Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Eso mismo dijo Kirishima.

Día 4; [Colegio]

Para muchos jóvenes el amarrar en el mismo colegio, amor en la escuela o universidad, es algo imposible, ponen muchas excusas y arguementan la pérdida de libertad e independencia, pero ¿qué tan cierto es?.

Medianos cabellos de un color índigo, pestañas tupidas, labios carnosos y apetecibles, unas ojeras notables qué adornaban esos ojos de un color lila intenso, una nariz bonita sin ser tosca, pómulos medianamente definidos y mejillas blanditas. Tenía un color de piel algo pálido, pero sin caer en una enfermedad.

Carajo, ¿Era real ser así de jodidamente guapo?

Pues vaya qué sí, y la prueba viviente era el nuevo chico en su salón: Shinsou Hitoshi. Un chico capaz de hacerte caer del asiento a sus pies y expulsar saliva de lo mucho qué se te antojaba. Y aunque Kaminari era el único tonto qué había caído rendido a sus pies en cuestión de segundos, sabía lo qué eso significaba.

Aquella maldita apuesta.

Y cuándo menos quería pensar en ella, más tiempo se hacía para pensar en esa apuesta. Pero para suerte de él, el timbre del receso sonó sacándolo de sus casillas. Vió cómo el chico nuevo se retiraba con tranquilidad del salón cómo sí nada, sin embargo, sus compañeros no hicieron lo mismo.

Ochako fue la primera en cerrar la puerta del salón y encerrarlos. Los demás sabían a qué venía eso, así qué sólo formaron un círculo para sentarse y volver a recapitular esa apuesta.

—Ni siquiera sé porqué hacemos ésto.—mencionó Midoriya rompiendo el enorme silencio en el salón.

—Sssh, no interrumpas.—murmuró Ochako en respuesta mientras veía a sus compañeros con una ligera sonrisa.— ¿Cuánto creen qué vale ésta apuesta?

—A decir verdad... Ese chico se ve muy serio, no creo qué sea fácil de lugar.—respondió Jiro bastante relajada. Ella en absoluto estaba interesada en la apuesta, ni el dinero.

—Sero.—llamó de la nada Kaminari.— Bro, ¿Qué dices?

—La verdad no le quiero entrar a eso, no es correcto, bro. La última vez qué lo hice, casi muero.—Sero negativamente respondió ante las preguntas.

—¡Bueno! ¡Pues alguien tiene qué hacerlo!.—Ochako bufaba bastante aburrida.

—Seguramente el primero en aceptar sería Kirishima. Pero él ganó la última vez con Bakugo, y ahora está más enamorado qué nada.—Kaminari suspiraba bastante triste por su bro, no merecía terminad así.— De todas formas, es una apuesta alta, y somos muy pocos.

—¿Setenta?.—preguntó Midoriya.

Todos al escuchar esa pregunta estaban dudando, setenta sonaba bien, pero... Estaba bastante bajo comparando a Shinsou con Bakugo, con Bakugo habían sido quinientos.

Lo importante de las apuestas es qué no se aplicaba qué entre todos reunían el dinero, no. Por cada integrante qué estaba dentro de la apuesta, aportaba el dinero. ¿Qué significaba? Pues, sí apostaban quinientos, todos tenían qué dar esos quinientos (sólo los qué estuvieran dentro de la apuesta), y entonces de esas apuestas se hacían millonarios. El precio en cuestión podía cambiar entre más difícil se hiciera, caso qué pasó con Bakugo.

—¿Te parece qué él valga setenta?.—preguntó Kaminari.— ¡Midoriya! ¡ES UN DIOS! ¡Eso no puede valer setenta!

—Bueno, sí estás tan interesado... ¿Cuánto das?.—Midoriya sonaba un poco más interesado en esa apuesta.

Todas las miradas estaban expectantes sobre Kaminari. Y él era bien conocido por siempre dar una buena cifra, lo cuál era... Bastante estúpido. Pero cómo siempre, a nuestro querido rubio jamás le interesaba cuánto gastaba, sino lo qué podría recibir.

Kaminari podría ser tonto, pero no estúpido. Con eso en mente, sólo dijo lo primero qué se le vino a la mente.

—Mil.

Por un momento el silencio reinó a dar paso a un mal presentimiento. ¿Ese chico podría valer 1000? Pues para Kaminari sí, y tal vez... Un poquito más, mucho, mucho más. Pero para mala suerte de Kami, sólo se aceptaban apuestas hasta los mil, no eran millonarios para tirar siempre a la basura sus becas de preparatoria. Las apuestas se realizaban al menos dos veces al año, y esa ocasión era la ocasión perfecta para Kaminari.

—¿Estás seguro de qué quieres perder tu dinero ese chico?.—preguntó Jiro.

—Pues... Sólo es ligarlo, decirle palabras bonitas, estar en una corta "relación", y ya. No creo qué sea en serio, ¿sabes?.—cuestionaba el rubio con una sonrisa.— No creo qué la cosa se ponga seria.

—Eso mismo dijo Kirishima y ya va para los dos años con Bakugo.—murmuró Sero con una enorme sonrisa.

—¡Bueno! Kirishima tuvo suerte de encontrar al amor de su vida en una apuesta. Yo sólo voy a encontrar a un chico más y ya, cómo siempre los he encontrado.

Oh, Kaminari, qué equivocado estabas en ese momento. Ese no era un chico normal, y estabas a punto de averiguar aquello.

—Por favor.—rogó por quinceaba vez el de cabellos rubios, tomando por las piernas al pobre chico nuevo, dejando qué lo arrastrara por los pasillos.

—Por última vez, no estoy en busca de amigos...—murmuró Hitoshi ya bastante hastiado por la actitud de ese chico raro.

—¡Sólo dame una oportunidad, Hitobro!.—volvió a suplicar sin importar sí seguía siendo arrastrado por los pasillos hacía las habitaciones.

El pobre chico de cabellos índigo suspiró bastante resignado parando de inmediato su caminata.

—Está bien.

—¡¿En serio?!.—preguntó el rubio con bastante emoción levantándose del suelo con rápidez.

Hitoshi le dedico una pequeña sonrisa torcida, preparado para soltar su bomba.

—No.

Y sin ninguna compasión dejó al pobre chico con palabra en boca mientras salía de ahí.

Pobre Kaminari, habías hecho una verdadera apuesta difícil. Pero ni siquiera sus amigos lo lograrían. ¿Por qué sería?

Cierto, estaban hablando de Shinsou Hitoshi, un chico nada normal para esa apuesta.

—¡Shinsou! ¡Te compré un flan!.—mencionaba Kaminari bastante feliz mientras se acercaba a él.

—No me gusta el de plátano.—respondió Hitoshi bastante desinteresado.

Aquello sin duda rompió el corazón del menor, quién no tuvo tiempo de qué sus ojos se aguaran porque Hitoshi se había ido sin importarle nada.

—A ver, trae acá.—Aoyama había aparecido de la nada tomando su flan sin preguntar.— Para conquistar a alguien tienes qué ir con toda la elegancia.

Aoyama fue con toda la actitud a seguir a Hitoshi y ver sí aceptaba ese dichoso flan. Se había enterado de la jugosa apuesta y no había dudado en acortarla.

Sin embargo, para aquel chico extravagante había dado el mismo resultado: rechazo inminente.

Ya todos habían intentado muchas veces, y definitivamente nadie podía acercarse ni siquiera un poquito a ese chico.

—¡Shinsou! ¡Voy a adivinar quién te gusta!.

Habían pasado alrededor de dos meses, y era la primera vez qué podía estar cerca de Hitoshi por más de veinte minuros. Aquel tiempo había sido todo un récord para Denki, y sólo había tenido esa oportunidad por la hora del almuerzo.

—No me conoces, ni somos amigos, ¿Cómo planeas saberlo?.—Hitoshi cómo siempre era una rosa delicada y cálida, siempre dando respuestas apropiadas...

Denki no pudo evitar el suspirar con resignación, definitivamente el chico era difícil. Y entre más lo pensaba, más fuerte mordía el sándwich qué tenía enfrente.

—¿Midoriya?.—preguntó de la nada.

—¿De dónde sacas eso?.

—No lo sé, pasas DEMASIADO tiempo con él. ¡Incluso más qué conmigo!

—Primero, no hagas berrinches. Segundo, Midoriya pasa más tiempo conmigo porque estamos haciendo el proyecto para la próxima semana, pero ni siquiera hablamos de otra cosa.—respondió Hitoshi mientras le robaba el sándwich al contrario y le asestaba una buena mordida.

A decir verdad, Hitoshi no definía a Kaminari cómo un amigo o conocido, aunque fuera lo contrario y le tuviera tanda confianza para compartirle, robarle, prepararle, comprarle comida durante esa lapso de tiempo de dos meses.

—¡YA SÉ! ¿MOMO?

—... Ni siquiera le hablo.

Cinco largos meses.

Nadie, absolutamente nadie había logrado ligar a Hitoshi, y hasta ese punto se hacía imposible.

Pero incluso Kaminari qué en un principio estaba enamorado del dinero, se olvidó por completo de eso cuándo estaba al lado de Hitoshi. Ahora sí podría decirse qué eran muy buenos amigos.

Ya habían tenido pijamadas, iban al cine, compartían casi todo, hablaban bastante, se juntaban a almorzar. Incluso el padre de Hitoshi, Aizawa, su profesor, ya dejaba entrar con todo y chivas a Kaminari en su propia casa. Y para ese punto, Denki estaba casi a nada de recibir unas copias exactas de las llaves.

Para llegar al punto de ser rechazado a ser invitado siempre a casa de Hitoshi, y qué su propio padre supiera de su existencia, era un paso más de ser amigos.

¡Eran súper buenos amigos! Y sólo eso.

Después de todo, Kaminari ya se había olvidado de esa apuesta. Y ahora sólo se trataba de Hitoshi exclusivamente, ya no del dinero.

Le gustaba pasar el tiempo con él, tenía muchas cosas interesantes y buenas. Incluso sabía la adicción de Hitoshi por construir obras de artes en Minecraft.

Eso era normal, ¿No?

Ocho meses.

Ambos habían ido juntos a una fiesta de sus amigos a bailar, entretenerse y emborracharse hasta el sin fin de los tiempos.

La música estaba a todo volúmen para los oídos de un ya intoxicado Kaminari, quién estaba entretenido bailando payaso de rodeo sin fin, y con un vaso de un jugo Poki en su mano.

Hitoshi estaba atrás de él tratando de seguir sus pasos sin parar, pero el de cabellos índigo era el más cuerdo en esa fiesta de borrachos. Por suerte para él, su estado de sobriedad le ayudó a atrapar a Kaminari entre sus brazos al momento en dónde tropezó por dar un paso en falso.

Ese chico sin duda no tenía remedio, pero por algo a Hitoshi le gustaba demasiado Denki, aún sí nunca se lo había dicho durante esos largos ocho meses.

Después de todo... Kaminari nunca lo notaría.

Ni notaría el suave beso qué le plantó en sus labios esa noche, después de todo, estaba demasiado intoxicado por todo lo consumido previamente.

Desde aquella ocasión ya había pasado un largo tiempo, y un sin fin de situaciones. Muchas primeras veces juntos.

E incluso ahora experimentaban su primer matrimonio en carne y hueso. ¿Cuánto había pasado desde qué eran unos jóvenes tontos?

Bueno... Al menos unos largos siete años juntos. Incluso habían ido a la misma universidad. Estaban ya demasiado acostumbrados a la presencia contraria qué ninguno se quejó de aquella decisión, ni cuándo decidieron mudarse juntos, o cuándo adoptaron un gatito, o cuándo decidieron casarse después de tantos años.

Para ese punto Kaminari le había dado un sí muy rotundo a su ahora esposo. No lo había dudado ni un segundo al entregarle su vida entera al hombre de quién se había enamorado desde qué le puso ese reto tan intenso de conquistarlo.

Esperen un segundo...

—¡CHICOS!.—llamó Kaminari bastante alertado mientras se subía al escenario.— ¡NO ME DIGAN QUÉ GANÉ LA APUESTA!

Todos sus amigos lo miraban estupefactos ante la reciente realización de Kaminari...

¿Cómo era posible qué después de siete años se diera cuenta de qué había ganado? Ni siquiera se le había cruzado por la cabeza al recordar cómo llevó a Hitoshi a las bodas de todos sus amigos, desde su brl Kirishima y Bakugo, hasta la más reciente entre Midoriya y su flamante esposo, Todoroki.

Ninguno sabía cómo actuar en ese momento, después de todo, Kaminari sí qué era bastante despistado. Tanto qué poseían apostar sobre qué no había pensado con exactitud qué estaba oficialmente casado con su novio de preparatoria.

—¿Sabes, cielo?.—preguntó Hitoshi mientras se acercaba a su esposo y lo cargaba para bajarlo del escenario.— Después de todo, tú me querías ligar, y para eso te tenías qué casar conmigo. Entonces sí, ganaste.

—¡Hitoshi!.—exclamó el menor entre los brazos de su esposo, sin importarle la atención de sus invitados.— ¡Me engañaste todo éste tiempo!

—¿Yo? Pero sí hasta conociste a toda mi familia, te mudaste conmigo, adoptamos a nuestro gatito y me aceptaste cómo esposo.—una gran sonrisa sobre el rostro del mayor se implantó, definitivamente estaba en total amor por su despistado esposo.— No puedo creer qué no te hayas dado cuenta de eso.

—En mi defensa...—murmuró Kaminari con un pequeño puchero.— Para mí sólo fueron cinco minutos los qué pasaron.

En ese punto las risas del lugar estallaron, incluso Hitoshi no pudo evitar reírse un poco más qué todos los mencionados. Sin duda, nunca se acababan las sorpresas para él.

—Kami, para mí sólo pasó un pestañeo. Y aún no es suficiente para mí.—susurró el mayor mientras por fin bajaba a su pequeño rayo de sol, no sin antes llenarlo de besos.

Y aunque tal vez sólo hayan sido cinco cortos minutos, Kaminari estaba contento de qué Hitoshi no fuera sólo un chico más.

Al final, las palabras de Sero eran bastante poderosas. Lo cuál significaba qué desde el inicio tuvo qué hacerle caso a su amigo, pero al no hacerle caso, se empeñó mucho más con su relación.

»Eso mismo dijo Kirishima.«

AAAA, no me inspiraba para nada.

Éste capítulo quedó no tan wonito porque lo hice a la ahí y se va, realmente sólo pensé en lo más bonito qué se me ocurriera y ya. Aunque, pude poner más situaciones tontas, PEEEERO, ya quería tener ésto listo para seguir al corriente con la week. 👌😔

Nos vemos en un ratito con los dos capítulos qué me faltan.

Perdón.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro