12- Ten un buen viaje al más allá
Vegetta frunció el ceño, irritado por aquel comentario.
-¿Realmente crees que me vas a controlar de nuevo? No te dejaré, no soy tan tonto, no confiaría en ti de nuevo, jamás-
~¿Confiar? No me hagas reír~ El demonio sonrió ~No necesito tu confianza, solo tu malestar y debilidad, en cualquier momento discutirás con esos amiguitos tuyos, y te quedaras solo y destrozado, y podré tenerte de nuevo completamente a mi merced~ Acercó su rostro al de Vegetta, a punto de besarlo ~Y esta vez actuaré rápido, para que esos imbéciles no puedan hacer nada, será sencillo, después de todo, no eres nada sin ellos~
Aquel infinito y silencioso espacio negro se vio perturbado por la carcajada del oji violeta.
-En eso te equivocas, Chiqui- Esta vez fue Vegetta quien se acercó a Isiksiz, sujetándolo del cuello del chaleco y mirándolo con una sonrisa coqueta y mirada desafiante -Sin ese grupo de parguelas al que tanto quiero, yo fui, soy y seré el mejor héroe y guerrero que existirá jamás, esta vez tú estás a mi merced, serás parte de mi tanto como tu poder ahora me pertenece, por que a diferencia de ti, yo no necesito esperar a un "En cualquier momento" y puedo decirte perfectamente que no lo sabes todo de mi- Apenas terminó de hablar empujó al demonio, quien cayó al suelo sorprendido.
Los ojos de Vegetta brillaban como si de un fuego violeta se tratase, haciéndolos resaltar en el entorno negro, y detrás de él, con un rugido aterrador, un dragón con los mismos ojos violetas se alzaba erguido, extendiendo sus alas e intimidando al demonio.
~¿Qué... qué es eso?~ Un gruñido profundo lo hizo girarse y mirar rápidamente hacia atrás. Ahí se encontraba un lobo gigante de pelaje plateado y los mismos brillantes ojos violetas, mostrando sus dientes y en posición de atacar. Isiksiz se giró para mirar al chico frente a él aterrado ~¿Qué carajo eres tú?~
Vegetta solo sonrió en respuesta, y, ignorándolo, miró al Lobo -Tú eres nuevo... hmm... ya veré más tarde de donde saliste, ahora tengo que despertar y ocuparme de mis amigos, adiós Isiksiz, fue lindo conocerte, muere bien compañero-
Y así sin más se dio la vuelta, alejándose tranquilamente de aquel lugar con una sonrisa y el sonido de unos gritos desgarrados de fondo.
Una leyenda perdida en el tiempo narra la historia de las tierras del Fin, un lugar en medio de la nada, una dimensión con una sola entrada y una sola salida. Se dice que está llena de enemigos que pueden teletransportarse de aquí para allá, criaturas altas y oscuras con ojos morados que producen un sonido aberrante cuando te atacan.
Se cuenta también que en las tierras del Fin habita una inmensa criatura de gran poder, un dragón cuyos ojos brillan como amatistas relucientes y cuyo cuerpo está cubierto de escamas más negras que la noche y más resistentes que el diamante.
Se dice que, cuando un grupo de héroes o aventureros logran llegar a las tierras del Fin y matar al dragón que allí habita, vuelven trayendo consigo un huevo del dragón. La última vez que quedó registro de que alguien tuviera ese huevo fue hace ya muchos años. Cuentan que el huevo se abrió, nadie sabe que salió de él, pero fuera lo que fuese, desapareció, dejando tras de sí el simple recuerdo de unos llameantes ojos violeta.
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