En los ratos que no estaba estudiando me metía a YouTube o a Tik Tok a babosear un rato, pero con el tiempo me aparecían anuncios de aplicaciones para conocer gente. Mi falta de atención me daba una ventaja en eso, no revisaban lo que hacia o veía mientras que no molestara, así que la utilice. Busque la aplicación en mi computadora y me cree un perfil.

Supongo que ustedes han de saber de que va el efecto mariposa, pero en caso de que no es cuando una pequeña y/o simple decisión cambia por completo el rumbo de la vida. Bueno en mi caso fue así, y hoy por hoy con mis 30 años puedo decir que no me arrepiento de una de tantas cosas que me trajo esa decisión, conocer a Dominik. El era un chico  con el que comencé a hablar, además de muchos otros, con el cual congenie muy bien. Ambos éramos menores de edad sin embargo el era 5 años mayor que yo. Jamás lo había visto pero me sentía cómoda con el, hablábamos de mil cosas y se nos pasaba el rato así.

Como dije, el no era el único que me escribió en aquella pagina. Me llegaban muchos mensajes que en aquel entonces no veía como señal de peligro. Uno de esos era un tipo que se hizo pasar por un chico de 13 años que vivía en el mismo estado que yo. Y tal vez te preguntes, Nirvana ¿Eso que tiene que ver con tu vida ahora? bueno la cosa esta así, un día hablando con este tipo, que se hacia llamar Rory, me dijo que si quedábamos en un parque cerca de un edificio abandonado a lo cual yo ingenuamente acepte. Como a mis padres les daba igual pues salí de mi casa rumbo a aquel parque cuando vi a un chico claramente mas, grande que lo que decía en la app, caminar muy aprisa hacia mi. 

Corrí tan rápido como pude hasta que tope con una de las paredes del edificio, sabia que me pasaría y pensaba en las ml formas en las que podría terminar. Mi cabeza pensaba en si era peor ser asfixiada o acuchillada o tal vez esclavizada. No me daba cuenta de que aquel hombre ya estaba encima mío haciendo lo suyo, el dolor era horrible y yo estaba paralizada. Hasta que oí un golpe seco seguido de un crujido. Vi por detrás a un niño de aproximadamente unos 13 años que tenia una barra de acero en las manos de la cual goteaba lo que aparentemente era sangre.

-¿Estas bien?- pregunto corriendo hacia mi, obviamente intente huir. -Woah woah, tranquila no voy a hacerte daño- por su acento sabia que no era estadounidense así que eso me dejo mas en alerta. -¿Como te llamas?, yo soy Santiago pero me dicen Tiago- el chico sonrió.

-Soy Nirvana- apenas era perceptible mi voz.

-Un gusto, ven dejame ayudarte- Me tomo de la mano y me levanto. -Vaya, si que estas herida, ven te llevare a mi casa para que mi jefa te revise- 

-No...- me solté de su agarre y me aleje. 

-Debes ir, de lo contrario te puede pasar algo malo- se acerco a mi y se levanto un poco la camiseta. -¿Ves? porto un arma así que nadie te va a lastimar, lo prometo- me tomo de la mano u comenzamos a caminar. -Y los Hernández nunca rompemos una promesa- 

-De acuerdo, voy a confiar en ti- le di una leve sonrisa y camine junto con el.

Caminamos varias cuadras hasta llegar a un barrio que no conocía.  Al llegar vi a una mujer salir a recibir a Santiago; al verla un sentimiento de nostalgia se apoderó de mi. Esa mujer abrazo a su hijo con tanto gusto que se me llenaron los ojos de lágrimas.
Santiago me miro y me tomo de la mano.

-Jefa, ella es Nirvana- dijo mientras la mujer me miraba de arriba a abajo.

-¿Que edad tienes pequeña? - pregunto mientras se arrodillaba para estar a mi altura.

-tengo 7- dije un poco asustada.

-tranquila... Todo está bien- la mujer acarició mi rostro para luego abrazarme.

Ni antes de que Colette naciera mi madree había abrazado como lo hizo aquella mujer. Ella me invitó a pasar a su casa, dentro había otros dos pequeños, de unos 4 y 8 años de edad. Los dos corrieron a saludar a su hermano.

-Esta lastimada ma, le hicieron algo horrible- dijo Tiago mientras se levantaba del suelo.

La mujer me miro y me extendió la mano, la tome y me guio a una habitación donde me intentaba ayudar. Mis piernas aún temblaban mucho y por mis rodillas corrían hilillos de sangre. Con una toalla y un poco de agua curo mis heridas y las vendo, me dio una muda de ropa me guio a un baño donde termine de lavarme.
Como la pequeña ventana daba al patio podía oir lo que decían.

-Que pasó hijo?? Que le hicieron??- pregunto alterada.

-Un tipo la violó.... Gracias a mi morenita que llegue a tiempo- dijo con un suspiro.

-Sabes que no es bueno que vayas matando gente por ahí Santiago- lo regaño.

-Lo se lo se... Pero no hiba a dejar que le hicieran nada- hubo una pausa y luego en voz aún más baja oi algo que me partió el corazón. -Sabes que por no hacer nada a Majo la mataron asi-

Eso me dejó perpleja, así que solo me límite a lavarme y salir a darles las gracias. Me puse la ropa y con timidez sali a verlos; Santiago estaba limpiando un arma y la mujer se acercó a mi.

-Y tus padres? No saben lo que pasó? - pregunto mientras me miraba.

-no... A ellos no les importo- dije sin mostrar emoción alguna.

Y quizá era cierto, pero lo que no sabía era que mi madre y mi padre ya notaban mi ausencia.
Quizá por qué olvide hacer algo, o tal vez era por qué debía cuidar a mi hermana pero al caer la noche oi que tocaban a la puerta de la madre de Tiago. Has de imaginar mi sorpresa al ver a mis padres ahí.

-Pero que.... - no pude terminar la frase cuando ellos dejaron unas maletas en la entrada y dijeron.

"Se la regalamos... Ya tenemos una y más linda y lista, no queremos una carga como ella"