La única debilidad
Levi evitaba mirar al catsaño, sabía que si lo miraba a los ojos no podría resistirse a ese par de divinos ojos.
Eren: Amorcito.
Levi: No.
Eren: Levi.
Levi: Dije que no.
Eren: Es sólo un ratito amor.
Levi: No, es ridículo.
Eren: Ya sabes como es Hanji.
Levi: Ni me la menciones, espero duerma bien en la casa de Puppy.
Eren negó, se puso de pie a pesar de la protesta de su pequeño hijo quien se encontraba comiendo, se acercó a Levi quien de inmediato cerró los ojos.
Eren: Amor, mirame.
Levi: No, si lo hago, terminaré diciendo que si.
Eren negó, se acercó a su pareja tocando su rostro, Levi se relajó ante el toque calido de su amado castaño, cuando abrió los ojos se perdió en las lindas esmeraldas frente a el, trago con dificultad al ver como aquel hermoso par de ojos parecía brillar con sólo verlo a el.
Eren: Amor, sabía que Hanji haría algo para molestarte, pero conseguí un disfraz que creo te gustará, anda vamos a la fiesta, además regalito se verá lindo con su disfraz de murcielago y Lucy se verá divina siendo una linda vampirita.
Levi: Bien, pero en verdad espero que sea mejor que el disfraz de conejita que esa loca compro.
Eren: Lo será.
Eren dejo un beso en los labios de el azabache, regresó a la mecedora para seguir alimentando a regalito, Levi suspiro, en definitiva el castaño era su única debilidad junto a sus hijos, imposible para el decir que no a algo que ellos le pidieran.
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