1 Ella volvió a verme
La vi demasiado tarde para mi gusto, está en el camino que me lleva a mi auto y ella lo sabe, claro que lo sabe, en ese auto hicimos mucho más que viajar de un lado a otro. La observé exhausta de ella, rodé los ojos y aunque sé que librarme es casi imposible, sigo el camino a mi vehículo buscando las llaves lo más rápido posible en mí bolso, no quiero verla, no quiero escucharla, no quiero hablarle, no quiero.
El rostro que una vez conocí risueño y sonriente, hoy tiene ojeras, denota cansancio y tristeza, quizás si el tiempo fuera otro, si estuviera con ella, si le hubiera importado tanto como decía o como ella me importaba a mi, si hubiera hecho las cosas bien, quizás correría a abrazarla, quizás procuraría que descansara bien, que comiera bien, quizás como antes haría todo para que estuviera bien. Pero ella tiene una manera casi compulsiva de hacerse daño ¿Cómo? Tomando decisiones de mierda que la llevan a su propia autodestrucción, nadie mejor que ella misma para aniquilarse y yo honestamente me cansé de eso, pero no fui yo quien la dejó, a pesar de todo fue ella quien me apartó de la manera más cobarde posible.
—Hola, te ves bien... estás mucho más...
—Tú te ves como la cagada. Y no haré esto.
—¿Qué cosa? —camina a mi lado.
—Esto —nos señalé— esto, tú y yo, nosotras, ya no existe un nosotras, jamás lo hubo y no voy a volver a hacerlo.
—Solo quiero hablar.
—No quiero escucharte.
—Por favor solo déjame...
—Te importó tres hectáreas de verga, escucharme a mí cuando yo quise hablar, cuando yo te pedí por favor vernos, cuando te lo exigí, hasta que me resigné. Entonces no, no me importa lo que tienes que decir.
Si yo hubiera sido la de hace 3 meses atrás, no podría haber hablado entre medio del llanto, habría corrido a ella para que no se fuera, para que habláramos, la habría abrazado porqué aún así la había querido demasiado, habría, habría, habría. Pero yo no soy la misma de hace tres meses atrás, ya lloré suficiente, ya le di suficiente y ya ocupó demasiado tiempo en mi cabeza. Como un vecino molesto que te taladra la pared que comparten con su casa un domingo a la mañana temprano para colgar un cuadro, porque la mujer le tiene los huevos tan llenos con que no lo ha colgado, que el tipo se levanta su día de descanso, martilla la pared, no te deja dormir y lo cuelga, antes de que su mujer lo cuelgue de los huevos a él. En mí cabeza todos los días por 6 meses fueron domingo y su recuerdo, más las posibilidades de tantas cosas, eran el tipo que te martillea la pared.
Yo ya había llorado bastante, la había casi superado, y entonces volvió ¿Porqué ahora? ¿Porqué? ya me cansé de eso. Ahora la observo con ira, con una que no sabía que tenía, no la odio, porque eso solo haría que me generara todavía algún tipo de sentimiento y me niego a darle eso, ahora me fastidia su presencia. Estoy agotada emocionalmente de tener que lidiar con personas como ella, que toman todo lo que se les antoja de mí, me destruyen y luego se marchan.
—Por favor para.
Seguí caminando dándole la espalda, mis estúpidas llaves, de mí estúpido auto, no están en mí estúpida cartera. Suspiro frustrada, vaciando sin importarme nada el contenido de la cartera en el suelo y ella se para delante de mí.
—Hoy no es un buen día, así que es mejor que desaparezcas, digo al menos eso sabes hacerlo muy bien.
—¿Porqué? ¿Qué pasó?
—Es que... —lo pensé unos segundos— que carajos que te importa ¡Bingo! Mis putas llaves al fin.
Guarde todo el contenido en la cartera que luego llegaré a lavar y desinfectar cada cosa en mi casa. Me paré rápidamente y comencé a caminar de nuevo, mi auto está a tan solo unos cuántos pasos.
—Me importa —la miré haciendo una expresión de cinismo, en más de 3 meses no le importe y ahora de repente le importo— me importas por eso pregunto —me bloqueó el paso.
—Tarde para que te importe, déjame pasar —ella negó con la cabeza— ¡Me tienes harta! —di la vuelta para volver por el mismo camino, si no me deja pasar quiero alejarme de ella.
—¡Solo escúchame! Por favor escúchame
—Ya lo hice una vez y las cosas no terminaron muy bien que digamos ¿O si?
—Perdón yo sé que...
—Sí, si te perdono —Me di la vuelta le hice la señal de la cruz y volví a darle la espalda— ahora vete de un reverenda puta vez, de mi maldita vida.
—Se murió.
Me quedé congelada, sé que ella era su persona importante, bajé los hombros, mi cuerpo entero bajó la guardia. Quise ser indiferente, quise dar un paso y otro y otro y alejarme de ella, dejarla ahí sufriendo como ella había hecho conmigo y no pude, porque aunque quise poder, aunque le ordené a mis pies moverse, a mis piernas les grité que marcharan, no pude, mi cuerpo no respondía a mi voluntad, simplemente cómo siempre que la tuve cerca, todo mi ser se rindió ante ella y me odié por eso, por aún darle ese poder sobre mí. Pero tampoco quise voltear a verla.
—Fue hace unos meses.
—Lamento tu pérdida, debió haber sido duro, aunque sé que una parte de ti siente alivio de que haya muerto, porque estabas exhausta y no, no está mal pensar eso, también eres humana... se supone.
—Sí, una parte de mí sintió alivio —suspiró agotada— ¿Puedes voltear a verme? —negué con la cabeza— ¿Es porque una parte de ti quiere abrazarme? —asentí.
Así como la conozco, ella me conoce a mí, sin siquiera mirarnos sabemos que le pasa a la otra o lo que sentimos, siempre tuvimos esa conexión, pero supongo que no fue suficiente. Aún así ella no iba a dejármela fácil, no lo había hecho antes, menos iba a empezar ahora. Se colocó delante de mí otra vez cortándome el paso, entonces me crucé de brazos para frenar el impulso de largarme a su encuentro y decirle que todo estaría bien. Entonces el recuerdo de la última vez me asaltó, ese de cuando la abracé tan fuerte y le dije que todo estaría bien, cuando me contó que ella tenía una enfermedad terminal. Cuando hundió su rostro en mi cuello, se permitió llorar, ser vulnerable, sentirse humana y encontrar como tal vez creí... en mí, un refugio.
—Abrió la boca para romper el silencio— Tomé malas decisiones.
—Dime algo nuevo. Pero ese es tu problema, uno que ahora se llama consecuencias —me di la vuelta al auto y volvió a ponerse en medio— me estás sacando de quicio.
—Me di cuenta tarde —suspire otra vez— sé que hice mal.
—Reina —siempre le molestó que la llamara así— no sé que parte de yo no quiero escucharte no entendiste, tu no tuviste contemplaciones conmigo, te importé una verga cuando yo quise hablar contigo. Ahora quítate y déjame pasar.
—Perdón.
—Y sigues hablando —me frote la frente frustrada y furiosa— cállate, no quiero oírte, no mereces que te escuche.
—Siempre la comparaba contigo —comencé a girarme y a cada giro ella se pone en frente— me di cuenta tarde de que te quería.
—Sí, demasiado tarde. Pero es lo que decidiste y ahora toca pagar la factura de tu decisión del orto, déjame ir que se me hace tarde.
—Por favor —me tomó de los brazos.
—Por favor, qué ¡No entiendo que quieres! Te dije que te perdono, sigue con tu vida y déjame seguir con la mía —la observé.
—¿De verdad ya no sientes nada?
—Siento que si no te quitas te empujo para correrte o te doy un puñetazo ¿Cual eliges? —se quedó en silencio, di un paso más cerca de ella y apreté la correa de mí cartera viéndola a los ojos— cuando yo necesite o quise hablar, te valió cien mil hectáreas llenas de verga —ya perdí bastante los estribos— ¿Y ahora tengo que escucharte? ¿Porqué? ¿Porqué estás arrepentida? Te lo pregunté, lo negaste y me hiciste pasar por loca. Para ser alguien que supuestamente "no miente" lo haces bastante bien y aunque en este momento te podría herir diciéndote un montón de cosas, no lo voy a hacer y no porque sea un ser de luz, noble y espiritual. Ya que mientras hablo contigo, se me pasan por la cabeza mil cosas para decirte, para destruirte. Pero yo no soy así y no voy a convertirme en eso. No voy por la vida de la gente tratando de aniquilarlos y aunque me hayas lastimado, mentido y te hayas alejado de mi, de la manera más cobarde posible, como hiciste, yo no voy a hacerte mierda.
—Pero... —sus ojos se llenaron de lágrimas— sé que no me lo merezco pero por favor...
—¡NO ME IMPORTA, NI ME INTERESA! Sin rencores, pero contigo para esta vida ya me basta y me sobra, no quiero volverte a ver de acá a lo que me queda de existencia y en las demás reencarnaciones ni te me acerques, porque no estoy dispuesta a pasar por esto de nuevo. Que estés bien, suerte, la vas a necesitar con tremenda decisión de mierda que tomaste, que hasta que no te chupe el alma y el brillo que te queda no va a parar, ya que los dementores humanos de eso se alimentan. Éxitos y espero no volver a verte nunca más en mi vida.
Ahora si, pase por su lado evitando tocarla o siquiera rozar el aire que queda entre nosotras, como quien evita pisar mierda. Me subo al auto y veo como llora parada mirándome compungida, doy marcha atrás, pongo el auto en primera y me alejo de ahí, ella sigue parada en el mismo lugar, siguiendo mi auto con la mirada. Adiós y espero jamás volver a verte.
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