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6 El nuevo comienzo

Presente

Ordeno la casa, lavo la ropa y limpio un poco, la verdad es que April ha sido demasiado paciente conmigo y con todo, pero ya es hora de levantarme y tomar las riendas de mi vida, no puedo seguir así.

—¿Quieres ayuda con eso? —aparece April del otro lado de la cama, ayudándome a tenderla en silencio— estuve pensando —la dejo hablar— ¿Quieres salir a cenar?

—No.

—¿Bueno quizás un paseo? Vino la feria a la ciudad y se que te gustan los juegos, podríamos subirnos a la rueda de la fortuna.

—No te gusta la feria. Pásame las almohadas por favor —ella lo hace— y no tengo ganas, es el tercer día que paso afuera de la cama, pero aún no tengo ganas de salir.

—Está bien, lo que tengas ganas —dijo cabizbaja tragando con dificultad, sus ojos se llenaron de lágrimas— ¿Vas a dejarme verdad? Lo entiendo solo...

—Me acerco a ella y la abrazo— ¿De qué hablas? No voy a dejarte.

—Es que todo lo que pasó con Rebecca y fue mi culpa, yo te pedí no decirle y...

—No te culpo, as5i que tú no lo hagas. Sé que es difícil para ti hablar sobre todo lo que pasaste, te llevo tiempo contarmelo y lo entiendo. Ella volverá en algún momento, le daré el tiempo y sino iré a buscarla. Pero no voy a dejarte así que no pienses en eso —me separo de ella y le seco las lágrimas besando su frente—. Mel tiene una pijamada hoy en lo de Amber y va también Sally y creo que Ravi —ella me mira— tenemos la casa para nosotras, que te parece una cena y ver tele acostadas mientras comemos helado, compré tu favorito hoy.

—Me encantaría.

Bajo por las escaleras y veo esta casa recordando el pasado, la primera vez que llegamos las tres aquí, yo embarazada de Mel con Becca de la mano, con tan solo 6 años. Fuimos nosotras tres antes de que llegara April a nuestra puerta un día y con mucho miedo de que se llevara a mi hija le dí la oportunidad de hablar, de escuchar que era lo que ella quería y ese sería el primer paso para que el amor de mi vida, que sin saberlo era ella, formara parte de nuestras vidas.

Esa es una de las mejores desiciónes que tomé y jamás la culparia a ella por lo que pasó con Becca, no luego de haber escuchado su versión y haber entendido el motivo por el cual hizo las cosas.

Pasado

Llevo 5 meses de embarazo y la semana que viene cumplo 6. Estoy amando a alguien que no veo pero siento en mi interior, la relación con mi dulce princesa se ha hecho más fuerte, entre ambas le leemos al bebé que aún no sabemos que es, ella me acaricia el vientre y yo a ella, mientras le cuenta historias o el día que pasó en la escuela.

Para mi sorpresa Pietro ha dejado de ser un poco imbécil, y está emocionado con la llegada de este bebé, él quiere que sea niño y yo quiero y espero que no, no quiero que haga aún más diferencia entre el bebé y mi hija, menos aún que lo crie para ser una mini copia suya, el solo hecho de pensarlo me da escalofríos.

—La doctora Evangeline Danvers nos recibe en su consultorio para el ultrasonido— Muy bien papás está todo bien, el bebé viene bien, su peso es el normal y es una hermosa niña —la cara de Pietro se torna seria y se le borra la sonrisa— miren ahí pueden verla bien —posiciona el aparato en medio de sus piernitas— viene fuerte y sana.

Sonrió por dentro de felicidad ¡Es una niña!  Pietro camina callado al auto, sin dirigirme la palabra, está enojado y lo sé, sé que aunque no me lo diga está furioso. Con mi enorme barriga subo del lado del piloto para manejar, este inútil aún así de embarazada me hace ser su chofer, jamás aprenderá a manejar.

—Al parecer tu hija viene fuerte y sana —Por supuesto que es mi hija, ellas son mis hijas— al final es lo que querías una niña, espero que estés contenta Alina.

—Por supuesto que lo estoy, pedazo de mierda— La niña viene fuerte y sana, es lo que importa, escuchaste a la doctora.

Golpea el torpedo del auto, furioso y yo no me inmuto, estoy acostumbradas a sus rabietas de nene de 3 años.

—El auditorio de Berlín me hizo una propuesta —me tenso al escucharlo, yo no quiero irme, no quiero que me aleje del único vínculo que me queda, que son mis padres— la acepté, es una buena oportunidad para mi carrera —se pasa la mano por el cabello— viajo la semana que viene y no creo volver en un tiempo. No pienses que voy a llevarte a ti y las dos niñas conmigo —rió a desgana— un bebé que no me deje dormir —sus horas de sueño son sagradas— más otra demando tu atención. No voy a volverme loco, no van a volverme loco —ese trabajo lo haces muy bien solo, sin nuestra ayuda— así que tendrás que buscar un trabajo para mantener a tus hijas —¿Ahora finalmente son mías? Me muestro indiferente aunque estoy festejando por dentro y hasta la bebé se mueve emocionada— pero te recuerdo que todavía son mías —voltea a verme con cierta locura en sus ojos— las tres me pertenecen.

Una vez que lo dejo en el auditorio, paso a buscar a Becca por el colegio, ella corre hacia mí para abrazarme fuerte, y yo le levanto dándole una vuelta en el aire, parece mentira que va a cumplir 7 años en dos semanas.

—Te tengo una buena noticia y vamos a festejarla comiendo hot cakes.

En este tiempo conseguí un trabajo desde casa, del cuál él no sabe nada claramente pero en el cual gano muy bien, pudiendo solventar nuestros gastos y él piensa que la limosna que me da alcanza para algo, o que mis padres me ayudan bastante, pero soy lo suficientemente capaz de poder generar mis propios ingresos.

—¿Qué pasó mami? Solo me traes por hot cakes en ocasiones muy especiales.

—Pues... —intento ponerme seria— Pietro se va a vivir a Berlín —su rostro se pone serio y deja de comer— se va el solo —sus ojos se abren grandes y una gran sonrisa se dibuja en ella— porque vas a tener una hermanita, entonces mejor nos deja a nosotras aquí y él se larga a Berlín solo.

Salta a abrazarme y comienza a llorar desesperadamente, yo la abrazo fuerte intentando calmarla. No sé que le ha pasado pero verla así me está comenzando a desesperar.

—Son lágrimas de felicidad mamá, lloro porque soy feliz. Al fin vamos a poder ser felices sin él.

La abrazo aún más fuerte y ante su razonamiento, no pude evitar llorar yo también de felicidad, no había notado esto, pero Becca tiene razón, al fin seriamos felices sin ese bestia en nuestras vidas.

La semana se pasa volando y nosotras deseabamos eso, nuestras miradas cómplices, nuestras sonrisas profugas, se han transformado en nuestro lenguaje secreto, estamos felices.

Lo vamos a dejar al aeropuerto, lo despedimos fríamente, así como él también de nosotras. Ni siquiera toca mi vientre, desde que se enteró que tendré una niña, su emoción se esfumó siendo reemplazada, por rechazo y completa indiferencia, pero no me importa, no lo necesito, no lo necesitamos, las tres estaremos bien sin él.

Vemos el avión partir, y festejamos saltando y gritando como si hubieramos ganado la copa del mundo. Nos encontramos con mis padres en el restaurante y todos festejamos felices su partida.

Al fin somos libres.

—¿Mami esto lo pondremos en esta caja?

—Sí amor —sobo mi vientre descansando en una silla— no olvides nada.

Vendí la casa que me regalaron mis padres, para comprar una más cerca de ellos, como no pienso seguir con Pietro la desición la tomo sola.

—¿Lista mi dulce princesa?

—Lista.

Ambas miramos la casa dónde nos conocimos, dónde pasamos momentos felices pero también tristes por la presencia de él, ambas estamos paradas tomadas de las manos sabiendo que este es el fin de una vieja etapa, para empezar ambas una nueva vida, siendo aún más felices de lo que alguna vez imaginamos ser.

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