Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAP I: ¿Qué diablos paso?

xxxxxxxxx

Había muchas palabras para describir su estado de ánimo en sus momentos. Exasperado, sobresaltado, atemorizado, etc.; Pero no había una que fuese tan entrañable como decir que estaba completamente cagado de las patas.

Sus padres muchas veces lo tachaban de miedoso, incluso varios de sus amigos y conocidos llegaban a decir lo mismo y a veces no podía comprender el porqué de eso. Siempre ha estado en situaciones fuera de lo normal y solo un lunático no mostraría algo de emoción en ese tipo de situaciones, más sin embargo, el podía estar completamente seguro de que cualquier ser humano en su posición hubiera tenido una reacción peor que la de el en estos momentos.

Todo paso muy rápido y sentía que se había perdido algo en su "viaje" a esa ciudad rara donde ahora se encontraba. Lo único que recordaba después de ser llevado por aquellas manos infernales hacía el televisor fue una luz blanca que lo cegó e inmediatamente ya se encontraba ahí. En el más ridículo escenario imaginable.

Una ciudad de caricatura, con los colores pasteles más chillones que había visto en su vida, con las personas a su alrededor con tonos de piel tan extravagantes que le daba la sensación de veía a juguetes vivientes, todo parecía tan irreal, pero al mismo tiempo, tan real que le causaba un sentimiento que no podía explicar de forma coherente.

Era extraño ver lo que debería ser un escenario en 2d con su visión en 3d. Si es que eso tenía algo de sentido para empezar, pero definitivamente era algo tan extraño que le provocaba inquietud, Leo solo podía llegar a compararla con la inquietud que le provocaba ver imágenes de espacios liminales. Fue extraño mirarse sus manos, a diferencia de las demás personas, mantenía su color de piel "normal", ahora lucían más pequeñas, con gruesos trazos que las remarcan, a falta de mejores palabras para describirlo.

"¿Habrá algún espejo cerca? ¿O algo por el estilo?" Fue lo primero que se le vino a la mente, se sorprendía de su propia voluntad para no caer en la locura. Caminó por la calle, tratando de lucir lo más tranquilo frente a la masa de gente a su alrededor, afortunadamente todos parecían indiferentes ante el.

Hasta que logro divisar una vidriera, de lo que parecía ser una pastelería, no se fijo mucho en ese detalle, hasta que finalmente logró mirarse. No era tan horrible como se imaginaba que se vería, su cabello seguía siendo castaño, solo que ahora con un tono más oscuro; sus ojos seguían siendo marrones, pero se habían vuelto más claros; su chaqueta roja y blanca se veía exactamente igual; sus pantalones por alguna razón habían cambiado de color, siendo ahora verdes en vez de grises y sus zapatillas pasaron a ser comunes en vez de deportivas.

Francamente no entendía el porqué de esos cambios tan específicos, tampoco era algo que le carcomería el cerebro, pues ahora debía saber algo mucho más importante. ¿Dónde estaban los demás? Nuevamente la inquietud se había apoderado de él.

"Dios... ¿Qué hago ahora? Ni siquiera se donde estoy, ¿Qué me garantiza que los demás cayeron en el mismo lugar? Tal vez están en otra ciudad, otro país, otro planeta... ¡¿Qué estas diciendo Lionel?! ¡Contrólate!" Toda esta situación lo estaba superando y empezaba a sudar de los nervios, si seguía pronto acabaría en un ataque de nervios y se forzó a si mismo a mantener la calma.

"Calma, respira hondo y exhala, respira hondo y exhala... Bien. Debo saber en donde estoy en primer lugar, eso será fácil." Dio una ultima bocanada de aire y se dispuso a hablar con la primera persona en frente de él, una señora de la mediana edad de color amarillo y con prendas que denotaban un estilo sureño.

-Disculpe señora, ¿Usted sabe donde...?- No terminó su oración cuando algo surrealista le sucedió, una vez más.

La señora no solo ignoro su pregunta, sino que logro atravesarlo como si de un fantasma se tratase, continuando su camino de forma serena y como si nada hubiera pasado. Obviamente aquello dejo helado a Lionel y con ello logro aumentar sus nervios.

-Que... ¡¿Qué?! - Estaba tan perturbado que no le importo gritar en público, su consciencia no lograba procesar lo que había ocurrido y amenazaba con quebrar con lo poco que le quedaba de cordura.

A pesar de que su grito debió haberse sentido por toda la cuadra, todos siguieron su paso con apatía, para aumentar más el horror del castaño. El cual empezó a correr, presa de un ataque de pánico para experimentar nuevamente lo sucedido con la señora, cada persona, fuese hombre, mujer, niño e incluso animales como perros eran atravesados por el, además de ser incapaces de escucharlo. 

Leo estuvo corriendo como unos cinco minutos sin rumbo fijo hasta llegar a un callejón, exhausto y aún asustado de su estado actual. Dejándose caer sobre la fría y sucia pared de un edificio cercano, tratando de recobrar el sentido y centrándose en lo importante ¿Qué diablos estaba pasando con él? ¿Por qué se había convertido en un aparente fantasma para todo el mundo? ¿Y donde estaban los demás chicos? 

-⬛⬛⬛⬛... ¡¿Qué?! - Grito exasperado ante aquello, el día no paraba de tornarse raro con cada segundo. 

Leo no entendía que había sucedido ahora, pero cuando trato de maldecir en voz alta (Total nadie lo escuchaba) un repentino "Beep" salió de su boca. Como aquel pitido que aparecía en los programas de televisión cada vez que alguien soltaba una mala palabra.

-Esto ya es un mal chiste... Que ⬛⬛⬛⬛ .... ¡Dios! 

-Veo que te estas familiarizando con este mundo... - Leo casi se sobresalto ante una repentina voz masculina a su lado. Notando la presencia de un hombre con toda la pinta de ser un vagabundo promedio, portando lo que parecía una gabardina verde mal cuidada y con una capucha que le tapaba la mitad de la cara.

-¿Eh? ¿Tú puedes escucharme? 

-Seh. Te escuche desde que llegaste aquí, eres muy gritón Lionel. - Menciono aquel hombre como si aquello fuese algo cotidiano, ocasionando el enojo del recién llegado, pero a su vez dándole mucha curiosidad. 

-Espera... ¿Acaso sabes qué no soy de aquí? ¿Cómo puedes escucharme? ¿Y cómo ⬛⬛⬛⬛ sabes quién soy? ¡¿Y por qué ⬛⬛⬛⬛ tengo este pitido del ⬛⬛⬛⬛? - Ante tal cantidad de preguntas, el hombre de verde solo soltó una carcajada burlona, levantándose y dándole la mano a Leo, quién; aunque con muchas dudas de la naturaleza de este tipo; opto por tomarla. No tenía muchas opciones y parecía ser el único ser que sabía que estaba pasando.

-En primer, lenguaje. En segundo lugar, sígueme. - Ordeno el misterioso hombre de ver, empezando a caminar hacía la calle, Leo solo bufó con molestia, siguiendo al hombre cual perro. Fue donde entendió que tanto el como el hombre de verde eran invisibles ante la gente de este mundo, pasando delante de ellos sin problemas.

-Empezando con tu primera pregunta. Si, se quién eres Lionel Vallarta. No eres el primero que cae aquí y tampoco serás el último.

-Esa ni siquiera era la primera pregunta, aparte ¿Qué quieres decir con eso? - Preguntó intrigado y el hombre solo bufó.

-No necesitas saber eso, hijo. Solo tienes que saber que otros ya han estado aquí y han logrado salir. - Mencionó en un tono ambiguo a propósito, molestando a nuestro protagonista. -Tu y tús amigos pronto saldrán.

-Espera espera. ¿Sabes de mis amigos? ¿En donde están? 

-Ni muy lejos, ni muy cerca.

-Okay, hasta aquí. - Dijo Leo poniéndose delante del tipo de verde y frenando a ambos. -¿Por qué tanta ambigüedad? ¿Acaso me estás tratando de dar una lección o algo por el estilo? Porque si es así, ya para. No estoy de humor para juegos de ⬛⬛⬛⬛, quiero saber donde ⬛⬛⬛⬛ estoy y donde están mis amigos. Así que se más conciso y déjate de ⬛⬛⬛⬛. - Concluyo más enojado que nunca, ya que los pitidos habían ayudado a enojarlo más.

Ante eso, el tipo rodo los ojos con fastidio, se decía mentalmente que este y sus amigos serían muy difíciles de tratar, pero no imposible, estaban lejos de ser los peores con los que se había encontrado.

-Bien, tranquilízate hijo. - Trato de calmarlo al mismo tiempo que retomaba el paso. -Dejaba decirte que tus asunciones no son del todo equivocadas.

-Entonces explica. - Mencionó con seriedad mientras volvía a seguirlo.

-Tú estas en la Equestria Humana. Un mundo donde los ponis que tu conoces, son humanos aquí. Es esencialmente tu hogar, solo que más colorido y con algunas cosas cambiadas.

-Okay, eso lo entiendo. ¿Pero como es qué llegue aquí? ¿Acaso tú provocaste lo del DVD?

-Parcialmente. 

-¡¿Cómo que parcialmente?! - Escuchar esas palabras lo encolerizo y agarro del cuello a su particular guía. -¡¿Qué eres?!

-Calmado. - Mencionó moviendo uno de sus dedos y dejando paralizado a Leo, que por más que quisiese, era incapaz de moverse. 

-¿Qué di...

-Escúchame, necesito que mantengas la calma, no podre explicarte nada si estas tratando de matarme. Cosa que es inútil por cierto, así que ¿Me escucharas o no? - Dijo con total seriedad y con una mirada de decepción. Leo se mantuvo en silencio por escasos segundos, hasta que bajo la mirada, derrotado.

-Esta bien, prometo solo escucharte y hacer preguntas. Nada más.

-Perfecto. - Menciono chasqueando los dedos y otorgándole nuevamente la movilidad. -Pensaba que eras el más tranquilo de tu grupo.

-Oye, no me culpes. Créeme cuando te digo que conozco gente que hubiera reaccionado mucho peor que yo. 

-No lo pongo en duda. - Nuevamente continuaron su caminata. A lo que Leo se cuestionó, ¿Hacía donde lo llevaba? ¿O simplemente estaban caminando sin rumbo? Sea cual fuera el caso, solo se centró en escucharlo.

-Entonces... ¿Eres una especie de dios, deidad o lo que sea?

-Algo por el estilo. Aunque en mi mundo no soy nada impresionante te digo. - Mencionó con una sonrisa, Leo si bien quedo curioso, volvió a centrarse únicamente en lo que le importaba.

-¿Por qué me trajiste aquí? Mejor dicho. ¿Por qué nos trajiste aquí?

-Para enseñarles una lección de amistad.

-No me ⬛⬛⬛⬛⬛- Leo sintió la necesidad de ahorcarlo nuevamente, pero se controló. De alguna manera se lo vio venir. Tratándose de una película de una serie que tiene en su titulo "La magia de la amistad" se esperaba algo así de cursi.  

-Lenguaje. Prosiguiendo, he notado que su amistad ha estado al borde del colapso y ustedes se han metido en muchos problemas por ello, por lo qué he decidido que ustedes necesitan unas vacaciones de su mundo. 

-¿Sabes qué esto es como un secuestro no? No veo porque privarnos de nuestro hogar nos pueda ayudar a mejorar en nuestra amistad. - Comentó sin ocultar su desprecio.

-Lo entenderás más adelante mucho, todos los que han entrado aquí han salido siendo mejores personas. - Leo solo rodo los ojos. -Me lo agradecerás dentro de un par de meses. 

-¿Meses? Espera un momento, no podemos estar aquí tanto tiempo... - Y antes de que Leo entrase en otro ataque de pánico. El hombre lo tranquilizó.

-Despreocúpate, el tiempo aquí y el de tu mundo es muy distinto.

-¿Ósea?

-Que aunque tu sientas que ha pasado un mes aquí, en tu mundo solo habrá pasado como, digamos, una hora y doce minutos como máximo.

 -¿Y como estás tan seguro?- Preguntó con una mezcla de molestia y miedo.

-Siempre ha pasado lo mismo, así que despreocúpate. - Comentó en un tono casi paternal, Leo aún tenía sus inquietudes, pero debía confiar en las palabras de ese hombre porque era el único que tenía respuestas a toda esta locura.

-Entonces, si estoy aquí para recibir una lección, ¿Por qué nadie es capaz de verme o escucharme? 

-Porque se supone que no debes estar aquí, el mundo te considera un error y por lo tanto rompes con la lógica del todo.

-En español por favor. - Mencionó sin entender ni jota de lo que había hablado.

-Digamos que eres como un virus en un sistema informático, no deberías estar aquí en primer lugar, por ende el mundo no sabe como reaccionar ante tu presencia y decide eliminarte del plano físico como respuesta. 

-Supongo que tiene sentido... - Lo que lo llevo a preguntar algo más importante. -¿De donde sale este pitido? ⬛⬛⬛⬛.

-Este mundo fue creado como algo infantil, por ende, las groserías no tienen cabida aquí. Así que decide censurarte como medida restrictiva. 

-Bueno, al menos eso tiene más sentido que lo anterior. - Dijo rascándose la cabeza. - ¿Eso significa que otras cosas como la sangre, violencia, ⬛⬛⬛⬛ tampoco existen aquí? Oh vamos ¡Eso ni siquiera es una mala palabra! 

-Más o menos.

-¿Más o menos?

-Es lo único que necesitas saber. - Y por más que quiso saber, el hombre de verde no volvió a tocar ese tema, provocando que Leo se rindiera con ello. Hasta que preguntó otra cosa.

-¿Y tendré este estado de fantasma para siempre o qué?

-No, en breve te devolveré a tu estado normal cuando encuentres a uno de tus amigos.

-¿Pero donde están? Ni siquiera sé si acabamos en el mismo lugar.

-En breve lo sabrás. - Leo iba a protestar, hasta que empezó a escuchar una rara serie de sonidos a lo lejos, algo que lo saco de onda ya que podía darse una idea de que se trataban.

Cuanto más caminaban, más cercanos se hacían, logrando que los identificara como unos pitidos, los mismos que el tenía, fue ahí donde finalmente unió los puntos. Esa caminata que aparentemente no tenía sentido, en realidad si lo tenía; todo este tiempo ese hombre de verde lo estaba guiando a sus amigos.

Entre tantos gritos en forma de pitidos, encontró a uno de sus amigos, Dante, quién al parecer estaba en un ataque de pánico y gritaba insultos hacía el cielo en medio de la calle mientras los autos y motos pasaban sobre él. 

-Aquí esta uno de los tuyos. 

-¡Dante! ¡Aquí! - Dante ni bien escucho la voz de Leo fue corriendo hacía el como si hubiese encontrado una pila de oro, abrazando a su amigo con una desesperación palpable.

-¡Leo Leo! ¡Gracias a dios estás aquí! - Habló exasperado y casi al borde de las lagrimas, Leo no podía culparlo, pero no le molestaría que dejase de aplastar su espalda con sus manos. 

-A mi también me da gusto verte Dante, pero por favor suéltame... - Dante no tardó en notar lo que estaba haciendo, así que lo soltó de repente y empezó a disculparse mientras se secaba las lagrimas y recobraba un poco la cordura. 

-... ¿Y quién es él? - Preguntó Dante apuntando al acompañante de su amigo, quien se mantuvo al margen de ellos.

-Digamos que el culpable de que estemos aquí. - Y con eso bastó para que Dante fuera contra el hombre con intenciones asesinas, pero le sucedió lo mismo que a Leo cuando intentó eso.

-¡¿Qué ⬛⬛⬛⬛? 

-Por favor déjame explicártelo... - Suspiro Leo cansado de todo.

Pasaron varios minutos en los que el hombre de verde le explicó todo a su amigo, mientras Leo solo podía limitarse a observar a la gente a su alrededor, todos le producían algo similar al valle inquietante, si bien se veían exactamente iguales a los humanos (Quitando sus diferencias claras), algo dentro de el le seguía alertando de que algo simplemente no estaba bien, definitivamente le iba a costar bastante adaptarse a este mundo, ya de por si le costaba adaptarse a todo este escenario sacado de sus más profundas y ridículas pesadillas. 

-... ¿Has entendido todo Dante Hoffman? - Concluyo la explicación el tipo de verde.

-... Aún sigo con ganas de matarte, pero lo entiendo. - Y con ello, Dante nuevamente recobró el control de su cuerpo. -Bien bien... Entonces ¿Qué debemos hacer exactamente?

-Ayudar a las protagonistas de esta historia.

-¿Ósea nosotros? - Preguntó Dante sin darle muchas vueltas al asunto, a lo que el hombre le dio un golpe en la cabeza.

-Me refiero a Twilight Sparkle, la protagonista de la serie. - Contestó con indiferencia, mientras Leo se juntaba con Dante para mantener distancia con ese hombre, aún seguía desconfiado.

-¿Y cómo exactamente la ayudamos? Nunca vimos la serie, así que realmente no sabemos que hacer.

-Eso lo averiguaran más adelante. Recuerden, si no logran completar su objetivo, estarán condenados a vivir aquí por el resto de su eternidad. 

-Espera un momento... - Y antes de que Leo pudiese dar una ultima pregunta, aquel hombre desapareció de su vista, sin mucho más, dejándolos completamente solos. 

-... ¡Me lleva la ⬛⬛⬛⬛⬛! - Grito con todas sus fuerzas Dante, hastiado de todo y de todos, salvo que en esta ocasión hubo una reacción diferente en el entorno.

Toda la gente a su alrededor se sobresalto, algunos incluso gritaron de la impresión, para luego mirarlos como si fueran unos bichos raros, a lo cuál el dúo de amigos no supo como reaccionar.

-Eh... Disculpen. - Mencionó Leo con una sonrisa forzada. -Mi amigo tiene problemas de ira, es completamente normal. - Y con ello le dio un codazo a Dante, en señal de que siguiese caminando.

En breves minutos la multitud de gente los dejo de lado y se volvieron a centrar en sus cosas, mientras nuestros protagonistas planeaban que hacer ahora.

-Bueno, al menos esto me produce más comodidad que lo anterior. - Reflexionó Leo mientras evitaba chocar con la gente.

-Extrañare el modo fantasmal si te soy sincero. - Dijo Dante recuperando su personalidad tranquila. -Pero esto no tiene sentido, ¿No se supone que nos daría este estado cuando estuviésemos todos? 

-No dijo exactamente eso, pero eso nos deja suponer que Helena y Alex no están lejos de nosotros. 

-¿Qué te hace pensar eso? - Le cuestionó.

-Deberían estar cerca, perfectamente pudiste haber estado en cualquier parte del mundo, pero convenientemente estabas en el centro de la ciudad, así que los demás deben estar en algún lugar de acá. - Explico su razonamiento, aunque Leo no podía evitar temer que estuviese equivocado. 

- Entonces... ¿Por donde empezamos?

-... No tengo idea.

xxxxxxxxxx

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro