Presente

Audry le sirve el plato de spaghetti con albóndigas y sin hablarle se sienta frente a ella en la mesa, toda esta semana se ha pasado con un silencio sepulcral entre ellas. Conviven en una casa en la cual ninguna de las dos se habla.

—Me iré a lo de mi madre.

—¿De visitas?

—Me quedaré ahí un tiempo, odió este clima entre nosotras —mira a su pelinegra al otro lado que no despegó la vista de su plato.

—¿Entonces te vas, quieres un tiempo? —deja el tenedor a un costado del plato— si vas a dejarme hazlo de una vez y listo Audrielle.

Audry toma su plato, tira lo que le quedaba de comida basurero, deja todo en el lavaplatos y sin dirigirle la palabra sube a la habitación. Al cabo de un rato Rebecca la ve bajar con dos valijas por la escalera. Audry se acerca a ella enojadisima, se saca el anillo y se lo tira en el plato de comida frío.

—Te traté de entender —dice con la voz casi quebrada— de ponerme en tu lugar, de justificarte, hasta por Dios Rebecca recibí un disparo por ti, y me morí tres veces. Prefieres perderme, perder a tus madres, tu hermana, tu familia, todo antes que perder tu orgullo —los ojos de Audry se llenan de lágrimas— ¡Mírame cuando te hablo Cavanagh! —Rebecca levanta la mirada avergonzada— ellas hicieron lo que creyeron que era lo mejor en su momento y tal vez cueste entenderlo, pero no sabes por lo que pasó April, no sabés lo aguanto Alina al lado de tu padre para no dejarte a merced de él, no tienes ni la más puta idea de nada, porque solo te has encerrado en tu dolor y es lo único que te importa. Eres una egoísta, desagradecida y orgullosa. Y te amo Becca, te juro por Dios que te amo, pero sino eres capaz de perdonar o siquiera darle una oportunidad de redención a quienes te han criado y amado tanto ¿Qué pasará cuando yo cometa un error? Y lo haces como si tu jamás hubieras cometido errores.

—Audry...

—Ella se limpia las lágrimas— Espero que el orgullo no te deje sola, que te caliente la cama, que se preocupe por ti, que salga corriendo cuando tengas un problema y que se case contigo. Sino... —Audry comienza a llorar quebrandose frente a Becca, que se para tratando de acercarse— sino eres capaz de pedir perdón o ser tan tajante con ellas, cuando tú también has cometido errores. No sé si quiero ser tu esposa Rebecca, no puedo.

—No me dejes Audry —se arrodilla frente a ella abrazando sus piernas— por favor. Hablaré con ellas, les pediré perdón.

—No me sirve que lo hagas por obligación Rebecca —intenta zafarse de su agarre.

—No lo hago por obligación. Esta mañana le mandé un mensaje a mi madre —le muestra el teléfono— iba a contarte pero... yo sé que actúe mal y estoy dispuesta a tratar de arreglar lo que yo también rompí.

—Audry se agacha frente a ella— Dios mío Rebecca —la abrazó— eres tan testaruda a veces.

—Voy a intentar mejorar amor y voy a remediar las cosas con ellas.

—Nunca jamás vuelvas a decirle a Alina que no es tu madre Cavanagh ¿Me oíste? No tienes ni idea de cuanto la ha lastimado eso. Cuando tengamos nuestros hijos entenderás mejor a tus madres.

—Yo éstoy arrepentida de haberla lastimado así. Me siento una digna hija de Pietro y eso me asquea —Audry le seca las lágrimas— te prometo que voy a tratar de ser mejor.

—No me lo prometas, hazlo con acciones.

Se levantan, Audrielle saca el anillo entré los fideos, lo lava y se lo pone de vuelta. Con ayuda de Becca sube y desarma la maleta. Finalmente esa noche Rebecca pudo volver a la habitación de ambas y durmieron juntas por primera vez en una semana. Claro que el sexo solo sería después de arreglar las cosas entre su familia y ella, Audry no es tan indulgente.

Pasado

—Rebecca.

—Bueno al menos sabés mi nombre.

—Jamás olvidaría ese nombre hija.

—Cada vez que hija sale se tu boca, me da una arcada, así que deja de llamarme así. Prefiero que me digas niña ¿qué quieres Pietro? —voltea a verlo— se ve que la vida hizo justicia —lo ve barbudo, rengo y desalineado— me alegra poder verlo en persona —él apretó los dientes— debo irme, mis madres me esperan.

—Tus madres... ¿sabés quién es tu madre biologica?

—No, ni me importa. Jamás volveré a verla.

—Él comienza a reír y Becca comienza a caminar alejándose de él— Espera un poco, quiero hablar contigo.

—Hagamos una carrera, si llegas primero al poste de luz te escucho —ella comienza a correr— perdiste —hace puchero— hasta nunca más imbécil —le saca el dedo medio— te vuelves a acercar a mí y te denuncio

Cruza la calle para alejarse de él, pero la sigue, el chirrido de unos neumáticos frenando se escuchan en el asfalto y el impacto de un cuerpo contra el auto que no alcanza a frenar impacta de lleno. Ella voltea a ver la escena que parece irreal, Pietro ensangrentado en la calle, se acerca rápidamente a verlo porque a pesar de todo ella no puede ser la mierda que es él. La gente se arremolina al rededor de ellos, alguien llama a una ambulancia, él la toma de la mano para no dejarla ir, si va a morirse se llevará consigo su felicidad.

—Tienes su nombre y jamás serás como ella, ni tu madre pudo reemplazar a su hermana gemela, yo amaba realmente a Rebecca, la amaba tanto —comienza a llorar— Alina no le llega ni a los talones, se parece pero ella no es Becca, ni tú —escupe sangre— no, tú eres igual a tu madre y cada vez te pareces más a April. Solo tenía 19 años cuando la embarace —ríe— jamás te dijeron ¿Cierto? April es tu madre biologica, hijita.

El comienza a reír, ella se apartó de él, cuando logra zafarse de su agarre. Entre la multitud se escucha no tiene pulso y alguien intenta tomarla, pero ella se safa, se sube al auto y en piloto automático maneja de vuelta a casa. Aturdida maneja a casa, piensa como todo había sido una mentira, como ellas le habían ocultado la verdad, como todo era una farsa.

Fotos dónde salían las cuatro, vacaciones, actos escolares, conciertos de April a los que había ido, el piano dónde le había enseñado a tocar. Una verdad que había querido ignorar, ellas se parecían, más de una vez las habían confundido, la verdad estaba ante sus ojos y tal vez se había negado a verla, porque prefiero ignorarla antes que admitir algo que le dolía, esa mujer a la que amaba tanto, su mamá 2, era la misma que la había abandonado con tan solo 3 años.

Toma el bate, se pone los auriculares y comienza a destrozarlo todo, no antes de mandarle un mensaje cortito y conciso a Alina.

—Ya lo sé todo, Alina. Sé quien en realidad es ella.