CAPITULO XVIII
— EL ADIOS DEFINITIVO—
Maia se enteró que Kaia ya había sido dado de alta de la enfermería y la razón era desconocida, parecía que nadie había descubierto que había sucedido con ella.
Maia no había tenido oportunidad de hablar con Remus respecto a lo que fue revelado de su pasado, no quería enfrentarlo pero la vez que lo miro afuera de la enfermería sabía que no había nada que temer, aún así la incertidumbre de no saber que pensaba la atacaba.
La tranquilidad abandono el cuerpo de Maia cuando se divulgó por todo el colegio los distintos maltratos que sufrió Sirius en el número doce de Grimmauld Place. Por todo el colegio habían montón de pergaminos con todo pulcramente detallado, no había ningún detalle que se escapase y desde que Maia se enteró buscaba a su hermano con la mirada, solo había visto a Pettigrew, pero al resto de los Merodeadores no les había visto ni el cabello durante ese día.
Tenía patrullaje esa noche, lo malo sería que no la haría con Remus debido a que la luna llena estaba muy cerca y el se encontraba enfermo, después de muchas súplicas el había accedido a qué ella hiciera sola los deberes que les correspondían a ambos.
Había sido un poco raro caminar sin la compañía de Remus, sin tomarlo de la mano y hablar de cualquier cosa, pero sabía que el debía descansar, entendía y comprendía todo el tema sobre la licantropia de el, así que lo ayudaría a qué el se sintiese mejor.
Maia bajaba las escaleras dirigiéndose a las mazmorras, andaría por ahí y ya después se dirigiría hacia la torre Ravenclaw. Todo estaba oscuro y lo único que podía escucharse era el crepitar de las antorchas y las pisadas de ella, hasta que de un momento a otro observó como alguien apareció a diez metros frente a ella y se detuvo.
En algún lado había visto esa postura y parecía reconocer la silueta, aún así su miedo no había bajado ni un poco. Ella no decía nada y cuando la persona dio un paso, la antorcha le iluminó el rostro y ella abrió la boca asombrada.
— Sirius — susurro ella totalmente sorprendida de habérselo encontrado, pero el no lo estaba, definitivamente quería estar ahí con su hermana y por eso siguió sus pasos en el mapa del Merodeador.
Sirius no dijo nada, a pasos lentos se acerco hasta su hermana y la abrazo, los brazos de Maia lo rodearon rápidamente. Parecía como si hubiera esperado ese momento desde hace meses, Maia sentía que su corazón volvía a unir sus pedazos, sentía que se complementaba y es que era Sirius, su mellizo y la persona que amaría siempre no importaba que sucediera.
Maia suspiró mientras se aferraba aun mas a su hermano, sentia que Sirius apretaba su agarre y no tenia intenciones de soltarla y ella mucho menos.
– ¿Tu... tu estás bien? – pregunto la chica.
– No preguntes nada aun, solo abrázame – Sirius respondió y la chica apretó aun mas su agarre. Recordando aquellas noches grises, como la llamaban ambos, donde el se dedicaba a abrazar a su hermana cuando tenia constantes pesadillas y buscaba a su hermano.
No eran conscientes del tiempo que estaba pasando, parecía que a ninguno le importaba que alguien fuera de su sala común los viera.
Solo sentían que eran ellos, los mellizos Black y que estaban mas fuertes que nunca.
— Responde, ¿estas bien?
— Sabes que no, Mai — le respondió Sirius. — ¿Como diablos se pudo enterar alguien sobre eso?
— Alguien cercano, Sui — lo llamo la chica por el apodo que ella le tenia cuando estaban pequeños. — Aunque, no creo que alguien fuera de los Black, y los Black no nos expondríamos de esta manera.
— Lo se, Walburga y Orion harian lo que fuera por hacer dejarme mal, pero, a ellos no.
Maia asintió, sabia lo estupidos que podrían llegar a ser sus padres. Se quedaron nuevamente en silencio. Sirius la miro directamente a los ojos y parecía querer decir algo, Maia solo lo veía sin tratar de presionarlo.
— Maia, creo que debo decírtelo ahora — Sirius comenzó a hablar. — Desde hace un tiempo cada uno decidió de que lado estar...
— Mi lugar siempre será con Reg — Maia lo interrumpió y el asintió.
— Lo se, por eso es que cada quien debe continuar por su lado y olvidarse del otro — Sirius soltó.
— ¿Es un adiós?
— El definitivo — respondió. — Cualquier relación, hermandad o lazo entre nosotros se rompe aquí esta noche.
Maia sentía su corazón hundirse en su pecho, volvía a sentir lo mismo que aquella noche de verano donde Sirius se marcho de Grimmauld Place.
Aun así, no tenia ganas de suplicarle que las cosas fueran distintas y solo asintió.
— Es lo mejor, Mai.
Después de una ultima mirada el se marchó y ella volteo hacia la ventana mas cercana mientras retenia las lagrimas.
— ¿Lo mejor para quién?
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