Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 14


La espera en la sala del hospital se les hizo interminable. Todo lo que había sucedido no había hecho más que aportar más confusión. Todavía ni siquiera sabían cuál era la verdadera identidad de ese chico, tampoco el motivo por el cual había llamado a Tomás para que fuera a ayudarlo.

Luisana se sentó en uno de los bancos de metal y se agarró la cabeza.

—¿Qué pasa si la policía nos culpa?

Tomás se sentó junto a ella, y le sobó la espalda con la palma de la mano.

—Fuimos a ayudarlo, Lu. Tengo su registro de llamadas en mi teléfono.

—Esto es una puta locura... —dijo ella.

—¿Por qué no te vas a casa y descansas un poco? Creo que lo necesitas.

—¿Sabes lo que necesito? Que ese tipo nos diga qué demonios está pasando y acabar con esto de una maldita vez. Eso es lo que necesito.

Tomás solo suspiró.

—Tomás, necesito confesarte algo que me está carcomiendo desde hace un tiempo.

La chica levantó la vista para encontrarse con la mirada sorprendida de su amigo. Se acomodó en el asiento, luego se aclaró la garganta.

—Hace un tiempo —comenzó—, Efialtis se apareció en mi casa. Él me... persuadió de alguna manera para hacer lo mismo que estaba haciendo contigo.

—¿Tomar la forma de tu persona especial?

Ella asintió, mordiéndose el labio.

—Al principio le dije que no quería saber nada con eso, que se alejara de mí y que te dejara en paz a ti también, pero entonces, él me dijo que te dejaría en paz si yo aceptaba su propuesta, y lo hice.

—¿Qué? Lu, por Dios... No tenías que hacerlo —contestó Tomás—. Tú misma me decías una y otra vez que era muy peligroso cuando yo lo tomaba como un juego, ¿por qué aceptarías algo así?

—¡Porque estaba preocupada por ti! —exclamó ella, rompiendo en llanto—. Tenía miedo de que esa cosa te matara. Además hizo algo para persuadirme y de alguna manera acabó convenciéndome de que no era tan peligroso como creíamos. No lo sé, soy una idiota.

Tomás abrazó a su amiga. Ella seguía llorando en silencio, aferrada a la espalda del muchacho, con el rostro hundido en su pecho.

—Gracias por preocuparte por mí. Pero ¿sabes qué? Tú no necesitas a ningún demonio para conseguir al chico que quieres, Lu. Eres una chica preciosa e inteligente.

—Deja de decir esas tonterías, ni siquiera sabes quién es ese chico. Nunca lo supiste. Y para tu información, está completamente fuera de mi alcance.

—¿Por qué dices esas cosas? No creo que...

—Eres tú, Tomás —lo interrumpió ella, rompiendo nuevamente en llanto—. Estoy enamorada de ti desde hace un tiempo. Pero tú eres mi mejor amigo, y eres gay.

Tomás pestañeó. Luisana lo había tomado por sorpresa. Aquella confesión le dejó un sabor amargo. Se sintió usado, traicionado por su mejor amiga. Sin embargo, por más que quiso expresar aquella maraña de sentimientos, el llanto y la notable angustia de su amiga lo detuvo.

—O sea que Efialtis tomó mi forma...

—Sí, pero no porque yo se lo pedí —se atajó Luisana, mientras se limpiaba las lágrimas con el dorso de la manga—. Él lo hizo porque logró meterse en mi cabeza y simplemente lo supo.

En ese momento, el médico les llamó la atención, interrumpiendo la incómoda charla. Los dos jóvenes se pusieron de pie en cuanto lo vieron llegar. Luisana trató de limpiarse la cara, pero sus ojos hinchados dejaron en evidencia que había estado llorando.

—¿Ustedes son familiares?

—Somos sus amigos —dijo Tomás.

—¿Conocen a alguien de su familia que podamos contactar?

—No, nos conocemos de la universidad —mintió Luisana—, nuestra amistad comenzó allí. Sabemos que vive solo, pero no mucho más.

El médico asintió, aunque no parecía muy convencido.

—Bien, él todavía no ha despertado. Perdió mucha sangre, tiene una contusión en la cabeza y una herida muy profunda. Pero lo que más me sorprendió de todo esto, es que tiene absolutamente todo su cuerpo lleno de hematomas y golpes que le provocaron una hemorragia interna. Necesitaría saber más detalles sobre lo que pasó...

—Ya le dijimos todo lo que sabíamos a la policía —continuó Tomás—. Él me llamó por teléfono para pedirme ayuda y cuando llegamos a su casa ya estaba inconsciente. No sabemos qué fue lo que pasó. La puerta de entrada estaba abierta, no estaba forzada, así que quizás alguien se metió a robar y al verlo en la casa lo golpeó.

El médico asintió.

—Tendremos que esperar a que despierte para conocer su versión. Como no tengo números de familiares, ustedes son los contactos de emergencia que tengo, así que cualquier cosa que suceda, los estaré llamando.

—Sí, claro, estaremos pendientes, doctor.

Cuando el médico se marchó, Luisana soltó un suspiro pesado.

—¿Efialtis le hizo esto?

—No lo sé —respondió Tomás—. Creo que lo mejor va a ser que nos vayamos. Nos van a avisar si hay alguna novedad. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro