17
Los meses pasaban rápido y la familia Kim estaba más ansiosa cada día porque naciera el pequeño JunHyun.
Young estaba muy bien y feliz, todo estaba en orden y su vida estaba siendo bastante fácil gracias a que todos la ayudaban.
TaeHyung también estaba bien, su padre lo había ayudado a conseguir un trabajo en su misma empresa, el pelinegro se negaba a entrar sin hacer una entrevista así que luego de varios días preparándose. Se presentó en aquel lugar con un hermoso traje y listo para ser aceptado por sus propios méritos. Había estudiado toda su vida en casa así que eso le sirvió de mucho.
— ¿En serio va a venir? — alzó una ceja observando a su novia bordar unas medias para él bebé — Lo estás haciendo mal...
Young soltó las agujas y suspiró, aveces le salían bien. Aveces no.
— Tu mamá las hace muy lindas, ¿viste el gorrito? Está hermoso — hizo puchero. Quería lograr aprender a hacer prendas tan bonitas bordadas.
— Es difícil, pero sigue intentando — su novio le regaló una de sus sonrisas cuadradas tan hermosas — ¿De verdad que Jimin viene? — volvió a preguntar.
— Que sí — volvió a tomar las agujas y la tela — Ya casi va a nacer el bebé, dice que quiere estar aquí para cuando nazca.
— Sabía que no se iba a aguantar — rió — Me agrada que vaya a venir.
Tae siguió hablando, pero Young estaba tan metida en su costura que no le prestó atención y luego de un rato el pelinegro parpadeó al darse cuenta de ello. Se levantó y salió a comer algo.
Al llegar a la cocina escuchó la puerta.
— Ya llegó.
Dijo y se dirigió a la sala para abrir la puerta, y como lo había pensado. Era Park Jimin, ladeó la cabeza cuando no vio el color rosa en su cabello sino un negro oscuro.
— Te ves más serio con ese color.
— Esa es la intención — alzó las cejas — Ahora seré un tío serio — rió y Tae lo dejó entrar — ¿Donde está Young? Quiero ver la panzona.
— En el cuarto.
Respondió y cerró la puerta viendo a Jimin caminar por su casa como si fuera de él. Se alzó de hombros y volvió a la cocina. Tomó una cajita de jugo para llevársela a Young, eso era lo que siempre pedía, desde que comenzaron los antojos lo único que no le podía faltar eran esos jugos. Se dirigió a su habitación y entró viendo al ahora pelinegro con la cabeza pegada en la panza de su novia.
— No hace nada — comentó éste sin despegar el oído — ¡Oh! Se movió.
— Se mueve mucho — dijo el menor y le entregó el jugo a su novia.
— Gracias — sonrió esta y comenzó a beber.
(...)
La noche había llegado y luego de la cena Tae y Young se sentaron en la terraza. La pelirroja se sentía algo mal y necesitaba aire.
— ¿Estás bien? — preguntó Jimin por quinta vez agachado a su lado.
— Que sí — respondió de nuevo. — Que pedante te pones.
— Es que éstas cosas me ponen nervioso — tragó en seco — ¿No estás nervioso?
Miró a TaeHyung, el menor parecía tranquilo pero en realidad estaba peor que Jimin.
— Oh... — la chica se quejó — Me duele...
— ¿¡Te duele!? — se levantó de un salto con los ojos muy abiertos — ¡Mamá!
Gritó y la Señora Kim llegó asustada. Observó Young y entró corriendo para llamar a una ambulancia.
JunHyun venía en camino.
— Creo que me desmayo.
Dijo Jimin comiéndose las uñas.
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