Capítulo especial por halloween.
Happy Halloween👻

—¿Qué?....¿Dónde estoy? — abrí suavemente los ojos adormilado. Una claridad tan opaca como familiar invadió mis párpados y la foto enmarcada de al lado de la mesilla me hizo levantarme de un salto. — Debo de estar muerto — murmuré sacudiendo mis cabellos de manera habitual, la casa donde me crié con Suguru movía viejos recuerdos en mi corazón.

Mis pies anduvieron por voluntad propia todo el cuarto y descubrí que todo se encontraba tal cual lo había dejado. Ni siquiera la menta escondida en el cajón de mi mesilla había sido movida.

Una mueca se dibujó en mi rostro al ver cómo las hormigas invadían aquel caramelo derretido que decidí tirar a la basura.

Me observé una vez más en el espejo de pie que lucía su deslumbrante magnitud en un rincón y visualicé los sientos de veces que acomodé mi uniforme frente a él.

El ingrávido recuerdo de mi sonrisa me comprimió los pulmones y un lamento en forma de gota resbaló por mi pómulo. Mi intrépida mano lo hizo desaparecer cuando unos cabellos oscuros se asomaron por la puerta.

—Despertaste — sonrió amable como si todos mis recuerdos hubiesen sido un mal sueño.

—¿Suguru? — cuestioné incrédulo mientras él cerraba la puerta a sus espaldas —¿Qué sucedió?¿Por qué estamos aquí? — no lo pude contener y me lancé a sus brazos. Solo su calor podría calmarme en un momento como este.

—¿Qué? ¿De qué hablas? —me apartó inmediatamente solo para verme de forma infame mientras separaba nuestros cuerpos sujetando mis hombros con fuerza.

— Suguru....yo.....te extrañé demasiado — confesé rompiendo el llanto y él respondió con una sonrisa.

— Solo fueron pocas horas Satoru, si cada vez que despiertes te vas a poner así de sensible déjame comprar helado — bromeó y yo sentí esas palabras como una puñalada al corazón. ¿Todo este tiempo estuve solo soñando? ¿Todo lo que hicimos fue un sueño?

El fragor que emanaba del cuerpo de mi compañero se sentía más complejo que nunca, era una sensación que no podía soportar. Siempre fui el chico despreocupado que hacía chistes y fingía que no le importaba nada pero ahora mismo solo necesitaba que Suguru me dijera que no fue mentira todo lo que viví a su lado.

— Eso....solo horas — murmuré cabizbajo y él soltó su agarre para proceder a sacar de su bolsillo un cigarrillo eléctrico sabor menta.

— Debemos bajar a cenar — esparció una bocanada de humo por toda la habitación que le dió un aura más escalofriante de lo que ya lucía para mi.

— ¿Qué día es hoy? — el pelinegro se encogió de hombros despreocupado y de la nada me puse de pie para tirar al suelo el cigarro de un golpe brusco.

— ¿Qué mierda te pasa Satoru?¿Por qué carajos actúas como un jodido niño? — vociferó molesto y noté como había una diferencia en el cambio de actitud. El Suguru de hace años no hubiese mostrado reacción alguna.

— Tú no eres mi Suguru — guardé las manos en los bolsillos de mi pijama y salí con un andar cansado de la casa mientras veía los ojos de mi hermano clavarse en mi espalda. Por primera vez tener los seis ojos se convirtió en una ventaja.

Vi la moto que solía usar y no dudé en llevarla conmigo, donde primero se me ocurrió ir fue al bar con Nanami que no quedaba demasiado lejos pero para mi sorpresa se encontraba cerrado.

¿Cómo puede cerrar un sitio sin que lo sepa el dueño? Entré por la ventana de la cocina que bien sabía yo que las manijas estaban flojas y me aproveché del hecho.

Nadie mejor que yo conocería ese negocio pues no fueron pocas las tardes que pasé allí para justificar mis gastos ante los padres de Geto.

Caminé en absoluto silencio hasta que el sonido de un celular me hizo ponerme en alerta y me escondí rápidamente detrás de la barra.

— Ya deja de llamar Suguru — bufó Nanami —Ya cerré el bar como pediste, creo que no vendrá aquí ¿Por qué vendría a este asqueroso lugar en primer lugar? — pasaron unos segundo pero no alcancé a oir lo que decía el moreno a través de la línea —Es horrible lo que nos están obligando a hacerle, me parece inaudito pagar tanto para borrar los dos últimos años de existencia. Ya sé, ya sé que no podemos ir en contra de la ley, lo entiendo, dejemos este tema aquí, mejor llama a Megumi a ver si está Gojo con él — colgó acompañado de un suspiro tan característico que me hizo sentir en casa nuevamente

— Alguien aquí tendrá que pagarme las horas extras porque no pienso ir revelando secretos de estado solo por amistad — sonrió cansado y salí de mi escondite con los bellos de punta.

Aún me parecía imposible que me estuvieran mintiendo todo el rato¿Cómo pudo Suguru ocultarme la verdad?

—Gracias, amigo — suspiré aliviado de no haber estado loco o muerto.

— Las gracias después, tengo una agenda donde anoté todas las horas extras que tuve que hacer por tu culpa— comentó entre dientes al norde del llanto y no pude evitar sonreír.

—Este bar será tuyo cuando te pague — corrí a abrazarle sin recordar lo resabioso que suele ser ante mis miestras de afecto.

— Solo estoy dejando que me abraces porque has dicho que me pagarías — nos reímos y tomamos asiento en la cocina para que no nos viesen por las ventanas los transeúntes. — Gojo, ahora tienes muchos ojos encima, debes tener cuidado y cuanto antes finjas que nada pasó mejor te irá — puntualizó mientras servía unos tragos.

— ¿Qué pasó con Sukuna? — pregunté tragandome el shot de una.

—¿No lo sabes?— indagó asombrado.

— Si lo supiera no preguntara — resoplé irónico.

— ¿Nunca fuiste a tus consultas médicas?

— Dejé de ir, eran demasiado aburridas

—Gojo — tragó saliva — ¡Tu culo tiene esporas! ¡No puedes follar porque envenenas a tus parejas! ¿Por qué mierda nadie te lo dijo?

— Ah, algo me habían comentado — murmuré apenado — ¿Entonces por qué Su...?? — me callé de golpe cuando recordé que no todos conocían mi relación con Geto.

—¿Eh? — me miró curioso.

— Nada — me serví otro shot, lo iba a necesitar para terminar la conversación.