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Lowen Hayes

Lowen Hayes

Mirada, momento, conflicto y final...

Mirada, momento, conflicto y final...

No importa cuantas veces lea la lista, todavía no logro descifrar del todo lo que siento con respecto a los cuatro elementos que Evelyn Rose me entregó en este papel medio descuidado esta mañana. Es decir, suenan como los ingredientes ideales para una historia de amor inolvidable...

Pero no creí que ella los descifraría de esta forma, que resumiría cada romance que he leído en solo cuatro puntos ¿Así de simple es el amor? ¿Tan solo se basa en dos pares de pilares? Si es así, ¿por qué me ha costado tanto encontrarlo?

¿Por qué carajo esperé hasta mi último año de vida para buscarlo si solo se trata de esto?

—Te noto distraído, mon galant [1] —escucho la voz de Perrie. Creo que, sin su acento francés, me habría perdido en mis pensamientos y no habría vuelto jamás al planeta tierra.

—Lo siento, lo siento —digo, volviendo a lo que intentaba mostrarme. Estamos en mi oficina, pero lo cierto es que estoy más en mis pensamientos que junto a ella —. ¿Qué intentabas decirme, P?

—Déjalo, este artículo no es ni la mitad de interesante comparado a lo que tienes en la cabeza —dice ella, cerrando el libro de notas que traía consigo. Me sonríe, mostrando esa cálida sonrisa a la que estoy acostumbrado —. Sueles estar en las nubes, pero hoy las pasaste. Qué se passe-t-il? [2]

Hablo muy poco francés, pero, tras dos años conociendo a Perrie Collins, he de admitir que ya entiendo algunas cosas. Sé que acaba de preguntar qué es lo que me está pasando, así como también sé que galants significa galanes en su idioma. Ella nos llama de esa manera a Roderick y a mí pues, desde su ingreso al periódico Empire, se volvió lo suficientemente cercana a nosotros como para llegar a ese nivel de confianza en el que nacen los apodos. Nunca nos ha molestado. Después de todo, le tenemos cariño. Es como nuestra hermanita aquí en el periódico, la hemos visto crecer.

Aunque sigue igual de pequeña que cuando la conocimos.

Perrie tiene veintidos años, o eso dice ella. Jamás le he creído su edad, por más de que ella la defiende como si no hubiera un mañana. Su rostro es demasiado angelical, tiene facciones de adolescente por más que sus ojos grisáceos portan esa clase de mirada sabia, madura y hasta un poco turbia que no es típica en su edad. Es hermosa, de cabello castaño y piel muy clara. Su parecido con una muñequita de porcelana hace que la mayoría de los pasantes, e incluso periodistas de la oficina se sientan atraídos hacia ella; cosa que, como hermano mayor designado, me pone bastante celoso.

Pero sé que ella sabe defenderse de idiotas, así que no me preocupa del todo.

Es una de las reporteras más brillantes del periódico, lástima que mantenga todo en anonimato. Sueño con el día que deje de firmar sus excelentes artículos como P.C y comience a usar su nombre.

Y digo sueño porque dudo que me alcance el tiempo para vivirlo...

—¿Recuerdas la locura con la bibliotecaria? —pregunto. Ella y Rod son los únicos que saben sobre Evelyn Rose y mi intento de vivir una historia de amor. 

Lo único que Perrie no sabe es que me queda un año de vida, un año a su lado. Todavía no sé como decírselo. 

—¿Cómo olvidarlo? —cuestiona ella, con diversión desbordando de su acento —. Siempre he sabido que estás loquito, galant. Pero esta locura te superó. 

—No estoy loco, solo sueño en grande. 

—No es lo que dice Rod...

—¿Y a quién le vas a creer? ¿A ese cabrón, o a tu hermano favorito?

Paire d'enfants...[3]

La escucho reír de esa manera tan propia suya, en las que sus carcajadas se escuchan cortas y elegantes.

—Y bien, ¿qué ocurre con la bibliotecaria? —me pregunta.

—Me escribió esta...em...¿lista? —digo, entregándole el papel que me dió Evelyn Rose más temprano —. Dice los cuatro elementos que deberían tener una historia de amor. 

Sus ojos claros viajan directo a la letra de Evelyn Rose; tiene una caligrafía bastante bonita, de hecho. Sus "a" y sus "o" son perfectamente redondas, curvadas un poco hacia la derecha. Las "i" van acompañadas de un pequeño circulo definido en sus cabezas, y las consonantes tienen están inclinadas los centímetros perfectos. Es la letra de alguien que cuida su escritura, pero no la exagera como esas personas que se esmeran en poner corazoncitos, o en hacer mayúsculas elaboradas y a penas entendibles.

Es la letra de alguien relativamente normal, y aún así es hermosa.

—Mirada, momento, conflicto, final...—recita lo que yo llevo recitando horas. Levanta su vista y se encuentra con la mía —. Suena como una historia interesante, Lo. 

—Así es —confieso —. Pero no te puedo negar que me tomó por sorpresa. No creí que me entregaría una fórmula para enamorarla, mucho menos que me hiciera sentir...de esta manera. 

—¿Y cómo te sientes exactamente, Lo? 

Ella tiene una ceja alzada en mi dirección, como si no pudiera comprender lo que me sucede. La entiendo, yo tampoco comprendo lo que me está pasando.

Tomo la lista de las manos de Perrie y la vuelvo a leer, aunque ya me la sé de memoria. No sé bien qué responderle a la chica frente a mí, ni siquiera sé bien qué pensar. Lo que me aterra de la lista, de esto en particular, es que ya no me siento como el escritor de una historia de amor; siento que alguien, no sé quien, la está escribiendo por nosotros. Algo está pasando, no sé exactamente qué, pero sí es seguro que pensar en Evelyn Rose me emociona, me da un pequeño cosquilleo en la boca del estómago y todo.

Y quizá esté bien, quizá tiene sentido que permita que esto se me escape de las manos. Después de todo, es muy distinto leer una historia de amor que vivirla. 

—Creo que ella me atrae, P —digo, entrecerrando mis ojos —. Sé que la busqué para esto, sé que esperaba que viviéramos una historia de amor, pero...

—¿Ajá?

—No creí que yo sería el primero en caer. La bibliotecaria comienza a gustarme, solo espero que esto que siento dure. He sentido atracción antes por varias chicas y nunca dura demasiado. 

Evelyn Rose comienza a gustarme porque me está dando muchas razones para hacerlo, porque es inteligente, interesante y hermosa. Me atrae mucho más que su físico, y eso es peligroso...Pero también es algo nuevo, la clase de cosas que me hacen sentir vivo estando al borde de la muerte. Es lindo, agradable, y me deja una sensación tan nueva en el pecho que no la puedo describir. Sin embargo, esta lista me dice que no tendré el control en esta historia.

Todo será inesperado, tan inesperado como lo que estoy sintiendo.

Escucho a Perrie reír una vez más, me observa con una alegría que pocas veces he visto en ella. 

—Bueno, he de admitir que la bibliotecaria está haciendo un buen trabajo —dice, levantándose de la silla frente a mi —. Te está dando una historia de amor, la primera en la que no eres el chico desinteresado al que no le molesta estar con varias chicas a la vez. 

—Oye, eso fue hace años, P —digo, rodando mis ojos —. Como sea, lo que me preocupa de esta lista es no poder completar estos puntos. Es muy distinto a lo que tenía pensado.

—Cúmplelos, y ve que pasa —se encoge de hombros y luego señala la lista —. Mirada delatora: una mirada que es más que una mirada, según lo que anotaste ahí...

—Una mirada que no signifique que este enamorada de mí, sino que puede hacerlo. Que puede enamorarse...

—Piensa, ¿cómo conseguirías eso con tu bibliotecaria? 

—Ni idea...

—Se creativo, Lo —toma su libro y se da la vuelta. Me observa antes de salir de la oficina —. Chance dans ton histoire d'amour, mon galant. [4]

No entiendo lo último que dice, pero no me molesto en preguntar. Cuando Perrie se va y me deja solo con la lista, no tengo idea de como hacer para conseguir alguno de los puntos que Evelyn anotó ¿Cómo consigo esas miradas? ¿Qué debo hacer para introducirla en una historia de amor similar a lo que espera, sin perder lo que yo estaba esperando de esta locura? Suspiro, pero mis pensamientos se ven interrumpidos por el vibrar de mi teléfono.  Lo tomo y una sonrisa se escapa de mi en contra de mi voluntad. Es ella....

Evelyn Rose: Leí tu reseña...¡Y te odio tanto por hacerme llorar de nuevo! Ignoraré el hecho de que me sacas de quicio por unos instantes para decirte que escribes absurdamente bien ¿Qué clase de pacto con el diablo hay que hacer para tener ese don? Dime, ¿dónde firmo?

Mi sonrisa aumenta. No existen palabras para definir lo mucho que me alegra que le haya gustado la reseña. Después de todo, la hice para poder ver su sonrisa mañana en la biblioteca...Es que se ve tan bonita cuando hablamos de libros, no pude resistirme a tentar al universo para conseguir esa belleza una vez más. Lo pienso por instantes y, antes de arrepentirme, escribo lo que llega a mi mente: 

Si almorzamos juntos mañana podría darte mi secreto...

Y me sorprende que me encante lo rápido que llega la respuesta:

Evelyn Rose: Me asusta que esto suena a que me estás invitando a una cita.

Te lo dije, no me rindo con facilidad.

Dejo el teléfono a un lado y finjo que voy a trabajar. Pasan los minutos y me preocupo, quizá la asusté y no me llegara respuesta alguna. Cuando escucho una notificación entrante, debo admitir que mi corazón escala hasta mi garganta.

Y, ahora, mientras leo la respuesta de Evelyn Rose, puedo sentir el ritmo de mis latidos en cada centímetro de mi. Va mucho más rápido de lo que debería.

Evelyn Rose: Lleva un sándwich a la biblioteca mañana, almorzaremos juntos y me contarás tu secreto PERO NO ES UNA CITA LOWEN HAYES.

Me basta por ahora, Evelyn Rose.

Suelto el teléfono y sonrío satisfecho. Bien, depende de mí que esto que siento no se desvanezca de la forma en la que se desvanecieron sentimientos pasados. Depende de mí que esta historia siga adelante y, aunque poco a poco estoy perdiendo el control, sé que puedo conseguirlo. Debo conseguirlo. Necesito: mirada, momento, conflicto y final...Pero también necesito la escencia de una historia de amor que me empeñé en buscar junto a ella. Debo hacer una mezcla, un híbrido entre ambas versiones.

Ya veremos que surje de esto.

351 días; 8424 horas; 505440 minutos

*♡*

[1] mon galant: mi galán.
[2] Qué se passe-t-il?: ¿qué te pasa?
[3]Paire d'enfants...: Par de niños...
[4] Chance dans ton histoire d'amour, mon galant: suerte en tu historia de amor, mi galán.

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