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07


Frente a los ojos del príncipe de Busan se encontraba un no tan grande lago, pero era lo suficientemente grande para transmitir una gran tranquilidad. YoonGi le había explicado que ese lugar no era tan visitado ya que se encontraba algo lejos del pueblo aún, solo la gente curiosa que caminaba por los alrededores del palacio podía dar con ese lago. Ninguno de los dos dijo nada al respecto por lo que había pasado en el carruaje, solo vagaron un poco por los alrededores escuchando a los pajarillos canturrear de un lado al otro. JiMin pensó que ese sería un buen lugar para escaparse con YoonGi cuando no quisieran estar encerrados en las lujosas paredes del palacio de Daegu. Al rededor del lago habían árboles grandes, árboles que parecían imponentes y algo tenebrosos por la edad que era obvia que tenían. lugar tan digno de admirar.

—¿Alguna vez has venido en soledad aquí?— Kim asintió un poco después de meditarlo unos cuantos segundos, cómo si el recuerdo comenzara a cobrar vida en su mente sonrió levemente. No era algo que le causara orgullo aquello, pero de vez y en cuando recordar lo que hizo en un pasado resultaba tonto e irreal.

—Un estúpido niño que se escapo del palacio solo para perderse después.— Bufó. —Tenía alrededor de ocho años y lo único que hice al encontrar el lago fue llorar. No sé porqué pensé que sería divertido salir solo a jugar en el bosque.— Park debía de admitir que el pensamiento de un YoonGi pequeño asustado y llorando totalmente solo en un lugar cómo ese le dio un vuelco a su corazón. —Mentí diciendo que quería encontrar a mamá, a esa inservible mujer.— Hizo una mueca al decir aquello. Por esa ocasión JiMin prefirió no mirarlo con una ceja alzada al hablar así de una femina, entendía la razón del malestar ahora y solo prefiero acercarse más a la orilla del lago. Los hombres que los acompañaban se mantuvieron lejos brindándoles privacidad pero al mismo tiempo no les quitaban el ojo de encima para cuidar de ellos.

—Cuando la luna brinde su luz y nos acompañe en lo más alto del cielo, tráeme aquí. Estoy seguro que el lugar de noche es otro lienzo increíble para poder admirar.— Kim se quedó un momento en silencio analizando las palabras de su contrario, dio un suave vistazo a su alrededor y estuvo de acuerdo que ese lugar de noche tendría otras historias para contar. Haciendo sus manos puños con algo de nerviosismo se acercó a JiMin, cómo si un secreto fuera a salir de entre sus labios.

—Convirtamos de este nuestro lugar. Park, cuando quieras pensar las cosas y quieras escapar de lo que te asfixia ven aquí. Al menos mientras sigas en Daegu.— El príncipe de Busan dio un paso hacia atrás al sentir que YoonGi estaba muy cerca de él, aquella cercanía lo tomó por sorpresa y a pesar de ello no se sintió tan amenazado con ella. Asintió a las palabras de Kim, pensando que aquello era un gesto tierno y lindo viniendo de él. —Cada que tu ausencia se haga notar sabré que estarás aquí esperando por mi.— Park no era un tonto para no darse cuenta que la atmósfera se había convertido en algo romántico, al menos un poco, además que todo eso sonaba cómo si de una confesión de amor se tratara. JiMin abrió la boca dispuesto a responder a sus palabras, pero KiM no le dio tiempo ya que se alejó de él volviendo a caminar hasta la carroza.— Es tiempo de irnos, aún nos queda trayecto por recorrer hasta el pueblo.— Ambos se acomodaron en cada lado del carruaje, ninguno hablo mas y ninguno se dedicó alguna mirada para tratar de retomar alguna conversación.

El príncipe de Busan debía de admitir que estaba algo confundido con las actitudes de Kim, pensaba que aquel chico tosco y sin educación se había evaporado en el aire en tan poco tiempo. ¿Era alguna estrategia para deshacerse de su persona más rápido?, no estaba seguro de ello. Si los reyes miraban esa evolución en YoonGi era obvio que ya no ocuparían de él. ¿Qué era lo que quería el príncipe de Daegu exactamente?, sus palabras habían sido claras sobre no quererlo tener ahí, pero ahora hasta le propondría tener un lugar secreto para los dos. Le gustas.

—¿Estás bien?, ya llegamos.— Park volvió en sí al escuchar la profunda voz de Kim, no se había percatado de todo el tiempo que se perdió en sus pensamientos, no había sido cuestión de minutos sino de horas.

—Estoy bien. perdón, ¿me habías dicho algo?— Ambos se miraron levemente. YoonGi alzó la mano tronando los dedos delante del rostro de Park. —No hagas eso, es de mala educación.— El príncipe de Daegu suspiro.

—De mala educación, eh. Entonces no lo haré más. Y solo pregunté si estabas listo para salir.— JiMin asintió suavemente. YoonGi golpeó sin mucho esfuerzo la ventanilla y rápidamente se abrió la puerta. El recorrido por el pueblo había sido en caballo recalcando que los príncipes no podían estar caminando por la zona y estropeando sus reluciente calzado. Algunas personas se acercaron para saludar mientras que otras sólo se mantenían de pie por lo lejos observando a los dos chicos. Los guardias y caballeros los cuidaban en todo momento mientras que uno de ellos hablaba entre gritos para que supieran en presencia de quienes se encontraban.

Algunas jóvenes damiselas suspiraron encantadas por el gran atractivo de Park soñando entre ellas que sería encantador captar la atención de JiMin para que este la convirtiera en reina, de chica del pueblo a reina, un auténtico cuento de hadas. El príncipe de Busan muy por el contrario se sentía un poco fuera de lugar escuchando todos los gritos y murmullos a su alrededor, para él estar en algún pueblo era algo nuevo. Normalmente se dedicaba a estudiar por lo que el tiempo de visitas para el pueblo de Busan no se presentaban.

Cuando llegaron a su destino se bajaron de los caballos y se encaminaron a un pequeño escenario en donde tomaron asiento. Lo que JiMin entendió de ello es que los dueños de comercios se acercaban con sugerencias o peticiones para poder seguir con su negocio. Una táctica muy interesante a su parecer. El pueblo no se miraba deteriorado por donde sea que lo mirara, carecía de construcciones costosas cómo lo era el palacio, pero al menos todo lucia en buen estado, casas y lugares hechos con buena madera.

JiMin por un momento se levantó de su lugar separándose de ahí, el centro de atención era YoonGi en ese momento por lo que estirar sus piernas un poco no estaba mal, claro siendo acompañado desde lejos por un caballero real. Si se ponía a pensar en el comportamiento de YoonGi era un chico digno de portar la corona, claro, dejando de lado su obsesión por querer verse superior al lado de las mujeres. Siguió caminando hasta un lugar más solo, un lugar en donde las flores eran más abundantes haciendo de aquel espacio uno muy hermoso.

—Tenga cuidado su majestad, no vaya a ensuciar su hermoso calzado.— Una pequeña voz infantil llamó su atención, giro su cabeza en su búsqueda y lo que se encontró fue con un niño alrededor de los ocho a diez años. Sus ropas estaban algo sucias y cargaba un recipiente con algo de agua. —Acabó de regar las flores y se ensuciará si pone su pie en el lodo.— El chico dejo el recipiente a un lado y dio una enorme reverencia.— No sabia que el príncipe de Busan se encontraba de visita por las tierras de Daegu, es un placer tenerlo en nuestro hermoso pueblo.— JiMin se sintió conmovido ante tal trato del niño, hasta le causaba ternura lo amable y caballeroso que quería ser.

—Buenas tardes, mi nombre es Park JiMin.— El chico asintió feliz, era obvio que todos ya sabían el nombre del príncipe después de las repetidas presentaciones de los caballos del palacio de los Kim. —¿Puedo saber tu nombre?— Inconscientemente se inclinó hacia adelante queriendo estar a la altura del chico. Volvió a mirar un asentimiento en la cabeza del chico con un pequeño y tímido "sí".

—Mi nombre es Yeonjun, yo cuido las flores.— JiMin ante tal descubrimiento volvió a darle un vistazo al pequeño jardín. No se comparaba al jardín del palacio, pero el brillo y la hermosura que resplandecían en las flores de ese jardín eran tan llamativo, tan cálido.

—Haces un gran trabajo, cuidas muy bien del jardín. Quedé cautivado ante el, felicidades.— YeonJun casi chillo contento ante tales palabras, era cómo si esperaba todo ese tiempo a que alguien reconociera el buen trabajo que hacía con las flores.

—¿Usted cree que me acepten cómo un jardinero real en el gran palacio?— JiMin alzó la mano despeinando los cabellos del chico y asintió.

—En unos años más, seguramente serás el mejor jardinero de todo Daegu.— Park se mantuvo ahí haciéndole compañía al chico, conociendo que era hijo único y que solo tenía a su madre con él.  El chico expresó su mayor meta en la vida, que era servir en el palacio siendo un jardinero. JiMin quedó cautivado por toda la alegría que emanaba. Estuvo alrededor de un par de horas ayudándole con el jardín, importándole poco el ensuciar sus relucientes guantes blancos o su carísimo calzado. Supo que ya era hora de marcharse cuando uno de los caballeros reales se acercó llamándolo. YeonJun sonrió tristemente al saber que su amigo príncipe se iría para jamás volverlo a ver o eso creía él.

JiMin no se quedó tranquilo dejándolo solo así, por lo que con sigilo se rebuscó en los bolsillos algo para darle. Lo que se encontró fue un reloj de bolsillo. —No es lo mejor para dar, pero al menos así la próxima vez que nos veamos puedas hacer que tu recuerdo vuelva a mi. Nos volveremos a ver algún día.— Y son eso, YeonJun se quedó boquiabierto mirando el caro reloj con el emblema de Busan, cuando trato de buscar la espalda del príncipe ya no pudo dar con él.

JiMin por el contrario se encamino rápidamente al caballo para ir hasta el carruaje, ya no miro a YoonGi por algún lado por lo que supuso estaba en la carroza. Al llegar a su destino dejó que un caballero le abriera la puerta del pequeño espacio e ingresó. Cómo esperaba YoonGi estaba en el interior, solo que mantenía su ceño fruncido con algo de molestia.

—¿Sucede algo?—  El príncipe de Busan no recibió respuesta por lo que esperó a que el carruaje diera marcha para volver a hablar. —Si fue por mi ausencia lo lamento yo...— YoonGi le cortó sus haciendo un gesto con la mano.

—No es nada de eso, no es asunto tuyo mi malestar.— Y ahí estaba de nuevo, el príncipe de Daegu brusco. JiMin hizo un gesto con los labios no pareciéndole apropiada la actitud y respuesta de Kim.

YoonGi no estaba molesto con JiMin por irse del lugar sin su aprobación, en realidad lo miró cómo una oportunidad para escaparse al lugar en donde él usualmente iba a las visitas del pueblo. Un lugar en dónde le entregaban placer a cambio de unas cuantas joyas insignificantes para él. Un lugar en donde en realidad un príncipe no debería de estar, pero que a él le encantaba ir ya que las chicas de ahí estaban dispuestas a todo con tal de recibir algo valioso a cambio.

Para su desgracia no pudo hacer nada, las palabras de Park se clavaban en su cabeza no dejando que la excitación apareciera en algún momento, ni siquiera las ganas de conectar sus labios con los de alguien más, porque una vez más en su mente estaba aquel momento en donde casi conectaba sus labios con los del príncipe de Busan. Sus labios han de saber mucho mejor que los de una chica cualquiera.

Arrugó su nariz y cerro los ojos con fuerza. Por esa razón estaba molesto. Park JiMin no dejaba de aparecer en su cabeza de una o de otra manera, lo estaba volviendo loco. A él no le gustaban los hombres, él no era cómo su padre. ¿Entonces por qué cada que estaba con él esa extraña sensación de comodidad lo llenaba por completo?

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Hola.<3

Espero que sea de su agrado. Muchas gracias a las personas que siguen expresando el amor por la historia y el interés que le tienen. Me hacen feliz.

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