
20 Confrontación
—Lo lamento, pero estoy con ella la elegí a ella —Intento pasar por su lado pero ella me frena interponiendose en mi paso.
—Dime la verdad ¿Te está forzando verdad? Me hizo lo mismo Audrielle, puedo ayudarte, no dejes que ella te intimide, es una psicópata manipuladora.
—La conozco un poco mejor que tú, Cavanagh y sé que ella no es eso.
—No, no la conoces como yo, ella es un monstruo Audrielle, uno de esos que debes temer y tener cuidado. Dime, Audry —sigue llorando—, dime que te está obligando y puedo ayudarte.
—Lo nuestro se terminó —saco mi mano de su brazo— por favor aléjate de mí, de nosotras.
—Me iré, Audry —dijo cuando le dí la espalda—, ven conmigo. La sinfónica de Londres me ofreció el puesto de concertino, funciones de solo y lugar en el cuarteto de cuerdas como la principal, no puedo desaprovechar la oportunidad —doy un paso más alejándome de ella—, me voy en 4 días Audry por 3 años, a las 8 de la noche sale mi avión ¡Voy a esperarte!
Ella se da la vuelta y empiezo a caminar en el sentido opuesto.
—¡CAVANAGH!
Le grito llamándola y ella se vuelve corriendo a mí para encontrarnos a mitad de camino. Salto subiendo a ella, colocando mis piernas al rededor de ella, besándola con pasión, sin importarme mi labio lastimado, sin querer despegarme de ella, queriendo ser egoísta por una vez pensando en mí, en nosotras, pero no puedo. Luego nos abrazamos por un rato hasta que tengo que dejarla ir.
—Se feliz mi amor —susurro a su oído—, vete sin mirar atrás y no vuelvas a buscarme nunca más.
Corro escaleras arriba, llorando mientras ella me grita, llego al departamento, entro y cierro la puerta, ella golpea la puerta diciendo mi nombre, desesperada.
—¿Qué quieres, Cavanagh? —le abre Ainhoa.
—Dejame hablar con ella —intenta enterar pero la castaña la empuja— o te quitas o te quito.
—Ella ya eligió, vete y dejanos ser felices.
—Ella jamás será feliz contigo, loca desquiciada ¡Estás enferma y eres una psicópata!
—Y aún así ella me eligió a mí.
—¡Audry! —comienza a gritar— ¡AUDRIELLE SAL O NO ME IRÉ! —Forcejea con Ainhoa— ¡AUDRIELLE ACAMPARE AQUÍ AFUERA SI ES NECESARIO! —me seco las lágrimas y salgo— ven conmigo Audry, por favor no te quedes con ella —me extiende su mano.
—Cavanagh, por favor vete —me quedo firme parada sin moverme— yo ya elegí —te amo tanto, que haré lo que sea para protegerte— y no eres tú.
—Te esperaré Audry.
—Vete o llamo a la policía para que te saquen —ella se marcha sin querer hacerlo y yo no pude volver a mirarla a los ojos. Ainhoa cierra de un portazo— asi que te dijo su nombre —se acerca a mí tomándome del cuello contra la pared—, dímelo —niego con la cabeza— dime cómo se llama Audrielle. Dime su nombre.
—¡Púdrete! —le escupo el rostro y ella aprieta más el agarre en mi cuello, limpiándose— No te daré eso, jamás, jamás sabrás como se llama.
Estaba comenzando a faltarme el aire pero no me importa, no dejo de verla con odio, tampoco lucho para liberarme, si es mejor así, que me mate aquí y ahora con tal de que jamás lastime a Rebecca. Me suelta y me da una bofetada dándome vuelta la cara.
—La amas tanto que la quieres proteger a toda costa. Espero que hayas memorizado bien su rostro porque jamás volveras a verla y una vez que nos casemos vas a renunciar a tu trabajo y te quedarás en casa como la esposa leal, fiel y servicial que serás. Tampoco te compartiré con tus amiguitas, y menos que menos con Frannie esa negra de gueto —entonces yo la abofeteo.
—No voy a permitir que hables así de mis amigas, imbécil.
Ella me empuja contra la pared y me arranca la ropa entre besos salvajes, baja mordiendo mi cuello, mientras yo intento sacarmela de encima y gritar, pero ella es mucho más alta y tiene más fuerza que yo. Abro los ojos grandes mi ropa está destrozada, entre el forcejeo llegue al suelo, solo quede en ropa interior y ella me fuerza para que no me mueva, quiere desnudarme y humillarme. Yo no voy a llorar ni a rogarle, le muerdo la mano y le doy un puñetazo, apartandome de ella que gotea sangre de su labio partido.
Se toca el labio pasándose el dedo medio para verlo lleno de sangre y se lo chupa, luego se pasa la lengua por el labio.
—Me lástimaste y esto tiene consecuencias.
—Tú me lástimaste el labio primero.
Se acerca otra vez a mí, intento tirar patadas para que ella no se acerque mientras sigo en el suelo, pero toma mis piernas y me inmoviliza con su cuerpo sobre mí, se acerca tapando mi boca con la misma ropa que me destrozó, y muerde fuerte mi hombro, marcandolo hasta hacerlo sangrar, para luego pasar su lengua por las heridas y hacerme arder.
—Tú rebeldía, te acaba de adelantar el plazo de lo sexual, Audrielle, en cuanto yo quiera y tenga ganas por tu bien que estés lista o...
—¿O vas a violarme? ¿¡Eso harás?! Maldita imbécil, hija de... —una bofetada.
—Sin faltarnos el respeto fue una de tus peticiones.
—Los términos cambiaron cuando quieres violarme ¡HIJA DE PUTA! —tocaron la puerta.
—Vete a la habitación y quedate ahí.
—¿Todo bien? —pregunta una voz— escuchamos gritos.
—Es que a mi novia le gusta rudo, disculpa, pero ya desde la semana que viene vamos a mudarnos, así que no volverán a escucharnos. Mil disculpas, adiós —le cierra la puerta en la cara— vamos —me mete a la fuerza en la ducha con ropa y todo mientras el agua primero sale fría— no quiero tocar lo que la asquerosa de Cavanagh tocó, asi que lávate.
—Ya quisieras ser la mitad de mujer de lo que es ella.
Ese comentario me hizo ganar pasar un buen rato bajo el agua helada, pero no me muevo ni le doy el gusto de verme reaccionar.
Me saca la ropa que me quedaba para desnudarme, yo no refuto ni me rehuso o peleo. No hay delicadeza ni amor en sus acciones, solo ira, apuro y posesividad.
—Te cogería aquí mismo hasta hacer que te vinieras 5 veces y no pudieras respirar, pero te empeñas en aferrarte a ella.
—No podrías calentarme ni aunque me prendieras fuego. Solo me provocas rechazo y asco. A ella la amo, ella es el amor de mi vida y de ella estoy enamorada —la provoco—. Jamás saldrá de mi boca un te amo para ti sincero y por motus propio, jamás. Te odio y lo haré por el resto de mi vida.
Me da vuelta para mirarme a la cara y veo dolor en su mirada, veo tristeza y desesperación.
—¿Tan difícil es amarme? ¿Tan difícil era que me eligieras una vez?
—Lo hice una vez, te lo di todo y no te bastó.
—¡Estoy arrepentida! Hice todo lo que creí que querías, todo lo que pensé que te haría amarme, intenté enamorarte de nuevo, te di mi mejor versión, pero igual te fuiste a encamar con ella, igual corriste a verla cuando te llamó en la noche, igual despejaste tu agenda cuando ella apareció, siempre por encima de mí...
—¿Tú intentaste atropellarnos? —me mira extrañada, pero no lo niega— ¡Tú nos vigilabas!
—Bueno supongo que no era tu ángel de la guarda ¿No? —La empujo haciéndola caer al suelo entre el inodoro y el lavamanos.
—¿Quieres saber por qué no iba a elegirte nunca? Porque no eres genuina, jamás lo fuiste, solo ocultaste tu verdadera naturaleza.
Se para enojada para devolverme el empujón, haciendo que me clavara la grifería de la ducha en la espalda.
—Si tuviera que ser genuina estaría presa Audrielle, y tu noviecita muerta y en pedazos en algún terreno baldío. ¿Quieres mi verdadera naturaleza? —niego con la cabeza—, entonces coopera conmigo, para no conocer al monstruo —me besa con delicadeza y le respondo el beso, por mi bien, pero sobre todo por el bien de Rebecca— así está perfecto. Ahora termina de bañarte y ven a acostarte.
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No sé en que momento exacto Ainhoa se transformó en un monstruo ¿Quizás cuando su madre la abandonó para irse con un hombre y formar una familia? ¿Quizás cuando creció demasiado o estaba tan drogada que como prostituta nadie quería coger con ella? ¿Quizás cuando su primer novio la abandonó en la clínica luego de hacerse el aborto que casi la mata? Ella a lo largo de su vida no ha sido elegida por nadie, pero también fue desechada cuando ya cumplió su uso y funciones, claro que esto no justifica su accionar.
Cavanagh no fue la excepción y fue la primera en romperle el corazón cuando estaban hasta comprometidas, algo de lo que ninguna habla.
Quizás romper fue lo mejor, eran demasiado jóvenes, luego llegó Audrielle, una tierna chica que se enamoró casi de inmediato y que la amaba con locura, ella sabía que Audrielle no la abandonaría, se había peleado con su familia y amigos por defenderla, aunque lo que decían era verdad. Pero Audrielle también la abandonó y cuando ella le pidió una segunda oportunidad, se negó. Tuvo que cambiar muchas cosas para poder recuperar a la oji gris de nuevo y lo logró, hasta que Cavanagh apareció en escena nuevamente.
—Siéntate —le ordena a Audry para secarle el cabello mientras lo desenreda despacio—, sé que me odias Audrielle, pero no permitiré que me sigan abandonando, así tenga que obligarte a elegirme o atarte a mí.
La acaricia suavemente, para luego besar su cuello, con la misma boca que le había lastimado el labio, la acaricia con suavidad con las mismas manos que le había arrancado la ropa, se acuestan y la obliga a dormír pegada a ella, con suavidad y fuerza, menos de la que había usado para someterla hacia un momento.
—Te amo Audrielle, sé que no lo hago de la mejor manera, pero nadie me enseñó a amar antes de otra forma. Eres lo mejor que me ha pasado y no voy a perderte.
La otra castaña se queda callada, sin querer responder, teniendo en la cabeza y corazón solo a la pelinegra.
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