Promesas.
Día 5; [Intercambio de Quirks]
Un intercambio se puede dar por muchas circunstancias, casualidades o pedidos. Y son demasiado normales.
Pero, los intercambios siempre exigen algo a cambio. Algo en mayoría malo.
Advertencia: capítulo largo, con bastantes sentimientos, algo de drama.
Mei Hatsume era la más mujer más diabólica qué alguna vez pisó el planeta Tierra.
Con esas palabras se podría resumir todo el caos en qué ahora Kaminari estaba metido, gracias a esa mujer qué hace meses atrás le mencionó la posibilidad de crear una máquina capaz de atraer al crush de Kaminari. El rubio en ese momento estaba sorprendido e intrigado al no saber más información, pero, estaba convencido de la capacidad de la pelirosa.
Ese día fue el gran error del pobre de Tontonari, hacer un trato con alguien cómo ella. Y lastimosamente apenas se podía dar cuenta de aquello.
-Bien, es fácil.-mencionó la chica con aquel extraño artefacto en sus manos.- Sólo pongo los nombres de las personas, le disparo a uno de ellos y el efecto surge. No importa qué tan alejados estén, mi precioso bebé siempre va a funcionar.
-¡Espera un segundo! ¿Para qué dijiste qué era?.-volvió a preguntar Kaminari mientras le arrebataba la máquina de las manos sin nada de cuidado.- Es una máquina de destrucción masiva, ¿No?
-No, Kaminari, no es una máquina específicamente para eso. Ahora, dame eso o lo vas a romper.-la chica tomó el arma por un extremo e intento quitársela, siendo una misión imposible.
El caos cada vez se apoderaba aún más del taller de la chica, ahora forcejeaban por aquella arma cómo sí su vida dependiera de ello. Kaminari estaba seguro de qué era una mala idea activar el arma, y Mei sólo quería ver qué tan efectiva resultaba, cosa qué Kaminari se la impedía de enorme manera. Al verse en esa situación, Mei decidió hacer lo más cuerdo: darle una patada a su amigo.
De inmediato nuestro pobre Tontonari no tuvo más remedio qué soltar el arma y sobarse la fuerte patada qué la chica le había lanzado. Fue tan rápido y explosivo qué apenas pudo ver lo qué tenía enfrente.
En el momento dónde su amiga presionó el botón, supo qué estaba jodido, bastante jodido. Y más al ver los rayos de colores vibrantes venir hacía él a toda velocidad, apenas pudo dar un pequeño parpadeo antes de caer al suelo con rápidez. En los ojos de Kaminari, todo era un verdadero sufrimiento, sentía cómo toda la electricidad en su cuerpo se iba con rápidez, reemplazando esa sensación tan conocida con un frío helado recorriendo todas venas.
Aquella extraña sensación... Nunca la había sentido antes, sólo era un frío escalofriante. Pero por alguna razón, se le había hecho tan conocida aún sí esa sensación era ajena a él. Por primera vez, pudo experimentar en carne propia un sentimiento contrario. Sentía una vibra bastante extraña, a decir verdad, le calaba.
Su expresión fue tanta qué no pudo levantarse del suelo con facilidad hasta después de unos tres minutos. Dió un pequeño pestañeo viendo todo a su alrededor, nada parecía lejos de lo natural, incluso Mei comenzaba a preguntarle cómo se sentía. Pero... No parecía preocupada, parecía extasiada al ver su experimento más reciente.
Suspiró ligeramente mientras veía sus manos atento, por más qué intentaba sacar una chispa de electricidad, parecía imposible a más no poder. No sabía qué pasaba con él, simplemente no podía concentrarse de ninguna forma posible para volver a usar su Quirk.
-¡Mei!.-llamó un Kaminari alarmado enseñándole sus manos con miedo.- ¡¿Qué hiciste?!
La mencionada apenas pudo responder con algunas palabras antes de qué sus ojos se volvieran totalmente blancos, cómo un zombie en una estado de casi una muerte súbita.
-¿Mei?.-preguntó Kaminari bastante confundido. La tomó por los hombros y no respondía de ninguna forma, aún sí gritaba aclamando una respuesta.
"¡CORRAN!". Un gran grito lo sacó de su desesperación, junto con una alarma de incendios.
No dudó en cargar a Mei con rápidez para sacarla de su laboratorio, corriendo entre todos los demás para poder salir del edificio. De lejos pudo observar a sus demás amigos, todos estaban bastante preocupados por el reciente incendio qué se había ocasionado de la nada.
Sin siquiera preguntar nada se acercó con rápidez hacía uno de sus amigos, Izuku. No sé atrevió a preguntarle nada por temor a usar el Quirk de Hitoshi sobre su amigo.
Le pidió cuidar de Mei en lo qué regresaba, quería acercarse al edificio ahora en llamas para saber sí Hitoshi seguía adentro o no. Su corazón comenzaba a latir con fuerza, casi saliendo de su pecho, sus oídos comenzaban a pitar por la reciente desesperación.
"¡Un estudiante sigue adentro!"
Kaminari le importó un bledo las llamas, los recientes bomberos, el edificio a nada de explotar, incluso le importó un bledo usar el Quirk sobre todos para poder entrar entre las llamas de un rojo vivo. Sabía qué Hitoshi ahora mismo podría estar asustado al no saber controlar su Quirk, sabía qué estaba solo, y no podía salir de ese edificio.
Sabía qué ni siquiera su profesor Aizawa pudo hacer algo, en el momento dónde ocurrió el incendio, el salón de Hitoshi y su salón estaban demasiados alejados. A nadie le quedó más remedio qué salir con rápidez del edificio.
Pero Kaminari aún siendo un tonto, no quiso dejar a Hitoshi en ese lugar. Por eso corría con rapidez por los pasillos mientras tapaba su cara y boca, sus piernas comenzaban a entumecerse por su actividad, pero eso ni siquiera lo pudo frenar. Llegó al salón de Hitoshi, el lugar dónde las llamas eran verdaderamente intensas.
Pero a Kaminari ni siquiera le importó quemarse.
No supo cuándo ni cómo, pero una inexplicable fuerza comenzó a calentar sus dedos, casi hasta el punto de quemarlo. Eso lo alertó de inmediato e intentó apagarlo.
Pero por alguna razón, nada funcionaba. Cuándo quiso salir por todo el caos qué se comenzaba a formar, descubrió qué no podía usar de ninguna manera su Quirk, lo cuál había sido verdaderamente problemático para el de cabellos índigo.
Desconocía qué pasaba ahora, había mucha intranquilidad sobre él, euforia, sentimientos qué casi nunca llegaba a experimentar. Se sentía... Cálido.
Por primera vez se sentía cálido. No sentía la extraña sensación de su Quirk, y por alguna razón, quiso sentir más de aquella sensación sin darse cuenta qué sólo empeoraba todo. No pudo darse cuenta cuándo rayos comenzaban a salir de sus propios dedos hasta chocarse con cosas.
Ahí comenzó el caos, cuando Hitoshi sin quererlo comenzó a quemar las cosas sin control. Todo se le estaba saliendo de las manos, y cuándo la alarma de incendios comenzó a sonar, fue cuándo no pudo salir de ese salón. La electricidad comenzó a consumir todo y a quemarlo con golpes certeros, intentaba moverse lejos de ahí, pero cada paso qué daba se sentía una fuerte descarga eléctrica sobre sus propios pies.
Quejidos y resoplidos eran escuchados por todo el salón mientras intentaba salir. Nada parecía funcionar qué incluso su desesperación llegó al límite: se iba a lanzar por la ventana.
No dudó en abrirla con fuerza, poniéndose en posición para saltar de ese sexto piso: una caída bastante dolorosa, pero no mortal. Tal vez con suerte no se le romperían los huesos. Veía a sus compañeros fuera de la escuela, gritándole qué no lo hiciera mientras qué los bomberos lanzaban y lanzaban litros de agua.
No le quedó más opción, su pobre corazón estaba hecho adrenalina y pavor al no saber qué carajos había ocurrido. Estaba bastante seguro qué el Quirk qué tenía, era el de Kaminari...
¡Kaminari! ¿Dónde carajos estaba Kaminari?
Sin quererlo el mayor entró en pánico al no poder observar a ese chico tan rebelde, entró en pánico de qué no estuviera en un lugar seguro. Al pensar en él, algo le impidió saltar. Fue de inmediato qué regresó dentro del salón.
¿Para qué? Para ir a buscar a ese chico.
Sin embargo, el mundo parecía odiarlo cuándo observó cómo el rubio abría las puertas de su salón casi consumidas por el fuego.
-¡Hitoshi!.-exclamó el rubio avanzando aún con más dificultad sobre el salón, apenas pudo alcanzar al más algo, no dudó en abrazarlo con fuerza, agradeciendo qué estuviera bien, aún con tantas estupideces que habían pasado ese día.
Sabía qué haber entrado a rescatar a su crush había sido suicidio entre el fuego y obstáculos, pero no le importó. Hitoshi señaló la ventana cómo última opción, y ambos estaban dispuestos a lo qué sea con tal de salir de ese horrible lugar consumido por el fuego y el humo.
Quiso preguntarle a Hitoshi sí estaba bien, pero aquello se esfumó cuándo vió al chico desmayarse en el momento dónde saltó por la ventana. Denki pudo jurar en ese momento qué el mundo se le había caído, ni siquiera pensó sí era correcto saltar o no saltar, no pensó en qué sí podría romperse un hueso por salvar a Hitoshi.
Nada se le cruzó por la mente incluso cuándo los gritos de afuera se intensificaban en sus oídos cuándo saltó sin más de ese sexto piso. No sabía sí Kaminari era un verdadero tonto por siempre ayudar a los demás, pero, ya no quería dejar solo a Hitoshi.
No después de sentir todo lo qué lo caracterizaba, no después de saber cómo se sentía. No supo sí fue su empatía o su amor juntos, pero Hitoshi era lo importante en ese momento.
No sé preocupó por sí mismo durante la caída, sólo se enfocaba por tomar el cuerpo inerte del mayor hasta abrazarlo con fuerza, cubriéndolo de todos los daños qué podría recibir en esa caída. Denki era un verdadero suicida al pensar mejor en lo qué hacía, pero era muy tarde para retractarse.
Apenas fue un parpadeo hasta qué sintió el fuerte impacto sobre todo su cuerpo amortiguando la caída de ellos. Fueron unos segundos antes de sentir dar vueltas su cabeza cómo un fuerte latido, con todos sus sentidos al mil por hora, haciendo de inmediato su audición nula en cuestión de segundos. Kaminari en ningún segundo soltó a Hitoshi, ni siquiera en el momento dónde se desmayó por el fuerte impacto momentos después de caer.
-¡NECESITAMOS VERLO!.-gritó un pelirrojo a aquel condenado doctor.
Todo el hospital estaba repletos de estudiantes, doctores y maestros, haciendo un caos por el reciente accidente qué había pasado hacía horas atrás. Estaban estupefactos al ver cómo saltaron de la ventana sin más, incluso cuándo Kaminari fue el qué estuvo dispuesto a recibir todo el daño, sólo con tal de proteger a Hitoshi.
Nadie sabía la razón del cómo o del porqué, pero gracias a aquel rubio impulsivo, fue qué Hitoshi estaba vivo y sin ningún rasguño de más. Resultó qué se había desmayado al momento de saltar por toda la adrenalina en su cuerpo, además del reciente humo inhalado. Los doctores creían qué debido a esos factores, Kaminari decidió recibir todo el daño antes de Hitoshi.
Y había acertado a esa decisión, debido a lo peligroso qué era recibir daños durante un desmayo de tal magnitud. Sin embargo, haber hecho aquello significaba un enorme riesgo para el qué hubiera recibido el daño, podrían haber contusiones, hasta algo mucho peor.
Los amigos de Denki no sabían hasta dónde llegaría su amor por Hitoshi para salvarlo de esa manera, pero sabían qué era un tonto.
-Cómo le dije a su profesor, es imposible qué lo vean en éste momento.-respondió el ya hastiado doctor, tratando de responder de la mejor manera las dudas de los jóvenes.- Creemos qué por ahora no tiene nada, más qué unos golpes bastante fuertes y una leve contusión en la cabeza. Pero no podemos arriesgarnos, tenemos que seguirlo supervisando.
Ninguno quería comprender, querían entrar por la fuerza. Estaban paralizados del miedo, de qué incluso con ese informe, fuera todo mentira y Kaminari estuviera en problemas más graves.
Para ese punto, ya eran casi las once de la noche y nadie se había ido. Pero aún así, tendrían qué esperar tal vez más horas para poder visitar a su pobre amigo.
-¿Entonces no lo podemos ver?.- preguntó una voz profunda, haciéndose paso entre los estudiantes para poder pasar.
-No.- respondió el doctor, siendo de inmediato detenido por el ya recuperado Quirk de Hitoshi, quién sin importarle una mierda las palabras del doctor, se entrometió por los pasillos hasta la habitación de quién le había salvado la vida.
Sabía qué se veía verdaderamente horrible, con aquella bata de hospital, sus cabellos hechos un desastre y su rostro bastante cansado, pero no importaba, sólo quería... Sólo necesitaba ver qué Kaminari estuviera bien.
Después de haber despertado en ese hospital, sólo pudo ver a una muy preocupada Mei en su habitación. De inmediato se le fue informado de la situación, y la chica le explicó las razones por haber hecho algo así. Realmente sonaba estúpido, pero... Eso no quitaba qué Kaminari sin dudarlo lo salvó sin más.
Aún sí sabía qué no había sido su culpa, se sintió en demasía culpable. Se sentía culpable por todo, por no haber respondido a los sentimientos del chico esa noche, de todo lo qué había provocado sólo por él. Se sintió jodidamente mal al no poder proteger a Denki en esos momentos. Siendo de esa manera, le pidió a Mei revertir el arma, lo cuál ella hizo con rapidez y le indicó dónde podía ver al rubio.
Hitoshi aún hecho mierda se levantó de la cama con ayuda de la pelirosa. Y aunque su cuerpo ardiera por las quemaduras del fuego y todas los piquetes de inyecciones qué sintió en su cuerpo, eso no lo detuvo para ir a ver a su amigo. Ni siquiera el dolor sobre sus propios pies lo detuvó, ni romper las palabras del doctor.
Ahora sólo eran Kaminari y él en esa silenciosa habitación.
Dió unos cortos pasos antes de acercarse a la camilla y ponerse de rodilla frente a su querido Denki. Se veía extrañamente relajado aún después de aquel día, tanto qué pudo apaciguar el acelerado corazón del mayor en un instante, quién sólo lo observaba en completo silencio, tratando de asimilar todo lo qué pasó.
Su mente no podía procesar nada, no podía sacar algo de su corazón. Pero, lo único qué conservaba era el cálido sentimiento en su pecho al observar a Kaminari vivo.
»¡Hitoshi! ¡Necesito un flan!«
»¡Hey, espera! ¿Siempre eres así de penoso?«
»¿Quieres ir al cine? ¡Salió la nueva película de All Might!«
»¿Puedes creerlo? ¡Deku se confesó a Todoroki! ¡Fue toda una sorpresa!«
Las palabras de Denki se le venían con lentitud a su cabeza, recordando los momentos exactos qué guardaba con anhelo en su corazón. Y simplemente no pudo evitar sentir su opresión en su pecho al pensar en qué sería de sí sin su confiable Kaminari.
"-Shinsou.-lo llamó con suavidad mientras veían los fuegos artificiales desde el balcón del de cabellos índigo.
-Dime, Denki.-respondió el mayor bastante tranquilo, acercando una papita a su boca, atinando a dar un mordisco mientras escuchaba a su amigo
-Nunca había tenido a alguien cómo a tú en mi vida...-suspiró Kaminari mientras borraba abruptamente su sonrisa.- Quiero decir, es extraño sentirlo de ésta forma."
La respuesta la tenía ante sus ojos.
Sin ese chico iluminando su vida, sin duda nunca sería nada. Igual cómo lo fue antes de conocerlo, antes de aceptar ser su amigo.
Gracias a ese accidente fue qué se pudo dar cuenta de lo qué significaba aquel rubio en su vida. Fue qué recordó con atención todos los bellos momentos vividos a su lado. Fue qué recordó...
Denki lo hacía feliz, y no pudo evitar sentir esa opresión en su pecho al pensar en qué pudo estar cerca de perderlo por una estupidez tan grande cómo una arma. Nunca más volver a Denki...
"Suena extraño, yo lo sé. Pero... Me siento bien de qué seas mi amigo, y me ayudes siempre en lo qué necesito, qué no te burles de lo tonto qué soy. No lo sé, sólo, Shinsou. Desde qué llegaste en mí vida, no pude pedir algo mejor."
Sí nunca más podría volver a verlo, ¿Entonces qué sentido tenía seguir adelante? Después de todo, Denki le había enseñado cómo seguir, y había sido su pilar aún sí no quería aceptarlo. Todo ahora rodeaba a Denki y viceversa.
Era por eso qué por primera vez en su vida... Se sentía tan cómodo con alguien qué lo aceptaba en toda su totalidad.
Era por eso qué... Se había enamorado de Denki durante esos años, aún sí nunca se lo dijo.
-Denki...- murmuró Hitoshi con suavidad, acariciando los suaves cabellos del contrario.- Perdóname a mí, por todo. Por no ser un buen amigo, por no poder ser capaz de decirte cómo me siento. Perdóname por no haber dicho algo aquella vez, ¿Lo recuerdas? Nos quedamos en completo silencio, observando las estrellas y los fuegos artificiales.
Shinsou trataba de tomar aire adecuadamente mientras limpiaba sus gruesas lágrimas. Llorar no le favorecía en nada, ni siquiera frente a Kaminari, pero... Lo necesitaba.
"Tal vez no soy un gran amigo, o una gran ayuda. Tal vez siempre sea un tonto, y tal vez te hartes de mí en algún punto. Perdón sí a veces no te entiendo, o sí no soy bueno, sí a veces me como la última rebanada de pizza o te hago enojar... Perdón sí soy así cómo soy, pero en verdad estoy agradecido de qué no te hayas hartado de mí."
-No puedo imaginarme ahora sin ti, no puedo evitar enamorarme de ti. Y no puedo evitar decirte qué eres un tonto por lo qué haces.-resopló ligeramente mientras se hundía en aquella suave camilla en algo de silencio.
Un silencio qué perduró unos minutos antes de encontrar las palabras correctas para decir, aún sí sabía qué Kaminari no lo iba a oír en esos momentos.
-Nunca vuelvas a hacer algo así, jamás, ¿Me escuchas?.-preguntó el mayor en un susurro, sintiendo sus ojos aguarse aún más.- Porqué sí te pierdo, nunca me lo podré perdonar.
Estaba estresado, estaba triste, estaba pasmado, todo en uno. Ni siquiera le importaba sacar su peor lado en momentos así de inoportunos.
-¿Recuerdas tus palabras ese último día?.-volvió a preguntar expectante de una respuesta, pero de nuevo, silencio qué sólo lo había suspirar.- Me hiciste prometerte algo, entonces, yo necesito qué me prometas algo aquí y ahora.
No sabía porqué su corazón seguía latiendo así de fuerte, ni porqué sentía sus mejillas encenderse en un fuerte rojo cuándo estaba acercándose aún más a su chico. No pudo dejar de sentir esa calidez y amor aún cuándo había robado un pequeño beso de los labios del menor.
No era fogoso, no era intenso, sólo era... Era algo qué debió hacer ese día, palabras qué debió haber dicho ese día. Era un beso qué desde hace mucho tuvo qué dárselo a Kaminari. Después de todo...
-Kaminari, necesito qué me prometas qué jamás me vas a dejar. Aun sí también soy un tonto y no sé cómo demostrarte tantas cosas.
Los susurros de Shinsou eran cada vez más bajos, cómo sí temiese despertarlo. Tal vez aún tenía miedo de sus sentimientos, pero ya no quería guardar algo así. Ni siquiera cuándo un nudo en su garganta se instaló y observó cómo su pequeño rayo de electricidad abría sus ojos con suavidad, casi diciéndole en silencio qué había oído absolutamente todo lo qué había dicho.
Porque las lágrimas de Denki lo delataban enormemente. Aún así, Shinsou no se contuvo en decir en lo último, haciendo parar el mundo de inmediato.
-Te amo, y siempre lo hice aún cuándo sabía qué no debía hacerlo.-Shinsou no podía dejar de mirar los fascinantes ojos ámbar qué tenía frente a él. No pudo evitar sonreír incluso con más lágrimas formándose en sus ojos.- Te amé desde el primer momento dónde me hiciste sentir qué no era un monstruo, te amé desde qué ví tus ojos llenos de esperanza cada vez qué me veías, te amé cuándo me apoyabas siempre todas las noches. Y me enamoré de ti cuándo supe qué te habías vuelto todo para mí.
"Es por eso qué necesito qué me dejes protegerte siempre... No, es por eso qué necesito qué me prometas qué me dejarás hacerlo, aún sí no es lo mejor."
Las lágrimas en Denki se hacían cada vez más grandes, no podía evitar sentir su rostro enrojecer con rápidez. Realmente había sido un día de mierda, pero siempre qué estaba Shinsou a su lado, se sentía feliz. Y eso era justamente lo qué sentía en ese momento.
-Te perdono por todo, por no responderme esa vez, por no decirme nada, por hacerme llorar. Te perdono aún sí no quieres qué lo haga.-susurró Denki en respuesta, tratando de limpiar sus lágrimas.- Sólo... Quiero darte las gracias por existir, por todo. Quiero decirte gracias por hacerme feliz siempre, aún sí no deberías hacerlo.
"Porqué yo..."
-Gracias por dejarme estar contigo siempre, gracias por dejar enamorarme de ti, por confirmarme qué eres lo más maravilloso qué me ha pasado en la vida.
"Te amo cómo nunca he amado a nadie. Y quiero qué siga siendo de ésta forma, sólo sí es a tu lado."
AAAAAA, me salió muy sentimental, ¿No? Y eso qué no estamos en el sexto día. Nombre, agarrense, porque sí tengo ganas de hacer algo bastante sentimental y dramático.
Éste capítulo quedó bastante bonito, lo admito, me gustó demasiado qué ya no le quise dar un final abierto. Y se sintió bien bonito qué se dijeran todo lo qué necesitaban decirse.
Los dos están súper enamorados, y escribirlo de esa forma casi me hace llorar. 😔
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro