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CAPITULO XX

— NAVIDAD, ÓRDENES Y SOSPECHAS —

— Estas completamente loco, Arcturus — Maia le decía a su hermano menor después de lo que el le había pedido.

Definitivamente no era algo complicado, pero, si los descubrían estarían muertos. El Black mas pequeño le había pedido a su hermana que lo llevara a Valle de Godric simplemente a ver a su pelirroja.

— No te cuesta nada ayudarme, Maia...

— Claro que no me cuesta, pero dudo mucho que ella te quiera ver y aun mas después de todo.

Y Regulus sabia que aquello era verdad, su relación con la chica no es la mejor en ese momento pero aun así el insistió.

Maia por fin podia aparecerse, debido a que ya saco la licencia y por eso su hermano habia acudido a ella, hace un año el y sus amigos le pidieron el favor a Narcissa pero algo a su favor ahora es que su hermana ya es mayor de edad y entre menos personas sepan aquello es mejor.

Al pasar la cena de Navidad, ambos Black desaparecieron de Grimmauld Place para ir a Valle de Godric. Maia no sentía que venia para que su hermano viera a Kaia, sino para ver a Sirius.

Pero ya no existían "los tres hermanos Black" no había mas, así que espero entre los arboles a que su hermano viera a Kaia. No quería estar ahí con el, ella sabia que no debía.

En esos momentos le gustaría estar pasando esa noche con Remus, la había invitado pero ella al no querer pasar por la angustia de como iba a escapar y dejar a Reg, mejor rechazo ir con los Lupin.

Regulus siempre iba a ser su responsabilidad, no importaba nadie mas y no era capaz de hacer lo mismo que Sirius.

Pasaron tan solo unos cuantos días después de Navidad y Maia no se esperaba que Regulus irrumpiera en su cuarto con la cara como poker. El chico no reflejaba nada pero en cuanto cerro la puerta y se sentó en la cama soltó el llanto.

— ¿Que te sucede? – ella le preguntó. Pero su pequeño hermano no podía con el llanto que lo había tomado.

Maia no estaba acostumbrada a consolar a la gente, nunca le habían enseñado y con un poco de torpeza se acerco a rodear a su pequeño hermano con sus brazos. Eso solo sirvió para que el chico llorara mucho mas fuerte.

No supo cuanto tiempo estuvieron así, pero Regulus ya no lloraba, por lo menos tan desconsoladamente, y ahora tenia pequeños espasmos que ella lograba percibir.

— Fue horrible, Maia, mate a alguien mas y...

— No te podías negar, si lo hacías el te mataría a ti – ella le dijo, optando por un tono de voz dulce. – Si, pero pude haberme negado y yo... deje que Brook y Rabastan también lo hicieran — Regulus le dijo.

Maia no recordaba que alguna vez mandaran a Evan a hacer ese tipo de misiones solo, pero su pequeño hermano le contó las ordenes que Lord Voldemort le había dado y de esa forma el trio de amigos se encamino a la puerta que les abriría el paso a la oscuridad.

No podía crees que su pequeño Reggie había sido orillado a eso, a obedecer las órdenes de un mago que buscaba el poder y también erradicar a todo aquel que estuviera en su contra. La familia que había sido asesinada era sangre pura solo que no quería seguir los ideales que Tom tenia.

— ¿Alguna vez te ha ordenado hacer algo así? – Regulus le pregunto como un pequeño niño.

— No lo recuerdo, Reggie – ella le respondió y era la verdad, precia que su mente había bloqueado lo que el mago le ha ordenado. Son simples recuerdos que tal vez la han afectado y por eso su mente activa un mecanismo de defensa.

Esperaban que pronto pudieran deslindarse de esa mierda, o simplemente acostumbrarse pronto a estar envueltos en eso.

— ¿Que te parece el chico Avery? – Walburga le preguntaba nuevamente por un chico mas. – Es muy atractivo.

— También demasiado loco y con dos dedos de frente, no me interesa – respondió Maia, su madre llevaba una hora preguntándole por chicos.

Su madre al escuchar esa respuesta frunció los labios.

— Estas próxima a graduarte y yo solo quiero que te cases con alguien que sea de tu agrado — soltó una mentira esa mujer. — ¿Acaso tienes una relación con alguien mas?

Maia se quedó rígida, Walburga no podría saberlo.

¿O si?

Sabia que si su madre supiera de su relación con Lupin, el chico ya estuviera muerto y ella no hubiese sido llamada tan gentilmente por ella para que se reunieran.

— ¿Acaso estas loca, Walburga? — ella le regreso la pregunta con firmeza. – En este lugar todo se sabe y créeme que si tuviera un secreto así ya se hubiera sabido.

— Es verdad, yo tengo ojos por todos lados.

Maia rodó los ojos ante la respuesta de su madre y se puso de pie, no soportaría otra pregunta mas.

— Maia – su madre la llamó antes de que cruzara el umbral, ella volteo a verla. — Ten mucho cuidado, hija.

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