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Sentimientos

Capítulo XII: Sentimientos

—Es bueno tenerte de vuelta. —Los dedos acariciaron su cabello de forma brusca, aunque a la vez suave y cariñoso.

—Gracias. —Shinsou curvó los labios sin apartarse del tacto de Eraserhead.

Con los años, ambos habían desarrollado una relación que pecaba de familiar, y es que Aizawa se había ablandado un montón con la intervención oportuna de la pequeña Eri. Era una suerte que Eri por fin hubiera conseguido controlar su particularidad, aunque aún no era capaz de revertir los genes de Togata Mirio para que recuperara su kosei. Porque si Lemillion estuviera rondando las calles, Hitoshi tenía la certeza de que la tasa de delincuencia acariciaría de forma tentativa el 1%; toda su generación de héroes era excelente, y tenerlo a él resultaría de gran ventaja, aunque nada quitaba que el sujeto podría darle una paliza al más ducho usuario de cualquier kosei.

A Shinsou se le hacía un poco difícil percatarse del hecho de que había regresado al trabajo luego de dos semanas libres donde se dedicó a reconstruir la amistad rota con (T/N). Se habían visto casi todos los días y las cosas iban viento en popa. Al parecer había logrado lo que creía imposible. Cuando no estaba con ella, jugaba con Tomo, salía con amigos y dedicaba el tiempo justo para ayudar a resolver el caso, que había dejado en manos de sus colegas, exitosamente.

Todo marchaba tan bien, que empezaba a temer un poco por la ráfaga de optimismo inundando su vida, pero los buenos aires se apreciaban y a él se le antojaba otorgarle el mérito de su buena suerte a (T/N). Le arredraba la idea de volverla a perder y por eso cuidaba su relación con esmero, era complaciente y atento sin dejar de ser auténtico.

Realizó sus labores de héroe sin percances, recibiendo sin afán de alarde los halagos por su buen desempeño a pesar del tiempo alejado de la profesión. Kaminari hasta dramatizó un poco el creer no volverlo a ver mientras varias de sus amigas decidían organizar una fiesta por su recuperación, a la par que Midoriya captaba su reticencia y les pedía que no lo hicieran. Le gustaba estar de vuelta y ocupar la mente en la profesión de sus sueños.

Aunque también le agradaba el aroma hogareño de su apartamento, tan hogareño que tuvo que correr a limpiar el balcón donde Tomo hacía sus necesidades para deshacerse del fuerte olor a excremento. Su mascota lo saludó de buen ánimo, siguiéndolo por toda la casa hasta que Shinsou le prestó atención y se dedicó a jugar con él. Sin embargo, se distrajo cuando el celular titiló con la alerta de un mensaje.

(T/N)

21: 49: Siento que, si sigo sin hacer nada, consideraré seriamente tener una vida sedentaria.

21:50: Me perdí de algo?

21:50: Tengo tantas vacaciones que ya me olvidé la diferencia entre virus, bacteria y parásito.

Shinsou se rio y agitó la cabeza, acomodándose contra el sofá mientras usaba su mano izquierda para rascarle la barriga a Tomo y la derecha para responder.

21: 52: Pero cómo te va a ti?

21:55: Bien. Es bueno regresar al trabajo después de tanto tiempo...

21:55: Aunque extrañaré verte con frecuencia.

21:59: Podemos reunirnos cuando estés libre. No tengo problemas, así que no te preocupes.

22:00: Me gustaría, pero tengo mucho trabajo por hacer. 

22:00: Además están diciendo algo sobre un desfile que debemos hacer.

22:02: Un desfile?

22:03: Para subir la moral de las personas. No es un desfile en sí...

22:04: Solo nos vamos a pasear un rato por la ciudad por unas horas.

22:05: Y cuándo será?

22:06: Aún no se sabe.

22:10: Me gustaría verte en tu traje de héroe.

Shinsou releyó varias veces el mensaje antes de atreverse a responder, armándose con una sonrisa mientras el vientre le burbujeaba en un sentimiento que le hizo cimbrar la piel placenteramente.

Le respondió que le informaría en cuanto supiera la fecha exacta y que podía verlo usando su traje en las fotos que circulaban por las redes sociales, a lo que ella refutó que quería verlo en vivo. Saber que ella lo deseaba, a pesar de ser de una forma muy extraña, le gustaba, removía su interior y le calentaba las mejillas. Se había instalado en su fuero interno la necesidad inapelable de confesarle sus sentimientos en términos más serios, quería abrazarla y poder besarla con su consentimiento. Además, tenía la ligera impresión de que ella aceptaría por la cantidad de indirectas que le enviaba, pero no quería tentar su suerte hasta habérselo preguntado para obtener una respuesta clara.

El asunto rondaba en su cabeza, pero no permitía que primara entre sus pensamientos mientras trabajaba, lo que menos quería era arriesgar la vida o llevarse una amonestación por parte de sus superiores. Sin embargo, decían que las mujeres eran intuitivas, y no pudo ocultar sus sentimientos ante la expresión traviesa que le dirigía Ashido al otro extremo de la mesa, el estamento haciendo que todos se quedaran callados como si en ese instante se estuviera dictando una sentencia de pena de muerte.

—Di algo —dijo Kaminari, tiñendo sus palabras con un tono compungido ante la traición.

—No tendría por qué interesarnos la vida afectiva de Shinsou-san —defendió Yaoyorozu con voz suave, a pesar de que su mirada curiosa la traicionaba.

—Vamos, suelta quién es la desafortunada —bromeó Kaibara Sen.

Sin querer, Shinsou le echó un vistazo a Midoriya, quién permanecía estoico en su sitio, como si le hubieran petrificado. Algunas interjecciones de indignación no tardaron en escucharse mientras los murmullos se elevaban sobre el silencio.

—¿Tú lo sabes, Deku-kun? —vocalizó Uraraka con toda la seriedad que el asunto requería.

—Y-Yo...

—Nadie sabe nada —habló Hitoshi con hastío—. Y a nadie le compete lo que haga fuera de la profesión.

—Bueno, sí —empezó Kirishima—, pero, hombre, somos amigos, ¿no? Es normal que nos pique la curiosidad.

—Exacto —agregó Kendo—. Teniendo en cuenta tu actitud tan a lo Eraserhead, es sorprendente enterarnos de que te gusta alguien.

Todos apoyaron con un leve asentimiento, excepto Izuku, Momo y Shouto.

—Bueno, considerando la entrevista que te hicieron —puntualizó Ashido al recordar el evento—. Cuando la presentadora te preguntó, me pareció que descubriste alguna clase de epifanía.

—E-eso... —A Hitoshi le empezaba a dar miedo la sagacidad de las mujeres quienes, a pesar de su pequeño grupo, se percataban de los detalles más nimios.

Sin embargo, el carraspeo de Todoroki hizo que dirigieran la mirada hacia él. El joven suspiró a medida que barría sus rostros con sus impasibles orbes bicolores.

—Como dijeron Yaoyorozu y el mismo Shinsou, esto es un asunto que no nos compete si el involucrado no desea contárnoslo. Que lo haya hecho o no con Midoriya es irrelevante. Querer husmear en la vida ajena de alguien y, sobre todo, de un amigo, es irrespetuoso. Cuando él quiera ponernos al tanto, lo hará, ahora supongo que está más ocupado intentando equilibrar su vida entre el trabajo y sus nuevos sentimientos.

Todos se quedaron callados ante el tono imponente del héroe y se apresuraron a pedirle disculpas mientras Shinsou dejaba correr el asunto. No hablaron más al respecto, tan solo se dedicaron a ponerse al tanto de sus últimas andanzas. Se preguntó si sería capaz de contarles un poco más sobre él la siguiente vez que se reunieran.

:-:

Tenía un cono de su helado favorito al frente, derritiéndose mientras pasaba las pupilas de uno de sus amigos a la otra con cierto aire de despiste fingido. Sus dos amigos la acribillaban con miradas acusadoras por mantener en secreto el, muy probablemente, mejor chisme respecto a ella que pudieran escuchar.

—No puedo creer que no me dijeras nada —farfulló Haru, sorbiendo violentamente su batido de vainilla.

—Nos —corrigió Souya, jugando con los restos de su pastel de manzanas—. No nos mantuviste al tanto de la noticia del año... —Puso los ojos en blanco cuando (T/N) lo acribilló con la mirada—. Vamos, es un milagro ver que te gusta alguien.

—Y es recíproco —agregó Haru, en tono cantarino.

—Yo no he dicho nada de eso. No me...

—Sí, niégalo. —Souya se echó para atrás imitando al meme.

—No me gusta... —musitó, sintiéndose incómoda con sus propias palabras.

—No. —Haru esgrimió una sonrisa—. Lo amas.

—Eso ya es heavy —bromeó Souya, casi satisfecho por hallar a su amiga convirtiéndose en camarón de lo roja que estaba.

—¡No! Estamos... conociéndonos —musitó insegura.

—Oh, vamos, se llevan conociendo desde el instituto —refutó Haru con ahínco—. Admite que te gusta.

—O sea, sí, pero no.

—A ver, ¿es sí o no?

—Es que no puedo lucir como alguien capaz de perdonar todos sus errores —admitió con cierto desespero—. Entonces, creerá que si me vuelve a hacer daño lo dejaré pasar como si nada. Es mucho mejor de lo que recuerdo cuando estudiábamos juntos, pero por esa brecha que nos separaba no puedo permitirme correr a sus brazos de buenas a primeras.

—Pues si un héroe viniera a buscarme, yo hasta los hijos le daría —profirió Souya con descaro, a la par que Haru rodaba los ojos, pero asentía con aquiescencia.

—Eso es porque tú no tienes orgullo —proclamó con un mohín—. Estamos bien, puede que suceda algo más entre nosotros, pero será decisión nuestra. ¿Entendido? Les avisaré, sí, pero no me obliguen a hacer algo que no quiero.

—Aún —dijeron al unísono y ella suspiró resignada.

Sin embargo, cedieron y dejaron de hablar al respecto para centrarse en otros menesteres como a qué sitio iban a ir el siguiente semestre. Decidieron caminar por un parque hasta que ambos acompañaron a (T/N) a la parada para luego partir en la misma dirección hacia sus hogares. Así que, una vez sola, meditó de nueva cuenta las palabras de sus amigos. Quizás era hora de llegar a un acuerdo con Shinsou para etiquetar su relación, le gustaría continuar siendo su amiga, aunque la idea de poder decir que era su novio le hacía revolotear el vientre y enrojecer las mejillas.

Cuando llegó a su hogar, después de saludar a su mamá y al gato, se echó sobre la cama y revisó los mensajes que había compartido todo ese tiempo con Hitoshi. Algunas conversaciones eran casuales, otras amistosas y otras con tintes de un coqueteo que no se sabía capaz de hacer; le gustaba provocarlo y desconcertarlo, pero le gustaba aún más cómo él mantenía el sosiego sin importar qué, le hacía pensar que él respetaría las decisiones que tomara cuando sea que fuere.

Y también debía admitirlo, Shinsou se le antojaba más apuesto que nunca, con el transcurso de los días se percataba de que era sencillo para ella numerar lo que hallaba fascinante en su apariencia física; al punto que los adjetivos disponibles en su léxico no alcanzaban para describir su personalidad. Caía en cuenta que, de a poco, se había vuelto a enamorar de él y una vocecita en su fuero interno le cuestionó si alguna vez había dejado de amarlo.

Continuará~

¡Muchas gracias por leer!

N/A: Este capítulo quería que fuera un punto neutro para que ambos meditaran un poco sobre sus sentimientos.

El siguiente capítulo es mi favorito, disfruté mucho escribiéndolo >.< Así que estoy ansiosa por publicarlo.

Con eso me despido, ¡espero que tengan un excelente fin de semana!

¡Plus Ultra! >.<

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