Londres, Inglaterra 🇬🇧
Todos incluyendo el juez me miraban ya que aún no podían creer que yo haya dicho que no me casaba, mire de reojo a David y tanto él como Samanta tenían una sonrisa de oreja a oreja, volví mi vista al frente y el juez me hablo.
—¿Está usted seguro de su decisión?
—Claro que sí señor juez —mire a Victoria, trate de tomar sus manos, pero ella se alejó.
—No puedes estar hablando en serio, Edward yo te amo y quiero pasar toda mi vida contigo, además tú...
—Yo sé, lo que pasa es que yo no te amo lo suficiente como para convertirte en mi esposa.
Apenas le dije esas palabras, ella comenzó a llorar, su padre estaba demasiado molestó y de cierta manera lo entiendo acabo de dejar en ridículo a su hija.
—Eres un maldito miserable si no querías a mi hija porque hacerla llegar hasta acá, mejor dicho te voy a matar con mis propias manos —él se me fue acercando y yo me aleje un poco.
—Señor Miguel no hay necesidad de que recurrir a la violencia —intervino David, Miguel lo miro, lo señaló y le dijo.
—Usted no se meta, que esto es entre este imbécil y yo, además...
—Miguel sé que está es una humillación para tu hija y estoy de acuerdo que Edward no debió actuar así, pero estoy casi segura que no hubieran sido felices.
Apenas mi mamá le dijo estás palabras a Miguel, Victoria lloraba aún más, yo me acerqué a ella y esta vez si pude tomar sus manos.
—Te pido perdón porque como dice mi mamá no debí hacer las cosas así, no debí haber llegado tan lejos contigo, pero tenía que frenarlo primero por ti y luego por mí, no hubieras sido feliz a mi lado y más porque quiero a...
—Si ya lo sé Edward no tienes que restregarme en la cara que amas a otra, pero tú eres un cobarde porque muchas veces te pregunté que si la seguías queriendo y las mismas veces me dijiste que no, eres un maldito y te odio.
—Victoria por favor yo...
—En tu maldita vida te me vuelvas a acercar —apenas me dijo esto pude ver en sus ojos toda la desilusión y odio que tenía hacia mí, luego se dirigió a su padre —vamonos de aquí y algún día vas a pagar por todo lo que me has hecho —y desaparecieron.
Me dirigí hacia el juez.
—Siento haberlo hecho perder su tiempo, pero no se preocupe por sus honorarios ya mismo le consigno —él asintió y comenzó a guardar sus papeles, yo me volteé y no habían casi invitados la mayoría ya se habían ido, mi mamá se me acercó y me dio un abrazo.
—No fue la forma de hacerlo, pero debías hacerlo —yo asentí, escuchamos unos aplausos, nos volteamos y es mi papá el que está aplaudiendo.
—Bravo, bravo, hiciste tú mejor papel de cobarde además de eso dejaste ir una gran oportunidad para ti y para la empresa familiar.
—Papá yo...
—Tu definitivamente eres una decepción tan grande para mí, no sacaste nada de mí es más hasta dudo que seas de verdad mi hijo porque cada vez que te veo hacer algo es evidente que no lo haces a conciencia y...
—Papá sé que nunca seré tu orgullo y la verdad es que a estas alturas de mi vida no me importa si aceptas o no mis decisiones solo te pido que por favor las respetes y...
—Que voy a andar respetando que hayas dejado a Victoria, eso Miguel jamás lo va a perdonar ¿acaso no te pusiste a pensar en lo que eso iba a perjudicar nuestra alianza?, ¿cierto que no?, porque como tú solo piensas en ti.
—Antony por favor no seas tan duro con nuestro hijo, por primera vez en tu vida se un padre para él —mi papá rodó los ojos y luego soltó una risa.
—Se me había olvidado que tú siempre vas a apoyar las locuras de este muchachito.
—Pero por su supuesto que apoyo a mi hijo, y más porque desgraciadamente mi hijo nunca ha tenido un padre, Antony yo daría hasta mi vida por él en cambio tu lo mandarías a matar, siempre haz querido que sea como tú y si te soy sincera agradezco a Dios que no sea igual a ti porque tú solo te fijas en lo que la persona puede darte económicamente en cambio mi hijo mira su corazón y sus sentimientos —las palabras de mi mamá le dolieron a mi papá y lo sé porque su mirada ya no refleja furia sino dolor.
—Yo... —trato de hablar, pero no le salieron las palabras.
—Lamento no ser tu hijo ejemplar, y espero que algún día te des cuenta que no todas las personas somos iguales —le dije finalmente a mi papá y me dirigí hacia David y Samanta.
David al teneme al frente me dio un abrazo y luego soltó una carcajada.
—De verdad que acabas de dejarme callado que forma de actuar tan madura, es más hasta me sorprende que hayas hecho esto.
—Bueno pues ya tendrás tiempo en el avión para creer que si hice esto.
—¿Cuál avión? —pregunto Samanta mientras se quitaba los grandes aretes que tenía.
—Pues el avión de camino hacia Wisconsin porque hoy mismo me iré a buscar a Amelia —ellos me miraron asombrados, luego Samanta sonrió.
—Siendo así vámonos ya—yo asentí y mire mi reloj.
—Está bien entonces mientras David hace la reserva yo me iré a hacer la maleta si queremos llegar a tiempo de tomar un vuelo.
Mi mamá se me acercó y me coloco la mano encima del hombro.
—Ya tienes la maleta hecha, recuerda que pues ibas de «luna de miel», la que si tiene que hacer maletas soy yo —al escucharla la mire extrañado.
—¿Para dónde vas?
—Pues me iré contigo, te dije que te iba a apoyar pues eso estoy haciendo.
En definitiva mi mamá es la mejor persona que existe, lástima que con mi papá sea todo tan diferente, pero sé que con mi mamá tengo una cómplice y amiga.
—De verdad muchas gracias por acompañarme mamá.
—Ya tendrás tiempo para agradecerme en el avión, así que vamonos.
—Oigan y ¿Don Antony? —pregunto Samanta, los tres miramos y efectivamente no había rastro de mi papá.
—Bueno pues será irnos sin él —dijo mi mamá con voz triste, pero luego sonrió —ahora debemos ir detrás del amor.
Suspiré y sonreí, David, Samanta, mi mamá y yo salimos del lugar, detuvimos al primer taxi que vimos y nos dirigimos hacia mi casa ya que mi mamá debía hacer sus maletas.
....
Al llegar mi mamá corrió rápidamente a hacer sus maletas, Samanta le ayudo, David y yo nos quedamos en la sala.
—¿Estás nervioso? —me pregunto David mientras me miraba sonriente.
—La verdad sí, estoy demasiado nervioso —luego de responderle a David solté un suspiro y David soltó una risita.
Sonó mi celular, tenía un mensaje de Victoria, la verdad me sorprendí de ver su nombre en mis notificaciones, dude de leer su mensaje, pero fue inevitable.
Vicky: Jamás nadie en mi vida me había humillado de la manera como tú lo acabas de hacer, pero te juro que jamás vas a ser feliz con Amelia, JAMÁS.
Le leí el mensaje a David y él levantó una ceja.
—Creo que quedó un poco resentida —le dije y él asintió.
—Pero no te preocupes ella no le va a hacer nada a Amelia.
—Eso mismo pensamos de Susan y mira que hasta tento contra la vida de Amelia, además mato a nuestro hijo y...
—Y Susan es una loca o mejor dicho es la reencarnación de Satanás, pero Victoria no es mala persona o bueno yo creo que no, entonces vamos a pensar que no le va a hacer nada a Amelia.
—¿Quién no le va a hacer nada a Amelia? —pregunto Samanta mirándonos fijamente, David y yo nos miramos.
—La sorpresa de verme —sonreí, Samanta entre cerró sus ojos es evidente de que no me creyó absolutamente nada.
—Si claro, ¿acaso pasa algo? —mire a David y con mi mirada le pedí ayuda.
—No pasa nada mi amor, nosotros estábamos hablando del reencuentro entre Romeo y Julieta —David se levantó, camino hacia su novia y le dio un beso en la frente —asi que tú tranquila.
Samanta respiró profundamente y luego asintió, mi mamá salió por el pasillo cargando una maleta, David se la recibió y salimos de mi casa, mientras ellos esperaban el taxi, yo le puse seguro a la puerta.
—Edward rápido que ya nos subimos al taxi —me gritó mi mamá desde la ventana del taxi así que yo corrí hacia ellos, me subí, mi mamá le dio las indicaciones al taxista y nos dirigimos al aeropuerto.
....
—Lo siento, pero ya no hay cupo en el avión que está abordando para Wisconsin —al escuchar esto todos mis planes se derrumbaron, David se acercó hacía el mostrador.
—Señorita tenemos que viajar está misma noche a Wisconsin lo que está pasando es de vida a muerte —la muchacha le sonrió coquetamente a David.
—Lo siento, pero aunque quiera ayudarlos no puedo hacerlo porque ya no hay cupo en este vuelo, sin embargo puedo darles mi número y así saber cuándo pueden viajar —ella le seguía sonriendo a mi primo, Samanta lo notó así que se acercó a David, lo tomo de la mano y le dijo a la chica.
—No es necesario lo del número ¿y no habrá otro vuelo que salga hoy? —la chica la miro de mala gana.
—Ya les dije que no... —justo en ese momento llegó un chico de la aerolínea.
—Adelaida acaban de cancelar cuatro personas del vuelo hacia Wisconsin entonces puedes vender esos cuatro cupos —ella rodó los ojos y nos vendió esos boletos, yo suspiré así que si podré estar lo más pronto posible con Amelia.
....
Diez horas con cinco minutos después
Wisconsin, Estados Unidos 🇺🇲
Llegamos a Wisconsin por fin y yo me siento demasiado feliz, además de sumamente nervioso en estos momentos tengo mi corazón a mil, mis manos sudan y mis piernas tiemblan.
—Edward cálmate que estás tan nervioso que me acabas de pegarme esos nervios —me dijo Samanta, yo le sonreí.
—Lo siento Sammy es que estoy muy emocionado así que vayamos rápidamente a buscar un taxi —les dije, ellos comenzaron a reírse.
—Tranquilo hijo, Amelia no se va ir para ningún lado —me dijo mi mamá entre risas.
—¡Lo único que sé es que vayamos ya por un taxi sino voy a matar a Edward porque me tiene los nervios de punta —grito Samanta y los cuatro salimos del aeropuerto, menos mal en la zona de taxis habían muchos así que nosotros nos acercamos, nos subimos y le dimos las indicaciones al taxista.
Mientras el auto avanzaba mis nervios se acumulaban, habían pasado ya cinco años desde la última vez que vi a Amelia y fue esa vez que viajó hasta Londres a buscarme, sé que he perdido muchas oportunidades con ella, pero ya tengo muy clara una cosa y es que está vez ya no la voy a dejar ir, así me toque caminar hasta el Everest y pedirle de rodillas que me acepte de nuevo, por ella estoy dispuesto a todo.
—Hemos llegado —nos dijo el taxista, el primero en bajarse fue David, luego Samanta, mi mamá los siguió y yo me quedé pagando el taxi.
....
Apenas me bajé del taxi mi mamá, Samanta y David estaban hablando con alguien, al acercarme a ellos me di cuenta que era Eduardo.
—Hola Eduardo —él al verme se asombró demasiado.
—Hola Edward, no sabía que tú también habías viajado —me dijo mientras me miraba de arriba a abajo.
—Claro que sí, es más viaje para quedarme, vine a buscar a Amelia.
—Sobre eso hijo, Eduardo nos estaba contando que Amelia pues ella ya tú sabes.
—No mamá, no lo sé —la mire extrañado pues no le entendí nada a lo que ella se refería —¿acaso le pasó algo?
—Amelia se fue para Harvard —apenas Eduardo me dijo esto a mí se me bajo la presión, siento que todo me daba vueltas y por un momento dejé de respirar.
—¡Qué! —exclamé con todas mis fuerzas.
....
Hermosas personitas,
Muchas gracias por leer mi novela. ❤️❤️
Sé que me había demorado en actualizar, pero es que ando con mucho trabajo, pero aquí está el capítulo mis amores. ❤️✨
Los quiero mucho, besos. ✨✨
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