10- Inesperado
Satoru Gojo:
________________________
Pasaban dos días sin volver a ver esa cabellera negra que tanto añoraba. Su despedida aún hacía doler mi corazón más que mis heridas físicas.
—Siento no haberte podido salvar — comentó Fushiguro entre dientes.
— No mientas — suspiré pesado — Estarías muy feliz si estuvieras celebrando mi funeral — completé mi atuendo elgante felizmente por ser dado de alta y caminé sin problemas lejos de la enfermería mientras el chico seguía mis zancadas a paso apresurado.
— ¡Megumi Fushiguro! — resonó la voz alterada del jefe desde el otro extremo del pasillo — ¡Tu única tarea era mantener vivo a Satoru Gojo maldíto hijo de puta! — se acercó roto en cólera con los puños seriamente apretados — ¡Sabes que sin él no tenemos oportunidad contra Sukuna! — no pensó dos veces y lanzó un puñetazo en la dirección del menor. Su acción me dió tanto repudio que no contuve la conmoción y detuve el golpe con mi usual descaro.
— No hay razones para ponerse tan serio señor — hice un ademán con las manos y el pelinegro se escondió tras mi espalda — Hierba mala nunca muere así que no tiene por qué preocuparse — sonreí volviendo las manos a mis bolsillos. Sus ojos destellaban una incontenible rabia que solo logré agravar con mi tono lonzano.
— Estás despedido inútil — señaló con despotismo al chico en mis espaldas que yacía con lágrimas en los ojos.
— No puede hacerme esto señor — sollozó sin vergüenza — Por favor deme otra oportunidad — su voz entrecortada sonó tan sincera que un aire curioso llenó un espacio vacío en mí.
— Este chico no será despedido — solté una bocanada de aliento para recobrar el valor al atreverme a cuestionar órdenes de un superior — Desde hoy Megumi Fushiguro será mi subordinado y todo el peso de sus acciones será mi total responsabilidad — espeté serio con un tono jodidamente demandante.
— ¿Cómo puedes ser capaz de arriesgarlo todo por un inepto que no pudo siquiera cuidarte la espalda?
— Nadie puede cuidarle la espalda al gran Satoru Gojo ¡La culpa del fracaso de la misión de este chico es solamente suya al mandar a un niño a hacer el trabajo imposible que ni siquiera diez de los hechicero de mejor rango pueden lograr! ¡Usted es el incompetente aquí! — todos quedaron mudos y aproveché para liberar todo — Además quiero añadir nuevos puntos a mi contrato — inquirí burlón - Si voy a arriesgar mi vida contra Sukuna quiero un aumento de sueldo y un contrato fijo donde diga de manera explícita que nadie puede despedirme
— ¿Qué? — su boca se abrió de par en par — ¡Ya cobras 1.2 millones el semestre! ¡Sales demasiado caro para esta compañía!
— Quiero el doble o no voy a pelear ¿Qué es ese dinero comparado con la seguridad de los ciudadanos? — solté burlón. Esto no se trataba del dinero sino más bien es un tema de orgullo propio.
— Aceptaré tu trato con la única condición de que no muera ni una sola persona en tus misiones. De lo contrario todo quedará anulado — le estreché mi mano con plena confianza en mí mismo y antes de este marcharse volcó su vista al adolescente incrédulo que estaba parado allí enfrente.
— No entiendo qué le has visto a este mocoso — sus pasos coléricos dejaron el lugar y el ambiente tenso comenzaba a disiparse.
— Señor Gojo — masculló abochornado con la cabeza gacha.
— Ahórrate los comentarios niño — Sabía que en esta situación le sabría mal tener que agradecerme pues estaba totalmente convencido de que no le caigo del todo bien — Llévame a tu casa — ordené
— Pero señor....
— Solo dime Gojo ¿Entendido? — asintió tímidamente y nos pusimos en marcha.
A medida que avanzabamos los barrios se volvían cada vez más marginales y peligrosos hasta que nos detuvimos frente a una choza en derrumbe. A pesar de lo vieja y descuidada lucía exageradamente limpia.
— Bienvenido — dijo apenado mientras abría la puerta — No será de su agrado pero siéntase en libertad de usar lo poco que poseo — cuando crucé el umbral lo primero que llamó mi atención fue una casa casi totalmente vacía, solo con una mesa de seis en una esquina y cuatro niños comiendo algo de pan con mermelada.
— ¡Megumi llegó! — gritó con emoción una pequeña de cabellos rubios y todos corrieron a abrazar a mi compañero.
— Pequeño quiero presentarle al señor Gojo, mi nuevo jefe — los niños se quedaron hipnotizados con el color azul de mis ojos y no pude ehitar sonreír ante tan tierna acción. — Tratadlo bien, hoy será nuestro invitado...
— Pero papá...nunca hemos tenido un invitado...
— Espera ¿Papá? — miré al jovenzuelo de reojo y este me devolvió la mirada apenado — ¿Qué edad tienes Fushiguro-kun?
— Catorce años — su voz seca provocó una frustración en mi interior — No todos tuvimos la suerte de ser adoptados Gojo — me observó de frente y por una vez me sentí orgulloso de que alguien además de Suguru me viera fijamente como su igual y no como un superior — Estos niños no tienen a nadie más que a mí y a duras penas puedo mantenerlos con vida, es por eso que le agradezco tanto que salvara mi trabajo.
— Con lo que cobras como hechicero supongo que no te debe de alcanzar para mucho ¿Qué haces en tu tiempo libre? — su mirada oscura divagó avergonzado y pude confirmar con total exactitud mis sospechas.
— Eso ya no te incumbre — espetó áspero sentándose de mala manera a lo que yo respondí imitando su acción.
Me hirió el corazón ver como esos niños era cuidados por no más que otro de ellos. Fushiguro debió haber tenido una infancia miserable, la palabra amor es obvio que no estuvo presente en su vida y es increíble la forma en la que ha sido capaz de ayudar a los más pequeños en sus desarrollos motores.
— Quiero adoptar a estos niños — sus luceros se salieron de sus órbitas y la sorpresa en su cara se hizo evidente.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro