quejo caminando a la cocina a prepararme algo de comer, mi estómago comenzaba a doler por el hambre. Un jalón en mi brazo detiene mi andar y me veo obligado a voltear mi cabeza en dirección a él, expresando mi molestia solo con la mirada.
— Te quiero a ti — Contestó con simpleza halándome del brazo, y no sé cómo, pero lanzó mi cuerpo contra la puerta como si yo fuera tan ligero de tratar como el papel. Estaba sorprendido, si bien no era un escuálido, no parecía a la vista ser del tipo que posee ese tipo de fuerza. — Quiero sentirte, besarte, poseer cada centímetro de ti. — Susurra sobre mis labios, sujetando con rudeza mis muñecas a los lados de mi cabeza, presionando estas sin cuidado alguno contra la madera de la puerta en la que me encontraba recostado tras el brusco empujón de su parte.
Antes de siquiera quejarme o expresarle mi asco a sus comentarios de mal gusto, interrumpió lo que tenía que decir empujando su boca contra la mía. Con fuerza, comenzó a besar mis labios sin importarle algún tipo de correspondencia de mi parte. Mordí su labio inferior y escupí con náuseas apenas se separó entre quejidos acariciando con su pulgar su propio labio inferior.
Lo empujé con el pie limpiando mi boca con la manga de mi suéter, me levanté, corriendo a mi habitación. Con la respiración agitada, me siento en la cama y grito fuerte, toda esta mierda me estaba enloqueciendo.
No puedo volverme loco.
Mi vida no puede acabar así.
Tengo que escapar.
Definitivamente, encontraré la manera de escapar...
~o~
[ Capítulo Corregido ✓ ]
¡Gracias por leer!
Besos
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