12- Dos caminos y una decisión
— ¡¿Pero qué mierda Satoru?! ¿Qué haces con este? — espetó mi amigo con los cesos a punto de estallar.
— ¿Te da miedo que te lo robe o qué? — intervino Megumi con toda la intención de provocar aún más la ira de Geto.
— No eres más que una pequeña rata — le lanzó una mirada que si se convertía en cuchillos le atravesarían hasta la lengua.
— ¡Ya basta Suguru! — dije molesto por el comportamiento del recién llegado y la manera tan déspota en la que se refería al chico — Este no es lugar para una escenita
— Por eso es que no le he reventado la cara así que agradece ¿Se puede sabee qué haces contratando los servicios mugrosos de esta prostituta?
— ¿Qué? — quedé sin aliento y al observar al muchacho encogerse en el asiento no hizo falta seguir hablando — Hablaremos de esto en casa Fushiguro-kun — el nombrado ni siquiera levantó la vista avergonzado y por otra parte aún tenía que lidiar con la incómoda presencia del de cabellos largos — Vamos afuera Suguru — solté de mala gana a lo que Geto respondió siguiendo mis pasos de manera apresurada.
— ¿Y ahora que mosca te picó? ¿Te gustan esa clase de servicios?
— Cállate la boca — amenacé — No tienes ni idea de todo lo que ha pasado ese niño ¡Vergüenza debería de darte haberte acostado con él!
— Le pagué más de lo que pidió, no es mi culpa que se prostituya — se encogió de hombros despreocupadamente y mi sangre hirvió.
— ¿Nunca te preguntaste por qué alguien tan joven haría algo así? — cada poro de mi piel destilaba rabia, no entendía cómo era posible que Suguru fuese tan hostil solo con un niño.
— Él lo hace para cubrir sus necesidades y yo pagaba para cubrir las mías así que ambos quedábamos contentos — se cruzó de brazos y uno de mis puños se estampó en su cara haciéndola quedar aplastada entre mis dedos y la pared.
— ¡No estaba buscando cubrir sus necesidades imbécil! — le miré fijamente sin contener mi enojo — Él alimentaba a duras penas a cuatro pequeños sin familia ¿De qué otra forma un chico de apenas catorce años sin suerte podría asistir las necesidades de tantos? — lo solté indignado y este retrocedió con el rostro pasmado...
— No tenía idea... — murmuró pero sus recuentes lamentos no lograban persuadir su falta de empatía.
— Qué lástima que tus ojos lo vieran demasiado tarde
— Satoru...yo solo... estoy celoso.. — se acercó a mí y abrazó mi cientura desesperadamente. Su largos brazos envolvieron mi cuerpo dejándolo paralizado. — Tú siempre has sido solo mío y no estoy acostumbrado a compartirte con nadie.... — besó mi mejilla dejando pasar por alto el hecho de estar en un lugar público.
— Suguru he adoptado a Megumi Fushiguro — musité aún sin corresponderle al abrazo. Inmediatamente se alejó de mí con una mirada llena de desaprobación.
— Solo tienes dieciocho Satoru ¿Crees que tienes edad para hacerte cargo de semejante paquete?
— Tengo dinero — cité en mi defensa.
— Pues úsalo para mandarlo lejos a un internado o no sé — el movimiento desenfrenado de sus brazos denotaron toda su desesperación y la verda no esperaba que nadie comprendiera lo que acabo de hacer pues solo alguien que no haya tenido una familia de verdad es capaz de comprender semejante vacío.
— No digas tonterías. Jamás lo alejaré como todos han hecho — su mirada exasperante analizaba con cautela el movimiento de mis labios.
— ¿Te gusta verdad? — susurró rendido mientras mi boca se abría de par en par.
— ¿Qué estás diciendo Suguru? — vivir una experiencia tan cercana a la muerte me hizo reflexionar sobre mi vida y darme cuenta de que mis sentimientos hacia Geto no son simplemente de amigos y aunque me duela aceptarlo lo amo con cada célula de mi cuerpo,es por eso que sus palabras se clavaron en mi pecho como cuatro dagas afiladas con desprecio.
— Solo dilo Satoru — tragó saliva y sus ojos se empañaron con un brillo acuoso— ¿Es a él a quien ama tu corazón?
— Suguru basta ya de decir bobadas. Sabes perfectamente que lo que siento por ese niño no es esa clase de amor. Mi alma,mi cuerpo y mi ser solo te pertenecen a ti aunque te cueste tanto aceptarlo
— ¿Por qué me dices todo esto justamente ahora?
— Porque en pocos días iré a ver a Sukuna y no sé si pueda regresar a verte — en ese instante su mandíbula se tensó y las venas de su cuello saltaron a simple vista. El hastío emergía por sus poros y colmaba el ambiente de fastidio haciéndome sentir herido y dudoso de mi despedida.
— ¡Piérdete cobarde! Sigues siendo capaz de enfrentar una Maldición pero no capaz de enfrentarte a mí¡Si lo que quieres es huir hazlo de una vez! — con impulso apartó mi cuerpo de su camino y se dirigió hacia el carro para proceder a desbastarlo a modo de venganza.
Una lástima, era un bonito auto.
Si sus intenciones consistían en hacerme daño debió pensar que tenfo dinero para comprar un auto fabricado con su pellejo si quisiera y si lo que quería era llamar la atención no lo consiguió con esa patética actitud de niño incomprendido.
Suguru es un año menor a mí y aunque también actúa como un niño creo que fue una locura intentar hacerlo mi hombre pues no es capaz de asumir todas las responsabilidades que ello implica.
Con las manos dentro de mis bolsillos caminé en busca del pequeño que me esperaba con la cabeza acomodada en la mesa.
— Regresemos a casa — afirmé seguro de mis palabras.
— ¿No me vas a decir nada? — preguntó con una voz nerviosa y llena de inseguridades que no me gustó nada e intenté buscar una respuesta que lo ayudara a cambiar.
— No tengo nada que reprocharte ¿Por qué estás esperando un regaño? — hice una pausa y el silencio invadió nuestra zona evidenciando su respuesta inexistente — Todos hacemos cosas de las que nos arrepentimos y que no están del todo bien, luego solo tienes la opción de vivir encadenado a ese pesar o la oportunidad de aprender y surgir nuevamente con mucha más viveza que antes ¿Tú cuál camino piensas escoger?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro