— PRIMER ENCUENTRO —

A Remus Lupin si le pidiesen describirse con una palabra, sería: Diferente.

Siempre había pensado que no era como sus compañeros e incluso sus amigos. James es realmente talentoso y brillante, Sirius es egocéntrico y muy solicitado, y mientras tanto, Peter es tierno y ambicioso.

Pero el no era eso.

Solo era Remus Lupin y ya. El pobre chico que fue desgraciado a la edad de cuatro años, aunque sus padres y sus tres amigos han tratado de hacerle ver lo contrario, el simplemente se cubre los ojos y tapa sus oídos.

Le gusta ir de vacaciones en la época navideña a su casa. Pasarla leyendo mientras su madre preparaba la cena y su padre intentaba que un estéreo muggle funcionará. Siempre era bueno pasarla con ellos.

Pero cuando estaba en Hogwarts solía ponerse melancólico cuando lo recordaba, justo como ese momento.

Solo podía pensar en que cada segundo que pasa, su madre va muriendo. Hace un año le habían diagnosticado una enfermedad muggle llamada "Leucemia", es cáncer en la sangre. Ambos hombres Lupin estaban devastados cuando les informaron que la enfermedad estaba muy avanzada.

Remus soltó un suspiro mientras miraba a su alrededor. La biblioteca en Hogwarts estaba vacía y el no tenía la cabeza para seguir ahí.

Se levantó y se dirigió hacia los estantes para dejar el libro que había tomado. Sabía que Madame Pince solía estar de mal humor por que los alumnos solían ser descuidados y no regresaban el libro a su lugar.

Cuando entro a un pasillo pudo observar a una chica que estaba atenta a los tomos de los libros, probablemente buscando el que necesitaba, Remus no le tomo importancia y comenzó a caminar hacia su dirección ya que debía pasar por su lado para poder dejar el libro donde corresponden.

La chica soltó un bufido y le pego una patada al estante, ocasionando que un libro que estaba mal acomodado saliera volando. Remus no supo que fue, el quiere creer que fueron sus reflejos, pero impidió que el libro golpeara a la chica.

Logro tomar el libro por encima de la cabeza de ella y la chica dio media vuelta encontrandose con el Gryffindor.

Maia Black veía a Lupin entre agradecida y confundida, la chica solo lo analizaba con la mirada. Remus volvió a poner el libro en su lugar y dio media vuelta para continuar su camino.

— ¿Tu...? — Comenzó a decir Maia y después de analizar lo estúpida que se vio, carraspeo y volvió a hablar — ¿Porque lo tomaste?

— Reflejos — Respondió Remus mientras alzaba sus hombros.

La chica asintió y sonrió mientras extendía su mano.

— Maia Black — Se presentó y un Remus confundido acepto su mano.

— Remus Lupin.

— Lo se. — Maia retiro su mano.

— Yo igual lo sé — Remus soltó una risa y comenzó a mirar a su alrededor.

— ¿Porque estás solo? — Maia realizó otra pregunta. No lo iba a aceptar pero quería saber cómo estaba Sirius.

— James tiene práctica, Peter está en las cocinas con su amiga secreta y... — Lupin le echó una mirada a la Black — Sirius esta en nuestra habitación. Me quería distraer.

— ¿Alejar pensamientos? — Remus asintió. — Me pasa seguido. Siento que aveces la vida es muy dura y por Rowena, solo tengo diecisiete.

— Siento que estamos experimentando cada vez más la guerra — Remus hablo — Es para lo que nos preparamos, en realidad no sabemos cuánto dure esto.

Maia asintió.

— Me debo ir — La chica Black le dio una mirada a su reloj de muñeca — Mi amigo me espera.

Le sonrió por última vez al Gryffindor y se marchó de la biblioteca. Remus se quedó confundido. Sigue sin creer que mantuvo una corta conversación con Maia Black, quién fue por siempre su primer amor, por llamarlo de alguna manera.

Pero tenía prohibido acercarse a ella, por la reglas entre los Merodeadores. Kaia y Maia eran las chicas prohibidas para ellos, solo por ser hermanas de uno de ellos.

Pero a Remus no le pareció nada mal esa conversación. Sintió miles de cosas en su estómago y no pudo evitar soltar un suspiro y acomodar el libro mientras una gran sonrisa adornaba su rostro.

Capaz otro día podría hablar más con ella, no ocasionaría nada malo.

••••

Maia entro a la sala común de Slytherin, dónde ya era común verla entrar y salir como si fuera suya, y se dirigió a las escaleras que dirigen a los dormitorios masculinos.

Entro a la habitación de su mejor amigo y lo encontró dormido. Maia negó con su cabeza y camino hacia la cama, sin dudarlo se aventó encima de Evan y este soltó un grito.

— ¡AAAAA! — grito Maia cuando Evan le gritó en el oído.

— ¿Que? — Evan preguntó. — ¿Cómo se te ocurre despertarme así?

— ¿Cómo se te ocurre gritarme en el ido de esa manera? — Maia se tapaba el oído.

— Todo es tu culpa, Mai— Evan se levantó.

— Si, claro — Ironizo ella mientras Evan se metía al baño de su habitación y Maia se quedaba dormida sin nisiquiera planearlo.