Suguru Geto:

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Su espalda yacía debajo de mí perfectamente arqueada mientras yo aprovechaba para nalguear su voluptuoso tracero hasta hacerlo cobrar un color rojizo.

Llevaba tanto tiempo esperando este momento que el sudor que emanaba de mi cuerpo se pegaba al de Satoru haciéndolo lucir brilloso.

Su anatomía era un banquete ante mis ojos, definitivamente quisiera romperlo si pudiera. Mis dedos bajaron a su apretada entrada y con ayuda de la vaselina logré meterle tres de ellos de un tirón.

—Ahhh~ — gimió con la fuerza suficiente como para que nos escucharan los vecinos y luego dejó de moverse. Un golpe de ternura se apoderó de mí cuando lo vi tan vulnerable, quién diría que el intocable Satoru Gojo es poco tolerable al dolor. Mis dedos no dejaban de entrar y salir de su mojado culo con un vaivén almibarado, durante ese tiempo mi lengua jugueteba y hacía la otra parte del trabajo.

Lamí,chupé y mordisqueé su trasero como si no hubiese un mañana hasta el punto de dejarle marcas de mis dientes,aunque es su culpa,nadie lo manda a activar estos impulsos psicóticos.

Lamentablemente su conciencia desapareció pero mi lujurioso deseo no. Amarré sus manos a la cabecera de la cama y rompí mi ropa interior en el fracasado intento de quitarla.

Solo con ver su rostro albino perfectamente tendido en las sábanas oscuras fue más que suficiente para que se me pusiera la polla a punto de explotar.

Después de prepararlo bien tomé un condón de mi mesita y lo coloqué en mi pene. No quería dejarlo embarrado de mis fluidos pues tenerlo desmayado anularía las posibilidades de su cooperación para limpiarlo, además no quería darle explicaciones de lo que sucedería.

No me contuve ni un poco cuando le introduje todo mi miembro, su entrada palpitaba jodidamente delicioso alrededor de mi verga apresandola y reclamando más de ella en su interior.

— Aunque estás desmayado eres muy travieso — deliberadamente hice una marca en su cuello para que todos supieran a quién le pertenece este gatito.

Empecé a moverme bruscamente y a arremeter contra Satoru de una forma bestial,incluso mis ojos se empañaron en lujuria mientras se la metía.

No hay palabras para describir lo extraordinario que es cogerse a este chico. Alcé su tracero y sus piernas haciéndolo quedar en la posición de 4 para embestir agresivamente su entrada. Sujeté tan fuerte sus cabellos que empujé su cabeza hacia atrás mientras mi otra mano se aferraba a su cadera evitando que se me escapara.

Mis dedos se enterraron tanto en su piel que dejaron huella y sus cabellos rasguñaron mi mano haciéndola sangrar un poco. Ni siquiera la diminuta herida me impidió venirme adentro suyo y disfruté demasiado ese calor tan espectacular que se escapaba de su cuerpo.

Suspiré varias veces antes de levantarme y tirar el preservativo usado a la basura. Corté las bridas para liberar sus largas manos y aprecié los moretones en sus muñecas, no pude evitar besarlas con suavidad y aspirar ese usual aroma a lavanda que emanaba su piel. Coloqué algunas prendas de vestir en nuestros cuerpos y me arropé en la cama junto a él.

Se veía tan jodidamente lindo que me daban ganas de follarmelo otra vez. Suprimí ese deseo infernal y me limité a depositar un camino de besos en su rostro.

Esta vez sí estaba complacido, había tenido sexo con Gojo Saturu,mi amigo, el original y no me detuvo al hacerlo.

— Suguru — llamó mi madre a la puerta — ¿Puedo pasar?

— ¡No! — solté de golpe mientras me levantaba de un brinco. A causa de mi torpeza mandé a volar una mesilla y recogí del suelo el mando de la play.
—¿Qué querías? — pregunté con una amable sonrisa que no era muy común en mi.

—¿Qué estabas haciendo? — mordí mi labio inferior con cautela y me agarré de la primera idea que pasó por mi cabeza.

—Estábamos jugando — le mostré casualmente el mando en mi mano.

—¿Está Gojo contigo?— preguntó sorprendida.

— Terminó su turno más temprano hoy — continué con mi sonrisa. ¿Por qué estaba sonriendo? ¿Acaso estaba feliz? Después de cumplir mi sueño de acostarme con Satoru definitivamente no era para menos.

— Que extraño — definió — Su jefe es muy estricto, no suele hacerse cargo para que otros descansen, ese hombre definitivamente odia trabajar

— No comprendo cómo es que aún tiene la cafetería sobre sus hombros — murmuré conociendo al vago de Nanami.

Le di un leve vistazo a mi gatito antes de cerrar la puerta a mis espaldas y dirigirme hasta la isla de la cocina con mi madre.

— Mamá.... — mi voz captó su atención y comencé a ponerme nervioso..no sabía por donde empezar. —Me gusta una persona pero creo que no corresponde a mis sentimientos — comenté con desilusión. Satoru jamás me amaría de la misma forma en la que yo lo hago.

— El amor a veces duele mi pequeño — dejó el boul que cargaba sobre la mesa y juntó nuestras manos calidamente — Esa chica debe de ser muy afortunada

—¿Chica? — murmuré inseguro de continuar la conversación.

— Tu padre espera con ansias un nieto — me sonrió y yo hice lo mismo falsamente.

¿De que forma podría continuar con mi descendencia si me gustan los hombres?
Estoy convencido de que mi familia no aprobaría lo que siento por Satoru y conociendo a mi padre sería capaz de correrlo de la casa y culparlo por "hacerme de esta manera"

—Ojalá y me corresponda — Así lo abandonaría todo con tal de seguir el mismo sendero que el peliblanco. Solo él me trae tan locamente enamorado que me haría olvidarme de todo con tal de mantener su compañía.

Ya no sé si sería capaz de vivir sin sus bromas. Su alegría y vigor es lo que me han mantenido en este frío mundo donde no le importo a nadie más.

En casa no soy más que el siguiente en la línea sucesoria. En el colegio no soy relevante en absoluto y me considero demasiado vago para participar en algún deporte pero sin embargo cuando estoy con Satoru ya no soy el invisible: SOMOS GOJO Y GETO