23 Audry
Presente
Las tres estamos nerviosas Becca jamás nos ha presentado a nadie, sus amigas o amigos venían a casa, pero jamás nos presento formalmente a nadie. Estoy terminando de hacer la comida y April limpia el living un poco, queremos que todo sea perfecto. Siento un auto afuera y Mel hablando casi que a los gritos con Becca, espero que no haya espantado a Audrielle, después de insistirle me dijo al menos el nombre de quien nos pensaba traer para mi cumpleaños exactamente.
Entran y veo a esta hermosa chica de ojos casi griaes, cabello castaño ondulado y una mirada casi que de confusión, seguro que Becca no le dijo que tengo esposa. Abrazo a mi hija fuerte, que hace mucho que no veo y luego voy por esa linda chica para darle la bienvenida.
Vamos hasta el living, Becca saluda cortante y distante a April. Le pido que me acompañe a la cocina.
—Te pido por favor que hoy al menos hagas un impass y no seas borde con ella. Yo las amo a ambas y no quiero que la trates mal en mi casa y menos con visitas, no des la nota.
—Osea que si vamos al centro comercial, puedo tratarla como se me de la gana.
—Hazlo y tal vez se me escape tu nombre frente a ella —la desafío con la mirada.
—No te atrevas.
—Tú, no te atrevas a tratar mal a mi esposa. Puede que para ti —recalco esa parte— no sea tu madre, pero es mi esposa, es mi casa y no quiero le faltes el respeto.
—Puedo irme ya mismo, si quieres.
—Ya basta hija, ella también es tu madre, es quien de te dio a luz, quien te trajo al mundo.
—Y nada más, porque quien me crío y me amo eres tú, cada vez que vengo tenemos la misma charla, ya estoy cansada de esto. Estoy harta, si esto sigue así...
—¿Acaso me dejaras también a un lado y a tu hermana? —mi voz se escuchó apagada.
—No mamá no lo haré, pero ya no quiero discutir más sobre este tema —abre las puertas de golpe— ahora también escuchas conversaciones ajenas —mira a un costado— ¿Mel tú también? Iré con Audry.
Suspiro y respiro tratando de calmarme, Rebecca me está llevando a mi límite y lo único que hace últimamente es probar que tan lejos puede tirar la cuerda antes de romperla.
—Ya no pelees más con ella —April agacha la cabeza— vamos al living y tratemos de llevar esto en paz.
—No voy a permitir que te siga faltando el respeto —la beso y tomo de la mano para dirigirnos al living, ojalá Audrielle la haga cambiar.
Pasado
—¿Y bien? Qué decidieron.
3 horas antes nos habían puesto los micrófonos, y habíamos trazado un plan que parece firme, provocarlo lo suficiente, para que confiese algunas cosas y por supuesto para reunir pruebas contra él y encerrarlo.
—Tú, tus peticiones y tus necesidades, a tomar por culo. Te puedes ir bien a la mierda, con pasaje de ida, no voy a intervenir por ti con Tony. Tus deudas tu problema.
—Aprieta fuerte el vaso de whisky en su mano— Creo que se han olvidado ambas de quién soy, ellas y ustedes son mías, hasta que a mí se me de la gana —da un golpe en la mesa provocando que algunos comensales voltearan a verlo— parece que necesitan que les recuerde con quién hablan. Primero voy a violarte a ti April como la última vez y te haré ver Alina, como entro y salgo de la perrita de tu novia. ¿Olvidas April de como te deje hace años en tirada en ese callejón? Yo puedo volver a golpearte a ti, a ambas y matarlas si se me da la gana.
La sangre me hierve, de tal manera que siento mi corazón galopar a mil quinientos caballos de fuerza, siento calor y seguro tengo el rostro desfigurado. Tengo tantísimas ganas de arrancarle las bolas con la cuchara con la que revuelvo mi té.
—Según recuerdo, tampoco posees gran cosa como. En todos esos años ni siquiera acabé una sola vez. En cambio —tomo la mano de April y bese sus dedos— ella con estas manos y esa boca —la beso— me ha hecho venir muchas más veces de las que puedo contar —ella se ruboriza— al fin conocí lo que es un orgasmo.
—Putas lesbianas de mierda —levanta la mano.
—Ojito con como nos llamas, que yo aquí no te he faltado el respeto. Dime Lombardi ¿En que te gastaste el dinero que le debes a Tony?
—Drogas, sexo de calidad y no como el que tuve contigo o la puta de mi ex esposa en Londres, que no me llenaban...
—Que mal hablas de las madres de tus hijos Pietro Lombardi. Si tu orgullo fuera del mismo tamaño de tu pene, serías un semental, los dedos de mi novia son más largos.
Revienta el vaso en su mano, se saca las astillas de vidrio, mientras el mozo limpia y le trae un paño para su mano ensangrentada.
—Van a lamentar todo esto, me llevaré a las mocosas tan lejos de ustedes, que no volverán a verlas jamás y de paso me divertire con la mayor —aprieto tan fuerte los dientes que me los podría haber quebrado. A punto de responderle habla April con una calma que me dio escalofríos.
—Si quiera atrevete a respirar cerca de nuestras hijas... —estaba a punto de amenazarlo, pero traga y se compone— me asegurare que de que te toque el rincón de la cárcel donde cada noche pequeño Tom, un sujeto de 1.90, con brazos del tamaño de un pierna y con la morbosidad de romper culitos, te haga su novia cada noche, y te de tan duro y tan fuerte, que no podrás ni respirar fuerte, y cada vez que se esconda el sol llores porque él va a visitarte cada noche —Pietro trago con dificultad— me asegurare —se para— de que te hagan mil veces lo que te atreviste a hacerme a mí aquella vez con tan solo 19 años y aunque lloré, te implore que pararas no lo hiciste.
—Pero te encantó si hasta te di una hija de esa noche.
—April escupe su rostro— Espero que pequeño Tom te haga su puta cada noche.
Él se limpia el ojo y se levanta, yo soy más rápida y me para a su lado apretando su hombro en un punto exacto para sentarlo de nuevo en su sitio.
—Ni se te ocurra hacerle algo —cuatro hombres se paran de meses vecinas entre ellos un agente— disfruta tu noviazgo con Tom —le doy una palmada en el hombro— él te está esperando ansioso de conocerte.
Se acercan a arrestarlo, y el hierve de rabia al hacerlo pasar esa vergüenza en un lugar público. Tomo la mano de April quien está temblando. Su ex esposa en Londres se acercó a él, la habíamos logrado contactar y ella había aceptado participar con nosotras y presentar cargos así lo metían preso más tiempo. Se coloca frente a él y lo escupe en el rostro, entre las tres vimos como se lo llevan.
—¡Esto no va a quedar así! Yo saldré Alina, ¡Saldré! Y te juro que van a arrepentirse.
Después de que se lo llevan las tres nos fuimos a otro lado a comer más tranquilas, Elena acepta que sus hijos se conocieran con sus hermanas y acordamos una visita para que se vean por primera vez. Hasta le ofrecimos estadía en nuestra casa, ya que tenemos otra habitación que habíamos acondicionado para que Rebecca se quedara cuando quisiera, teniendo su privacidad, pero ella jamás se quedó más que una noche.
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