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CAPITULO XXII

— SOLO EL AMOR PUEDE DOLER ASÍ —

Maia no creía que aquello fuese posible pero se había asegurado mas de tres ocasiones de confirmarlo y no sabe en que momento pudo haber ocurrido tal descuido.

Y sin duda ese era el pequeño empujón que necesitaba para tomar el valor que necesitaba para abandonar Grimmauld Place junto a Regulus. Salir de las filas de Voldemort y alejarse completamente de sus padres.

Había citado a Remus Lupin antes de la cena en los jardines, seria la cena de fin de curso y eso la convierte en su ultima noche en el castillo.

Se le hace complicado dejar su etapa de estudiante atrás, pero estaba feliz porque estaba segura que Remus estaría con ella en esta nueva etapa. Seria algo nuevo para ambos pero lo podrían solucionar.

Mentiría si dijera que no se encontraba nerviosa, todo le causaba incertidumbre y mas porque se imaginaba la reacción de su madre. El día de mañana no regresaría a Grimmauld Place, junto a Evan y Regulus se desaparecerían en la plataforma 9 3/4 antes de que sus padres los vieran.

Maia se coloco su capa encima del uniforme de Hogwarts con la insignia de Prefecta previamente limpiada. Se peino por última ves el cabello y salió de la torre de Ravenclaw en dirección al jardín.

Cuando iba llegando vio que Remus ya estaba en una banca y veía sus propias manos, la Black no se fijo en los detalles y se acerco a el.

— Remus — le llamo ella y él volteó.

— Maia — el pronunció y ella se acerco a darle un beso en el cachete. — ¿Que pasa?

— ¿Te sucede algo? — le preguntó ella al notar el tono de su voz. — ¿Que pasa?

— Llevamos esto demasiado lejos...

— No lo creo.

— Maia, nosotros jamas vamos a funciones, somos y pertenecemos a clases completamente distintas. No creo poder amar a alguien que proviene de una familia tan prejuiciosa y de posibles mortifagos, lo mejor es dejar todo aquí — dijo el y Maia sintió un nudo en la boca del estomago.

— No me puedes decir eso ahora — Maia sin poder retenerlas mas dejo salir la primera de muchas lagrimas. — Iba a... yo... Remus no.

— No te quiero Maia, yo... no... — a Remus le costaba hablar. — No te amo y esto solo fue...

— ¿Un juego? — pregunto Maia. — No pensé que fueras de esa manera, que me hubieses utilizado y mas sabiendo que soy gemela de uno de tus mejores amigos, de todos los merodeadores pensé que tu eras el mas "correcto" pero no dudo que estas cortado con la misma tijera que Sirius.

Maia no pudo contener mas el llanto, si antes había soltado unas cuantas lagrimas ahora era algo incontrolable. Todos sus planes previamente analizados se fueron a la basura, Remus miraba con mucha pena como la Black perdía el control frente a el.

— No te digo que lo siento porque no es asi, ni siquiera eso me haces sentir...

Es lo ultimo que recuerda que le dijo Remus Lupin, porque de un momento a otro ella dio media vuelta y entro al castillo.

Hay razones peores pero Remus Lupin ha enterrado el primer cuchillo, desatando dolor y evitando que Maia escape de su casa, haciendo que la chica tenga que enfrentarse ahora sola a todo.

No sabia de que manera llego a la entrada de la sala común de Slytherin pero cuando estaba por decir la contraseña se abrió. Evan Rosier veía confundido hacia Maia, es la primera vez que la ve así de mal.

— ¿Que sucede? — el preguntó y fue cuando Maia lo miro a los ojos.

— Remus me... me dejo — ella le respondió y nuevamente comenzó a llorar. — Me dijo cosas horribles...

— ¿El hizo que? — Evan se apresuró a abrazar a Maia. — Lo voy a matar, creeme.

— Evan — Maia habló nuevamente. — Estoy embarazada.

Evan se quedó analizando lo que su mejor amiga acababa de decir y fue cuando entendió el porque Maia se quería ir de su casa. Ese bebé corría peligro bajo el mismo techo que Walburga.

— Mi madre me va a matar, Evan — Maia aun lloraba. — O peor, puede matar al bebé y a mi me obligará a casarme con alguien.

Evan Rosier pensaba mientras mantenía a Maia en sus brazos, el iba a hacer todo lo que estuviese en sus manos para mantener la seguridad de Maia. Mientras tanto, Maia pensaba aun en las palabras de Lupin y Remus, el se arrepentía de todo lo que había dicho pero ya no había tiempo para eso.

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