El clavel seco
Como el clavel del patio estaba seco,
yo, entristecida por sus tristes males,
bajé al jardín para cavar un hueco,
en buena sombra entre dos rosales.
Y eran rosales cerca, gajo a gajo
en una cercanía indiferente,
pero al cavar un poco vi allá abajo
sus raíces trenzadas locamente.
Así, esta tarde, descubrí el secreto,
de un cariño verdadero, hondo y discreto,
transplantando un clavel que se secó,
y, en nuestra indiferente cercanía
que loco ensueño se descubriría
si alguien cabara un hueco entre tú y yo.
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