03
Young Hee y Tae subieron a su habitación y dejaron la maleta en una esquina, ambos se recostaron en la cama mirando hacia el techo. El pelinegro buscó la mano de su novia y entrelazó sus dedos.
— También me quiero casar — la chica lo miró y rió al ver los labios de Tae abultados haciendo un puchero — ¿Nos casamos? — preguntó con ilusión.
— Por supuesto — acarició la mejilla del menor — Pero no ahora, dejemos que pase un poco más de tiempo.
— ¿Por qué? — preguntó él.
— Solo es que... — la verdad que Young nunca había pensado en casarse. Estaba junto a él y eso ya la hacía feliz — No es necesario que nos casemos, estamos juntos, vivimos juntos.
Lo miró y Tae no parecía entender su punto o bueno, él si lo había entendido. Pero no lo creía de esa forma, quería casarse con ella. No quería llamarla mi novia para siempre, quería llamarla mi esposa, mi mujer. Estaba dispuesto a hablar pero la puerta fue tocada.
— Tae — la voz de su hermano se escuchó — Llegaron mamá y papá.
Los dos se miraron y suspiraron, había llegado la hora de enfrentar a la Señora Kim. Tae se levantó de la cama y tomó la mano de Young para salir de la habitación, el menor no dejaba de pensar en lo que habían hablado, ¿por qué no quería casarse con él? Él quería hacerlo.
Llegaron a la sala e hicieron una reverencia a los mayores.
— Bienvenidos — dijo el padre de Tae con una sonrisa y abrazó a su hijo, luego le dio un abrazo a su nuera.
— Ha sido un tiempo — Young saludó a la madre de Tae.
— Si — se cruzó de brazos y cambió la vista.
La chica suspiró, nunca le caería bien a esa mujer. Nunca le hizo nada, se preguntaba por qué no la aceptaba de una vez.
(...)
La noche pronto llegó y luego de todos ducharse se sentaron en la mesa a cenar. El ambiente era bastante agradable a pesar de que la Señora Kim aun miraba a Young con superioridad y era notable que prefería a la novia del hermano mayor, la pelirroja no pudo evitar sentirse mal allí.
— Hey — Jimin tomó su mano — No pienses cosas que no debes, no hay nada de malo en ti. Si esa mujer no quiere ver lo especial que eres allá ella, pero no estés triste por eso.
Asintió a las palabras de su amigo y sonrió. Jimin volvió a tomar una cucharada de comida.
— JaeHyung, ¿ya le has dicho a Tae?
De pronto el ambiente quedó en silencio. Los tres recién llegados se preguntaron la razón del por qué los demás se habían quedado así.
— ¿Que? — preguntó TaeHyung.
— No, le diré después — el mayor miró a su hermano — No es nada Tae, sigue comiendo.
— ¿Como que no es nada? Siempre quise alejar a esas personas de nuestra familia y ustedes me lo impidieron, ¿ahora me dicen que después? — la mujer negó — Creo que debes decirle.
— Basta.
— ¿Que es lo que pasa? — volvió a preguntar el menor.
— Riu despertó...
Los ojos de Tae se abrieron de par en par, su corazón golpeó fuerte contra su pecho. No podía creer lo que había escuchado, su amiga estaba despierta al fin.
— Tengo que ir a verla — se levantó de la mesa y caminó hacia la puerta de salida.
— Tae no... — su hermano también se levantó.
— Yo voy a buscarlo, no se preocupen.
Young se levantó y alcanzó a Tae frente a la casa. Tomó su mano para detenerlo.
— Tae vamos a volver, ¿si? — lo miró.
— No... quiero ir a verla. Tengo que ir a verla — sus ojos estaban llenos de lágrimas.
— Lo sé, estoy segura de que tienes muchas ganas de verla... — acarició su mejilla — Pero piensa... no es la hora ni el momento. Sabes que la situación no es fácil, espera un poco más.
El pelinegro rompió en llanto y abrazó a Young.
— Solo... no puedo creerlo.
— Está bien — acarició su espalda — Tranquilo.
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