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5 La una y la otra

—Audry hace más de dos semanas que no nos vemos. Tenemos que hablar.

—Estoy muy ocupada, la constructora...

—Por favor las excusas conmigo no, cuando quieres te haces el tiempo.

—¿El sábado?

—El viernes a cenar en mi casa.

—Bien.

Hace dos semanas que salgo en un tipo de limbo con Cavanagh también, teniendo algo con las dos, no definiendo nada con ninguna. Bueno la pelinegra no quiere nada serio, eso lo sé, y la rubia... no sé que quiere en realidad, pero de algo estoy segura con ella una relación de nuevo no.

&Hola rulitos —se aparece parada frente a mi auto de brazos cruzados— trabajas demasiado.

—Sonrío— Bueno es así mi trabajo.

—Ser la mejor arquitecta debe ser duro.

—¿Halagos a primera hora? Algo nuevo ¿Qué hiciste? —ella sonríe y saca un ramo de flores— mmm debe ser grave si traes flores.

—¿Acaso no puedo traerte flores? —me encojo de hombros, las tomo y huelo— ¿Te gustan?

—Me encantan —le regalo una amplia sonrisa y ella suspira— ¿Entonces a qué se deben?

Camino al lado del conductor y ella me abre la puerta.

—Quiero llevarte a un lugar —por algún lado venía esto—. Es más, es una sorpresa así que... —extiende su mano para que le de las llaves— cruzate al copiloto que manejo yo.

Lleva un rato largo manejando sin querer decirme a dónde nos dirigimos y como no soy exactamente la persona más paciente de la galaxia, le llano de preguntas y le pedí que me diera pistas que claramente no quiso darme.

—Entonces podrías llevarme a sacarme los órganos y yo feliz porque voy con mi ramo de flores a ser vaciada.

—¿No eras la romántica empedernida? ¿Qué tiene de romántico sacarte los órganos?

—¿Tal vez lo hagas a las luz de las velas? —ambas reímos— es linda tu risa, la genuina —voltea a verme extrañada— los ojos en el camino —la tomé del mentón haciendo que gire hacía adelante— la que no haces para agradar o sonreír por compromiso —quise cambiar de tema— ¿A dónde vamos?

—Cuando algo es sorpresa, se supone que debe ser inesperado para que te sorprenda, si te digo a dónde vamos pierde su gracia, rulitos.

Me besa en la mejilla en el semáforo y siento el calor y el rubor subir a mi rostro. La verdad es que con Ainhoa había desdibujado tanto la línea de amistad hace tiempo que intenté convencerme que esto que tengo con Cavanagh también es algún tipo raro de amistad.

Llegamos a la antigua casa de té, una de las primeras y casi únicas casas que se mantiene en pié en el rubro, siempre había querido venir pero a la rubia le gustan más las infusiones frías con alcohol, mis otras tres amigas tienen rutinas de vida de adultos y yo no había querido venir sola.

Ella estaciona, baja rápidamente para abrirme la puerta, caminamos lado a lado cada una, y mis ganas de tomarle la mano eran fuertes, pero solo la rocé agarrando su meñique. No olvido que es una fuck girl, y que el romanticismo y las relaciones no son lo suyo.

—Quiero un té helado de frutos rojos con limón —dice decidida mientras yo le doy mil vueltas al menú queriendo probar todo.

—Yo quiero...

—¿Puedo sugerirte alguna bebida? —asiento— ¿té helado de menta, con limón, jengibre y kiwi? —me ruborizo y doy el ok ¿Como puede ser que me conozca tan bien?— para comer yo quiero una tarta de manzana caramelizada y ella...

—Yo una de muss de limón con manzana verde. Gracias —la moza se va— ¿Y bien?

—La ansiedad es tu toque personal ¿Verdad? —sonrió— solo quería traerte aquí, sé que te gusta el té —hace cara de disgusto— me recomendaron este lugar.

—Ja ¿Alguna de tus ligues de la semana? —mierda quizás soné un poco celosa.

—No Audrielle, no estoy viéndome con nadie si eso te deja más tranquila. Me la recomendó mi madre cuando le pregunté a dónde había un lugar así para ir, a ella le encanta el té. Asi que dije ¿porqué no? Así pruebas té de calidad y no esas porquerías que llamas té y te tomas.

—No es tan malo.

—Te tomaste un té horrible hace unos días de la pitufi aldea licuada.

—Eran frutos azules y estaba delicioso.

—Okay el covid te dejó demasiada secuelas, porque definitivamente eso olia horrible. No quiero imaginar a que sabia.

Reímos bastante y casi olvido que tengo demasiado trabajo acumulado que entregar. Soy una cínica y Ainhoa tiene razón, cuándo quiero me hago el tiempo.

La dejo de pasada en la puerta de su departamento y le agradezco sonriente las flores y la salida, aunque me hacía falta tengo que bajar de mi nube y volver a la realidad de mi vida adulta. Volteo a ver las flores atrás y veo los planos que tengo que revisar, una montaña de papeles de licitaciones, más permisos, inspecciones etc. Me lleva la verga, en la próxima vida elijo una carrera que me deje tiempo al menos para poder cagar tranquila.

—Hola —Ainhoa está apoyada en la puerta del departamento— te estuve llamando.

—Quedamos para el viernes y hoy es miércoles.

—Lo sé solo pasé a verte... quise dejarte esto —saca una bolsa de papel con un moño de regalo— perdón, sé que... perdón...

Me entrega la bolsa y me sentí un cretina, es que ella a veces presiona más de la cuenta y yo exploto. La había extrañado toda esta semana, pero el hecho de un beso, de que las cosas se complicaran, de que la delgada línea entre nosotras que hacia rato venía cediendo y ahora amenazaba con romperse, con desaparecer me aterraba, porque sé lo doloroso que fue amarla en su caos y yo intenté hacer todo a mi alcance para amarla de la mejor manera y solo logré lastimarme a mí. Tomo la bolsa y la freno bajando la escalera, dejando la puerta abierta del departamento.

—Por favor no te vayas —bajo del brazo a su mano y sus ojos llorosos me miran— reaccioné mal y no es tu culpa, tampoco justificó esto con...

Ella me abraza, apretando su agarre y la abrazo desde la cintura, oliendo su aroma, su pelo, sintiendo su calor. La había extrañado con cada átomo de mí ser.

Ella baja su rostro a mi cuello y me besa, luego a mi mejilla y luego subió a mi frente.

—Te eché de menos, es difícil mantenerme alejada de ti Audry —dice esto sin darme la cara solo abrazándome fuerte.

—Yo también te extrañé Ainhoa, muchísimo —me separo y acaricio su rostro— vamos al departamento.

—Tienes mucho trabajo por hacer.

—Alguien me dijo que cuando quiero me hago el tiempo y tenía razón —ella sonríe— me haré el tiempo para ti, el trabajo seguirá ahí esperándome. Vamos.

Preparo algo para tomar caliente, a ella le hice un té común y yo me preparé uno en hebras de caramelo, vainilla y cacao. Se acerca por detrás mío como sabe hacer siempre, me abraza y besa mi cuello quedandose ahí mientras termino de preparar todo.

—¿En que momento te has vuelto mi adicción Audrielle? —sé que la pregunta es retórica, pero aún así permanezco callada, no quiero otra vez un casi beso— sé que te lo dije pero de verdad que te has hecho extrañar pequeña.

—¡Oye! Apenas mides 10 cm más que yo, no soy tan pequeña —digo frunciendo el ceño— ¿Vamos a tomarlo a la mesa o el sofá?

Ambas nos miramos y ya sabemos la respuesta, sofá con Netflix de fondo, digo de fondo porque lo que menos hacemos es verlo. Otra vez lo que ella hace es verme solo a mí.

—Si no te gusta lo cambio —niega con la cabeza ve por un rato y luego pega su mirada en mí nuevamente— de verdad Ainhoa puedo poner otra cosa o música o...

—Es más interesante verte a ti solo quiero verte ¿Es tan malo acaso?

Desliza las yemas de sus dedos por mi brazo acariciandolo, esto jamás estando juntas lo hizo y ahora se ha vuelto un acto religioso, en el cual yo por inercia le doy mi brazo y ella lo acaricia con una sonrisa. Jamás nunca el contacto físico ha sido lo mío, pero es su lenguaje del amor y yo lo respeto a veces cediendo para no rechazarla.

—¿Puedo preguntarte algo? —asiento— ¿Qué tan malo seria que lo intentaremos de nuevo? —Un zumbido, palpitaciones, el calor se apoderado de mi cuerpo— te pido perdón por adelantado Audry, pero de verdad no puedo frenar esto.

Regla número 2: Prohibido enamorarse.

Se acerca despacio haciendo que el cuero del sofá sonara a su paso, al llegar a mi rostro cerca de mí, sentí su aliento cálido, cerré los ojos y finalmente nos besamos. No sentí miedo, ni el pasado, ni el amor que antes me había dolido tanto darle, sentí algo mucho mejor, algo que me es imposible describir, sentí que ella por primera vez en ese beso me cuidaba de verdad, no fue un acto vacío, como muchas veces había sentido en el pasado, besos por inercia con sabor a nada, este beso está cargado de ternura y cuidado.

Esto lo caga y cambia todo, porque le correspondí el beso y porque me gustan las dos. Ya que lo que pasó en el auto con Cavanagh antes de que ella se bajara, movilizó mis cimientos.

Esto definitivamente lo cambia todo.

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