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02

Despertó.

Sin algún campo de visión de por medio. Tanteó con sus temblorosas manos el suelo frío en el que se encontraba. Sus sentidos estaban alerta y su respiración se mantuvo en calma. Y, a pesar del latido inquieto de su corazón, decidió no moverse de su sitio.

Una aspiración corta de entre sus labios recién sellados, fue seguida por el respirar poco acelerado y exageradamente errático de su nariz.

Pasos lejanos lo alarmaron, era el pisar calmo y elegante de su victimario, sentía que con su arrogante manera de andar, que se burlaba de lo vulnerable y patético que se encontraba.

Sus labios soltaron un suspiro tembloroso, el cual se vió reflejado como neblina debido a la baja temperatura de la habitación. Quiso parpadear, siendo guiado de su reflejo instintivo al no visualizar partícula de luz. Sin embargo, algo pesado contra su rostro se lo impidió; una venda de tela que estaba atada fuertemente a su cabeza.

Dándose por vencido, recostó el lateral de su cuerpo en el suelo de baldosa fría y lisa. Segundos después, el estruendoso abrir de la puerta provocó que su cuerpo comenzara a temblar, como si padeciera de un tic ansioso compulsivo. Su respiración se agitó a la par a la de un ratón, acto seguido, cubrió su torso como si tuviera náuseas.

Soltó un quejido al ser sujetado con brutalidad de su mata de cabellos semi ondulados, siendo arrastrado con destino a salir por fin de lo he supuso era una habitación sin calefacción, o un congelador.

La indefinida superficie raspada rasguñó la sensible piel de su brazo en medio del brusco arrastre. El reciente raspón comenzó a sangrar, ardiendo de inmediato.

Fue soltado, el alivio lo abrigó temporalmente y pudo calmarse casi con totalidad, forzando su mente a olvidar que tenía compañía, una no muy grata.

La venda que cubre sus ojos es retirada de un jalón, sin cuidado. La asimilación de su entorno fue más tardía que el acostumbrarse a la iluminación de la habitación, se sintió encandilado por un breve instante. Parpadeando consecutivamente, ignoró el latir molesto de la herida de su brazo y se sentó en su lugar, analizando con mayor curiosidad su entorno, mirando en diferentes direcciones. Quizás había una salida, no lo sabía aún, era una posibilidad muy lejana salir sin estar en peligro.

Alzó la mirada y sus orbes reflejaron pánico al cruzar miradas con el contrario. Sus labios de juntaron, apretados y tensos entre sí. Sus músculos estaban -momentáneamente- algo dormidos, y apenas se despertaban poco a poco, dejando una sensación de hormigueo en su piel realmente desagradable.

El molesto dolor punzante de su raspón le recalcó que no soñaba. Era real. Estaba en un lugar desconocido luego de haber dormido por un tiempo indefinido. Sus nervios salieron a flote, como un cadáver recién lanzado al río, seguido de un sentimiento de histeria al querer escapar. Por lo que, sin poder hacer otra cosa, un alarido agudo se filtró de entre sus labios al momento en el que sus ojos se llenaron de lágrimas.

Se vió preso en la angustia de su situación. Sollozó sonoramente, cubriendo su rostro con el fin de esconder lo humillado que se sentía.

— Oh, el conejo está llorando. Que mal, y todavía no hago nada.

Su voz. Grave y burlesca.

Apretó su dentadura y sorbiendo por su nariz, limpió sus lágrimas entre el hipo del llanto.

— Porqué ¿porqué me haces esto?

Se queja el pelinegro mientras levanta la mirada buscando ver algo de compasión y amor, algo de ese sentimiento que llegó a demostrarle algún día el ajeno.

— Tanto hice para llegar a ti, sacrifiqué y sacrificaré a tantos más por tu culpa ¿acaso no lo ves, no lo sabes? La respuesta de todas las preguntas, recaen en tu existencia, Jungkook.

Taehyung no sonreía. Parecía odiar al contrario, escupiendo desprecio en cada una de sus palabras.

Tomando al ex-abogado del cuello, lo alzó y lanzó su cuerpo a la mullida cama matrimonial de la desgastada habitación de hotel. Su conflicto interno podría llegar a ser realmente complicado. Pues había descubierto muchos secretos en los que se relacionaba con Jungkook durante su infancia, pero nunca llegó a imaginar que se enamoraría de su patética víctima. Tenía ganas de gritar, estrangularlo y luego llorar y disculparse por lastimarlo. Todo en su futuro comportamiento era incierto, sobre todo para él, y eso, lo llenaba de ansiedad.

Aún así, el enfermizo sentir que tienen el uno por el otro era más fuerte que el miedo o el dolor. Taehyung estaba lleno de miedo, porque siempre pensó que el órgano dentro de su pecho bombeaba sangre en silencio, hasta que se topó con el pelinegro. Al principio dedujo que era simple adrenalina. Sin embargo, se vió preso de problemas existenciales cuando Jungkook le dijo que lo amaba, que a pesar de todo el daño que le había hecho, se había enamorado.

Le perturba, y le hace preguntarse una y otra vez, por qué, por qué si te hice tanto daño.

Era inexplicable, hasta que se puso en la misma situación.

Pensó en sí mismo siendo dañado y engañado por Jungkook, y se dió cuenta de lo realmente jodido que estaba al sentirse tan asquerosamente enamorado por ese ex-abogado idiota. Antes, si le hubiesen preguntado por su sentir en un caso tal de que Jungkook lo apuñalara o disparara en seco con un arma, su reacción hubiese sido tan nula como si le hablaran de un inútil pedazo de papel. Sin embargo, luego de haberse juntado con Jungkook, con su inocencia y desesperación por sentir cariño; su corazón tomo riendas sin siquiera avisarle o prevenirle lo que le vendría.

— Taehyung, por favor.

Su voz temblorosa y suave desprendía cariño. Le daba náuseas, lo odiaba, quería golpearlo por inquietar su pecho de esa forma. Se sentía desesperado por no poder controlar siquiera su respiración.

— Detente.

Murmuró. Viendo los ojos suplicantes bajo su atenta mirada. Buscaba que el castaño se molestara, que lo insultara, incluso que le repitiera una y mil veces que lo odiaba. No obtuvo más que una suave caricia en la mejilla, y un susurro.

— No puedo detener el latir de mi corazón si te encuentras tan cerca de mí, te amo, Taehyung, y duele hacerlo, porque siento que soy un juguete para ti.

Y es que si Jungkook supiera el gran conflicto que presentaba detrás de su expresión calma, no estaría tan asustado por estar enamorado de él.

Taehyung no respondió. Suspiró derrotado, y se inclinó a besar sus labios. Porque a pesar de todo, se moría por hacerlo suyo, por sentir sus caricias y besar sus labios una y otra vez. Adoraba la forma en la que el rostro de Jungkook tomaba un color rosado en su nariz, mejillas y orejas. Era como arte para sus ojos.

Pronto, el beso fue tomando un aire más deseoso de ser. El deseo se apoderó de sus cuerpos de forma inmediata, y el cuerpo de Jungkook dejó de doler, comenzando a sentir pura electricidad bajo las caricias de Taehyung. El chasquido de sus labios se escuchó tan sucio como el deseo del mayor por introducir su polla en el agujero de Jungkook una y otra vez.

Uniendo sus lenguas, buscaron tocar la piel del otro mientras acariciaban bajo sus prendas con desespero. Un gemido por parte del menor fue escuchado por Taehyung, que dejando de lado los ahora hinchados labios de Jungkook, comenzó a besar su cuello mientras se colocaba entre sus piernas.

Arrancando y desgarrando la camisa que cubría el bien formado cuerpo del menor, enderezó su lengua en uno de sus pezones mientras con sus manos desabrochaba su pantalón. Su piel se erizó y una corriente eléctrica recorrió su pelvis al momento en el que el pelinegro gimió su nombre. Con su respiración más agitada, lo despojó de sus prendas inferiores, y al tenerlo desnudo en su totalidad, lo observa desde arriba, arrodillado al frente de él entre sus piernas, esperando alguna acción de su parte.

Jungkook se enderezó en su lugar y desabrochó con lentitud la camisa manga larga y blanca que portaba Taehyung. Mordiendo su labio inferior, con timidez, acarició su abdomen lentamente, disfrutando de lo suave y tibia que era su piel. Lo había extrañado de tantas formas. Extrañó todos los escenarios en los que la cama rechinaba sin parar a la par de sus chillidos y gemidos con el nombre del contrario en sus labios.

Jadeó con las pupilas dilatadas recordando cómo Taehyung lo embestía en las duchas, o cuando él mismo se arrodillaba entre sus piernas a succionar con satisfacción las venas de su dura erección.

Se le volvía agua la boca con solo recordarlo. Su entrada latía ansiosa, y su respiración se aceleraba por la necesidad desesperada de sentirlo.

— Jode mi culo, hasta que me canse de gemir tu nombre. — Murmura sobre los labios de Taehyung, viéndolo a los ojos, retador, y a la vez, esperando que tomara el rol de dominarlo como se le diera la gana.

Desabrochando su pantalón, bajó éste junto al bóxer mientras unía con agresividad sus labios.

Desvistiendo ambos cuerpos por completo, rasguñó y apretó la piel contraria mientras succionaba y mordía su cuello.

Los alargados gemidos de Jungkook iban a hacer explotar su cordura -si es que la poseía- a tal punto de follarlo hasta que le ardieran los músculos de todo el cuerpo.

Arrodillándose en la cama, jala el cabello negro del contrario hacia su pelvis. Indicándole solo con la mirada lo que debía hacer, pasó su lengua por sus labios, deleitándose de cada una de las expresiones del menor, quien de inmediato, envolvió el glande con sus rosados e hinchados labios usando su lengua, y moviendo su cabeza en un lento vaivén su cabeza.

Jadeando, suelta aire caliente sobre la dura erección en su boca, y succiona con más fuerza, acoplando el sonido de sus leves gemidos de placer con el sucio sonido de las succiones.

Al separarse para tomar aire, pasa su lengua por el abdomen del mayor, subiendo su sin hueso por los músculos marcados.

Se separa por completo y muerde su labio inferior queriendo reprimir una sonrisa de satisfacción. Levanta la mirada mientras comienza a masturbar el miembro ahora lleno de saliva y líquido pre-seminal.

De un empujón, la espalda del menor estaba pegada a las sábanas mientras que el contrario se posaba entre sus piernas, moviendo su pelvis para friccionar sus erecciones.

Jungkook lo besó de inmediato en los labios mientras que se abría más de piernas soltando un quejido tras otro. Al ser invadido por algo duro en su culo sin previo aviso, jadea soltando un par de lágrimas, le dolía y a la vez, lo ponía tan feliz ser de Taehyung de nuevo. Mordiendo sus labios cerró sus ojos disfrutando las lentas embestidas.

La cama comenzó a rechinar a medida que los gruñidos y movimientos de ambos de incrementaban, junto al chocar constante y sonoro de sus cuerpos.

Jungkook se aferró como pudo a la espalda de Taehyung cuando las embestidas aumentaron su ritmo. Soltando maldiciones y gemidos algo agudos, cerró con fuerza sus ojos sintiendo su pelvis quemar.

Una corriente eléctrica tras otra fue suficiente para que su miembro estallara manchando su abdomen. Sonrió arrugando un poco sus ojos al darse cuenta que había sido el sexo más rápido y placentero que tuvo.

Taehyung no había terminado, así que sumido en su mente, concentrado en meter y sacar, dió unas cuantas embestidas más y se corrió soltando un susurro inconsciente. — Ah, Jimin.

La sonrisa del menor se borró, y su mundo de cristal cayó al suelo, rompiéndose en miles de pedazos.

¿Qué carajos acababa de pasar?

~o~

¡Gracias por leer!

Besos

❤️

[ Capítulo Corregido ✓ ]

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