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Capítulo 4


Tomás se aferraba a la taza medio vacía de café con leche como si fuese su última esperanza. 
Luisana se había puesto histérica cuando lo encontró tirado en el comedor, semidesnudo. Su amigo estaba tan profundamente dormido que le tomó veinte minutos despertarlo. Fueron los veinte minutos más horribles de su vida. 

—Creí que estabas muerto y casi me da una crisis de nervios, Tomás. 

El chico bebió su último sorbo de bebida y se apoyó sobre sus brazos encima de la mesada. A pesar de que había dormido un montón, se sentía tan cansado que, de no ser porque su amiga todavía estaba allí, se tumbaría a dormir durante el resto del día. 

—Ya te dije que si esa cosa me mata es tu culpa. Te merecías ese susto.

Luisana soltó un bufido. 

—No seas idiota. ¿Anoche viste o sentiste algo?

—Volvió a aparecer. Se supone que tenías que cuidar de mí, pero te llamé y estabas dormida como un tronco. —Suspiró, entrecerrando los ojos—. Pero no era un monstruo esta vez, era un chico. Ese chico. 

—¿De qué estás hablando? ¿Cuál chico?

—El maldito adonis que me creé. Me hizo algo… Diablos, si fue otro sueño erótico fue el mejor que he tenido en mi vida. 

Luisana daba vueltas de un lado a otro. Estaba histérica. Su amigo parecía estar de viaje en otra galaxia. 

—¡Te violó! —chilló, agarrándose los pelos.

—No es cierto, yo no recuerdo haber puesto resistencia. No me hizo daño, él solo… —Se mordió el labio cuando las imágenes de la noche anterior regresaron a su mente. 

—Ya sé. Múdate. Deberías mudarte. 

—¿Qué? No voy a mudarme. ¿Estás loca? Me costó un montón conseguir este apartamento y el precio es muy bueno. Es ese maldito bicho el que debería irse de mi casa. Y si sigue haciendo eso que hizo ayer, no estoy seguro de querer que se vaya. 

—¿Y qué tal si de verdad te mata? 

Tomás ocultó el rostro entre sus brazos. 

—¿Sabes qué? Preferiría que dejáramos de hablar del tema. Voy a ducharme, a ver si logro espabilarme, y luego si quieres aprovechamos el tiempo libre y salimos por ahí. Necesito airearme, alejarme de aquí por un rato. 

—Me parece una idea excelente. No quiero pasar ni un segundo más metida en esta casa. De solo pensar que hay un demonio compartiendo el mismo espacio conmigo me dan escalofríos. 

Tomás chasqueó la lengua.
 En ese momento agradecía que su amiga no fuera capaz de leerle el pensamiento, de otra manera probablemente acabaría golpeándolo por morboso. 
No es que de repente comenzara a creer en cosas sobrenaturales, pero la experiencia de la noche anterior sí que había despertado su curiosidad. 

Luisana prácticamente lo obligó a pasar la tarde fuera. Al caer la noche le propuso volver a quedarse, pero Tomás se negó. Obviamente le mintió acerca de los motivos, porque su amiga no iba a aceptar que en realidad quería estar a solas para volver a encontrarse con “su maldito adonis”.

Cuando llegó a su casa, encendió las luces del comedor, luego cerró la puerta de entrada con llave. Caminó lentamente hasta su habitación, apretando las correas de su mochila. Antes de entrar, le dio un manotazo a la llave de la luz para encenderla, para así poder comprobar que el espectro no estaba oculto por ninguna parte. Al caer en cuenta de que se encontraba solo, dejó caer la mochila hasta el suelo y bufó. 

—Mierda, esto es una puta locura… —se dijo a sí mismo en voz baja, mientras se pasaba la mano por el pelo.

Decidió que lo mejor era fingir que todo seguía normal. Se preparó algo rápido para cenar y aprovechó el tiempo libre para ponerse al día con sus apuntes. Intentó mantenerse despierto tanto como pudo, pero a las tres de la mañana, su cuerpo ya le estaba exigiendo un buen descanso. 
Le envió un último mensaje a su amiga antes de acostarse, prometiéndole que dejaría el wifi activado por si ocurría algo y tenía que escribirle de apuro. 

Cerca de las cuatro, algo hizo que se despertara de golpe. La luz de la habitación estaba apagada, eso fue lo primero que lo puso en alerta. Se sentó de golpe, y en ese momento, justo frente a él, lo vio. Estaba sentado en la silla del escritorio, con los codos apoyados sobre los posabrazos. 

—Creí que nunca te ibas a despertar, Tomás. Tienes el sueño demasiado pesado.

Tomás estaba tan asustado que por un momento creyó que acabaría con un ataque al corazón. Por un momento creyó que no sería gran cosa tenerlo frente a frente, incluso lo estuvo esperando, pero en el fondo no esperaba que de verdad sucedería. 

—¿Quién eres? —se atrevió a preguntar, sin moverse de su sitio.

La silla crujió cuando el hombre se puso de pie. Tomás sintió que se le tensaron los músculos de la espalda. Era imponente. 

—Tú sabes quién soy —dijo, sentándose sobre el borde de la cama.

El chico aprovechó la cercanía para mirarlo con más detalle. La tenue luz que se colaba por entre las cortinas le permitió ver aquellos ojos otra vez. Amielados, brillantes, seductores e intimidantes. 

—Tú no puedes ser real —dijo Tomás—. Estas cosas no suceden en la vida real, pasa en las películas y es ridículo. ¿Cómo sé que todo esto no es un sueño? 

—Pregúntatelo tú, ¿estás soñando? —contestó con una sonrisa. 

Tomás solo se limitó a hacer un gesto negativo con la cabeza. El chico parecía estar burlándose de él. 

—Pruébame que eres real. 

Lo vio esbozar una sonrisa pícara y en cuestión de segundos, desapareció de su vista. Tomás dio un respingo y de inmediato comenzó a buscarlo con la mirada  por la habitación, y en ese momento, comenzó a sentir un par de manos trepando por sus piernas. Pataleó, asustado, pero entonces, el chico se asomó por debajo de las cobijas. 

—¡¿Cómo es que tú…?!

Se quedó a mitad de camino, puesto que el chico, en un movimiento casi imperceptible, acabó prácticamente sobre su cuerpo. Tomás pegó la cabeza contra el respaldo de la cama. Sus ojos intentaban captar los movimientos del espectro, pero este parecía aprovechar cada pestañeo para sorprenderlo. 

—¿Así que quieres que te lo pruebe? —dijo, apoyando una de sus manos sobre el respaldo de la cama. Tomás miró su muñeca de reojo, y comprobó con espanto y sorpresa que llevaba puesta la pulsera que él había hecho—. Está bien, te lo voy a probar. 

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