Pasado

Pietro tardó menos de lo que pensaba en salir con alguien en Berlín y junto con las noticias, me desperté un día recibiendo el mejor correo de mi vida, un sobre de papel madera que venía de Berlín con el papel del divorcio, y la foto de una ecografía con una carta de puño y letra del imbécil que decía:

Esto si es un hijo de Pietro Lombardi, alguien que llevará mi apellido y la gloria de los Lombardi a través del tiempo, quédate con las niñas, yo no quiero tener nada que ver con ustedes, a partir de ahora son tu problema.

P.L

Junto a los papeles del divorcio estaban unos donde me cede la patria potestad de ambas, dónde puedo adoptar a Becca y darle finalmente mi apellido, de hecho ambas tendrán ahora solo mi apellido, ya que la bebé fue asentada solo como Cavanagh sin el apellido del padre. Ni siquiera estuvo cuando nació, menos aún merecía estar en los papeles.

Pero sacarle el apellido a Becca fue más difícil de lo que pensé, por lo que ella quedaría Lombardi Cavanagh, para mi pesar, del apellido de April él se encargó de sacárselo hace tiempo.

Presente

—¡Me llamó! —corri hacía ella abrazándola y saltandole encima feliz— me dijo que vendría para las fiestas. Soy tan feliz mi amor —la lleno de besos, ella luce exhausta.

—¿Te fue bien en la convención? —viajó a una convención de trabajo y hoy volvia— ¿No tenías que volver mañana? —me bajo de encima de ella.

—Sabes que no duermo si no es a tu lado —me besa suavemente y nos quedamos así un ratito antes de ser interrumpidas por Mel.

—La mesa esta servida ¿podemos comer? Antes de que se pongan a hacerme un hermanito aquí mismo.

—Aunque quisieramos no seria posible.

—Iugh ya lo sé, demasiada información, no hables más —entre risas nos pusimos y servimos la mesa— ¿Mamá cómo te fue en la convención? —le pregunta Mel que aún la sigue llamando mamá.

Nos sentamos a comer, pero antes cerré bien la puerta asegurandola con llave ya que han anunciado vientos fuertes para hoy, y esto me recuerda el día que ella apareció en la puerta de casa, Becca tenía 13 años y Mel 6 y medio.

Pasado

Habían anunciado vientos fuertes y tormentas para hoy, las chicas me ayudan cerrar las ventanas con persianas y todo, antes de sentarnos a cenar, yo me pongo a cerrar toda la planta baja cuando alguien llama a la puerta.

—Hola.

Luce más delgada, parece que los años no le han pasado, ella sigue igual de hermosa, definitivamente es April, aunque la capucha que usa no deja ver bien su rostro. Yo me quedo congelada mirándola, no sé que hacer, 10 años y ella está frente a mi puerta ahora.

—¿Qué quieres?

—¿Podemos hablar?

—Mis hijas están adentro —mi respiración se torna agitada.

—No vengo a llevarmela Alina, solo quiero hablar contigo.

Se nota que está nerviosa, Rebecca tiene el mismo tic que ella al sobarse la palma de la mano con los dedos cuando está demasiado estresada. El gesto de su rostro es suplicante. No quiero que se lleve a mi hija.

—¿Ya cenaste?

—¿Qué?

—Que si has cenado, estamos por cenar y cerrando todo ya que viene viento y anunciaron una tormenta —niega con la cabeza— bien, pasa entonces.

Las niñas vienen bajando las escaleras cuando la ven y se quedan a los pies de la misma, yo no tengo muchas amigas, en este tiempo las únicas que vienen a verme de las cuales forme una linda amistad es la doctora y su esposa con su hijo Ezra, Theia y Evangeline son mis amigas y esta mujer aquí en la sala no es ninguna de las dos.

—Hola —dice primero Mel— ¿Mami es tu amiga?

—Nos miramos— Sí, ella es April —temí que Rebecca la reconociera, pero según su psicólogo ella ha anulado a su madre de mente y de todas manera era tan chica que tal vez ni siquiera la recuerde.

—¿Ella es la amiga de la familia por la cual me dieron mi primer nombre?

—Sssi, es ella —sonreí a desgana, cuando preguntó la historia detrás de sus nombres le mentí por si alguna vez ella aparecía— ella es April.

—Hola April un gusto —Becca se acerca y extiende su mano, ella es muy educada— mi mamá me ha contado de ti, bueno de porque escogieron mi nombre.

—Hola April —dice Mel e hizo lo mismo que su hermana— es un gusto ¿Te quedas a comer?

—Sí, pongan un plato más, ya voy a servir.

Termino de cerrar todo rápidamente y antes de llegar a la última ventana el viento llega fuerte, ella me ve luchar para cerrarla y se acerca a ayudarme, apoya un brazo en mi cintura acercándose para que ambas sostuvieramos la persiana y poder cerrarla, el primer trueno estalla en cielo luego de poner la traba y la lluvia con el viento se escuchan azotar la casa con fuerza afuera.

Al darnos vuelta, las niñas nos miran y Mel se ríe tapándose la boca, ellas han visto antes a Theia y Eva darse muestras de afecto y piensan tal vez que con April somo iguales pero nada más lejos de la realidad.

Terminamos de cenar, llevo a las niñas a acostarse luego de hacerlas dormír y la luz se corta al llegar al sillón al lado de ella. Voy por velas enciendo algunas para poder vernos un poco las caras, sé que mis hijas pueden llegar a asomarse a escuchar así que cierro las puertas del living para que tengamos más privacidad y me siento nuevamente a su lado en el sillón.

—Te escucho.

—Volví para pedirte que por favor me dejes ser parte de su vida.

—Esa desición no depende de mí April, te fuiste por 10 años y hoy te apareces en mi puerta pidiéndome esto —suspiro cruzandome de brazos— Rebecca ya tiene edad suficiente para elegir por ella misma.

—Le dijiste que era una amiga de la familia, ¿puedo ser eso hasta que me sienta lista para hablar con ella?

—No me gusta mentirle a mi hija y le dije eso hace tiempo por si aparecías, honestamente no creí que lo hicieras, después de 8 meses te trago la tierra. No voy a dejar que la lastimes. Puedo parecerte amable y lo soy, pero no soy, ni seré inofensiva si se meten con mis hijas, se sacar las garras cuando es necesario.

—Lo sé, no pretendo lastimarla, o apartarla de tu lado, solo quiero la posibilidad de formar parte de su vida de nuevo.

—Solo tengo una pregunta, porqué desapareciste y porqué vuelves ahora.

—Alina... —traga con dificultad— Pietro encontró las cartas que le mandé a Becca, fue a buscarme y... él se aseguró de hacerme llegar el mensaje —me mira con lágrimas en los ojos.

Temí lo que fuera a decir a continuación, él podría ser siempre mucho peor de lo que ya era, pero ver su rostro y mirada así de rota, me aseguró que lo que sea que él hubiera hecho fue lo bastante grave como para asegurarse que ella se mantuviera alejada, pero no supe que tan grave fue, hasta que comenzó a hablar y lloró desesperadamente.