Habían pasado casi 3 semanas y media desde que Vegetta vio por primera vez a Isiksiz. 

Y era la primera vez que Vegetta le gritaba. 

-¡¡Ha sido tu culpa!! ¡¡Si es que no te tuve que haber escuchado!! ¡¿Por qué me deje llevar por eso?! ¡¿Cómo pude creérmelo?! ¡¿Cómo pude decirles eso?!- Ante cada pregunta, ante cada duda que aparecía en su cabeza, Vegetta recordaba el como había discutido con varios de sus amigos. 

Willy, Auron, Fargan, Alexby... 

Lo habían buscado en la mañana, intentando hablar con él sobre algo, pero Vegetta no los quiso escuchar. Había pasado todo el día anterior, el día de su cumpleaños, siendo abrazado y mimado por Isiksiz, el espíritu había estado horas y horas diciéndole lo increíble y poderoso que era, lo majestuosa que esa su gran mansión, las enormes cantidades de dinero que tenía. 

Así que cuando sus amigos llegaron, él no quería verlos, no tenía porque. Ellos le habían dejado en su cumpleaños, no Isiksiz, ellos le habían hecho daño, no Isiksiz, ellos le habían mentido muchas veces, no Isiksiz ¿Así que por qué él, alguien tan rico y poderoso, alguien tan digno y responsable, habría de juntarse a hablar con gente tan pobre y sencilla como lo eran sus compañeros? 

O esas eran las palabras que le nublaban la mente cuando habló con ellos... 

¿Cómo pudo creer algo así? 

~¿Qué ha sido mi culpa? ¿Después de todo lo que hice por ti? ¿Me dirás que ha sido mi culpa? Yo solo he sido honesto ¿Recuerdas que te dije cuando me preguntaste que quería? ¿Cuándo me viste por segunda vez? ¿Realmente te atreves a culparme?~ 

Tomo el mentón de Vegetta y suavemente lo obligó a encontrarse con su mirada, nuevamente hipnotizado, Vegetta asintió con la cabeza. 

~Lo único que quiero es protegerlo y hacerle feliz, mi Rey, no se enoje conmigo, pues a diferencia de sus compañeros, yo siempre estaré con usted~ 

Vegetta miró esos ojos de un azul profundo y oscuro, sintiendo débil e indefenso ante Isiksiz, queriendo acercarse a él, ser rodeado por sus brazos para sentirse finalmente protegido. 

Una parte de su cerebro le decía "No puedes sentirte así con él, no puedes quererlo de esa forma, no puede atraerte, sería narcisismo, él es igual a ti" y la otra decía "¿Y qué tiene que sea igual a mi? Si yo soy lo mejor que ahí ¿Por qué no estar conmigo mismo? ¿Por qué no querer al único que no me miente?" y a final de cuentas su cerebro se silenciaba, hipnotizado por esa mirada, incapaz de saber que sus ojos ahora parecían ser permanentemente rosas. 

-¿Lo prometes? ¿Te quedarás siempre conmigo?- 

~Lo prometo, mi Rey~ 

Y sin importar ya nada, sin ser capaz de pensar en nada más, lo besó.

Los demonios suelen absorber la esencia, fuerza, poder y vida de una persona a través del contacto físico, prefiriendo los besos como medio para hacerlo pues les resulta más fácil la absorción de energía de esa manera. 

Queda decir además que, mientras más tiempo pase en contacto (físico) con su víctima, y mientras más esencia de vida le extraigan, más control tendrá sobre estos, volviéndolos (llegado un punto de 3 a 4 días en contacto) completamente sumisos a ellos.