Ya habían pasado dos meses después del parto de Tyler Jenner/Mendes. Todo iba bien, el rumor de su embarazo dejó de tener importancia en las redes sociales, tampoco había señales de Shawn.

Ella se sentía tranquila, su vida de pronto había tomado sentido. Kendra estaba enamorada de Tyler, su pequeño hijo, nunca entendió como era posible enamorarse de un pequeño ser humano traído por ella al mundo. Pero ahora lo entiende y no puede imaginar su vida antes de su hijo.

Era un poquito más de las tres de la tarde cuando Tyler por fin tomaba su siesta del día.
Kendra sabía que su tranquilidad no iba a durar tanto, ya que su pequeño hijo tenía el sueño muy leve.

El timbre de su casa sonó, sabía que su amiga Freya iría a visitarla.

Kendra se aproximó hacia la puerta y la abrió. Su sonrisa se borró al ver quién era.

Era Shawn.

Él iba a decir algo, cuando el llanto de Tyler lo interrumpió.

Kendra no sabía que hacer y Shawn se quedó congelado.

Kendra soltó un suspiro y abrió la puerta más para que Shawn pudiera pasar.

–Hay algo que tengo que decirte. –dijo Kendra.