La distancia entre Ainhoa y yo crece a pasos agigantados, lo peor de todo es verla intentar hacer todo lo posible para no perderme ¿pero como puedes perder lo que nunca tuviste? Hoy debo terminar con ella.

—Tengo que hablar contigo —en 4 días es el cumpleaños.

—Dime —intento sonreír con la taza de café en la mano.

—Cavanagh me pidió que la acompañara a un cumpleaños —pone la taza en la mesada con fuerza.

—¿Acaso no tiene a alguien más a quien pedírselo? Digo ella es bastante popular entre la gente y sino está grandecita para ir sola.

—La cosa es que me lo pidió a mí y acepté ir —trago con dificultad dándole la espalda— vamos y volvemos en el día.

—¡Te dije que el hecho de que la tengas cerca me hace sentir insegura, y en vez de tomar un poco de distancia por respetar al menos un poco nuestra relación, aceptas ir con ella de viaje a un cumpleaños! ¿De quien? ¿Quien es tan importante para que te haya pedido acompañarla?

—Su hermana.

—Suelta una risa ahogada— Jamás me presento ni siquiera a su perro, ni siquiera supe jamás su nombre y ahora te lleva al cumpleaños de su hermana. Bueno —comienza a aplaudir— felicitaciones como amiga llegaste más lejos de lo que llegue yo siendo su pareja y prometida. Al parecer la relación entre ustedes va mejor que la nuestra entre nosotras, que te vaya bien en el viaje Audrielle y tal vez cuando vuelvas haya que replantearse a donde va esta relación.

Dicho esto toma sus cosas y azota la puerta con fuerza, pero no pude salir detrás de ella, no pude moverme, todo lo que hice fue quedarme parada con la taza en la mano y el agua corriendo.

La puerta se abre otra vez de golpe, alguien me voltea y la taza que tenía en mis manos se resbala estrellándose en el suelo.

—No vayas —dic Ainhoa llorando— no vayas con ella, no me dejes —su llanto hace temblar su cuerpo— no quiero que vayas Audry. Eligeme a mí, por favor, solo eligeme, haré lo que quieras pero no vayas.

—Ainhoa... —la abrazo.

—Tengo miedo de perderte y siento que lo hago y no sé como detenerlo, no sé como hacer que te quedes conmigo, que me elijas. Solo quiero que alguien alguna vez me elija a mí. Perdón por darme cuenta tarde de que te amaba, te lo compensaré el resto de mi vida, pero eligeme Audry, eligeme.

Comienza a llorar desesperada y ni siquiera me nace abrazarla, no quiero ni puedo hacerlo. Tengo que hacer esto ya.

—Lo lamento, de verdad lo siento pero... —ella me mira asustada.

—No, no lo digas, no vas a dejarme, no otra vez. No.

Ella se fue corriendo dejando la puerta abierta, su reacción me dejó helada. La llamo pero ella no me atiende. Ella fue quién me dejó primero, quien se alejó y desapareció del mapa, a mí no me quedó más remedio que seguir adelante. Me negué a volver con ella, pero accedí luego a ser su amiga. Que puta mala decisión tomé.

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Mi rayito de sol
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-Solo hablaremos cuando se te pase la idea de dejarme, te dije que haría todo para que esto funcionara y lo estoy intentando Audrielle. Comienza a poner más de tu parte...

-Esto no es negociable Ainhoa, lamento que sea así, pero yo ya no puedo seguir con esta relación, de verdad lo siento.

-No vas a dejarme.

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Ainhoa

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Ainhoa
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-Por favor terminemos esto en paz, no quiero que nuestra relación termine mal. Esto se acabó.

-No, aún no termina.

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Eso sonó más como una amenaza que como una petición y me dió miedo. Tengo que irme a trabajar, tomo mis cosas y salgo de mi departamento.

Al llegar cansada en la tarde entro y encuentro un camino de rosas, que me lleva hasta la habitación, un corazón de rosas sobre el acolchado con un ramo de flores en medio y un mensaje escrito a mano.

Si es necesario te conquistaré de nuevo, podemos volver a empezar ya lo hicimos una vez.

Te amo A.

Tomo todo colocándolo en una bolsa y lo tiro, llame a un cerrajero y cambio la cerradura, esto no es romántico es creapy.

Luego de días dejo de responder sus mensajes. Puse todo lo que tenía suyo en cajas y estoy yendo a dejarlo a su casa en el auto nuevo de Cavaldi, aún no le conté a nadie de mi circulo del rompimiento, ni siquiera Rebecca (Cavanagh) lo sabe aún. Esperé que ella se marchara afuera de su departamento y cuando está lo suficientemente lejos me bajo con las cajas, y una valija vacía, para traerme lo que más pueda de mi ropa.

Intento abrir con la llave que tenía de ella, pero al parecer también cambio la cerradura.

—Quizás con esta abre —me quedo pálida al escuchar su voz detrás de mí. Me toma del brazo y no pude correr— vamos a hablar nosotras dos.

Abre la puerta y de un empujón me mete adentro, pasamos dejando las cajas afuera, ella echa llave trás de si. Camina sacándose la capucha para mostrar su cabello castaño natural, ya que ella lo había teñido de rubio, pero este color castaño claro es su color.

—Siéntate mi amor —corre un silla y voltea a verme— no es una petición —es una orden.

—Me siento y ella acerca mi silla frente a ella— Llevamos una semana mañana, sin que me hables, sin atender mis llamadas, sin responder mis mensajes. Estoy comenzando a pensar que no estás dispuesta a hacer todo lo posible porque esta relación funcione Audrielle y eso me preocupa sobremanera.

—Ainhoa.

—Vuelve a llamarme por mi nombre una vez más y verás que te pasa.

—Yo... esto ya lo hablamos, no hay nada entre nosotras. La relación se terminó.

—Me hiciste amarte, que me enamorara de ti, que te necesitara más que el aire que respiro ¿Y ahora me quieres abandonar? ¿Querías vengarte por lo del pasado? ¿O es por Cavanagh? —me quedo callada— ¡RESPONDE! —doy un salto en la silla ante su repentino grito— perdón no quise gritarte —toma mi mano que quise apartar, pero ella toma aún más fuerte— dime mi amor ¿Qué es lo que sucede para que quieras terminar la relación? Si me das una razón lo suficientemente válida, te dejaré ir y te dejaré terminar con lo nuestro.

Regla número 5: Cuándo es no, es no.

No puedo decirle que no la amo, que creí haberla amado, pero ya no la amo más. Que amo a Cavanagh como jamás la amé a ella, que darnos una oportunidad fue el peor error que eh cometido y que lo único que tengo ganas de hacer en este momento es estar lo más lejos posible de ella, le tengo miedo.

—Yo... —trago con dificultad— ya no quiero seguir con esta relación, creí que podría amarte como antes, pero no puedo no me nace y no quiero dejar que el tiempo siga pasando, que tú me ames más, mientras yo no soy capaz de enamorarme de ti o amarte como lo mereces.

—Bueno tu razón mi querida Audry —se acerca y me besa— no ha logrado convencerme. Entonces esto es lo que va a pasar ahora, vas a alejarte definitivamente de Cavanagh, de una vez y para siempre, porque sino, destruiré tu vida y la de ella, de tal manera que no quedaran piezas para armar ni un rompecabezas. Así que si la quieres lo suficiente, harás caso Audrielle, o ella primero pagará las consecuencias.

—Ain... —levanta un ceja— amor por favor, entiende que est...

—Ahora que recuerdo no has cumplido con tu deber de pareja y novia —Me lleva a la rastras a la habitación— quítate la ropa —me agarro a mi ropa cuando dijo eso, ella comienza a desvestirse— ¿Acaso no me has escuchado?

Camina hacía mí en dos zancadas aparta los brazos de mi pecho, me quitó mi camiseta, me tira a la cama y forcejeando conmigo intenta sacarme el pantalón. No aguanto más y comienzo a llorar, con un llanto casi que desesperado.

—No me hagas daño por favor.

—Ella se detiene sentada encima mío— No voy a violarte Audrielle ¿Qué clase de monstruo piensas que soy?

—Tengo miedo, te tengo miedo.

Ella sorpresivamente se quita de encima de mí. Camina al ropero lanzandome ropa a la cama, mientras yo sigo llorando, sale de la habitación escucho como abre y cierra la puerta de entrada, luego entra de vuelta.

—No te haré daño mi amor —dice con una dulce voz que me eriza la piel— ya te lo dije, te amo —se acuesta acariciando mi cabeza— pero no amo a Cavanagh y si ella se vuelve a acercar a ti, le haré daño —una sonrisa maliciosa se dibuja en su rostro— y voy a disfrutarlo, eso te lo aseguro.

Se para haciendo que me sentará en la orilla de la cama, ¿Me ayudó a vestirme? No, me vistió ella casi que a la fuerza. Nos acostamos y me abraza por la espalda de manera posesiva.

—Descansa amor —beso mi hombro y casi que quise vomita— la semana que viene nos entregan la casa, ya tienes la mitad de tus cosas aquí, ya hablé con el casero de tu departamento y resindí el contrato así puedes hacer tranquila la mudanza —vuelve a besar mi hombro y cuello, cierro los ojos tragando despacio— espero que no tardes mucho en tener ganas —acaricia mi muslo derecho y le da una palmada— sabés que la paciencia no es lo mío y la abstinencia, menos. Descansa amor.

Apaga la luz y me quedé con el monstruo a mi lado. Debí haberle hecho caso a mis amigas, debí haber esperado a Rebecca, debí saber antes que ella no ha cambiado, solo se ha comportado bien para caerme mejor todo este tiempo.