❝一時的な❞:Efímero
Hoy tuve un día bastante extraño, por llamarlo de alguna manera.
Se suponía que sólo haría un viaje común en metro hasta una entrevista de trabajo ―que con mucho esfuerzo logré conseguir,― pero definitivamente no fue un camino común, o al menos no desde que crucé toda la central para encontrar la estación correcta.
Esa central tenía líneas de metro que podían llevarte a cualquier parte de Seúl, e incluso fuera de éste, por ello siempre estaba llena de gente y con demasiado ruido por doquier.
No me hacía mucha ilusión estar entre ese mar de personas y tener que transbordar dos veces, pero estaba dispuesto a soportarlo con tal de tener empleo.
Había luchado por una entrevista en ese lugar, una compañía disquera que buscaba ayudantes para los productores. ¿Saben lo que eso significaba?, si lo hacía bien, podría un día ser yo la productora. Y esa idea hacía que el metro no me pareciera tan malo.
En fin, con mi pequeña mochila en mano y mis auriculares bien puestos, avancé por la ruidosa central, pasando entre decenas de personas que estaban igual o más apuradas que yo. Hasta ese momento no había chocado con nadie ―por fortuna―, pero evidentemente en un lugar así era imposible pasar ilesa.
Justo en la taquilla, al darme vuelta ya con mi boleto en mano, choqué con una chica, gracias a que ya iba bastante corta de tiempo, y simplemente avancé sin ver, error que por poco hace que ambas cayeramos al suelo debido al repentino impacto. Incluso mis auriculares quedaron colgando en mi cuello después del golpe.
―Ay, lo siento...― Dije apenada, sosteniendo su mano para evitar que cayera hacia atrás.
―No te preocupes.― Levantó la mirada y me sonrió levemente.―No sucedió nada grave.
―Cierto.― Correspondí la sonrisa.
En ese momento, con tan sólo dos segundos de contacto, sentí una corriente extraña recorrerme desde la espalda hasta el cuello, y el calor comenzó a subir a mis mejillas. La miré a los ojos por escasos instantes, ella no dejó de sonreírme, y eso hizo que me quedara como idiota allí viéndola, sin moverme, por al menos diez segundos más.
Lo que sea que me haya sucedido, fue interrumpido rápidamente por otra chica, más baja que yo y que parecía confundida por la situación.
―Cariño, ¿tienes los boletos?― Habló con voz suave dirigiéndose a la chica pelinegra frente a mi.
―Ah, no, aún no los compro, cielo.― Respondió con una ligera risa nerviosa.
Ella era su pareja, lógicamente.
En cualquier otra ocasión, me hubiera dado totalmente igual el asunto, sin embargo, por alguna razón que desconocí en ese momento... Me dolió un poco el darme cuenta de su relación.
Después de unos segundos incómodos para mi, ella avanzó nuevamente a la taquilla y compró dos boletos, mientras su novia me miraba raro. Creo que tenía sentido que me viera así, pues yo a duras penas podía despegar los ojos de su pareja.
―Listo Jen, vámonos.― Le extendió uno de los boletos.
―Vamos Soo.― Respondió sonriendo y tomando dicho papel.
―Hasta luego.― La chica se giró a verme, dándome una última sonrisa amistosa.
―Eh... Sí, adiós.― Contesté nerviosa.
Así que su nombre era... ¿Soo?, ¿Jisoo?, supongo que algo similar. Ah claro, y su novia Jen.
Era sumamente extraño para mi el sentirme atraída de cierta forma hacia una desconocida ―o ni tan desconocida, pero en fin―, no podía dejar de seguirla con la mirada hasta que, por su dirección prácticamente contraria a la mía, la perdí.
Cuando su imagen desapareció de mi vista, pude reaccionar, y correr hacia mi vagón con la prisa totalmente atravesada, pues por quedarme ahí mirándola se me estaba haciendo tarde para irme.
Y así, durante todo el día estuve pensando en ella, en sus facciones que alcance a detallar en esos diez o doce segundos que la observé, y su nombre daba vueltas en mi cabeza sin cesar. Realmente me sorprendió mi memoria, ya que no suelo recordar tantos aspectos de una persona o cosa, pero de ella... Aún después de horas seguía teniendo su imagen clara.
Cabello negro, lacio y algo esponjoso, sobresaliendo por debajo del gorro gris que portaba. Un abrigo color marrón, que por su estatura menor a la mía, le llegaba a los muslos. Pude ver que usaba un par de aretes pequeños y varios anillos en sus manos. Y lo más importante... Su rostro, su hermoso rostro... Con un par de ojos brillantes poseedores de un tono casi miel y labios abultados pintados de rosado.
Conforme más pensaba en ella, más quería golpear mi frente contra una pared, porque para cualquier persona éstos pensamientos serían considerados raros e incluso psicópatas. ¿Quién se quedaría tan enganchado a una persona que se cruzó por menos de cinco minutos?
Evidentemente, sólo Park Chaeyoung y su mente estresada.
Día trás día, procuraba llegar exactamente a la misma hora a la taquilla de la central, y aunque desearía decir que sólo lo hacía por puntualidad a mi empleo ―sí, me contrataron―, en realidad mentiría al asegurarlo.
Porque además de eso, tenía la esperanza de volver a ver a Soo, aunque fuera de la mano de su novia, yo sólo pedía unos segundos para tenerla cerca nuevamente. No me enamoré de ella, eso sería loco hasta para mi, pero sí me gustaba bastante en el ámbito físico. Además, parecía ser alguien dulce, y eso me atraía en una persona.
Creí que, de poderla conocer formalmente, nos llevaríamos bien. Y bueno, uno nunca puede predecir el futuro de una amistad ¿cierto?
En fin... Fue así durante más o menos una semana, siete días en que ella no apareció en mi camino. Llegué a pensar que jamás volvería a cruzarse conmigo, incluso creí que había sido un simple sueño demasiado real. Hasta que, justo cuando mis esperanzas estaban a nada de irse, la volví a encontrar, aunque un poco lejos de la taquilla.
La ví a la distancia, mientras compraba un par de cafés expresos para ella y su pareja, yo estaba a punto de subir al mi respectivo vagón.
No quería irme, pero no tenía la opción de quedarme, pues si faltaba a mi empleo, podría perderlo. Así que ya resignada, y antes de abordar, saqué mi celular y le tomé una fotografía, agradeciendo la buena resolución de mi cámara ―y por supuesto, que nadie me había visto hacerlo―, y subí con una sonrisa idiota dibujada en mi rostro.
Porque aunque sea a metros de separación, la había visto otra vez, y ahora estaba en mi teléfono, por más acosador que suene. Prometo que yo no soy de ese modo, pero, todos alguna vez hemos tenido amores platónicos en la calle ¿no es así?, no pueden culparme por querer verla un poco más.
Pasé el resto del trayecto observando su foto, que aunque era un poco borrosa por la lejanía, en ella había capturado el momento justo cuando sonrió al pagar sus bebidas, y la iluminación del lugar se reflejaba perfectamente en su silueta. Desearía tener una cámara HD. Sí, definitivamente me gustaba una chica del metro, y me negaba a pensar que estaba mal. O algo así.
Una semana más transcurrió, y yo todavía miraba esa fotografía cada mañana, tarde y noche, sin poder creer todavía lo bonita que era esa chica. De principio, ni siquiera pensé que fuera real, hasta que volvió a aparecer en mi camino, y juro que no había visto un rostro más lindo en toda mi vida. Tan delicado y dulce...
Me di cuenta de que Soo sólo iba a la central un día específico, los lunes, así que me aseguré de llegar más temprano ese día para poder verla. De ese modo, no pasé toda la semana esperando como tonta en una banca, y que bueno que deducí su agenda, porque los policías comenzaban a verme de forma sospechosa.
Pero, ésta vez tenía un pequeño plan, que según yo, no podía fallar. Chocar con ella a propósito y así hablar como gente normal, créanme, sonaba menos extraño en mi cabeza.
Debía conocerla, quería hacerlo, por lo que me esforcé mucho para que mi plan tuviera éxito. Y adivinen qué, lo logré.
Yo salía de la taquilla, y las vi caminar entre la gente con rumbo a comprar sus boletos. Sólo ahí tendría mi oportunidad, así que caminé algo rápido, con la mirada baja, directamente hacia Soo, fingiendo que no sabía lo que hacía. Obviamente, acabé chocando mi brazo con el suyo, lo suficientemente fuerte como para llamar por completo su atención, y bueno, también la de Jen.
―Ah, lo lamento.― Dije fingiendo sorpresa, ella había soltado un quejido por mi acción.
"Lo siento, debo conocerte o me volveré loca", pensé.
―No pasa nada.― Me miró unos instantes, como analizándome, hasta que comenzó a sonreír de a poco.―Hey, yo te conozco.
―¿Sí?― Grité internamente, se acordaba de mí.
―¡Sí!, casi me caigo contigo hace unas semanas.― Sonrió por completo, mostrando dos hoyuelos en sus mejillas, y yo casi me derretí ahí.―Deberíamos dejar de encontrarnos de esa forma.
―Sí, deberían.― Intervino su novia, con una evidente mueca de celos. Vamos amiga, relájate, no te la vine a robar. Aún.
―Cielo, ¿porqué no vas a comprar los boletos?, te toca a tí.― Habló dulcemente, supuse que para calmar a su pareja. Yo agradecí por eso.
Un poco más de convivencia con ella, y seguramente me habría golpeado por ver con ojos enamorados a su novia.
―Mmm, vale.― Avanzó a la taquilla con clara desconfianza, desapareciendo de mi vista rápidamente.
Nos quedamos un par de segundos en silencio, pues yo no sabía qué decirle.
A pesar de haber deseado éste momento desde hacía muchos días, mi mente estaba en blanco gracias a su cercanía, los nervios me estaban comiendo justo ahí. Por supuesto, no iba a decir algo como "no he dejado de pensar en ti, y ahora tengo la necesidad de seguirte por la central para ver tu cara".
Probablemente llamaría a la policía, así que sólo esperé que ella misma iniciara la conversación. Sería lo más factible que podía hacer.
―Y... ¿Cuál es tu nombre?― Rompió el silencio por fin. Luché por no sonrojarme sólo por escuchar su voz otra vez.
―Ah... Park Chaeyoung.― Respondí algo nervios.―¿Y el tuyo?
―Kim Jisoo, un gusto.― Ahora ya sabía su nombre completo, es curioso y raro al mismo tiempo. Estrechó mi mano con la suya, y fui feliz por dentro al sentir nuevamente su calidez.
―Que lindo, te queda bien.― Dije mientras me soltaba, e hice que sonriera. Pero que bonita sonrisa...
―Lo mismo digo.― Correspondí el gesto, sintiendo como mi cara comenzaba a calentarse. Seguramente me veía roja sin quererlo.
De nuevo, nuestros ojos se conectaron, causando que mis neuronas se apagaran y el habla se me fuera. Su mirada transmitía ternura, y junto con sus mejillas abultadas y sonrisa dulce, fueron una combinación peligrosa para mi corazón. Pero, como la primera vez, apareció una chica para evitar que yo muriera ahí por culpa de su belleza.
―Listo Soo, hay que irnos.― Jen había regresado, fue ahí donde salí de mi trance.
―Claro.― Contestó mirándola de reojo, para luego dirigirse a mi.―Espero que la siguiente vez que te vea no sea con un choque.
―No será así, prometido.― Reímos ligeramente, bajo la mirada celosa de Jen.
―Hasta pronto Chaeyoung.― Movió su mano en un ademán de despedida, mientras avanzaba con su novia hacia los vagones.
―Adiós Jisoo.― Solté aún sabiendo que ya no me escuchaba.
Ahora que ya no somos desconocidas, ¿puedo decir libremente que me gusta?
Porque sí, en un par de minutos había confirmado que Jisoo tenía mi total atención, sin haber hecho absolutamente nada más que aparecer de repente.
A pesar de querer darme ánimos con eso, sé bien que ésto es un error, y que tarde o temprano debo dejar el sentimiento atrás. No era normal ni viable, y aunque me hiciera tener muchas hermosas sensaciones en pocos segundos, tengo claro que no durará tanto como quiero.
Se completó un mes, tiempo en que la había visto sólo en una ocasión más.
Ese lunes habíamos cruzado escasas palabras, pues de nuevo debía irse rápidamente con su novia.
Sin embargo, yo había decidido algo, por mi propio bien. Ya no podía dejar que ésto no me quitara más el sueño, ni me hiciera pensar de más todo. Me gustaba mucho, sí, y seguramente si la situación fuera diferente, ya la habría invitado a salir. Pero ella ya tenía a alguien a su lado, y conmigo apenas y había hablado un par de minutos. ¿Qué oportunidad poseía?, creo que ninguna.
No me iba a interponer entre ellas, sólo por un extraño sentimiento sin pies ni cabeza; y tampoco iba a continuar siguiéndole la pista como loca, pues ninguna de las dos opciones estaba bien.
Entonces, luego de pensar la situación con una gran cantidad de realidad, concluí que lo mejor sería dejar de jugar. Abandonar el estúpido impulso de seguirla con la mirada, parar de ver su fotografía en mi celular, no buscarla más en la central.
Aceptar que sólo había sido uno de esos "amores pasajeros" que todos en algún momento tenemos, y ya. En resumen, ser realista.
No diría que me rendí rápido, más bien, me di cuenta a tiempo de el orden de las cosas. De seguir así, podría salir herida por mi propia culpa, yo sola me rompería el corazón por mis ideas sacadas de contexto. Y honestamente, ella se ve feliz con esa tal Jen, y no sería justo hacerla pasar por problemas sin sentido.
Era mejor continuar mi rutina, enfocarme en mi trabajo, y olvidarme de Kim Jisoo.
Pero, yo nunca dejaría atrás mi costumbre de exagerar mis acciones, así que para "despedirme" de esa chica del metro, escribí una pequeña carta expresando mis sentimientos idiotas. Necesitaba sacarlos de mi sistema, figurada y literalmente, y escribirle era mi única opción.
Aquel lunes, llegué a mi vagón con tiempo de sobra, sólo para esperarla por última vez.
Tenía nervios y miedo, pues era la primera vez en mi vida que haría algo tan descabellado como ésto. Pero no había vuelta atrás, sólo así lograría hacerme a la idea de que todo había sido tan efímero como una estrella fugaz.
La ví con un café en la mano, siendo abrazada por su pareja, como siempre. Respiré profundo, y decidí acercarme con mi cara más amistosa, recibiendo una expresión para nada agradable por parte de Jen cuando llegué frente a ellas.
"Sí, ya sé que me odias, pero tranquila, las dejaré en paz", poco me faltó para decirlo, pero preferí abstenerme.
―¡Ah, hola Chaeyoung!― Me saludó, tomándose la libertad de darme un pequeño beso en la mejilla.
―H-hola.― Respondí atónita por el gesto, y seguramente tan roja como un semáforo.
―¿Porqué siempre estás aquí?― Preguntó Jen, con un claro tono molesto. Entendí, por supuesto, que era una pregunta retórica, pero aún así contesté.
―Ah... Yo trabajo un poco lejos, así que debo tomar el metro a diario.― Expliqué con la mayor normalidad que pude.―¿Y ustedes?
―Vivimos en Busán, pero venimos cada semana para tomar un respiro.― Respondió Jisoo.―Aunque eso acabará.― ¿Lo ven?, mi corazón se rompería, no por su culpa, si no por la mía.
―¿Puedo preguntar porqué?― Apreté el papel en mi bolsillo, esperando el momento oportuno para entregarle mi carta.
―Ya no tenemos tiempo... Además, a Jen no le agrada subir al metro, por lo que cambiaremos de costumbre.― Sonrió levemente, mientras miraba de reojo a su "Jen".
―Vaya... Así que ésta será la última vez que te veré, ¿no?― Asintió con un aire entre dulce y decaído, aparentemente imitando mi expresión.
―En fin, ¿no deberías irte ya?― Esa chica castaña y sus celos me tenían harta, aunque, realmente no podía culparla demasiado.
Si supiera que llevo pensando en su novia durante un mes entero, y que incluso tengo una fotografía suya como fondo de pantalla, quizá no me atacaría sólo con frases.
―Sí, pero antes, quería darte algo.― Saqué mi carta, extendiéndola hacia las delicadas manos de Jisoo, ignorando casi por completo a Jen.―Perdón si es demasiado atrevido, pero enserio tenía la necesidad de entregarte ésto.
―Ay no te preocupes, está bien.― La recibió y la guardó en su abrigo cuidadosamente, manteniendo una sonrisa.―Gracias Chae.
―No es nada.― Sonreí con un poco de tristeza, cosa que aparentemente notó.―Entonces... Adiós...
―Adiós.― Se acercó a mi, abrazándome suavemente y hablándome al oído.―Me agradas, espero verte algún día.
Casi me arrepentía de dejarla ir, dudé de mis acciones cuando su dulce voz entró en mi sistema de lleno. Pero no, debía ser firme, esa sería mi última vez con ella, no había manera de cambiarlo sin que estuviera, aunque sea un poco, mal.
―Lo mismo digo.― Respondí también muy cerca suyo, separándome cuando detecté una mirada filosa clavada en mi.
Ya voy Jen, no es fácil tampoco para mi hacer esto. Intenta entender a una pobre desconocida.
―Vámonos.― Habló de último precisamente Jen, tomando la mano de Jisoo en forma posesiva.
Se alejaron a paso lento, mientras yo me quedé allí parada, mirándola nuevamente.
Pero ésta vez, mi acción cobró sentido, pues Jisoo volteó a verme y me regaló una última sonrisa. Sólo reaccioné para sonreírle de vuelta, y no borré esa expresión hasta que su imagen se perdió entre la multitud. Con eso, supe que se había acabado.
Eso fue todo... No volvió a cruzarse en mi camino. Seguramente ahora aparece en las vidas de muchas personas más, sólo para dejar una marca e irse. Porque alguien tan atrayente como ella ―en todos sentidos―, no puede pasar desapercibida.
Pero, a pesar de haber sido un encuentro demasiado fugaz, sigue en mi memoria como una de las experiencias más bonitas de mi vida. Aquel día en que me quedé encantada con una chica única, y desconocida.
Porque no logré cumplir del todo mi propia promesa, no la he olvidado ni por un segundo. Pero, seguí la parte más importante, esa donde acepté que mis sentimientos más fuertes debían irse con ella.
Al menos yo, llevo ese momento que compartí con Soo en mi corazón, el único lugar donde durará para siempre. Guardándole cariño, no amor como tal. Y espero... Que ella todavía se acuerde de mi, y que haya leído aquella corta carta alguna vez. Eso me haría feliz.
―Carta de Chaeyoung.
Quizá será extraño que lo diga, pero siento que si no lo hago, explotaré. Descuida, ésta carta no lleva un objetivo escondido, ni pretendo mover tus pensamientos con ella, solamente, necesito sacar mis sentimientos de alguna forma.
Cuando te vi por primera vez, estuve segura de haber encontrado un ángel, me pareciste tan dulce y bella, que no hallé otro adjetivo para describirte.
Eres hermosa, y no puedo evitar tenerte en mi mente a cada minuto del día. Lo he intentado, porque tengo claro que es extraño, pero simplemente no puedo. Sé que estás con alguien más, y créeme, lo entiendo, y ni siquiera pienso en meterme entre ustedes de ninguna forma.
Precisamente por eso, quiero desearte que seas feliz con ella porque se nota cuánto te ama. Y deseo de todo corazón poder toparme contigo una vez más en un futuro, aunque sea sólo para volverme tu amiga.
Porque, aunque nunca podré estar contigo, estoy feliz de haberte conocido aquel día en el metro.
Cuídate, y sonríe siempre, que esa hermosa curva que se forma en tu rostro nunca se borre. Te ves aún más linda así, cuando tus tiernos hoyuelos aparecen junto a la más bella sonrisa que he visto.
Adiós Soo.
―Att. Park Chaeyoung, la tonta a la que le gustaste a primera vista.
❝Debe haber un ángel con una sonrisa en su rostro, al que se le ocurrió que yo debía estar contigo. Pero es tiempo de afrontar la verdad... Yo nunca estaré contigo.❞
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