3 Rebecca
Todavía recuerdo el día que conocí a mi hija, mi hija que ahora me odia, que no quiere verme, que se marchó a otro país, cortando todo contacto con nosotras.
Estaba cocinando cuando tocaron la puerta, Pietro ensayaba en la habitación que había acondicionado para cantar, siendo uno de los más famosos tenores tiene que mantener su voz y es obsesivo en cuanto al tiempo que le dedica al ensayo, asi también con los cuidados que le da a sus cuerdas vocales.
Pasado
—Hola —dijo una mujer de cabello negro y ojos azules, con una niña igual a ella pero de ojos negros— ¿Está Pietro?
—Sí ¿de parte de quién?
—April.
&Pasen que hace frío —la invité a pasar y fui a buscarlo a él ¿Quién es ella?— te busca una mujer llamada April.
De mala gana, cerró la puerta y bajó, sonrió al ver a la mujer y su hija.
—Veo que hiciste lo que te dije, muy bien. Déjame verla —la niña se escondió atrás de ella& bueno se parece mucho más a ti que a mí, pero el ADN dice que tiene mi sangre, al menos sacó mis ojos, nariz y boca, supongo que algo es algo. Ella es para ti —me dijo como quien acaba de comprar un cachorrito y me lo vienen a entregar— ya que no puedes darme un hijo, lo tuve que hacer en otro lado.
Este hijo de puta no puede estar haciendo esto, su amante y la hija de ambos están frente a mí ahora y ¿encima pretende que yo la crié? Que clase de persona malvada haría algo así, no es mi culpa no poder tener hijos.
—Mi hija no es un mueble Pietro...
—Nuestra hija —la corrigió y si quieres volver a verla ya sabes lo que te conviene— dejasela a Alina, nosotros nos haremos cargo de ahora en más —él subió las escaleras.
—Hija mamá tiene que irse.
—¿A dónde?
—Yo solo... —su voz tembló y los ojos se le llenaron de lágrimas— mamá tiene que ir a buscar algunas cosas, te quedarás con ella —ella me miró suplicante.
—Quiero ir contigo.
—Es que a donde voy, no puedo ir con niños mi amor.
—¿No puedo quedarme con Richard o con Audry?
—No, amor.
Ella comenzó a llorar en el pecho de su hija y eso me partió el alma, no sé que clase de arreglo tiene con Pietro, pero no creo que ella quiera dejar a su hija o que no la ame.
—Nena yo voy a cuidarte, hasta que mami regrese, ella y yo somos amigas —ella se paró dándonos la espalda para secarse las lágrimas— ¿Quierés ir a ver dibujitos? —la niña me miró aún un poco desconfiada, pero me tomó la mano y me acompañó a la cocina, luego volví con ella.
—Lo lamento, yo no quiero esto, pero él no me deja opciones. Volveré por ella, sé que no puedo pedirte nada, que fui su amante, pero ella es mi bebé —lloró con desespero— es todo lo que tengo y no tiene la culpa de mis malas desiciónes, yo no... yo volveré en cuanto pueda por ella.
Sin saber que más hacer la abracé, ella al principio dudó un momento, no la odio, no puedo hacerlo, sé la clase de cretino que es mi marido y sé que esa niña no tiene la culpa, Dios sabrá con que la ha amenazado. Yo cuidaré de esa niña, hasta que ella vuelva.
—Escucha April —me aparté un poco de ella— yo voy a cuidarla —no sé porque no puedo enojarme con ella ¿será porque veo su dolor?— voy a amarla y voy a hacer lo mejor por ella hasta que vuelvas. Esta es la dirección de la casa de mis padres —le anoté rápidamente antes de verlo a él bajar de nuevo— puedes mandarme cartas ahí.
—Gracias Alina ¿Puedo despedirme de ella una última vez?
Asentí y paso a la cocina, se agachó frente a la niña que tiene un bigote de su leche chocolatada, acarició su rostro de mejillas coloradas, le dijo algo y ellas me miraron sonriendo. April le limpió el bigote de chocolate, le sonrió abrazándola muy fuerte llenándola de besos, la niña le regaló el peluche de conejo que traía con ella que le faltaba un ojo.
—Gracias Alina, se nota que eres una buena persona. Por favor cuida a mi hija, cuídala de ese monstruo. Te mandaré ropa de parte de unos amigos a la casa de tus padres ¿Puede ser? —asentí— si yo no estoy o puedo atenderte ellos serán mi nexo más directo —me dió un papel con un número— se llama Richard Marchant, lo mejor es que él —miró hacía arriba— no sepa nada, no son muy fans el uno del otro.
Dió una última mirada a la niña sentada en la cocina, comenzó a llorar nuevamente, tomó el pomo de la puerta y se fue, dejó solo una maleta con un abrigo de la niña, cuando la abrí en un bolsillo muy escondido había una carta que aunque no debería, abrí para leer.
Amada hija.
Mamá tuvo que marcharse y ha sido por lejos lo más doloroso que tuve que hacer en la vida. Cuando supe que estaba embarazada de ti, tuve mucho miedo porque no sabía como iba a hacer para poder mantenernos, porque papá no es exactamente la clase de hombre ideal para tener un hijo, pero en cuanto te ví fue amor a primera vista, sabía que daría hasta mi propia vida por ti.
Hoy tengo que dejarte y espero que al menos su esposa sea una buena persona, intentaré regresar lo antes posible mi amor para que estemos otra vez juntas, no tuve opción de poder dejarte conmigo, aunque quise y trate de luchar hija. Quiero que sepas que jamás te habría abandonado, y no lo hice, solo toma esto como un tiempo para pasar con tu padre antes de volver nuevamente conmigo.
Te amo mi pequeña conejita, te amo tanto que dejarte aquí me está partiendo en mil pedazos, te amo tanto que espero estar haciendo lo mejor para ti, mamá te ama y lo hará siempre.
Hasta espero que pronto, con todo el amor que tengo en el corazón, mamá.
—¿Dónde va a dormir? —pregunté tajante en la cena.
—Porque crees que desocupe el cuarto donde teníamos lo de caridad y lleve todo al sótano.
—Ese cuarto ni siquiera tiene calefacción.
—Se encogió de hombros— Entonces duerme con la niña, ve acostumbrandote a que sea tu hija, ya que no puedes darme un hijo.
—Yo tengo mamá.
—Niña tú te callas y como vuelvas a hablar sin permiso serás castiga, ahora come.
La niña comenzó a llorar pero sin hacer ruido alguno, le agarré la mano por debajo de la mesa intentando calmarla, y ella de a poco comenzó a dejar de llorar. Nos preparamos para acostarse, la bañé y peiné secando su lacio cabello negro, la cambie con ropa de la valija y la acosté tapándola con varias mantas.
—Ese hombre malo no me gusta. No quiero que sea mi padre.
_¿Quieres saber un secreto? -susurre y ella asintío— a mi tampoco me agrada —ambas reímos— ¿Qué te parece si te cuento una historia?
—¿Cuándo va a volver mi mami?
—Tragué con dificultad— No lo sé princesita, pero yo voy a cuidarte hasta que ella vuelva ¿Quieres? —ella asintío— lo único que no tenemos que hacer enfadar a Pietro, si él dice algo hay que hacerle caso ¿Está bien nena? —asistió rápidamente con su cabeza— entonces —saqué un libro de cuentos de la maleta— erase una vez...
Y así fue como conocí a la que iba a ser mi hija, a April le tomaría tiempo volver y cuando lo hizo, lo único que pensé es... no quiero que se lleve a mi Becca.
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