17 - ¿En qué te convertiste?
Dos años después:
Gojo Satoru:
__________________________
— Hemos localizado otro de mis dedos y nuestra reputación está en juego — golpeó la pared con su puño causando una abolladura en la misma. Nada era más difícil de persuadir que la ira de Sukuna — El águila negra ha estado interfiriendo en cada uno de mis hallazgos y ahora solo nos quedan la mitad de los dedos antes de enfrentarnos a él
— ¿Cómo pudo existir de la nada un hechicero tan talentoso? — cuando abandoné la academia sin graduarme solo había basura,quizás resaltara algún que otro compañero pero nada fuera de lo común.
— El águila no trabaja para el gobierno — quedé bastante confundido al recibir esa información — Tu misión será matarlo y robarle todos los dedos que tenga en su posesión ¿Puedo confiar en ti? — enarcó una ceja con la mirada fija en mí y algo me hizo sospechar de la situación. Durante todo el tiempo que estuve trabajando a su lado nunca dudó de mi talento pero esa mirada ha sido irónicamente diferente.
— Puedes estar seguro de que no dejaré ni una pluma sin rostizar — murmuré confiado pero él no pareció creerme — Pff — me acomodé los lentes negros mientras acariciaba mis cabellos con una sonrisa — Soy lo mejor que te pudo haber pasado en la vida — con mi frente en alto salí a recibir el mapa localizador y procedí a la ubicación señalada.
A diferencia de los dedos anteriores en este lugar no había vigilancia ni hechiceros rondando ¿Cómo podrían guardar algo tan valioso en esta casa en ruinas?
Desde el momento en punto que mis pies chocaron con el suelo de ese lugar supe que había una trampa pero fuera cual fuera no me importaba. Una trampa no estaría a mi nivel.
— Llegas tarde — comentó una voz calmada proveniente desde la oscuridad.
— Muéstrate — le ordené y una sonrisa incómoda pero ladina se pegó a mi rostro.
— Me sorprende que no atacaras en primer lugar — cuando mis ojos se adaptaron a la poca luz del lugar aprecié su silueta cubierta por un manto negro sobre una gran piedra.
— Aunque no te guardo rencor por abandonarme tampoco seré paciente contigo — lo miré serio al borde de colapsar en ira. Los recuerdos del pasado volvieron sobre mi como un balde de agua fría.
— Ya ya — se levantó abruptamente y caminó despacio hasta que su rostro fue iluminado por un rayo de sol — ¿Estás conforme ahora, Satoru? — sonrió complacido y solo consiguió que mi enojo fuera en aumento.
— No me llames así maldíto
— ¿Por qué no?¿Ya tienes quién te llame por tu nombre o todavía nadie se atreve?
— ¡Dime para quién trabajas! Por tus pintas debes de ser el Águila Negra...
— Efectivamente — aplaudió fingiendo estar orgulloso — Tardaste solo 11 intentos para darte cuenta ¿Lo descubriste tú solito?
— ¿Por qué jodida mierda haces esto?¿Qué intentas conseguir? — traté de persuadirlo pero una desconocida sonrisa psicópata me enmudeció. Nunca antes vi una sonrisa de esa magnitud en su cara y mucho menos esos ojos sin brillo despojados de cualquier rastro de humanidad.
— Sería complicado decirte lo que quiero ¿Por qué mejor no te lo demuestro? — en menos de un segundo tres cuchillas fueron lanzadas en mi dirección, a pesar de haberlas logrado esquivar con éxito tuve la sensación de haber entrado a la boca de un lobo. Sin darme tiempo a reaccionar me tomó de la cintura haciéndome quedar pegado a su cuerpo, las dagas habían sido solo una distracción barata.
— ¡Suéltame imbécil! ¡Te advierto que si no te alejas usaré mi poder en tu contra!
— Eso quiero — lamió vulgarmente el lóbulo de mi oreja lo que produjo un leve espasmo en mi cuerpo — Aún eres sensible aquí Satoru — bufó — Tu boca es tan sucia pero tu cuerpo es tan sincero que muchas veces parece que te contradices tú mismo
— ¡Basta! — en ese momento recordé todo el dolor de dejar ir al ser que amo y toda la penumbra de cargar en mi alma el peso de haber renunciado a todo por alguien que nunca supo ponerse a mi altura en el amor incluso cuando fue él mismo quien me presionó para arruinar nuestra hermandad y convertirnos en amantes — Aléjate como mismo lo hiciste hace dos años, es lo único que se te da bien — Algunas lágrimas resbalaron traviesas por mis mejillas quemando mi rostro como el mismísimo fuego.
— ¡Auch! — Carcajeó — Así que coger no se me da bien — se quedó pensativo y yo me limité a asesinarlo con la mirada — Mentiroso,te haré arrepentirte de decir algo como eso
— ¿Qué? — me tiró sobre sus hombros como si yo fuese un saco de papas y muy descaradamente palmeó mi trasero — ¡¿Qué estás haciendo?!¿Acaso perdiste la cabeza o qué? — Pataletee en vano y me colocó sobre la enorme roca escombrosa donde se encontraba sentado anteriormente. — Basta ya — le miré desafiante pero me ignoró como si nada — Te lo advierto estúpido — sujetó mis muñecas y las ható ávidamente en mi esplada.
— ¿Tendré que amoldazarte también para que no molestes Satoru? — mis ojos se abrieron como platos al escuchar su amenzada disfrazada de infamia.
— ¿Qué piensas hacer?¿Acaso me vas a violar?¿No estás un poco mayor ya para estar jugando a esto?
— Es que contigo nunca me canso de jugar — su risita traviesa me causó un escalofrío en la espina dorsal y mi corazón comenzó a latir muy fuerte. ¿Quién era la persona que tenía delante?
Mis seis ojos me decían que era Suguru Geto pero mi alma se negaba a creerlo.
¿Quién es esta bestia de las sombras personificada?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro