Presente

—Nuestra hija viene la semana que viene, nos quiere presentar a alguien.

—Creo que es su novia —dice Mel somnolienta entrando a la cocina despeinada, maña que conserva desde su niñez—. No me lo ha dicho —voltea a ellas tomando leche del pico de la botella—, pero supongo que debe ser eso.

Alina toma el envase quitandoselo, coloca un vaso delante de ella y dándole una nalgada, la reprende.

—No tomes del pico, te lo he dicho mil veces.

—Son solo babas, compartimos ADN y ustedes comparten babas —toma el envase y se sirve en el vaso— ¿Contenta má?

—¿Y tú cuando traeras a tu novio o novia? —interviene April— porque te quedas hablando con alguien hasta tarde y sales o te demoras en llegar.

—No tengo novio mamá. Me voy adiós —llena su tazón de leche y cereales para subir la escalera a su habitación.

—Esconde algo.

—Sí, lo esconde —sonríe la pelinegra— pasó demasiado tiempo en un parpadeo, la conocí cuando tenía tan solo 6 y ahora nos oculta a su novio o novia.

—Se puso muy nerviosa ¿Qué opinas de lo de Becca?

—Si nos va a presentar a alguien debe ser importante para ella —enjuaga la taza en la que había estado tomando té— me gustaría estar en otros términos con nuestra hija.

—Alina la besa en el cuello— Tal vez no falte mucho para que eso pase. Hablaré con Becca. Ah! Por cierto me pidió que la siguiéramos llamando Cavanagh delante de quién traiga. Esa hija nuestra me va a volver loca con sus ocurrencias —April no dice nada— amor.

—Ya han pasado años, tal vez ella jamás me perdone.

La pelirroja la abraza fuerte, Mel ve toda la situación cuando fue a dejar el tazón a la cocina y se sintió con la responsabilidad de intervenir nuevamente. April también es su madre y la destroza verla así.

Pasado

Llegamos a la jefatura y buscamos a Hank el amigo que nos había recomendado Luigi el conocido de April. El hombre está de espaldas hablando por teléfono, es alto rubio con una gran espalda y barbudo.

—Magalí, papá y mamá quieren verte para el cumpleaños de Eliot. Ellos dijeron que quieren verlas, lleva a Debra y punto. No me hagas enojar o hablar con ella Magalí. Bien nos vemos entonces para su cumpleaños —el hombre nos ve y corta la llamada— disculpen deben ser April y Alina, discutía con mi hermanita menor. Vamos pasen por acá —nos hace entrar a una oficina—. Luigi me comentó algo de la situación, pero cuéntenme ustedes.

Nos sentamos y le comentamos todo lo que estaba pasando, incluso traje pruebas de fotos que saque cuando estaba con él, los papeles del divorcio y la nota que adjuntó junto a los papeles firmados.

—Hank nos tiene amenazadas, nos quiere quitar a nuestras hijas.

—April las voy a ayudar, podemos grabarlo y presentar cargos por extorsión —mete el nombre de él  en la computadora— Bien, esto nos puede jugar a favor tiene denuncias previas por mal trato y su ex esposa en Londres también presento cargos, no podrá quitarle a sus hijas. No dejaré que eso pase. De todas maneras Rebecca es mayor de edad. ¿Cuándo tienen que encontrarse con él?

—En tres días.

—Bien hablaré con mi jefe y las ayudaré, tengo un contacto en violencia contra la mujer. Haremos todo lo que esté en nuestro alcance —se levanta y nosotras también— quédense tranquilas —nos da una tarjeta con su nombre— llámenme asi las agendo y estamos en contacto estos días para...

—Nuestras hijas no saben nada y queremos que eso siga así, él ya hizo demasiado daño en su momento, sobre todo a nuestra hija más grande.

—Bien, manejaremos esto con suma discreción y cualquier novedad, no duden en llamarme, sea la la hora que sea.

Estrechamos manos y manejamos a casa, estamos un poco más tranquilas pero aún no totalmente. Lo que más temo es lo que Pietro pueda hacer ahora que no vamos a acceder a sus demandas.

—Tenemos que hablar con Rebecca cuanto antes, su plazo termina en 3 días y es mejor que se entere por nosotras a que lo sepa por ese hijo de... —un auto se atraviesa y le pego la bocina al baúl prácticamente.

—Amor puedo manejar yo.

—No, no, éstoy bien. Perdón ya voy a calmarme. Si él se nos adelanta, ella no va a perdonarnos. Toma llámale y que nos vea cuanto antes.

April le llama y la pone el altavoz desde el Bluetooth del auto.

—Hola hija ¿Dónde estás?

—Mamá —se escucha el ruido de un montón de gente gritando— espera un momento que no te escucho má —el bullicio cesa de repente— nos acaban de dar la noticia de que entramos a un torneo y nos vamos por dos semanas.

—¡Qué! ¿Y como harás con la secundaria? estás en el último año Rebecca. Tienes que rendir la admisión para las universidades y... —April le acaricia el brazo la besa y le sacándole el teléfono, desactivando el altavoz.

—Que bueno hija, tú mamá y yo queríamos hablar algo contigo ¿Cuándo es el torneo?

—En tres días nos vamos, es justo para las vacaciones escolares ¿Es algo urgente?

—No hija, nada de urgencia. Cuándo llegues hablaremos tranquilas las tres —mira a Alina— te apoyamos. Te amamos hija, te vemos en casa —cuelga— tendríamos que esperar que vuelva, seria horrible que se vaya con la noticia, no podría concentrarse en el torneo y la música es muy importante para ella, se lo que es estar en su lugar.

Alina suspira agotada, April se acerca a ella en el semáforo y la besa hasta que da el verde y la sigue besando en la mejilla, luego lleva una mano a su hombro derecho acariciandola para reconfortarla.

—En tres días se termina el plazo.

—Lo sé.

—Vendran tiempos oscuros si ella...

—Nos aseguraremos de decirle nosotras. También tengo miedo amor —toma su mano— pase lo que pase, estaremos juntas, pero si tienes que elegir... —la mira— déjame ir.

—No me pidas eso.

—lguien tiene que cuidar a nuestra hija. Si tienes que elegir déjame ir amor —aparta la mirada con lágrimas en los ojos— yo eventualmente estaré bien, estaremos bien. Pero —me vuelve la mirada a ella— tendrás que dejarme ir.

—Trago con dificultad— Está bien, pero volveré a buscarte, la convencere del perdón y te buscaré de nuevo. Eres el amor de mi vida April, no me pidas que te deje ir tan fácilmente.

—Seria muchas cosas, pero definitivamente, no seria fácil —le seca las lágrimas— mírame te amo Alina y no podría estar con nadie más, dejarías unos zapatos demasiado grandes que llenar, pero aún si no pudieras ir por mí, porque significaría perderla. Yo lo entendería. Las amo demasiado a las tres.