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Capítulo 15

Londres, Inglaterra 🇬🇧

—Acabamos de recibir la lista de pasajeros y efectivamente Edward Wilson en compañía de su madre y de sus amigos viajaron a Wisconsin.

Miguel se levantó demasiado molesto y mando a llamar a su hija.

Luego de unos minutos llegó Victoria, tenía puesta su pijama, sus ojos se notaban hinchados signo de se la había pasado llorando además su nariz estaba roja.

—¿Qué necesitas papá?

—Edward viajo para Wisconsin y no me queda la menor duda de se fue a buscar a esa mujer —Victoria apenas escuchó a su padre se sentó y comenzó a frotarse su sien —me duele decirte esto hija, porque sé que lo amas, pero él no merece ninguna de tus lágrimas ya que es un imbécil.

Victoria luego de escuchar a su padre comenzó a reírse.

—¿De qué te ríes hija? —pregunto Miguel mirándola fijamente.

—No me sorprende que me digas eso pues para mí es más que evidente que Edward se iría en busca de esa perra regalada.

—Igual no te preocupes que ya mismo mando a buscarlo en Wisconsin para darle su merecido porque escúchame muy bien, nadie en su puta vida te deja plantada y va a salir ileso —Victoria sonrió maliciosamente.

—¿Qué pedirás que le hagan a Edward?

Miguel se sentó enfrente de su hija y tomando sus manos le dijo.

—Lo mandaré a matar.

Victoria sonrió ampliamente.

—Me parece perfecto, porque si no es para mí no lo será para nadie y menos para esa perra de baldío.

Massachusetts, Estados Unidos 🇺🇲

Amelia me miraba fijamente y solo se limitaba a respirar, le iba a hablar, pero Emma llegó a nuestro encuentro.

—Amelia, ¿ya llegó la comida? es que... —ella me miró y se quedó igual de impactada que su hija —Edward, ¿qué haces aquí?

—Hola Emma, vengo a hablar con tu hija.

Ella sonrió ampliamente.

—Entonces siendo así me iré a buscar yo misma la comida, Edward me alegra mucho que estés aquí y quedas en tu casa —le di un abrazo a Emma y me quedé viendo cómo desaparecía por el pasillo, volví a mirar a Amelia.

—¿Qué haces aquí? —su mirada me deja ver perfectamente la mezcla de sentimientos que tiene, sé que está emocionada de verme, pero también está muy confundida.

—¿Puedo pasar? —no me dijo nada simplemente se hizo a un lado permitiéndome el paso, al entrar en la habitación me di cuenta que se parece a un palacio, definitivamente para describir este lugar no me alcanzan las palabras, porque es un espacio perfecto y...

—Volveré a preguntarte ¿qué haces aquí? —Amelia no me quitaba la mirada de encima, y la verdad es que yo a ella tampoco dejaba de mirarla, tengo que reconocer que estos años que no la vi le han quedado muy bien ya que está demasiado hermosa —tengo entendido que te casaste —Amelia me hizo salir de mis pensamientos.

—Pues entonces entendiste muy mal porque yo no me he casado y...

—Pero si Samanta y David se fueron para Londres a tu boda.

—No hubo boda porque aún existe un sentimiento que me impide estar con Victoria o con la persona que sea.

Amelia me miró fijamente.

—¿Cómo así?

Solté una carcajada y luego me acerque a ella.

—No creo que necesite explicarte con dibujos, pero de todas formas lo haré, pasa que un hombre se enamoró tan perdidamente de una mujer que a pesar de todo lo que ha pasado entre ellos su amor por ella está por encima del bien y del mal.

—¿Y con eso te refieres a qué? —me pregunto Amelia mientras tomaba un vaso de agua.

—A que yo aún te sigo amando a pesar de que hace cinco años no te veía, pero solo fue tener una conversación con David para darme cuenta que este amor todavía está latente en mí —apenas le dije eso, ella soltó una carcajada.

—Y piensas que yo te voy a creer que me amas, no Edward tú no me amas y yo simplemente soy un capricho en tu vida.

Sus palabras me dolieron, fueron como una puñalada en todo mi corazón y más porque uso su tono sarcástico.

—Amelia tú no sabes nada, pero si quieres te digo todo lo que hice para estar contigo.

Ella volvió a reírse.

—¿Me lo vas a echar en cara? —me pregunto mientras se cruzaba de brazos y luego comenzó a mirarse sus uñas las cuales tenía pintadas de un azul cielo.

—No te voy a echar en cara nada solamente yo... —Amelia no me dejó continuar

—Solo te diré esto, tú lo único que tuviste que decidir fue entre ser serio o seguirme molestando la vida, Edward yo te busqué, me fui hasta Londres y lo único que recibí fue verte con aquella pelirroja, ahora luego de cinco años vienes a decirme que aún me amas, Edward eso no te lo crees ni tú mismo.

Al escuchar las palabras tan frías de Amelia me quedé en silencio aunque en realidad no supe que responder, ambos nos miramos, simplemente respiré profundamente y me levanté, caminé hacia la salida, lo que más me dolió es que no me detuvo, solo se quedó ahí mirandome fijamente.

—Que estés bien Amelia —dije para finalmente salir.

Apenas Edward salió, corrí rápidamente a buscar mi teléfono ya que necesito llamar a Samanta con urgencia.

Luego de tres timbres me contestó.

Llamada Telefónica

Samanta: Hola Amelia, ¿cómo te fue con tu Romeo?

Yo: Mmm pues Edward estuvo aquí y hablamos.

Samanta: Menos mal hablaron porque no sabes todo lo que hizo Edward, imagínate que hasta nosotros nos sorprendimos cuando le dijo al juez no señor no me caso porque amo a otra y para rematar se enfrentó a su propio padre y míralo ahora está a tu lado, yo personalmente estoy feliz de que estén otra vez juntos y...

Yo: Sammy hablamos luego.

Fin llamada telefónica

Busque como loca unos zapatos ya que tenía puestas unas pantuflas y con ellas correr sería un desastre, luego de colocarme unos tenis, fui por un abrigo y salí corriendo de mi habitación hacia la recepción, al llegar mi mamá estaba hablando con la recepcionista y tenía unas bolsas en sus manos, a penas me miró me sonrió.

—En la entrada me encontré a Edward —levantó sus cejas de forma coqueta, yo negué.

—¿Y ya se fue?

—Pues estaba esperando un taxi, pero...

—Ya vengo mamá.

Salí corriendo en búsqueda de Edward y al no verlo por ningún lado me desespere, busqué mi celular para llamarlo, pero no lo encontré.

—Mierda se me quedó arriba —suspire frustrada.

Iba a entrar al edificio y apenas lo vi ahí en la puerta con una sonrisa de oreja a oreja, comenzó a caminar hacia mi.

—Sabes Mia te conozco tan bien que sabía que ibas a venir a mi búsqueda.

Pude notar su celular en su mano y vi claramente el contacto de Samanta.

—O será que un pajarito rubio te contó que apenas hablo conmigo salí corriendo y la dejé ahí hablando literalmente sola —él soltó una risa y tomo mis manos.

—Como haya sido lo único que me importa es que estás conmigo en estos momentos.

Iba a hablar, pero en ese momento me beso, la verdad es que en el instante que sus labios tocaron los míos yo me sentí en el mismo cielo, todo mi cuerpo sentía una electricidad inexplicable, sus besos se volvieron más intensos y con eso me demostró que necesitaba besarme tanto como yo a él.

Nos separamos por falta de aire, nos quedamos mirando fijamente y juntamos nuestras frentes.

—No sabes todo lo que te extrañe, siento que en este momento volví a nacer, eres como mi aire, te necesito más que comer —me decía mientras hacía círculos en mis manos.

—Yo también te extrañe y sabes valoro cada cosa que hiciste por estar acá conmigo.

—¿Samanta te contó?

—Obvio, tú sabes que ella es un pajarito rubio —ambos nos reímos y volvimos a besarnos, sentimos un carraspeo.

—Hija necesito salir porque imagínate que no sé porque, pero me bloquearon una de mis tarjetas y hablando con Katerina me dice que hay un banco cerca dónde me puedan atender, entonces ahí les dejé la comida, suban y comen, pero eso sí me guardan, los amo —mi mamá hablo tan rápido que apenas le pude entender, simplemente la vi corriendo hacia un taxi.

—¿Tú le entendiste algo a tu mamá? —me pregunto Edward mientras jugaba con mi cabello.

—No la verdad es que no, pero vamos —le ofrecí mi mano y él la tomó entrelazando su mano con la mía, reclamamos la comida en recepción y subimos hacia la habitación.

Edward se sentó en el comedor y yo empecé a calentar la comida porque desde que mi mamá la recibió y estuvo en recepción pues se enfrió, le ofrecí un poco de gaseosa y se la tomo toda.

—Oye, pero estás seco —le dije mientras me tomaba un poco de gaseosa.

—La verdad es que sí, tu crees que viajar en un avión es fácil además ahorita que estuve aquí no me ofrecieron ni agua.

Solté una carcajada y me volteé a servir, mi mamá había comprado arroz con pollo, le pase a Edward y me senté al frente de él.

—Me encanta estar comiendo contigo, creí que esto nunca iba a pasar —le dije mientras me llevaba un poco de arroz a la boca, él me sonrió y estiro su mano derecha, yo la tomé.

—Desde hace cinco años no me sentía así de feliz —yo me sonroje, seguimos comiendo y hablando sobre nuestras vidas en estos cinco años.

....

—Bueno pues lavare estos platos —me levanté con los platos en mano, al llegar el lavaplatos, Edward me estaba sonriendo.

—Ven te ayudo —yo lo mire asombrada.

—¿Desde cuándo tú haces algo?

—En estos años muchas cosas han cambiado mi amor.

Deje que me ayudara a lavar los pocos platos y yo me quedé mirándolo, de un momento a otro sentí agua en mi cara y no fueron unas gotas sino que me baño.

—¡Edward! —le grité y salí corriendo hacia mi habitación a secarme y cambiarme, mientras me quitaba la camisa, Edward entró.

—¿Estás enojada?

Rápidamente me cubrí el pecho con la camisa.

—No claro que no, solo vine a cambiarme.

Edward me sonrió y yo también a él.

—Sabes estás más hermosa que hace cinco años —me dijo mientras me pasaba el cabello detrás de las orejas, luego paso sus manos por todo mi rostro y yo me sonroje —definitivamente eres hermosa.

Comenzó a darme besos por toda la cara y yo sonreía, luego llegó a mis labios, sus besos comenzaron a ser delicados y dulces, luego fue subiendo de tono tanto así que yo empecé a sentir calor.

Escena sexual 🔞

Caminamos hasta la cama donde él me dejó caer delicadamente y quedó encima mío, dejó de besar mis labios para luego bajar a mi cuello, me comenzó a dejar besos mojados y yo me sentía con cada vez más calor, sin darme cuenta era dándome unas leves mordidas, sin tener control de mí solté un gemido, Edward me miro y volvió a besarme, guío sus manos hacia la camisa que tenía aún encima, pero primero me habló.

—¿Estás segura?

No le dije nada, simplemente lo bese con todo lo que tenía de mí, claro que estaba segura, obvio que sí, él ha sido el único en mucho tiempo que ha logrado producirme todo este tipo de sensaciones.

—¿Entonces no hay problema si quito esto? —me dijo mientras señalaba la camisa, yo asentí y él volvió a besarme.

Sus besos ya estaban un desenfreno total, ahora me estaba besando sobre el sostén y yo comencé a mover mi cuerpo de un lado al otro, sus manos estaban en mis caderas y con cada beso que me daba apretaba cada vez más mis caderas, volví a soltar un gemido, él dejo de besar mis senos y se acercó a mi oído, me susurró.

—Llevas dos gemidos y eso que no te hecho nada de lo que tengo en mente.

Sus palabras, sus besos, sus caricias me tenían al borde de la locura, quería nuevamente darle todo de mí, pero también quiero tener el control, así que sin pedirle permiso me hice encima suyo y comencé a darle besos, a moder sus orejas y eso a él le encanta pues comenzó a morder sus labios.

—¿Te gusta que haga eso? —le pregunté, él me miro y me tiro nuevamente a la cama quedando debajo de él.

—No solo me gusta sino que me encanta, pero ahora quiero hacer esto —saco su lengua y fue subiendo por todo mi abdomen hasta llegar nuevamente a mi sostén, el cual me quitó dejándome mis senos al aire, se llevó uno a su boca y con el otro jugaba, yo me sentía demasiado bien, mientas jugaba y besaba mis senos, con sus manos desabrochaba mi pantalón, yo sentí mis mejillas arder.

—Eres hermosa mi amor —susurraba mientras acariciaba mi piel y yo me sentía indefensa ante su tacto.

Se alejó por completo de mí y empezó a bajar mi pantalón muy despacio, al tener mis piernas libres comenzó a besarlas mientras subía por ellas, al llegar a mi parte íntima me sentía demasiado nerviosa ya que desde cinco años o más no estábamos de esta manera.

Se quitó su camisa y su pecho está demasiado marcado, significa que ha estado en el gimnasio, su cuerpo está como una chocolatina que me quiero comer.

Nuevamente volvió a besarme y yo quedé otra vez encima de él, no sé en qué momento ya no tenía pantalones, ya ambos estábamos en ropa interior, solo unas delicadas telas nos separaban.

—Me encantas Amelia —susurraba mientras yo acariciaba todo su torso.

—Tu me encantas a mí —le dije mientras me movía de un lado al otro, sabía que al hacer esto lo volvía loco y lo sé porque siento su notable erección.

—No aguanto más, te necesito ya —me dijo sacándome de encima y otra vez se hizo encima de mí —te necesito más de lo que necesito del aire.

Se deshizo de mi panty y de sus boxer, entrelazó sus manos con las mías y delicadamente como si fuera una porcelana que no quería romper entro en mí. Ambos comenzamos a gemir, la habitación se llenó de gemidos, sudor y mucho amor, porque es evidente que Edward me ama tanto como yo a él.

....

Hermosas personitas,

Se llegó la hora de actualizar.

Es la primera vez que en mis historias hago una escena sexual, espero que les haya gustado. 🔞🔥🙈

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