Levi estaba nervioso, su hija estaba por nacer y nadie le decía nada, había razones para estar nervioso, el embarazo de su esposa no había sido sencillo, durante los 9 meses la pobre mujer tuvo que estar en reposo absoluto.

Y ahora esperaba noticias sobre su mujer y su hija.

Los recuerdos de cuando la linda Laura le dijo que serían padres llegaron de repente, al igual que la emoción de descubrir que tendían una niña, cuando conoció a la rubia, cuando se hicieron novios, cuando se casaron, cada uno de esos recuerdos llegaron a la cabeza de Levi.

La ligera sonrisa que se había formado en su rostro se esfumó cuando el médico de Laura llego junto a él.

"Lo siento mucho señor Ackerman, su esposa no soporto el parto, está muy mal, es cuestión de horas para que..."

Ver así a la mujer que le daba alegrías diarias lo tenía mal, por un momento pensó que todo iba mejor cuando la escucho preguntar por su hija y regalarle una sonrisa.

Levi: Ya la verás, sólo espera.

Laura: Cuida a nuestra princesa, Amala tanto como yo te amo a ti y a ella, es inevitable que me vaya, se felíz.

Y así fue como Levi con una pequeña recién nacida despedía al amor de su vida, sintiéndose incapaz de cumplir con lo que le había pedido.

Levi: Lo hago todo mal, nos haces falta Laura.

Desde la puerta de la habitación de Lucy el azabache veía dormir a su hija en brazos de el castaño, la niña se veía tan tranquila y en paz, otra cosa que no hacía desde hacía mucho.