25 La nueva oportunidad
Me levanto y ella me tira del brazo para que quedara sentada sobre ella.
—Quedate así conmigo, tengo miedo que sea un sueño. Lo llevo soñando y deseando desde hace tanto tiempo que tengo miedo de que no sea real.
—Lindura —ella levanta la cabeza y corro el cabello que tapa su rostro& ¿sientes esto? —la beso suave en los labios y asiente— ¿Y esto? —acaricie su mejilla para luego besarla y vuelve a asentir— ¿Qué hay de esto? —beso su cuello y suelta un suspiro— esto es real, éstoy aquí contigo.
—Entonces al fin estás aquí. No quiero que te vayas. No quiero dejarte ir otra vez amor. No quiero perderte.
—La abrazo fuerte— Disfrutemos el aquí y ahora, luego vamos a tener tiempo de preocuparnos por el futuro. Pero pase lo pase volveré a ti, te doy mi palabra Becca.
—¿Becca?
—Rebecca es muy largo.
Cenamos en el departamento, ella para mi sorpresa ahora cocina, bueno lo básico, que son fideos con queso y aún así me parece perfecto, es un sueño estar aquí con ella, así que me pellizco para asegurarme de que no éstoy durmiendo y de verdad estoy viviendo esto, de verdad la tengo a mi lado, de verdad es ella aquí y ahora, mi hermosa pelinegra. La mujer que amo.
—¿Qué tengo? ¿Me manche? —intento limpiarme la boca y ella me detiene— ¿Qué? ¿Qué pasa?
—Eres lo más hermoso que he visto en mi vida —comienzo a reír— ¿Qué?
—Te pasivee hasta en el amor —levanto las cejas de manera sugerente— enamoré a la fuck girl, supongo que somos ese cliché después de todo.
—Insisto en que eres una estafa al romanticismo, matas los momentos —fruncio el ceño tratando de sonar ofendida.
—¿Pero sabés qué? —me acerco a ella— te amo con una inmensidad que me sobrepasa, y se expande cada vez que siquiera pienso en ti —ella dibuja una gran sonrisa genuina.
Con Rebecca entendí de a poco que lo que menos me gusta son las cosas tibias, ni el té, ni la comida, ni las personas, ni el amor. Y ella es mi hogar seguro, es la calidez que me envuelve en una sonrisa cuando se le marcan los hoyuelos en su cara, ella es el lugar al que pertenezco, mi hogar en una persona, eso significa Rebecca para mí.
Claro que tengo en claro la realidad, como el hecho de que tengo que volver a América a resolver el tema de Ainhoa con los cargos que le levanté, pero para esa guerra ya tendré tiempo, ahora quiero disfrutar del aquí y ahora con ella.
Estar con ella es como haber retomado el tiempo desde la pausa que tuvimos, se siente natural y para nada forzado. Me meto a bañar y ella sale a comprar, para cuando salgo del baño ya está de vuelta con una bolsa de masitas para que tomemos algo caliente, sacude el paraguas afuera. Se ve tan bien con su tapado negro largo ceñido al cuerpo que no me extraña que en este tiempo alguien haya estado con ella, es que es hermosa tanto por fuera como por dentro como persona.
—Conseguí el mejor té en hebras de Londres, amarías vivir aquí, en cada esquina prácticamente te venden té —me mira de reojo— ¿Te gustaría vivir aquí?
—Me da igual si el lugar es un submarino, si estás tú, podría vivir en un acantilado, el lugar es lo de menos.
Con la sonrisa instalada en su rostro y el brillo en sus ojos, se sienta luego de servir el agua caliente y el té comienza a desprender ese delicioso aroma, me extrañó ver que ella también se sirviera una taza.
—Bueno te extrañaba tanto que llegue a cambiar el café por el té, claro que mis gustos son mejores —sonrío recordando a April con Alina, se parece a su madre mucho más de lo que cree— ¿Qué? Tengo mejores gustos.
—Por supuesto ¿Me has visto? Tus gustos son excelentes.
—Blanquea los ojos— Tu falsa modestia Audrielle. También la extrañé, todo de ti lo extrañé, y sobre todo como cierras los ojos y sientes los olores y sabores que te gustan tanto.
—Por eso cierro los ojos cuando te beso, me encantas —la beso— por cierto tengo que resolver algunas cosas en América —ambas sabemos que es eso que tengo que resolver— pero vendré a verte. Y mis amigas quieren conocerte, ya les caes demasiado bien, bueno cualquiera que no sea Ainhoa les cae bien.
—¿Me acabas de decir cualquiera? —estuve a punto de retractarme cuando vi que reía.
Despierto luego de mucho tiempo al fin con ella a mi lado, ver su cabello negro me confirma que no es un sueño. Hasta ayer tuve que dormir, bueno dormír, la verdad que es lo que menos hacía con la castaña loca a mi lado, solo lograba descansar cuándo llegaba de trabajar y me echaba una siesta antes de que ella llegara, nunca lograba descansar en la noche con ella cerca.
Ver a Becca dormír así tan plácidamente me genera una paz que hacia meses no tenía. No pude evitar quedarme colgada en su respiración suave y tranquila, se ve en calma, quito el cabello que me tapa su rostro y me acerco besando su hombro. Pienso en "ojalá esté momento fuese eterno" me encantaría repetir este instante de despertar a su lado hasta el fin de mis días, hoy en la moda de lo efímero, yo deseaba una eternidad a su lado.
Pero no todo siempre sale como deseamos, y si hay una palabra para describir este instante, sería ignorancia, ignorabamos lo que el destino nos tenía preparado, estos días que pasaría con ella serían el último descanso tranquilo antes de la tormenta que se avecinaba, que en realidad era más un tornado grado 5 llamado Ainhoa. No pensé salir indemne luego de meterla presa, pero tampoco me imaginé que arrasaria con todo, incluso mi propia vida.
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