-¿Cuál es tu nombre?

Ahí es donde todo empezó.

-Park Sunghoon... ¿Cuál es el tuyo?

-Yang Jungwon.

Me había respondido con una sonrisa de oreja a oreja en su rostro, era como un ángel sin alas que había venido justo a alegrar mi triste y monótona vida. Me sentía la persona más dichosa en ese preciso instante al solo poder tener la dicha de admirarlo tan de cerca.

Moría de ganas por entablar alguna conversación con él, pero al no ser yo una persona demasiado social, no se me cruzaba nada. Pareciera que aquel chico al cual comparaba con un cerezo en flor me ha leído la mente, ha decidido empezar una plática conmigo.

Trato de prestar atención a sus palabras y ser activo en la conversación, pero era inevitable el no perderme en tan hermosa mirada, sus ojos color avellana medianamente razgados eran hermosos, los podía comparar a los de un gato. Simplemente precioso.

La tarde llegó y con ella nuestra despedida, habíamos intercambiado números y estaba muy ansioso por poder volverlo a ver, me había flechado aquel ser de ojos preciosos y sonrisa encantadora, así que ¿así se sentía estar enamorado? ¿Era esto siquiera amor, o quizás solo interés?

Cuando llegué a casa los hermosos colores de esa tarde se desvanecieron, dejando solo la monótona y solitaria noche calurosa, el vacío apartamento y la vuelta de mis pensamientos invadiendome la mente y martillando en mi cabeza.

Había mencionado antes que no pasaba por un buen momento, la depresión me come vivo y el hecho de tener tantos problemas acumulados no me ayuda en nada a controlar los recientes ataques ansiosos que venía soportando dese hace uno o dos meses.

El psicólogo me ha dejado unos medicamentos antidepresivos, que realmente no me gusta tomar porque me hacen sentir sedado, inútil y medio tonto, cuando los tomo no puedo ni siquiera cuidarme solo, debo asegurarme de no tener nada que hacer y de estar si o si en mi casa. Lo odio. Odio esta sensación abrumante de soledad, tristeza e impotencia.

En la penumbra de mi habitación puedo ver como las cortinas ondean gracias a que me dejé la ventana abierta antes de salir, se ven estrellas... Lindo.

De pronto las ganas de llorar me invaden y cuando siento ya tengo las mejillas húmedas. Siento tantos sentimientos invadiendome que me es imposible controlarme, me voy a mi cama y me recuesto para tratar de calmar mis lágrimas. Cuando menos sentí caí dormido en medio de una tormenta de pensamientos y pequeñas gotas saladas mojando mi almohada. Mañana será un mejor día...

Efectivamente lo es, me he despertado y me siento bastante bien, cuando reviso mi celular me encuantro con una nueva notificación, es Jungwon. Me ha invitado a ir por helados a un local cerca del parque en donde nos conocimos el día anterior.

Mi día empieza bastante bien y por consiguiente el aura depresiva de la noche anterior se ha esfumado casi por completo, desayuno fruta picada mientras decido cual será el anime de temporada que vea esta vez, me gusta ver los animes que estrenan en la temporada de primavera y verano, la mayoría incluyen pequeñas cosas referidas a mis queridos cerezos y eso me encanta.

Como mi buen humor era casi palpable decido salir a caminar un rato y luego volver para ver que hacía de productivo en mi hogar.

Al caminar solo puedo volver a pensar en aquel chico tan hermoso que parece tallado por las manos más delicadas que existan, me sigue pareciendo tan irreal, tan extraordinario el poder tener la dicha de conocerlo a él.

Él...

~continuará~

¡Si te ha gustado el capítulo no te olvides de votar y comentar!

Ale fuera!