Capítulo 17
Londres, Inglaterra 🇬🇧
—¿Entonces está confirmado? —pregunto Miguel mientras escuchaba atentamente a la persona que tenía en la línea.
—Si señor, el ex prometido de la señorita Victoria va a contraer nupcias.
—Gracias por tu información José —Miguel colgó la llamada y comenzó a lanzar todo a su alrededor, luego llamó a una de sus empleadas —¡Carmen, Carmen!
La empleada llegó de inmediato.
—Dígame señor.
—Apenas llegué mi hija dile que venga a verme, que debo decirle algo muy importante —la empleada asintió y salió de la oficina de su patrón.
...
Ya habían pasado quince minutos y Victoria llegó a buscar a su padre tal y como le había dicho la empleada.
—¿Querías verme papá?
—Toma asiento hija —Victoria obedeció a su padre —no es nada agradable lo que debo decirte, y te lo voy a decir para que de una vez por todas te saques al miserable de Edward de tu cabeza.
—Dime papá, creo que le estás dando muchas largas a este asunto.
—Edward se acaba de comprometer a matrimonio con la tal Amelia.
Victoria se levantó de su silla y miro fijamente a su padre.
—¿Cómo estás tan seguro papá?
—No importa como me enteré, lo que importa es que ese miserable se va a casar.
Victoria comenzó a reírse.
—Sobre mi cadáver esos dos se casan y te puedo jurar papá que así tenga que matarlos, pero ellos no van a ser felices.
—Hija pero no tienes que hacerlo tú, si quieres puedo contratar a alguien que haga ese pequeño trabajo, no tienes que mancharte las manos de sangre.
—No papá, esta es mi venganza, este es mi momento para que sepan que conmigo nadie juega, además ese placer de ver a Edward destruido sin la mujer que ama no me lo va a quitar nadie.
—¿Qué piensas hacer Victoria?
—Amo tanto a Edward que soy incapaz de hacerle algo, pero la forma de destruirlo es acabando con su amada Amelia, y con ella si no me voy a tentar el corazón.
—Eres digna hija mía, no sabes lo orgulloso que estoy de ver cómo estás dispuesta a defender tu honor.
—Te juro papá que los días de Amelia están contados.
...
Wisconsin, Estados Unidos 🇺🇲
Varios meses después
Olivia me está terminando de organizar el velo y mi mamá esta al frente mío con un pañuelo en sus manos.
—Hija estás tan preciosa que tengo hasta ganas de llorar, te ves divina con ese vestido.
—No quiero verte llorar porque se te arruina el maquillaje y tú estás divina —me decía Olivia mientras me halaba el cabello.
—No sé que piensan ustedes, pero Olivia es más histérica que la misma Amelia y eso que hoy es su boda, además de eso mucho más que yo que ya tengo ocho meses de embarazo —dijo Sammy mientras me organizaba el ramo, todas soltaron una carcajada incluyendo Olivia.
—No estoy histérica solo quiero que la boda de mi hermanita sea perfecta, tal y como cuando me casé con Taylor.
—Pues si vamos a hablar de bodas perfectas la mía con David no se queda atrás, me sentía como en un cuento de hadas —dijo Sammy mientras se sentaba, demás que ya se siente cansada, a ella no le ha ido muy bien con los síntomas del embarazo, es más ella dice que en vez de esperar un niño siente como si fueran cinco niños.
—Eso pasa cuando uno se casa con la persona que ama, porque les digo una cosa yo me siento aún en un cuento de hadas y eso que me casé hace diez años —añadió mi mamá mientras se sentaba al lado de Samanta.
—En este momento de mi vida me siento muy feliz porque pienso y siento que todas las personas que me rodean han encontrado la felicidad junto a grandes personas, empezando por ti mamá que después de lo de mi papá diste con un príncipe azul.
—Es cierto Ricardo ha sido un ángel en mi vida, pero el principal ángel es Olivia —ella al escuchar a mi madre se sonrojó y además sus ojos se comenzaron a llenar de lágrimas.
—Ahora es otra la que va a llorar —dijo Samanta entre risas.
—Es que lo que ha dicho Emma han sido las palabras más hermosas, pero debo decirles que ustedes fueron los ángeles para mí, pues llegaron en el momento donde más triste y sola me sentía, ustedes llegaron a alegrar mi vida y la de mi hermano, llegaron a ser parte de mi familia —al escuchar a Olivia lo único que hice fue extender mis brazos para darle un abrazo al cual también se unió mi mamá, Samanta nos veía abrazadas, no se quiso unir pues aún se sentía muy cansada, al separarnos de ese abrazo, les dije.
—La verdad yo solo espero que mi boda con Edward sea ya, me muero por ser su esposa, por ser la señora Wilson, por estar a su lado siempre, por compartir cada segundo de mi vida a su lado, y muchas cosas más.
Sammy miro su reloj y sonrió.
—Pues ya falta muy poco para la boda, solo faltan dos horitas.
Solté un suspiro y sonreí como lo hace el gato de Alicia.
—En dos horas seré la esposa de Edward Wilson.
...
—Señorita bienvenida a nuestro país —le dijo la azafata a Victoria, la cual había acabado de llegar a Wisconsin.
Victoria se bajó del avión e inmediatamente sacó su celular.
Llamada Telefónica
Victoria: Ya estoy aquí, espero que ya todo este listo, tal y como lo tengo planeado.
Desconocido: Si señorita, está hablando con José y quiero informarle que ya vamos en camino a nuestro objetivo, su padre nos dio ya la orden de hacer todo lo que usted nos diga.
Victoria: Así es, entonces nos vemos en el lugar acordado José.
José: Bueno señorita.
Fin llamada telefónica.
Victoria salió del aeropuerto y se subió al primer taxi que vió, tenía muy en claro que hoy le iba a enseñar a más de uno que con ella no se juega.
...
—Yo solo tengo para que decir que hoy las mujeres de esta casa estan divinas —nos dijo Ricardo al entrar a mi habitación, él estaba vestido con un esmoquin.
Mi mamá al verlo se le fue encima a besos, yo solo espero que después de diez años seguir así de enamorada de Edward.
—Amelia tu estás bellísima, eres la novia más hermosa, o bueno en realidad eres la segunda novia, porque la novia más hermosa del mundo ha sido mi esposa cuando se caso conmigo.
Ver cómo está Ricardo de enamorado de mi mamá, me hace creer mucho más en el amor.
—Acaba de llegar la limosina, entonces ya nos podemos ir para la iglesia —nos dijo Ricardo y todas sonreímos.
—Bueno Amelia tú ya estás lista, entonces nosotras nos vamos a ir, allá los esperamos —nos dijo Olivia mientras tomaba su bolso, mi mamá me dio un abrazo y yo la abracé más fuerte.
—Entonces nos vemos en la iglesia, mi querida amiga —Sammy salió junto a mi mamá y a Olivia.
—Entonces llegó nuestro momento de irnos para la iglesia —me dijo Ricardo bastante sonriente.
Tomé mi ramo de flores y salí del brazo de Ricardo rumbo a la limosina.
—Que novia tan hermosa —me dijo el chófer y yo le sonreí, Ricardo me ayudo a subir y él se hizo adelante, el chófer arrancó el auto y ahora sí voy rumbo a casarme con el amor de mi vida.
...
Ya vamos en medio camino y Ricardo habló.
—La verdad estoy demasiado nervioso.
Yo me comencé a reír, a pesar de ir más nerviosa que él, el chófer detuvo el auto y le ofreció agua a Ricardo.
—No es por meterme, pero esto le puede servir mucho para los nervios, mientras usted toma un poco, voy a detener el auto, para que no le vaya a caer agua a su traje.
—Muchas gracias —Ricardo comenzó a tomar agua y después no dijo nada más, yo me acerqué a él.
—¡Ricardo, Ricardo, Ricardo! —él no me respondió —¿qué le hizo a Ricardo? —él sonrió y me apunto con un revólver.
—Yo que tú me hacía para atrás si no quieres que te dé un balazo aquí mismo, aunque eso se lo quiero dejar a mi jefa.
—¿Quién es usted? —él no me respondió simplemente se bajó del auto y abrió la puerta de dónde está sentado Ricardo, y entre él y otro hombre lo sacaron de la limosina —¡¿qué están haciendo?!—gritaba, pero ellos no me hacían caso.
Fue inevitable no comenzar a llorar, vi como dejaron a Ricardo en el suelo luego se acercaron a la limosina, sentí como abrieron la puerta del otro lado, volteé mi mirada y me encontré con una mujer.
—¿Quién eres tú?
—Ahora no importa quien sea yo, sino lo que va a pasar en este momento.
—¿Qué le hicieron a Ricardo? —ella me coloco una de sus manos en mi cara.
—Eso a ti no te importa, José y Noé suban que nos vamos.
—¡No! yo me tengo que ir a casar.
—Tu no te vas a casar con Edward, maldita zorra, así como tú no permitiste que él fuera feliz conmigo, tú tampoco vas a ser feliz con él, así tenga que matarte, pero no se van a casar.
—¿Victoria?
—Esa misma, y me parece perfecto que sepas quién soy yo, José se me había olvidado antes de irnos, deja esta carta en el bolsillo de ese hombre —el tal José hizo lo que Victoria le pidió.
—¡Ricardo, Ricardo, Ricardo! —Victoria me hizo voltear a verla, luego me dio una cachetada.
—Cállate maldita perra, no tengo paciencia para tus histerias, José vámonos.
Luego la limosina entro en marcha.
...
Vi como Emma, Olivia y Samanta llegaron a la iglesia, pero no veía por ningún lado a mi futura esposa.
—¿Dónde está Amelia? —les pregunté a las recién llegadas.
—Ya debe de venir en camino y tú estás precioso —me dijo Emma mientras me daba un abrazo.
Luego de unos minutos, Amelia nada que llegaba.
—Emma, ¿dónde está Amelia? —yo ya me estaba empezando a preocupar.
—Edward estoy llamando a Ricardo y él no me contesta, yo tengo un mal presentimiento que algo paso.
—No necesariamente tiene que ser algo grave, de pronto se les pincho una llanta, o la limosina se quedó sin gasolina, vamos a esperar otro poco —propuso David mientras me ponía una mano en el hombro.
—Esperare otros minutos si no te juro que yo mismo iré a buscarla —dije.
—Tranquilo que nada malo pasó, y no te preocupes que de ser el caso yo mismo te acompañaré a buscar a Amelia —añadió David.
...
—Bueno ya los novios pueden entrar —hablo el sacerdote, yo me acerqué a él.
—Lo que pasa es que mi prometida no ha llegado, podemos esperar otro poco.
—Pero no mucho tiempo que hoy tengo otras bobas —el sacerdote regreso a la iglesia.
—Yo solo espero y ruego a Dios que no haya sido que Amelia me dejó plantado —les dije a David y a Samanta.
—No pienses eso Edward, Amelia está mañana estaba muy nerviosa y emocionada por casarse contigo, algo tuvo que haber pasado —me dijo Samanta mirándome fijamente.
—¿Entonces qué pasó?, ¿por qué no ha llegado?
—Edward algo tuvo que haber pasado como dice Samanta —añadió Olivia.
En ese momento sonó el celular de Eduardo, él se alejó un poco para poder responder aquella llamada.
—Yo me voy a volver loco de la angustia, más bien me iré ya mismo a buscarla.
Eduardo se acercó a nosotros y no tenía buena cara.
—Edward lo siento mucho, pero hoy no te casaras con Amelia.
Al escucharlo sentí como si me hubiera caído un balde de agua fría.
—¿Qué estás diciendo? —le dije mientras lo tomaba de los hombros.
—¿Dónde está Amelia? —preguntaron Samanta, Olivia y David al mismo tiempo, Eduardo seguía sin decir nada más.
—Eduardo, ¿dónde está mi hija? —Emma comenzó a llorar desesperadamente y la verdad es que estoy que me pongo a llorar junto con ella.
—Amelia acaba de ser secuestrada.
...
Hermosas personitas,
Gracias por leer mi novela, es lindo saber que alguien ama mis novelas, tanto como yo amo escribir.
Los quiero muchísimo ❤️
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